¿No les ha pasado que a veces sienten que se quedan atrapados entre la vigilia y el sueño, y no saben si en realidad están despiertos? ¿Se han preguntado cuál sería el soundtrack de ese extraño estado? Por muy raro que suene, yo sí. Esa es la razón por la que escribo esto. 

Cada vez que medito en estas cuestiones un tanto surrealistas, no puedo evitar pensar en la banda de post rock y drone music originaria de Montreal, Canadá, Godspeed You! Black Emperor (GYBE). Pienso que para disfrutar de este grupo se necesita estar en un modo especial. No creo que sea el disco usual para empezar el día, mientras comen su avena, pero sí es la banda perfecta para perderse en sus propios paisajes mentales. 

Podría jurarles que al escucharlos no es necesario tener esos segundos antes de morir para ver nuestra vida pasar (si eso realmente sucede), basta con darle play a la música de GYBE. Si bien esta banda tiene ya aproximadamente 20 años de trayectoria, que vale la pena revisitar completa, hace unos días escuchaba su último álbum, Luciferian Towers. El material consta de cuatro canciones, que yo más bien llamaría cuatro largos estados mentales. 

Luciferian Towers es un disco fuerte y consistente lleno de pistas de complejidad, energía y una belleza bastante extraña. En este punto valdría la pena aclarar que al escuchar esto habría que despojarse del concepto ordinario de belleza que generalmente se tiene, pues no funciona de manera convencional. 

GYBE es, a mi criterio, de esos grupos que elevan su música a experiencias casi religiosas, a ciertos despertares espirituales que por mucho que quisiera explicar, me resulta imposible. La única manera de describirlo es mediante las sensaciones físicas que produce este disco: piel erizada, vértigo en el estómago y lágrimas de melancolía y felicidad, que inevitablemente salen de nuestros ojos. Es el poder de la música en su máxima expresión. 

Yo he imaginado estar en esas torres, y desde allí contemplar el final: grandes llamas arrasando con todo, o una megaexplosión que no dé oportunidad de saber lo que pasó. Quién sabe cómo terminará esto, pero puedo sentir la música de GYBE inundar todo mi ser mientras lo atestiguo. Poco a poco todo se va a un negro de lo más profundo, hasta que no quede nada por ver. No estoy seguro de si esto es solo un sueño insólito o si será algo por venir.

Álvaro Sánchez