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COLUMNAS

Los oídos sordos del 2017 (I)

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Si el Secretariado de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) (su Secretario General) hubiera puesto la atención debida a lo señalado por Guatemala sobre la necesidad de evaluación a y auditoría sobre el desempeño de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala, (CICIG) y del profesional contratado para dirigirla, se hubieran podido fortalecer los aciertos y corregir los errores, pero, de una u otra forma, se prestaron oídos a las observaciones realizadas y –después de un año de recibidas– nada se hizo para que la evaluación y auditoría requeridos pudieran realizarse y rendir sus frutos.

Esos oídos sordos pueden haber tenido una influencia determinante en la decisión que recientemente tomara el Presidente de Guatemala de no renovar el mandato de la Comisión (lo que equivale a su disolución, puesto que, el 3 de septiembre de 2019, al concluir su mandato, dejará de existir) y de igual forma, a que será muy difícil que su experiencia pudiera llegar a reproducirse en otros países del mundo, lo que fue un afán compartido por ambas partes, la ONU y Guatemala, por aquellos oídos sordos malogrado. En la reunión sostenida en la ciudad Nueva York entre el Presidente de la República y el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas el 25 de agosto de 2017, no pidió nuestro mandatario, en momento alguno, el retiro del profesional que dirigía la Comisión, sino única y exclusivamente evaluación y auditoría sobre su gestión y la gestión de la Comisión misma, siendo el mejor de los testigos de que tal fue lo único pedido, el entonces ministro de Relaciones Exteriores, embajador Carlos Raúl Morales Moscoso.

Se preparó para aquella reunión una ayuda de memoria que le sirviera de guía y que habiéndose circunscrito lo expuesto a la ayuda de memoria que se preparara para celebrarla sirvió, también, como ayuda de memoria de lo expuesto en la reunión sostenida entre el Presidente de la República de Guatemala y el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas en lo referente a la debida ejecución del acuerdo celebrado entre el Gobierno de la República de Guatemala y la Organización de las Naciones Unidas –únicas partes en el acuerdo celebrado– para la creación y funcionamiento de una Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala, (CICIG), comisión internacional que, a iniciativa de la República de Guatemala, se estableciera, entre ambas partes convenida y que, siendo de mi redacción, como ya lo he compartido anteriormente, en su única versión, en castellano, se hizo llegar posteriormente como nota verbal de nuestra Misión Permanente a la Organización.

La ayuda de memoria, guía para aquella reunión, y ayuda de memoria, así mismo, de la reunión celebrada, dice así: (1) Guatemala, miembro fundador de la Organización de las Naciones Unidas, vivió entre los años 1960 y 1996 uno de los períodos más difíciles de su vida independiente, período que dejó graves secuelas que los guatemaltecos, poco a poco, hemos ido superando, esfuerzo en el que aún nos encontramos siendo, uno de ellos, el de la construcción y consolidación de un Estado de derecho que garantice la plena protección del ser humano y el ejercicio de sus derechos, empresa que llegó a parecernos imposible de alcanzar, si limitados a lo que podía ser nuestro solo y propio esfuerzo, construcción y consolidación que implica terminar con toda infracción de la Ley no castigada y –consecuentemente– con toda organización que lo propicie o determine, organizaciones incrustadas –muchas veces– en las propias instituciones del Estado, débiles y vulnerables sus instituciones tras la larga y dolorosa experiencia vivida en muchos sentidos, impuesta como lo fue por las polarizaciones ideológicas internacionales de la época y por doctrinas extrañas a nosotros, debilidad que las hacía y que las hace susceptibles de infiltraciones criminales, muchas provenientes de otro fenómeno que también nos era ajeno y que debió así permanecer, ajeno como era a nuestra realidad, un fenómeno no generado por nosotros, el narcotráfico: nuestro territorio trágica vía de paso, y ahora, incluso, utilizado para el cultivo en las áreas más pobres del altiplano.

Continuará…

Acisclo Valladares Molina
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COLUMNAS

Respeto a los paganos

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Leonel Guerra Saravia
[email protected]

Hace muchos años no existían el Papamóvil ni el Vaticano, pero el humano siempre investigaba para justificar su existencia. Existía mucho paganismo, alguno por no investigar y otros para justificar.

