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COLUMNAS

Las tachas, la tabla de gradación y lo que importa  

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Obviamente que no es el mejor de los caminos para ganar el favor de la Comisión de Postulación que tendrá en sus manos la elaboración de la nómina de seis abogados entre los cuales habrá de designar el Presidente de la República al próximo Fiscal General de la República y Jefe del Ministerio Público la crítica que me he permitido hacer del sistema que la rige e incluso de algunas de las decisiones que ha adoptado. La Comisión –esta no es su culpa, lo determina el sistema– se erige en el poder legislativo de cada proceso (establece normas que en cada proceso cambian), también en el poder Ejecutivo (cumple y hace cumplir las normas por ella misma establecidas) y poder Judicial (juzga y dirime).

Una de sus decisiones que me permití criticar, por ejemplo, la cantidad absurda de documentos exigidos de los postulantes y –absurdo de absurdos– ¡aunque usted no lo crea!, las 16 copias de cada uno, santo y remedio para que muchos abogados ni siquiera lo intentaran. No es el mejor camino, decía, para ganar su favor pero, la verdad, no tengo interés alguno de lograrlo (esta no tiene tampoco por qué darlo, ni lo da) siendo lo que me interesa que la Comisión tenga, con el actual sistema ¡difícil lograrlo!, el mejor resultado; tomemos conciencia de los graves defectos que aquejan el sistema y que, debidamente comprendidos, nos esforcemos porque sea el sistema sustancialmente reformado. Podría ser que tampoco sea el mejor de los caminos para llegar al cargo lo que diré a continuación, pero pienso que es importante compartirlo con ustedes, algo que, por cierto, sabe muy bien el Presidente de la República, jefe del Estado: una vez hecho el nombramiento, si llegare a ser el caso, mi independencia –como siempre– rayará en lo absoluto: ninguna sujeción de mi parte sino a la Constitución y demás leyes, tal la institución del Ministerio Público, institución que debe velar por su estricto cumplimiento y perseguir al infractor, sea quien sea, hasta lograr la plena restauración del orden perturbador.

Improbable pues, en mi caso, que llegue a estar en la nómina de los seis y que, si llegare a estarlo, me designe el Presidente “Nombre a alguien que le obedezca”, proliferarán los asesores y las “almas piadosas” y añadirán, de igual manera: Acisclo Valladares Molina no es anti-CICIG ni anti comisionado sino tan solo crítico de los errores (severo, incluso), y lo que hará será esmerarse porque tengan la eficiencia final de que carecen ¡cuidado pues –Comisión– con incluirlo en la nómina y –Presidente– con nombrarlo! Espero que la crítica de los absurdos requisitos, incluidas las 16 copias hayan servido de algo para que la Comisión haya corregido la barrabasada hecha contra la postulante, reincorporada al proceso nuevamente. ¿A quién se le ocurre que podría existir un abogado colegiado activo con más de diez años de ejercicio profesional que careciere de grado académico? También hubieron de sufrir rigores de este tipo otros postulantes.

Estamos a estas alturas en el momento de las tachas y estaremos muy pronto en aquel que corresponde a la tabla de gradación. En cuanto a las primeras ya han surgido absurdas –como por ejemplo– las hechas en contra del único postulante, ex magistrado Titular de la Corte de Constitucionalidad, y que se centran en sus fallos, cuestionando por esta vía, la vía de su descalificación personal, la de los fallos judiciales. Si algo malo en estos, existen vías legales y no la del berrinche (tachas) en eventos de este tipo. ¿Qué importancia sustantiva dos sellos o el simple error de un notario, que no del postulante –el de la hora– cuando no puede derivar perjuicio? Con respecto a la tabla de gradación –la ley es la ley– y a ella habremos de estar, es el lógico producto de la integración que tiene la Comisión Postuladora y que privilegia asuntos académicos que parecieran más propios para la escogencia de un catedrático universitario que de un Fiscal General de la República. Pero, en fin, la ley es la ley: fueron establecidas las normas por la Comisión de Postulación y a estas –salvo si inconstitucionales– habrá de atenerse la propia Comisión y habremos de atenernos.

Si alguna vez se quieren medir los conocimientos debe hacerse por rigurosos exámenes de oposición y algo habría de pensarse para idoneidad, lo que incluye entereza y valor, por ejemplo: trayectoria de vida y superación de pruebas. He contado ya alguna vez esta anécdota pero la vuelvo a compartir, porque viene al caso, me dijo una vez nuestro recordado Edmundo Vásquez Martínez, “usted, Acisclo, nunca va a ser un gran jurista”, a lo que agregó viendo un cierto desconsuelo de mi parte “no va a ser un gran jurista porque es mejor abogado” y con su frase final concluyó, “Lo que dije es un halago puesto que académicos hay muchos en tanto que abogados –abogados– muy pocos”. Pienso que el Ministerio Público debe tener al frente a un abogado –probado como tal– que tenga experiencia en manejo de personal y presupuesto, –capaz de absoluta independencia– demostrada; capaz de aprender de la CICIG y de su Comisionado, pero también de enseñarles; nadie por encima de la Constitución y de las leyes.

