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COLUMNAS

Los asesinos siguen sueltos parte (I)

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Los asesinos que el 18 de julio de 1949 asesinaron a Francisco Javier Arana, y que con su asesinato asesinaron –también– a la Revolución de Octubre (la Revolución del 20 de octubre de 1944) siguen sueltos –el crimen impune– y los asesinos de hoy –la reencarnación de aquellos– tan crimínales como ellos haciendo uso de sus mismísimas excusas y, exactamente igual, siguen justificando el crimen.

Francisco Javier Arana no “encontró” la muerte en el Puente de la Gloria –suena hasta poético– sino que fue en ese puente asesinado.

Quien no respeta una vida, ninguna respeta, algo que no entendieron los asesinos de entonces y que, los de ahora –persistentes en lo mismo– siguen aún sin comprenderlo.

Es mentira –absolutamente falso– que el Congreso de la República- en esa misma fecha –el 18 de julio de 1949– la fecha en que fuera asesinado, y es más –en fecha alguna– haya destituido de su cargo a Francisco Javier Arana, jefe de las Fuerzas Armadas de la Revolución, patraña inventada por sus asesinos, los asesinos de entonces, para justificar el crimen y que los asesinos de ahora siguen sosteniendo con idéntico propósito e idéntico desprecio por la vida humana. “Qué importancia podría tener, si se trata de una sola”.

En repetidas ocasiones les he emplazado –a estos y a aquellos, y me permito emplazarles nuevamente– una vez más –para que nos pongan a la vista el decreto legislativo– decreto del Congreso de la República –en el que se le hubiere destituido– algo que no han podido hacer hasta la fecha y que no podrán hacer nunca, porque ese decreto jamás existió; Francisco Javier Arana no fue nunca destituido de su cargo, ni en esa fecha, ni en fecha alguna.

No se trata de que se haya publicado o no el decreto de destitución –no es eso lo que alegamos quienes, sin presumir de historiadores, sabemos historia– sino de algo más sencillo y terminante, y es que no hubo tal decreto y que –en consecuencia– mal podría haberse publicado.

No es un tema ni siquiera jurídico, sino fáctico; la destitución alegada por sus asesinos jamás existió; a quien asesinaron no fue al “destituido” jefe de las Fuerzas Armadas del Ejército de la Revolución –el Ejército de Guatemala– sino al jefe de las Fuerzas Armadas de ese Ejército, en el pleno ejercicio de su cargo.

¿No son capaces los “historiadores” de hacer una mínima incursión en los archivos del Congreso

–antes de hablar y de mentir– y corroborar que no existe la destitución que sus asesinos inventaron?

¿No les da vergüenza afirmar lo que no es cierto?

Se inventó también, de igual manera, que se habría librado una orden de captura contra Francisco Javier Arana, y que sus asesinos no querían asesinarlo, sino capturarlo, siendo el caso que lo de la orden de captura es tan mentira como el decreto de su destitución, no habiéndose librado –jamás– una orden de captura en su contra.

También he emplazado a los asesinos para que presenten la orden de captura, sin que hasta la fecha hayan podido presentarla, y les emplazo nuevamente a que lo hagan.

Si fuera cierto lo de la destitución y lo de la orden de captura –grave el señalamiento que hago a sus asesinos y a quienes se hacen asesinos sosteniendo la patraña– ya las habrían presentado.

Sin embargo –quede hecho el emplazamiento nuevamente y con la terminante prevención de que– si no presentan los documentos de destitución y de orden de captura –la imputación– que se les hace y que les hago de asesinos, seguirá siendo irrefutable.

Se miente también cuando se afirma que Francisco Javier Arana –triunviro de la Revolución y jefe de las Fuerzas Armadas del Ejército de la Revolución (el Ejército de Guatemala)–, habría formulado un ultimátum al presidente Arévalo y que este, a raíz del ultimátum, habría ordenado al ministro de la Defensa Nacional que procediera a su captura, extremos –ambos– que quedan clara y categóricamente desmentidos por el propio expresidente Arévalo en su libro Despacho Presidencial, libro que ordenó que fuera publicado hasta después de su muerte.

Juan José Arévalo Bermejo –primer y único Presidente de la Revolución– de la Revolución plural del 20 de octubre de 1944 ¿Un mentiroso? ¿Un mentiroso capaz, incluso, de mentir frente a la muerte?

¡Por favor!

¿Incapaces los “historiadores” de una hojeada, siquiera, a dicho libro: fuente que es auténtica?

Ningún favor se hace a Juan José Arévalo –el Presidente democrático, que, a decir de los propios “historiadores”, nos enseñaba a todos cómo debía ser un Presidente democrático, cuando le atribuyen que habría ordenado –arbitrariamente– sin que hubiera orden judicial alguna, que se detuviera a un ser humano.

“Va con mi autoridad, Coronel”, tal la despedida del expresidente Arévalo a Francisco Javier Arana, el día en que fuera asesinado. ¿Así de hipócrita el primer y único Presidente de la Revolución?

¡Por favor!

