miércoles , 27 noviembre 2024
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La verdad verdadera (III)

Verdades a medias, medias verdades no tienen sentido. La verdad es una.

Para esclarecer los hechos en una causa legal se hace necesario evidenciar la verdad y hacerlo, conduce a la justicia. Sin embargo, en un mundo en el que  las mercancías prevalecen sobre los valores humanos, donde el consumo y la alienación constituyen el mecanismo ideológico del sistema, la mentira embellecida toma el lugar de la verdad. Esta se resiste a aparecer en sociedades cooptadas por intereses sectarios, donde el criterio pragmático de que el fin justifica los medios valoriza que es verdadero, lo que conduce al éxito.

Así, en una causa que se persigue dentro de un proceso judicial, que la verdad emerja es esencial, ya que eso determinará la culpabilidad o la inocencia. Actualmente la justicia guatemalteca enfrenta una serie de casos donde la corrupción es el denominador común y los políticos sus principales representantes. Nunca antes en la historia de Guatemala se ha tenido la oportunidad de juzgar y condenar tantos actos de corrupción. Tanto defensores, como acusadores, plantean una serie de argumentos que aspiran ser la verdad de lo sucedido.  Entre estos, existen intereses que los llevan a señalar, indicar, probar y cuestionar lo planteado por su oponente. El juez, debe determinar, a partir de la coherencia de la argumentación y evidencia de los hechos, quién dice la verdad para dictar sentencia.

La evidencia señala que una proposición es verdadera si se presenta con tanta claridad y distinción a nuestras mentes, de modo que esta no puede dejar de aceptarse con claridad. Pudiendo ser entre argumentos en forma a priori o de conformidad con los hechos, es decir, a posteriori. Ejemplo de un juicio independiente de la experiencia es el cogito ergo sum de Descartes ya que si se piensa, se existe, lo que es evidente. El enriquecimiento desmedido por parte de algunos acusados constituye una prueba que, con el sueldo que esas personas ganan, no podrían comprar propiedades ostentosas ni los lujos que poseen, lo que establece un indicio claro de corrupción y de un hecho ilícito.

Verdades a medias, medias verdades no tienen sentido, ya que la verdad de los hechos es una porque así es la realidad. Pero las evidencias puede que no sean suficientes cuando existe un sistema de justicia perverso y corrupto. Por lo que es necesario seguir y vigilar por parte de todos aquellos que tienen interés en que la verdad y la justicia prevalezcan.


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