Confiable para todos –si están en ley– incluidos países amigos como, por ejemplo, los Estados Unidos de América pero no sometido sino a la Constitución y leyes. Un Fiscal General fuerte. Si esto se quiere, bien, pero si, por el contrario, lo que se quiere es un cuate, sea cuate académico o cuate político, se debe buscar en otra parte. ¿Debo ser el Fiscal General? Lo que quiero es que tengamos un Fiscal General con los caracteres señalados o parecidos y me esforzaré porque así sea. Si soy yo ese Fiscal, pues bien pero, si no lo soy, mejor aún; lo que de verdad me importa es que tengamos el mejor Fiscal General posible. Sean estos días que se vienen, días de nuestra Semana Santa chapina, un buen momento para la reflexión y el reencuentro con nuestras más profundas convicciones.

Acisclo Valladares Molina
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COLUMNAS

Política Cultural Municipal: un impulso para el desarrollo local

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Lic. Ernesto Salvador Flores Jerez 

Dirección General de Desarrollo Cultural 

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La Política Cultural Municipal (PCM) es un instrumento clave que integra un plan de acción y organización a nivel municipal con un enfoque a mediano y largo plazo. Su objetivo es impulsar el desarrollo cultural, posicionando a la cultura como un motor de crecimiento para las comunidades locales. Desde su inicio en 2016, se han formulado 130 PCM, que han sido aprobadas por sus respectivos consejos municipales, alcanzando un hito importante en 2024.

Este proyecto, impulsado por el Ministerio de Cultura y Deportes, a través de la Dirección General de Desarrollo Cultural, se centra en la descentralización de los procesos culturales, asegurando la salvaguarda y promoción de las expresiones culturales, tradiciones y patrimonio local.

Este proyecto se centra en la descentralización de los procesos culturales, asegurando la salvaguarda y promoción de las expresiones, tradiciones y patrimonio.

A lo largo de cinco fases, el proyecto busca involucrar a las autoridades edilicias, organizaciones de la sociedad civil y actores culturales locales, en un proceso colaborativo que refuerza la identidad y riqueza cultural de cada municipio.

La primera fase se enfoca en la vinculación entre el Ministerio de Cultura y Deportes con las autoridades municipales, asegurando el compromiso y aprobación del Concejo Municipal para formular la PCM.

En la segunda fase, se realizan encuentros presenciales en los municipios con la participación de actores culturales clave, en donde se discuten temas esenciales como las artes, patrimonio cultural y deporte, identificando problemáticas y soluciones para su desarrollo.

La tercera fase comprende la redacción de la propuesta de PCM, basada en la información recopilada durante los encuentros. Seguidamente, en la cuarta fase, se lleva a cabo un taller final para validar y corregir la propuesta antes de su presentación oficial al Concejo Municipal para su aprobación.

Finalmente, la quinta fase culmina con la entrega pública de las PCM a nivel nacional, un acto que formaliza el compromiso de las autoridades y actores culturales para la implementación de estas políticas. Este esfuerzo conjunto tiene como meta principal el rescate, la promoción y la preservación de la diversidad cultural y deportiva en cada municipio, fomentando el buen vivir y fortaleciendo el tejido social a través de la cultura.

Con estas acciones, la Política Cultural Municipal se consolida como una herramienta fundamental para el desarrollo sostenible de las comunidades locales, garantizando que las futuras generaciones puedan disfrutar y participar en la rica herencia cultural de sus municipios. Este 2024 se logra un éxito al acumular ya 130 PCM a nivel nacional. 

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Pueblos de mujeres y niños

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Patricia Letona
Innovación y Relacionamiento Estratégico

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¿Qué futuro le espera a un pueblo cuyo tejido social se ha roto, donde la mayor aspiración de sus jóvenes es encontrar los recursos necesarios para migrar?  

¿Cómo hemos fallado como país para que la migración se haya convertido en la principal opción para garantizar el sustento económico?  

Tan solo en el 2021, cerca de 300 mil guatemaltecos llegaron de manera irregular a la frontera sur con Estados Unidos, no todos lograron pasar. Muchos de ellos comprometieron todo su patrimonio familiar. 

Conozco a guatemaltecos migrantes  que desean regresar, pero no saben qué hacer al volver.