Paganismo nórdico o paganismo escandinavo (en nórdico antiguo: heidindómr) es un término utilizado para describir las tradiciones religiosas comunes entre las tribus germánicas que habitaban en los países nórdicos antes y durante la cristianización de Europa del norte.

El paganismo nórdico es un subconjunto del paganismo germánico, practicado en las tierras habitadas por las tribus germánicas en casi toda Europa central y septentrional, durante la época vikinga.

Diversas ciencias humanas se han interesado por el fenómeno religioso.

El conocimiento actual sobre el paganismo nórdico ha sido inferido por los resultados arqueológicos, etimológicos, y por los materiales escritos de la época. Algunos expertos como Georges Dumézil, sugieren que diversos elementos estructurales y temáticos dentro de las certificadas ideas religiosas escandinavas, ubican al paganismo escandinavo, dentro de la estructura básica de la expresión pan-indoeuropea de las ideas espirituales como un todo.

La religión escandinava es un fenómeno cultural, y, como la mayoría de las creencias folclóricas anteriores a la alfabetización, sus practicantes, probablemente, no tenían un nombre para su religión, hasta que entraron en contacto con forasteros o competidores.

Los vikingos consideraban que los diversos seres sobrenaturales en los que creían, no solo dioses sino también elfos, gigantes y otros muchos, habitaban mundos que los humanos no percibían y con los que raramente podían interactuar, pero cuyos destinos estaban ligados al suyo. Más allá de la fe: existen entre las principales religiones del mundo: cristianismo. Judaísmo.

Hinduismo. Budismo. Islam. Religión suele definirse como un sistema cultural de determinados comportamientos, prácticas, cosmovisiones, éticas, morales, textos, lugares sagrados, profecías u organizaciones que relacionan la humanidad a elementos sobrenaturales, trascendentales, místicos o espirituales. Es decir, el método de otras ciencias enriquece el debate religioso.

Diversas ciencias humanas se han interesado por el fenómeno religioso desde sus respectivos puntos de vista como por ejemplo la antropología, la sociología, la psicología y la historia de las religiones. Por otro lado, disciplinas como la fenomenología de la religión estudian específicamente sus manifestaciones intentando dar con una definición exhaustiva del fenómeno y mostrar su relación con la índole propia del ser humano.

En secciones subsecuentes se desarrollan más elementos para el análisis de la religión. No olvidemos que el humano seguirá investigando.

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Tejiendo la red del progreso en Guatemala

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M.A. Pamela Sandoval Polanco

Dirección de Gobierno Electrónico -GAE-pamela.sandoval
@transparencia.gob.gt

A lo largo de la historia, la tecnología ha sido el hilo conductor de una evolución constante. Desde las rudimentarias herramientas de piedra hasta los sofisticados dispositivos inteligentes de hoy, cada avance tecnológico ha marcado un nuevo capítulo en nuestra relación con el entorno.

La era manual, con su inherente necesidad del contacto humano, dio paso a la era electrónica, una época definida por máquinas activadas con solo presionar botones y mover palancas.

Ahora, nos encontramos inmersos en la era digital, un tiempo donde la información binaria permea todos los aspectos de nuestra vida cotidiana, redefiniendo nuestra existencia en este moderno universo de datos.

Esta revolución digital ha transformado no solo las herramientas que utilizamos, sino también nuestras estructuras sociales, económicas y culturales, instaurando un nuevo paradigma donde la adaptabilidad y la innovación son esenciales para el progreso individual y colectivo.

Estas herramientas digitales, ahora esenciales en nuestra vida diaria, se incorporan considerablemente en el ámbito laboral, educativo y recreativo, por mencionar algunos, logrando que más personas puedan acceder, aprender e interactuar desde cualquier lugar y a su propio ritmo.

La Agenda Digital va más allá de alcanzar objetivos; es una visión de progreso y accesibilidad compartida por todos.

