Foto: Tatiana Valenzuela
“Esta nación puede construir un futuro diferente, de paz y justicia”, dijo el presidente Bernardo Arévalo, durante la ceremonia de disculpa pública por la detención ilegal y desaparición de la poeta y académica Alaíde Foppa Falla, en 1980.
“Este acto que asumo no es producto de una obligación o negociación; es voluntario de un Estado que entiende que conocer su historia y reconocer el error es permitirnos avanzar hacia la verdad”, declaró el mandatario, en la actividad celebrada en el Palacio Nacional de la Cultura.
“La historia permite recordarnos sobre la posibilidad de construir futuros libres de horror y de violencia que han marcado nuestro pasado”. Bernardo Arévalo Gobernante
Arévalo indicó que recordar a Foppa Falla y pedir disculpas a su familia por la violencia que los agentes estatales cometieron permite rescatar la figura y trayectoria de la académica, así como honrar a todas las víctimas que han sufrido por la mala utilización de las entidades. “Facilita rescatarnos a nosotros mismos como sociedad, recordarnos sobre la posibilidad de construir futuros libres de horror y de violencia”, agregó.
En busca de la verdad
Carlos Amézquita, director ejecutivo de la Comisión Presidencial por la Paz y los Derechos Humanos (Copadeh), dijo que con este acto se honra a todas las desaparecidas en Guatemala, cuyas vidas y luchas ayudan a seguir adelante en búsqueda de la verdad. El Gobierno reconoce la responsabilidad del Estado en las acciones y arbitrariedades que permitieron la violencia contra la poeta, así como las omisiones posteriores, señalaron las autoridades.
Julio Solórzano Foppa, hijo de la desaparecida, agradeció el gesto y resaltó que “el Presidente de la República asume una responsabilidad terrible de algo que ni él, su familia ni quienes trabajan a su lado tuvieron alguna responsabilidad”.
La premio Nobel de la Paz 1992, Rigoberta Menchú, quien también intervino en el evento, señaló que Foppa Falla vino y se entregó por amor a este territorio. “La huella que dejó es grande porque no solo tocó a sus hijos, sino el alma de sus nietos. Así se recordará el linaje de una mujer extraordinaria”, puntualizó Menchú.
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