miércoles , 27 noviembre 2024
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Logan: el ocaso de un ídolo (la última, y nos vamos)

Esta no es la típica película de superhéroes. No la evite, aunque no sea de los que gustan de este tipo de cine. Sí, hay cosas irreales como los poderes sobrehumanos y demás, pero la cinta va más allá de eso. Si se le retira la fantasía, se topará con una historia sólida y se enfrentará a un drama corrosivo: el hombre contra el tiempo, mientras debe purgar sus remordimientos, asistido solo por el alcohol. Suena familiar, ¿no? Esa circunstancia me anima a decir que tiene muchos niveles de interpretación, depende de la edad de quién la vea. Si por error un niño se expone a ella, es poco probable que entienda su esencia: el desasosiego de la vejez, la angustia del tiempo, esa nube llamada remordimientos.

Se desarrolla en un futuro cercano en el que Logan ya supera los 130 años de vida y se ocupa del Profesor X. Viven al día, habitan una bodega mexicana abandonada cerca de la frontera con Estados Unidos y los acompaña Caliban, uno de los pocos mutantes que aún quedan en la faz de la Tierra. Entre los tres tratan de pasar la vida en un escenario complicado: no hay dinero, el profesor Xavier tiene 90 años y, sin medicamento, sufre ataques que ponen en peligro a quien estén a su alrededor. Aunque tienen una meta, la de lograr una vida junto al mar lejos de la persecución, es un sueño lejano, pero la esperanza está ahí. Es en ese momento que aparece en sus vida Laura, una mutante cuya cabeza exige una corporación. Pero no nos engañemos: Laura es letal, no querrá enojar a esta niña.

Así empieza una cinta de carretera en donde lo importante es lo que no se dice. Las imágenes y los silencios, las miradas de reflexión y culpa, nos hablan entre escenas. Logra que el espectador saque sus conclusiones acercade lo que podría estar pensando el personaje. Logan, aquel mutante que conocimos de niños en las caricaturas de los X-Men, está en el ocaso de su vida y, con él, sufrimos el paso del tiempo.

El mutante de adamantium tiene un cuerpo curtido y cansado, uno que ya no sana como antes, que protege un alma inescrupulosa de ojos marchitos, pero con atisbos de bondad que han dormido durante décadas.

Este es el fin de la saga y nos topamos con una redención. Logan es el líder de una manada y como macho alfa protegerá a los suyos a cualquier costo. Además, aunque puede llegar a ser predecible, las referencias a la política actual, en el caso de las migraciones, o a la cinta Shane de 1953, le ofrecen al espectador un epílogo digno a un personaje que acompaña la cultura pop del cine desde el año 2000.

Y para terminar, una guitarra añeja grita sus últimas notas, mientras Johnny Cash la acompaña con su voz rasposa en el tema “The Man Comes Around”. Un mejor final es poco probable.

 

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