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COLUMNAS

Los ministros en pleno (II)

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Lo que debe discutirse o disentirse, dónde debe haberse. Por lo demás, es una pena el abuso que se hace de la Corte de Constitucionalidad, y ante el cual esta sucumbe cuando se hace de funciones que no le corresponden y que la llevan al incumplimiento de las suyas; dictar sentencia, por ejemplo, en el caso de la mina. (Hasta el nombre de la mina se nos va ya olvidando, puestos de trabajo eliminados –del trabajo se come la producción detenida y la inversión– falta de certeza jurídica – desalentada, a las puertas consecuencias jurídico-económicas en los foros internacionales; y, si tuviera razón en la suspensión ordenada, a estas alturas ya sería encubridora incluso, quizá, de hechos delictivos e, irremediablemente, su posible razón, ya desacreditada por la espera.)

Si por encima de la Constitución ¡faltaba más!, ¿por qué no, también por encima de los plazos?

Las necedades de conocidos “litigantes –suspirantes– ansiosos de poder” y de la acusación penal en aras de satisfacer la sed mediática, hacen que esta también se enrede e incumpla sus funciones y que, en tanto se deleita con aplausos, sigan impunes los asesinatos de los dirigentes campesinos, la vida, como siempre, carente de importancia.

La Corte de Constitucionalidad tiene iniciativa en materia de reformas constitucionales, y si estima que debería ser suya la potestad de dirigir la política exterior del Estado y las relaciones diplomáticas y que se encuentren en sus manos las declaraciones de no grato, podría proponerlo, pero, en tanto esa reforma no se produzca, debemos de estar todos –sin excepción alguna– a lo que la Constitución y demás leyes establecen.

Peligroso, en verdad –y mucho cuidado deben tener nuestros magistrados de no caer en sus garras– el pacto de farsantes, el de aquellos que –dedo acusador por delante– se visten de primera comunión, pero que son corruptos.

Tienen los emplazamientos la virtud de poner las cosas en su sitio y de zanjar las discusiones, así como de desbaratar mitos “históricos”.

En el caso del asesinato de Francisco Javier Arana, asesinato que puso fin a la Revolución del 20 de Octubre de 1944, el emplazamiento hecho a sus asesinos –los de entonces y los de ahora, que, queriéndolo o no– siguen apañando el crimen y a los “historiares” (historiadores, entre comillas) para que nos pusieran a la vista el decreto del Congreso de la República (Asamblea) que supuestamente le habría destituido como jefe de las Fuerzas Armadas del Ejército de la Revolución (Ejército de Guatemala) decreto que jamás existió, así como la orden de captura que sus asesinos supuestamente ejecutaban, orden de captura igual de inexistente; emplazamiento que cumplió con su objetivo porque, inexistentes como eran, fueron incapaces de hacerlo, habiendo quedado la patraña, así, al descubierto.

Esta vez también vale la pena utilizar la técnica del emplazamiento para evidenciar la inconsistencia del amparo pedido, emplazamiento que consiste en que se nos ponga a la vista algún precedente, de cualquier país del mundo, en que un tribunal de justicia haya suspendido la declaración de no grato de cualquier diplomático, realizada por su Organismo Ejecutivo, suspensión que, obviamente, no se ha dado jamás en ningún país del mundo, porque lo que rige esta materia es la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, y –de conformidad con esta– la potestad de tal declaración corresponde al Estado receptor, sin necesidad de expresión de causa alguna.

Textual, el artículo 9 de la Convención: “El Estado receptor podrá, en cualquier momento y sin tener que exponer los motivos de su decisión, comunicar al Estado acreditante que el jefe u otro miembro del personal diplomático de la Misión es persona non grata.” El artículo 41, por su parte, establece la obligación para los diplomáticos de respetar las leyes y reglamentos del Estado receptor y –textual– que “También están obligados a no inmiscuirse en los asuntos internos de ese Estado.

Alguien me dijo: “¡Cuidado con este nuevo emplazamiento, que podría haberse dado el desatino en algún país africano de que, algún tribunal lo hubiera hecho”, a lo que me permití responderle, ten la certeza de que no que –los países africanos– se respetan a sí mismos.