En el ámbito de la administración pública, implica la reestructuración y modernización de los servicios gubernamentales para mejorar la eficiencia, la transparencia y la participación ciudadana. Va más allá de adoptar nuevas tecnologías, implicando una transformación de procesos y cultura organizativa.

Enfrenta retos clave para mantener su relevancia y proteger los derechos de los ciudadanos. Por tanto, en un mundo cada vez más dependiente de la tecnología, algunos disfrutan de las ventajas de la era digital, otros quedan rezagados, limitando su acceso a oportunidades educativas, económicas y sociales.

Frente a este desafío, las agendas digitales de gobierno emergen como planes estratégicos para cerrar esta brecha y fomentar una participación equitativa en la sociedad digital.

En Guatemala, la reciente promoción de la Agenda de Gobierno Digital es un paso adelante en la transformación digital y el uso de las TIC en la sociedad, buscando mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y promover el desarrollo económico. Se consideran aspectos clave como la identidad digital, la interoperabilidad, la ciberseguridad y los pagos digitales.

La identidad digital es un pilar en la modernización y transformación, permitiendo a los ciudadanos realizar transacciones financieras, comerciales, contractuales y legales sin restricciones geográficas.

La interoperabilidad es crucial, ya que mejora la prestación de servicios y la experiencia ciudadana, impulsando el comercio electrónico. La ciberseguridad es vital para la protección digital de personas individuales y jurídicas. Para el avance de la agenda digital, la colaboración entre sectores de la sociedad  es esencial. 

Esta cooperación debe enfocarse en crear oportunidades y acceso inclusivo a servicios públicos innovadores, asegurando interacciones efectivas y legalmente protegidas, y transacciones internas y externas seguras y transparentes.

El esfuerzo conjunto de todos los participantes en la modernización de la administración pública es digno de elogio. El objetivo es facilitar que cada ciudadano obtenga la información y los recursos que requiere de manera sencilla y rápida.

Cada iniciativa digital y cada servicio que se transforma al entorno digital son pasos fundamentales hacia una sociedad más interconectada, ágil y trasparente. La Agenda Digital va más allá de alcanzar objetivos; es una visión de desarrollo y accesibilidad compartida por todos.

Este esfuerzo colectivo nos impulsa hacia un futuro innovador, invitándonos a ser arquitectos activos de un legado digital duradero y a asegurar que la tecnología sea un pilar de progreso, igualdad y bienestar para cada guatemalteco.

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Hubs para la ciudad (II)

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Pablo Allard Serrano

Facultad de Arquitectura y Arte

Estos espacios no solo ofrecen oportunidades económicas y desarrollo comunitario, sino que también juegan un papel significativo en la percepción de seguridad de un espacio urbano determinado, lugares que adquieren una sensación de cuidado que por lo general supera los límites del terreno, ampliando su rango de acción alrededor de barrios y ciudadanos que comienzan a relacionarse con estos Hubs.

En Santiago existen varios Hubs urbanos impulsados por instituciones públicas: HUB Providencia, La Fábrica en Renca, La Paz 482 en Independencia, HUB Vitacura, Corporación Yunus en Peñalolén, por nombrar algunos.

En Santiago existen varios Hubs urbanos.

Estos han generado externalidades positivas a través del emprendimiento, la cultura, la innovación, la acción social y la exploración tecnológica.

Los espacios públicos y las infraestructuras públicas que se abren al barrio hacen más seguros, atractivos y activos estos espacios, se fomenta la participación comunitaria y se disuade la actividad delictual. Además, la presencia de Hubs en áreas previamente descuidadas puede actuar como un catalizador para la inversión y el desarrollo, instalando nuevos servicios, creando comercio y nuevos espacios públicos.

Tal es el caso de la Fábrica de Renca, que recuperó un supermercado abandonado y al poco tiempo floreció el comercio a su alrededor.

Al ofrecer oportunidades económicas, fomentar la innovación en seguridad y transformar el entorno urbano, estos centros además ofrecen oportunidades para el desarrollo local y pueden contribuir a crear ciudades más seguras y prósperas para todos sus habitantes.

Colaborador DCA
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