La infamia de atribuir al expresidente Juan José Arévalo Bermejo la arbitrariedad de detener a una persona sin orden judicial, orden que habría dado a Jacobo Árbenz Guzmán, se complementa con la soberana estupidez de afirmar que este, Jacobo Árbenz Guzmán, la habría ejecutado “con prontitud y eficiencia” (con tanta eficiencia –el comentario es mío– que para hacerlo, le habría asesinado).

¡Vaya eficiencia!

Tan pronto y eficiente el cumplimiento de la orden recibida –orden que jamás fue dada, reitero, por el presidente Arévalo– que para ejecutarla se habría hecho de una auténtica jauría integrada por el chofer mismo de su esposa y otros desconocidos pachucos a quienes nunca se llegó a identificar, a ciencia cierta; un militar nicaragüense (miembro de su Estado Mayor Personal, el de ministro de la Defensa) un militar diputado, al frente, después, de la reforma agraria; el subjefe de la Policía –única autoridad que hubiera sido competente si el operativo se hubiera tratado de verdad de una captura– y de otros asesinos –o no asesinos– más.

Continuará

Acisclo Valladares Molina
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COLUMNAS

Zolic, el rediseño de una marca de 51 años

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Ing. Byron Gaitán, Gerente General Zolic

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Con más de medio siglo de trayectoria la Zona Libre de Industria y Comercio Santo Tomás de Castilla (Zolic), ha experimentado una evolución sólida en la consecución de sus objetivos.

En la etapa más reciente, el compromiso de su Junta Directiva, Gerencia y Sub-Gerencia ha sido fundamental para impulsar estratégicamente la atracción de nuevas inversiones y el crecimiento económico del país. 

La institución ha sido un pilar en la historia de Guatemala, contribuyendo al desarrollo del empleo y la economía nacional. Es así como desde 2021, se estableció una estrategia de reposicionamiento de marca, destacando entre sus acciones el rediseño del logotipo, que otorga un espacio para la innovación y la evolución de la institución desde su imagen visual.

La esencia y el propósito primordial de Zolic desde su fundación en 1973 han sido la promoción de la inversión nacional y extranjera para impulsar el desarrollo, la productividad y el empleo, en línea con su Ley Constitutiva el Decreto 22-73 del Congreso de la República y sus reformas posteriores en el Decreto 30-2008.

El logotipo anterior fue utilizado como sello distintivo de la institución desde el 2012.

La historia de la institución se entrelaza con la identidad arraigada de la Zona Libre de Industria y Comercio “Santo Tomás de Castilla”, conocida generalmente como Zolic por usuarios, público en general y trabajadores, quienes han sido testigos de su evolución a lo largo de los años.

Desde sus inicios, situada junto al principal puerto en el Atlántico guatemalteco, en Puerto Barrios, Izabal; los primeros logotipos de Zolic evocaban el sol, el mar e incluso una gaviota, reflejando su ubicación privilegiada y buscando hacer referencia de su conexión con el comercio
marítimo.

Sin embargo, en la historia de Zolic su Ley Orgánica ha tenido varias reformas, siendo una de las más significativas la de 2008. Con la cual la institución se ampliaría en capacidades, convirtiéndose en la fuerza impulsora detrás de lo que ahora conocemos como Zonas de Desarrollo Económico Especiales Públicas (ZDEEP), autorizando y habilitando nuevas Zonas Libres para el crecimiento económico, en todas las regiones del país.

El logotipo anterior fue utilizado como sello distintivo de la institución desde 2012, y si bien era reconocible por su nombre solo aprovechaba un 7 por ciento el potencial de la marca, en el nuevo rediseño Zolic ocupa el lugar central y dominante representando el 100 por ciento de la composición gráfica.

Esta decisión refuerza el posicionamiento de la marca y la hace más memorable para el público, la marca tiene colores corporativos que reflejan confianza y estabilidad y aseguran una consistencia visual, con tipografías legibles y modernas que reflejan profesionalidad y seriedad.

Hoy, el logotipo de Zolic, tiene un diseño conformado por un rectángulo vertical en color azul oscuro con cortes ondulares; en la parte inferior, en medio esta la palabra Zolic en letras especiales en color azul oscuro, sobre la palabra Zolic, figura una línea ondulada en color celeste con un punto rojo y debajo de la palabra Zolic, se encuentran las palabras zona libre de industria y comercio en letras especiales en color azul oscuro subrayado con línea en color rojo. Abajo del subrayado rojo se encuentran las palabras Santo Tomás de Castilla en letras especiales en color gris claro.

El nuevo diseño de marca de Zolic se da en un tiempo importante de cambio en su historia, consolidando su posición en el mercado guatemalteco y preparando a la institución para enfrentar los desafíos del comercio internacional y el nearshoring.

Con un logotipo limpio y claro, colores corporativos distintivos y tipografías cuidadosamente seleccionadas, Zolic se posiciona como el líder en su sector, rigiendo la autorización y habilitación de las Zonas de Desarrollo Económico Especiales Públicas (ZDEEP), lo que se traduce en contribución a la reactivación económica y social de un nuevo país para todos.  

