El nuevo tema y su video dan una mirada íntima a la cantautora guate-malteca.
Sentada en los pasillos de la universidad en la que estudia en Suiza, la cantautora guatemalteca Dominique Hunziker, tomó su guitarra. Poco a poco, los acordes de Nieta del Alba, su más reciente canción, empezaron a fluir. Para la letra, que llegaría después, la artista escarbó hasta encontrarse con sus raíces, con su abuela y con los nuevos caminos a explorar. La magia de este tema se completó con el video que lanzó junto a Todoticket Presents, el cual da una mirada a su mundo íntimo.
Encontrarse
“Hice la canción para encontrarme. Escribirla fue un proceso de analizar de dónde vengo, y qué de mi pasado me acompaña hasta hoy”, comenta Dominique Hunziker. Sin embargo, agrega, Nieta del Alba también la llevó a querer salir de las rutas habituales, algo que logró gracias al equilibrio que proviene de sus cimientos.
La primera frase que se instaló en su mente, confiesa la cantautora, fue precisamente “Soy nieta del Alba”. De esta, le gustó su lado místico y su profunda conexión con la naturaleza: “El alba siempre llega o se va a otro lado. Supone un movimiento, y ser su nieta es venir de allí y hallar estabilidad en él.”
Todos esos elementos hicieron sentir a Domi que su abuela muy estaba presente. Ella, dice, ha sido quien le ha permitido encontrar su estabilidad, le ha enseñado a construir su camino y a hacer un hogar lejos de lo que conoce.
Con el horizonte cerca
Otra de las partes con las que Hunziker más se identificó en esta canción es: “Soy del río y del monte. Crecí con el volcán, así que llevo al horizonte cerquita de mi hogar”. Con ella, apunta, vuelve a la infancia en la que, junto a su hermano, se arremangaba los pantalones y caminaba por ríos, subía volcanes y disfrutaba de las enseñanzas de respeto y perseverancia que la naturaleza deja.
Un reflejo
Gracias al proyecto Todoticket Presents y al equipo de Cohete Studio, Hunziker se entregó a la parte visual de esta composición. El video fue grabado en la casa de su abuela, “el lugar perfecto para reflejar mi personalidad y mi mundo”. Una taza de té, su guitarra y la mujer clave en su crecimiento artístico muestran esa intimidad que hacen única la música de Domi.