Muchos mitos han surgido en torno a la vacunación contra el Covid-19 en nuestro país, especialmente comentarios o rumores que ponen en entredicho la efectividad de los fármacos que se administran a los beneficiarios en todo el mundo.
A la fecha, en Guatemala se ha inoculado a más de 7.6 millones de personas quienes, después de aplicarse el fármaco, no han sufrido algún efecto secundario grave.
Obviamente, como cualquier otra inyección, las reacciones no pueden descartarse, como un dolor de cabeza, fiebre, cansancio, alergia y otros síntomas normales.
En la edición de hoy del Diario de Centro América, en las páginas 2 y 3, se incluyen testinomios de guatemaltecos que contrajeron la enfermedad después de haberse vacunado.
El resultado es que, gracias a la inmunización, hoy cuentan su historia, pues el coronavirus no los atacó como a quienes no han recibido ninguna dosis y han debido acudir a los hospitales y, con mucha suerte, han regresado a su hogar.
Podemos decir, entonces, que la vacuna contra el Covid-19 ha salvado vidas y tiene rostros que ahora cuentan su testimonio. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha afirmado que la inoculación es, de momento, la única receta que puede evitar que una persona enferme de gravedad, requiera hospitalización o vaya al intensivo.
Los fármacos no previenen los contagios, pero reducen la mortalidad. Las historias descritas en esta edición validan la efectividad de las vacunas y son ejemplos vivos de que con responsabilidad la enfermedad se puede enfrentar y superar.
Es importante informarse en las fuentes oficiales, tanto locales como de las instancias mundiales de salud. Los biológicos contra el Covid-19 se desarrollaron con base en conocimientos científicos.
Dichos fármacos no son experimentales, pues cumplieron con todas las etapas requeridas de los ensayos clínicos. Las pruebas y el monitoreo exhaustivos han demostrado que estas vacunas son seguras y efectivas.
Las dosis contra el coronavirus se han sometido y continuarán siendo sometidas al monitoreo de seguridad más intensivo de las entidades científicas. Por lo tanto, vacúnese; y si no desea hacerlo, permita que los demás se protejan, pues tienen derecho a cuidar su salud.
