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ARTES

María Dueñas retrata a Las hijas del Capitán

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Victoria, Mona y Luz, tres hermanas veinteañeras, son las protagonistas de Las hijas del Capitán, la nueva novela de María Dueñas. En no menos de 600 páginas, la autora de El tiempo entre costuras y Misión Olvido, homenajea a los primeros inmigrantes españoles en arribar a
Manhattan a mediados de los años 30, pero sobre todo, a esas mujeres que resisten con entereza los embates de la vida.


Seguían vestidas de negro de los pies a la cabeza: los zapatos, las medias, los velos, los abrigos. Tras ellas entró un puñado de vecinas, quizá pensaban que aún no convenía dejarlas solas. Una puso la cafetera al fuego, otra plantó encima de la mesa una lata de galletas; entre murmullos y palabras quedas, se fueron amontonando en la cocina. Sentaron a la madre empujándola por los hombros, ella se dejó hacer. Victoria sacó unas cuantas tazas desparejadas de un armario, Mona se quitó el sombrero que le habían prestado, hundió los dedos entre el pelo y se rascó el cráneo, Luz se apoyó contra el borde de la pila sin parar de llorar.

Acababan de despedir al padre, sepultado bajo una mezcla de barro y nieve en el cementerio del Calvario de Queens: allí reposaría Emilio Arenas para los restos, rodeado de huesos de gente que nunca habló su lengua y que jamás sabría que se iba de este mundo en el momento más inoportuno. En realidad, casi todos los momentos suelen ser bastante poco convenientes para morir, pero cuando uno lo hacía a los cincuenta y dos años, separado de su tierra por un océano y dejando atrás a una familia desarraigada, un mediocre negocio recién abierto y unas cuantas deudas por pagar, la situación se tornaba más gris todavía.

Ni su mujer ni ninguna de sus tres hijas habría sido capaz de recomponer de una manera ordenada cómo se sucedieron los hechos desde que uno de los chavales de la calle subió a zancadas los escalones hasta su cuarto piso y les aporreó la puerta con los puños. La noticia había corrido como el fuego: un accidente, repetían las voces. Un suceso lamentable. Descargaban el Marqués de Comillas en los muelles del East River cuando un gancho mal sujeto provocó la caída de una red llena de bultos. Una desgracia, insistían. Un infortunio atroz. Fatal head trauma, eso era lo que ponía en el informe médico que andaba por ahí, medio arrugado junto a la estufa de kerosén. Ninguna lo había leído. De haberlo intentado, tampoco habrían entendido nada: estaba redactado en un inglés indescifrable, lleno de formalismos y términos clínicos. Región frontoparietal derecha, fractura con salida de masa craneoencefálica, infiltración hemorrágica. Incluso si hubiera estado escrito en su propio idioma, solo habrían sido capaces de captar tres palabras. Mortal de necesidad. Y la madre, ni siquiera eso: no sabía leer.

Desde ese instante, en sus memorias apenas quedó grabada una sucesión de fogonazos sueltos. Ellas lanzándose escaleras abajo detrás del muchacho y corriendo luego arrebatadas hacia La Nacional, donde se recibió el aviso. La gente que las miraba desde las ventanas y las aceras, un vehículo de la autoridad portuaria que frenó a su lado con un chirrido de ruedas, el hombre de uniforme que salió acompañado de un trabajador español y las apremió a subir al auto. Las calles a través de las ventanillas a lo largo del traqueteo hacia el Lower East Side, las fachadas por las que zigzagueaban las escaleras de incendios, los transeúntes que pululaban precipitados y cruzaban sin orden las calzadas. La llegada al muelle 8 de la
Trasatlántica, el médico calvo que las recibió en ese cuarto que hacía de enfermería y el movimiento de sus labios bajo un bigote ceniciento teñido de nicotina, las palabras que soltó al aire y ellas no comprendieron. Los hombres de ceño apretado que se plantaron a sus espaldas, el cuerpo cubierto por una sábana sobre la camilla, un cubo metálico que desbordaba gasas llenas de sangre espesa y oscura. La madre desgarrada, las hijas descompuestas. La vuelta a casa sin él.

Redacción DCA
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ARTES

Mauricio Trabanino y su viaje orquestal

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El compositor guatemalteco-salvadoreño Mauricio Trabanino estrena su álbum neoclásico Under the Stars o Bajo las Estrellas. Cada una de las piezas musicales son momentos de introspección, con un coro melancólico o una sección de violines. 

Ya está disponible en todas las plataformas de distribución como @mauritrabaninomusic.

“El disco es una mezcla variada de estilos neoclásicos. Tenemos piezas que se tocaron con una orquesta de cámara de cuerdas y piano; también, se utilizaron sintetizadores y percusión moderna de danza. Hay otras que evocan mis bases como pianista y compositor un poco más clásico con una melodía nostálgica y estructurada”, explicó el músico. 

A Hollywood

El autor compuso la música para la primera película de Hollywood producida en El Salvador que se titula Luciérnagas en el Mozote, que está pendiente de estrenarse.  

Marisol Vásquez Fotógrafo: Archivo
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ARTES

Shakira inicia gira mundial

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Foto: Sony Music Latin

La cantante anunció las primeras fechas de su gira mundial, Las mujeres ya no lloran World Tour, promovida por Live Nation, con 14 conciertos en arenas de América del Norte que comenzarán el 2 de noviembre en Palm Desert, CA, e incluirá paradas en Los Ángeles, Miami, Toronto, Brooklyn, Chicago y más. Las entradas estarán disponibles en shakira.com o para conocer más detalles en
www.citientertainment.com.

Marisol Vásquez
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ARTES

Aprendizaje y desafíos en Bruises, a Play With Music

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Foto: Culturales IGA

La obra Bruises, A Play With Music, que se presenta en inglés, ha tenido una temporada de funciones este mes y estará hasta el 27 de abril en el Teatro Dick Smith del IGA (ruta 1, 4-05 zona 4), el viernes a las 20:30 y el sábado a las 20:00.

Escrita por el actor y escritor guatemalteco Javier Melgar Santoveña y dirigida por Manuel Amaya, es una producción de YesWay Artists Guatemala.  

Narra la historia de cuatro amigos que han compartido una amistad desde la secundaria y siguen reuniéndose todos los jueves en el mismo lugar. Sin embargo, al alcanzar los 30 años, la vida les plantea desafíos inesperados que los llevan a tomar decisiones cruciales.

Marisol Vásquez
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