miércoles , 27 noviembre 2024
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Los privilegios en este mundo de carencias (IV)

Esta semana fue el aniversario de la Revolución Rusa, hace 100 años este proceso social y político le dio esperanza a muchas resistencia que ocurrían en el mundo.  Este proceso muestra qué significa ponernos de acuerdo entre los diferentes grupos sociales que coexistimos en un territorio determinado. En los primeros momentos se sentaron a dialogar burgueses, campesinos, bolcheviques, socialistas, mujeres, hombres en medio de la Primera Guerra Mundial.

Una de las reflexiones que me gusta de este proceso es sobre las negociaciones con la clase burguesa y la imposibilidad de generar revolución sin el derrocamiento tanto de las prácticas, actitudes y relaciones desde esta clase. Y es aquí en la cual me quiero detener, ¿cómo transformaremos esta sociedad, cuando la aspiración es vivir como burguesía? ¿Qué significa la conformación de la burguesía en un territorio colonizado? Y ¿qué significa vivir como burgués en Guatemala?

Vivir con el deseo de ser burgués/blanco conlleva varias acciones de desigualdad involucradas, pues en un sistema capital y colonial significa establecer relaciones desiguales, despojando y acumulando capital, se conforma por medio del despojo –violencia– y acumulación de los medios de producción, lo cual deja a la mayoría de poblaciones en dependencia, en una situación de sobrevivencia y forzadas a vender su fuerza de trabajo, en la que se cruzan los privilegios y la condición de clase, raza y sexo.

El deseo mueve al mundo, y mueve lo que somos, si el buen vivir o los sueños están impregnados en convertirnos en burgueses porque son ellos quienes “viven bien” respondiendo totalmente a las políticas de consumo, uso y producción del neoliberalismo, significa que somos coparte de la destrucción, y no de la parte que trata de resguardar la naturaleza y el bien común.

Otro de los aspectos de la burguesía es la comodidad de que alguien más realice el trabajo de cuidado como la limpieza, recoger, ordenar y producir los alimentos, etcétera, en condiciones de trabajo forzado o en condiciones de semiesclavitud por la nada del pago.  Ejemplos, las personas que recogen nuestros desechos, las personas trabajadoras de casa particular, las enfermeras, las personas agricultoras, las personas que elaboran nuestras vestimentas, y demás. Y aquí también entra la relación de madres/abuelas/hijas/hijos/maridos, ¿quién se supone que tiene que lavar tu trasto cuando lo dejás sobre la mesa al salir a la calle? Aunque muchas personas no tienen los medios de producción o lo material para ser burgueses si se comportan como tal, lo simbólico y las relaciones se basan como que sí lo tuvieran, con una hegemonía que ni siquiera se preguntan, solo dan por hecho que ciertos cuerpos están “obligados” a servirles.

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