En lo profundo de Guatemala encontramos pueblos habitados casi en su totalidad por mujeres, niños y ancianos porque sus hombres y jóvenes ya han migrado. Estamos comprometiendo seriamente las posibilidades de nuestro país si no hacemos un alto e invertimos en la educación tanto de niñas como niños, de los jóvenes. No solo educación formal que de por sí es tan precaria, sino también en habilidades blandas y de desarrollo personal que les permitan encontrar oportunidades para desarrollar negocios en sus propias comunidades.

El impacto de esta fractura en el tejido social tiene dimensiones profundas. La migración no solo ha separado familias, sino que ha debilitado los lazos comunitarios que solían ser el pilar de la cohesión social en muchas aldeas guatemaltecas. La ausencia de los hombres ha reconfigurado la estructura familiar y ha impuesto mayores cargas sobre las mujeres, quienes, además de cuidar de sus hijos y del hogar, deben manejar la incertidumbre de si sus parejas lograrán enviar remesas regularmente y de si los volverán a ver.

Aunque las remesas son una fuente significativa de ingresos para muchas familias, no se traducen siempre en desarrollo económico sostenible ya que a menudo se destinan únicamente a cubrir necesidades básicas y consumo inmediato, en lugar de invertirse de manera productiva en negocios o ahorro a largo plazo. Sin conocimientos sobre cómo gestionar esos recursos de manera eficiente, las oportunidades para generar riqueza sostenible se ven reducidas. Esto perpetúa la dependencia económica y evita que las remesas se conviertan en un motor de desarrollo económico y social en las comunidades receptoras.

La dependencia económica de las remesas es otro factor preocupante. Si bien estas contribuyen a la economía familiar, no reemplazan la presencia emocional y física del padre o del joven migrante. A largo plazo, la migración de hombres podría transformar no solo la dinámica familiar, sino también la identidad misma de las comunidades.

Los niños crecen en un entorno donde la figura paterna o masculina está ausente, lo que afecta su desarrollo emocional y la transmisión de valores culturales y sociales.  

Desde un punto de vista económico, ya se siente con intensidad la falta de mano de obra en sectores como la construcción, la agricultura o el transporte, donde muchos trabajadores han optado por migrar.

Conozco a guatemaltecos migrantes que desean regresar, pero no saben qué hacer al volver. Preguntan: ¿Cómo puedo tener una vida digna en Guatemala? ¿Cómo puedo poner un negocio o encontrar un buen trabajo? Muchos han logrado regresar y salir adelante, pero no es tarea fácil. La falta de oportunidades sigue siendo un reto para aquellos que desean volver y construir una vida en su propio país. 

Es momento de que enfrentemos este fenómeno, no solo desde una perspectiva económica, sino desde una visión social y humana. La migración toca el corazón de nuestras comunidades. Sin hombres, sin jóvenes, los pueblos corren el riesgo de perder su esencia, y con ello, una parte fundamental de nuestra identidad como nación.

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Por una salud mental plena: un llamado a la acción

Coyuntura y discapacidad

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Comunicación y Relaciones Públicas – CONADI

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud mental como “el bienestar que una persona experimenta como resultado de su buen funcionamiento en los aspectos cognoscitivos, afectivos y conductuales; en última instancia, el despliegue óptimo de sus potencialidades individuales para la convivencia, el trabajo y la recreación”. Este concepto nos recuerda que la salud mental no es solo la ausencia de trastornos, sino un estado integral de bienestar que abarca nuestras dimensiones emocional, psicológica y social.

Para el 2024, la celebración del Día Mundial de la Salud Mental será el 10 de octubre.

No podemos concebir la salud física sin cuidar la mental, ya que ambas están profundamente interrelacionadas. El bienestar mental influye directamente en el desarrollo personal, comunitario y socioeconómico, y es un factor clave en la calidad de vida. Por ello, debemos entender que cultivar la salud mental va más allá de evitar enfermedades, implica construir un equilibrio que nos permita desarrollarnos plenamente en todos los ámbitos de nuestra vida.

El autocuidado de la salud mental es importante, desde la niñez hasta la vejez. A lo largo de nuestra vida, enfrentamos desafíos y factores que pueden fortalecer o debilitar nuestra salud mental: desde la estructura social y el entorno en el que vivimos, hasta las circunstancias personales que nos afectan. Estos determinantes influyen directamente en nuestra capacidad para manejar el estrés, las emociones y las relaciones, por lo que debemos incluir en nuestra rutina diaria prácticas de autocuidado orientadas a mejorar tanto la salud física como la mental.

Es preocupante que el gasto destinado a los servicios de salud mental a nivel mundial representa solo un 2.8 por ciento del gasto total en salud. Esta insuficiencia ha contribuido al aumento de problemas de salud mental como la depresión y la ansiedad, que a su vez impactan negativamente en la salud física. Esto refleja una falta de atención hacia un problema que afecta a millones de personas.

Colaborador DCA
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