El emplazamiento, pues, queda formulado. Finalmente, se impone la cita –textual– de la Constitución Política de la República, ley que prevalece sobre cualquier otra ley o tratado –artículo 182– “Son funciones del Presidente de la República: …o dirigir la política exterior y las relaciones internacionales…”

¿A quién corresponde, en Guatemala, dirigir la política exterior del Estado y las relaciones diplomáticas, al Presidente de la República, electo por el pueblo –actividad política y soberana por excelencia– o, al Congreso, a los alcaldes o a los tribunales?

Peligrosa Torre de Babel en la que podríamos caer si no se restablece el orden. ¿No le parece?

Publicada esta, el 20 y 21 de agosto, vaya un cariñoso recuerdo para Peter, Salva, Chilolo, Álvaro y Mario. ¡Felicitaciones, Prensa Libre, en este nuevo aniversario!

Acisclo Valladares Molina
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COLUMNAS

Buenas prácticas para mejorar la gestión pública (I)

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Israel Gómez Córdova
Jefe Departamento de Documentación y Divulgación
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En la búsqueda de un mejor y más eficiente servicio al ciudadano, la gestión pública constituye un paradigma de gestión, que combina los papeles de empresario y gerente. En este sentido, se plantea una modificación en el método de redistribución de los bienes y cargas esté orientada al ciudadano, posibilitando así, un auténtico reflejo de la inserción de la perspectiva privada dentro del sector público.

Esto implica, entre otras cuestiones, que la actual gestión pública se aproxima al sistema utilizado en las empresas privadas, en términos de búsqueda de una mejor eficiencia y eficacia del servicio que se presta, pues en ocasiones se cumple aquella paradoja de la implantación de la imagen del Gobierno, cuya idea es que el sector público esté en manos de funcionarios públicos dotados con un control activo, visible y discrecional sobre las instituciones.

Se anteponen los resultados a los procedimientos, y se enfatiza la importancia de la evaluación.

En este sentido se puede denominar neogerencia, desarrolla un diseño de objetivos por resultados, donde se formulan estándares explícitos y medidas de rendimiento, así como la definición de metas e indicadores de éxito, preferentemente expresados en términos cuantitativos.

Así, la responsabilidad es configurada con base en una declaración nítida de metas, de modo que se pone énfasis en los controles de resultados, en tanto que la asignación de recursos se asocia a medidas de rendimiento. Asimismo, se anteponen los resultados a los procedimientos, y se enfatiza la importancia de la evaluación y la eficiencia.

Así, al ser hoy la democracia un concepto supranacional, la sociedad civil, entendida como la sociedad organizada y ponderada de acuerdo con el poder que tienen los diversos grupos e individuos, se constata como avanza ese continuo requerimiento de atenciones del ciudadano sobre las administraciones e incluso sucede una crítica constante a las fórmulas de gestión de estas.

Desde este punto de vista, la sociedad es un factor importante para tener en cuenta en la gestión pública y en su efectividad y eficiencia, que a todas luces traspasa las fronteras nacionales y se configura desde nuevas agendas sociales, culturales, políticas y económicas cada vez más globales. Además, hay que tener muy en cuenta que aplicaban soluciones que hoy podrían ser perfectamente aceptadas, en materia de desarrollo de mejoras administrativas.

Continuará…

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Multilateralismo y cero desechos

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António Guterres

Secretario General de las Naciones Unidas

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Importancia del multilateralismo y la diplomacia para la paz. El 24 de abril de cada año se pone de manifiesto una verdad fundamental: ningún país puede resolver los problemas actuales por sí solo. 

El diálogo, la diplomacia y las soluciones multilaterales son el camino más seguro hacia un mundo en paz y más justo. 

Son ideales intemporales que cimientan la Carta de las Naciones Unidas (en vigencia desde el 24 de octubre de 1945) y que impulsan los esfuerzos mundiales para proteger los derechos humanos y así forjar paz, esperanza y prosperidad para todas las personas. 

No obstante, por todo el mundo hay conflictos, catástrofes climáticas, pobreza y desigualdades que plantean enormes obstáculos a la diplomacia y las soluciones multilaterales. La lucha por espacios altamente competitivos afecta el ambiente de colaboración; la implacable división acaba con el diálogo. 

El diálogo, la diplomacia y las soluciones multilaterales son el camino más seguro hacia un mundo en paz y más justo.

La diplomacia y el propio sistema multilateral se crearon precisamente para momentos como este. Debemos crear condiciones para un nuevo espíritu de cooperación global para reconstruir la confianza, reducir las divisiones confrontativas y orientar a la humanidad hacia la paz. 

