Los talibanes paquistaníes reivindicaron ayer el atentado suicida que el domingo causó la muerte de 72 cristianos, de los cuales 29 eran menores, en un parque de Lahore, hecho acaecido el Domingo de Pascua.
Como resultado de la tragedia hay al menos 200 heridos, comentó el responsable administrativo de la ciudad, Muhamad Usman. Ehsanulá Ehsan, portavoz de la facción Jamaat-ul-Ahrar amenazó con que se realizarán ataques en escuelas y universidades.
El suceso, el más mortífero en lo que va del año en el país, dinamita las expectativas de una mejora de la seguridad y aumenta la fractura social y el recelo entre las distintas comunidades.
Grupos islamistas armados ya han atacado a la minoría cristiana, que representa el 2 por ciento de la población, que es mayoritariamente musulmán sunita.
La detonación se produjo en el parque Gulshan-e-Iqbal, el cual estaba lleno en un día soleado de primavera. El kamikaze se hizo estallar cerca del área de diversión para niños, donde jugaban en los columpios, precisó Usman.
La Policía decidió acordonar la zona de la tragedia donde aún podían verse jirones de piel, ropa y vendas ensangrentadas en los juegos mecánicos.
Ayer la situación seguía siendo caótica, con multitud de familias y periodistas entrando y saliendo del hospital Jinnah, mientras en Twitter circulaban llamados a donar sangre.
Informe
En la provincia de Punjab, cuya capital es Lahore, se habían decretado tres días de duelo oficial, si bien las escuelas y los servicios de la administración permanecerían en funcionamiento, según un alto responsable.
Los atentados contra menores tienen una especial resonancia en Pakistán, un país que sigue traumatizado por el ataque talibán perpetrado contra una escuela de Peshawar que dejó 154 muertos.
En respuesta al ataque, el Ejército lanzó redadas en Lahore, Faisalabad y Multán, las otras dos aglomeraciones de la provincia. “Sospechosos de terrorismo y cómplices fueron arrestados en una gran redada, en la que se decomisaron armas y municiones”, dijo el portavoz militar, Asim Bajwa.
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