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Por una cultura laboral segura y saludable

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Consejo Editorial Conadi

Hace ya 21 años que el 28 de abril se marca en nuestros calendarios como el Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo. Esta fecha no solo nos recuerda la importancia vital de promover entornos laborales seguros, saludables y dignos, sino que también nos invita a rendir homenaje a todas aquellas personas que han sido víctimas de accidentes laborales y enfermedades profesionales.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) define la Seguridad y Salud en el Trabajo (SST) como una disciplina dedicada a prevenir lesiones y enfermedades laborales, así como a proteger y promover la salud de los trabajadores.

Sin embargo, a pesar de los esfuerzos, las cifras son alarmantes: Según análisis de la OIT casi 3 millones de personas mueren por accidentes y enfermedades relacionadas con el trabajo; además, calcula que 395 millones de trabajadores en todo el mundo sufrieron lesiones laborales no mortales; entre estos, un porcentaje significativo termina con alguna discapacidad.

A pesar de los esfuerzos, las cifras son alarmantes.

Según el Banco Mundial, aproximadamente el 15 por ciento de la población mundial vive con algún tipo de discapacidad.

Además de los riesgos físicos, también debemos considerar los desafíos relacionados con la salud mental en el ámbito laboral.

La ansiedad, el estrés y otros problemas de salud mental no solo afectan al individuo, sino que también impactan negativamente en la productividad empresarial.

En Guatemala, el Ministerio de Trabajo y Previsión Social (Mintrab) y el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS) tienen a su cargo, en forma coordinada, el control y vigilancia de la salud y seguridad; esto, para garantizar entornos laborales seguros y saludables.

Según el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), en nuestro país se registran 200 accidentes laborales diarios, siendo los sectores más peligrosos la agricultura, los servicios y la industria.

El Consejo Nacional para la Atención de las Personas con Discapacidad hace el llamado para que las empresas asuman su responsabilidad y prioricen la seguridad de sus trabajadores.

Invertir en la prevención de accidentes laborales y en la inclusión de personas con discapacidad en el lugar de trabajo no solo mejora la moral y la productividad, sino también fomenta la diversidad en la fuerza laboral. Además, es crucial garantizar el cumplimiento de las leyes y regulaciones que protegen a los trabajadores en la prevención de accidentes laborales en nuestro país.

En este Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, hagamos un compromiso conjunto para crear una cultura laboral donde la seguridad y la salud de los trabajadores sean prioridades indiscutibles. Juntos, podemos construir un futuro laboral más seguro, saludable y equitativo para todos.

Colaborador DCA
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COLUMNAS

¿Woke qué, woke quién?

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Miriam Jerade

Profesora Asistente Facultad de Artes Liberales

Lo tragicómico del libro de Susan Neiman, La izquierda no es Woke es que si bien su autora afirma haberlo escrito para salvar a la izquierda, solo le habla a los prejuicios del ala reaccionaria y conservadora.

En el libro, Susan Neiman sostiene que la izquierda intercambió la igualdad social por la reivindicación identitaria. Neiman jamás define woke.

El término que se originó en la comunidad afroamericana para estar atentos, ha degenerado en un insulto.

Políticos conservadores como Ron DeSantis lo usan contra el activismo medioambiental, derechos sexuales o ser vegano; posiciones escasamente comparables en su valoración social o poder. Tampoco es claro el referente: ¿woke quién? ¿Se refiere a su vecina que le pidió llamarla con otro pronombre o a todas las luchas contra el sexismo?

¿Qué se le achaca a la izquierda (si es que existe la izquierda)? Que perdió su vocación universalista que buscaba la igualdad.

Es falso que la izquierda abandonó las luchas por la igualdad social.

Es cierto que habiendo conquistado una mayor igualdad formal, cierta izquierda ha señalado injusticias estructurales que algunos grupos sociales padecen.

Esto que la autora interpreta como pura victimización es una lucha por la justicia de aquellos que tienden a ser aún más explotados o marginados en el mundo laboral, tienen menos capacidad de decisión o padecen violencias sistemáticas.

Cuando los conservadores contraponen al lema Black Lives Matter una fórmula universalista como All Lives Matter, están caricaturizando la demanda y lo hacen con una ignorancia porfiada que desconoce que es más probable recibir violencia policial cuando se es negro en los Estados Unidos.

Extrañamente, grupos conservadores los defensores de la familia tradicional, por ejemplo; rara vez se tildan como identitarios.

Otra confusión que alimenta el libro es que las identidades son tratadas como intereses, o peor aún, sensibilidades. Indígena u homosexual no describirían nada más que distintos grupos de interés (parciales, además).

De ahí que según ella la izquierda dejó el universalismo ilustrado por intereses particularistas escépticos del progreso. Como si no hubiese progreso moral en el combate al racismo o al sexismo y en la conquista de derechos.

La idea de que la izquierda abandonó la redistribución por el reconocimiento ha sido muy discutida. A nuestro parecer, se trata de una falsa dicotomía, pues la distribución material está estrechamente relacionada con el reconocimiento. 

                  Continuará… 

Colaborador DCA
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