La Cumbre del Futuro que tendrá lugar el próximo septiembre será una oportunidad decisiva para que los países encuentren soluciones en común. Con una Nueva Agenda de Paz que aborde los factores de conflicto de forma holística se puede ayudar a restablecer la fe en el sistema multilateral y en lo que podemos conseguir trabajando unidos. 

En este importante día, exhorto a los Gobiernos y a los dirigentes a que no escatimen esfuerzos para salvar las diferencias, renovar el diálogo y la confianza y hacer posible un futuro de paz. (Objetivo de Desarrollo Sostenible -ODS- 17: Revitalizar la Alianza Mundial para el Desarrollo
Sostenible).

Hacia una cultura cero desechos.  Nuestro planeta se está ahogando en un torrente de basura. 

Cada año, la humanidad produce más de 2 mil millones de toneladas de residuos sólidos municipales. Alimentos podridos, botellas de plástico, aparatos electrónicos contaminados con productos químicos y un sinfín de cosas más se desechan sin tener en cuenta el agua, la tierra y el aire. 

Al descomponerse, la basura emite gases de efecto invernadero que se van hacia la atmósfera incrementando el calor al planeta, y también afectando la calidad del agua y del suelo, lo cual provoca enfermedades e incluso la muerte de personas en todo el mundo.  También es cierto que el consumo excesivo nos está matando. Tenemos que hacer algo.  

Desde el año pasado, la Junta Consultiva sobre Cero Desechos viene reuniendo a los asociados en torno a esta cuestión crítica y a lo que hay que hacer para conseguir que el ideal de cero desechos sea una realidad. 

Las empresas deben repensar sus productos a fin de minimizar el derroche de envases y maximizar la longevidad y el ciclo de vida de los productos. 

Los consumidores deben pensar dos veces antes de adquirir bienes y productos, y reciclar o reutilizar siempre que sea posible. 

Los gobiernos a todos los niveles deben crear economías circulares que aborden el agotamiento y la gestión de los recursos, e invertir en programas modernos de control de desechos basados en la reutilización, el reciclado, la recuperación y la prevención de la producción de desechos. 

Por su parte, la comunidad mundial debe unirse y trabajar por lograr un tratado jurídicamente vinculante para poner fin a la contaminación por plásticos. 

Cada 30 de marzo conmemoramos el día de Cero Desechos. Comprometámonos a poner fin al ciclo destructivo de los desechos, de una vez por todas. (Objetivo de Desarrollo Sostenible, ODS 12: Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles).

Colaborador DCA
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COLUMNAS

¿Es posible un mundo sin plásticos? (I)

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Andrea Cocchini 

Profesor de Derecho Internacional de la Universidad de Navarra

El 22 de abril, como cada año desde 1970, se celebra el Día Internacional de la Tierra, la jornada más importante dedicada a la protección del medioambiente. En esta ocasión, la organización Earth Day ha elegido el lema Planeta versus plástico. El movimiento tiene como aspiración “reducir en un 60 por ciento la producción de plásticos de aquí a 2040 para construir un futuro sin plásticos para las generaciones venideras”.

Durante el Día de la Tierra de este año, todas las iniciativas estuevieron  enfocadas a informar y sensibilizar a la opinión pública sobre los perjuicios que la contaminación plástica supone para la salud humana, la biodiversidad y el medio ambiente y sobre las medidas necesarias para atajar el problema.

Todas las iniciativas estuvieron enfocadas a informar y sensibilizar a la opinión pública. 

Entre ellas, la Earth Day menciona la necesidad de impulsar con urgencia la adopción del futuro tratado contra el plástico, incluido en el Programa para el Medio Ambiente de las Naciones Unidas y que se está trabajando con los estados desde 2022 en el Comité Intergubernamental de Negociación sobre la Contaminación por Plásticos (INC, por sus siglas en inglés).

Al margen de que se prevea finalizar un tratado dentro de 2024, es muy probable que el acuerdo que resulte de las negociaciones no esté a la altura del ambicioso objetivo que se proponen los promotores del Día de la Tierra.

Se prevé que la producción mundial de termoplásticos ascenderá a 445.25 millones de toneladas en 2025 y que los volúmenes anuales de producción seguirán aumentando en las próximas décadas hasta alcanzar aproximadamente los 590 millones de toneladas en 2050. Esto supondría un incremento de más del 30 por ciento con respecto a 2025.

Colaborador DCA
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