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COLUMNAS

La radio en medio de la pandemia

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Héctor Morales Delgado Analista de comunicaciones, Oficina de la Coordinación Residente de las Naciones Unidas en Guatemala. [email protected]

Este 13 de febrero se celebra el Día Mundial de la Radio. Este medio de
comunicación es único para celebrar la diversidad humana, y constituye una plataforma para el discurso democrático. La radio sigue siendo, además, el medio de comunicación más usado en todo el mundo. Dicha capacidad de llegar al mayor número de público posible la convierte en una herramienta indispensable, para dar forma a la experiencia de la sociedad en la diversidad, y es el escenario perfecto para que todas las voces se expresen libremente, se sientan representadas y puedan ser escuchadas. Las emisoras de radio deben servir a comunidades diversas, ofrecer una amplia variedad de programas, puntos de vista y contenido, y deben reflejar la diversidad de audiencias en sus organizaciones y operaciones. Esta capacidad de este medio es importante para la difusión de temas, como los Objetivos de Desarrollo Sostenible, los derechos humanos y para informar a la población sobre diferentes tópicos, en nuestro caso, para explicar el Marco Estratégico de Cooperación de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible 2020-2030 en Guatemala.

Los medios estatales cumplen una función especial, en realidad, cualquier radio que sea perfilada para fines de información sobre desarrollo sostenible, como es el caso de TGW La Voz de Guatemala o de la Radio de las Naciones Unidas, la cual es referente pues, precisamente, fue fundada un 13 de febrero, será un medio que contribuirá con una sociedad más informada.

La radio es un medio potente y de costo moderado, adecuado sobre todo para llegar a las comunidades más remotas y a las vulnerables. La radio estimula el debate público, la creatividad y permite una participación igualitaria, independientemente del nivel educativo de los oyentes. Asimismo, la radio desempeña un papel fundamental en la comunicación en situaciones de emergencia y en las operaciones de socorro en casos de desastre. Al escuchar a sus audiencias y responder a sus necesidades, los servicios de la radio nos proveen diversos puntos de vista y distintas voces, que necesitamos para afrontar los cambios a los que nos enfrentamos en la actualidad. En el caso de Guatemala, la radio es un puente intercultural y
multilingüístico.

El Consejo Ejecutivo de la Unesco recomendó a la Conferencia General que se proclamara el Día Mundial de la Radio, cada 13 de febrero, día en que se creó Radio Naciones Unidas, en 1946, reconociendo los aportes de este medio a la diversidad y la democratización de la información.

En medio de la pandemia del Covid-19, escuchar radio ha sido tan importante para que muchas personas se sientan acompañadas. Al lado de un aparato receptor, incluyendo un celular, las personas se informan, se divierten e incluso interactúan con otros, sin conocerse, pero fortaleciendo lazos de confianza.

La ONU hace un reconocimiento al personal de la radio. Hay cientos de personas dedicadas a aspectos técnicos, otro tanto más, como locutoras o locutores, periodistas radiofónicos, creativos y muchas tareas más para llevar una señal de esperanza a sus audiencias.

El mundo ha cambiado. Actualmente, el prototipo de gente de radio se ha vuelto más casual, mientras más refleje una voz cercana, y hasta familiar, más aceptada es por el público.

En los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible hay 169 metas, todas ellas difícil de explicar persona a persona. En cambio, a través de las frecuencias radiales y también satelitales, la inmediatez, la globalidad y el poder de la información llega a más personas que se inscriben como socias del desarrollo sostenible. Eso, en gran parte gracias a la radio. Por eso, en este año felicitamos al personal de las radios guatemaltecas y hacemos votos para que se unan a promover los principios de la Agenda 2030, principalmente para no dejar a nadie atrás.

Esta enfermedad global la podemos combatir juntos. Rechacemos la desinformación. Dejémonos guiar por la ciencia y celebremos el poder de radio.

Héctor Morales
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COLUMNAS

Premios por trayectoria y aportes al arte guatemalteco

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Fernando Soto, 

Director de Fomento de las Artes, Ministerio de Cultura y Deportes 

[email protected]

Guatemaltecos, cuyos nombres han trascendido las fronteras de nuestro país por su valor artístico, forman una constelación de estrellas en el firmamento del arte nacional. Nombres como Joaquín Orellana, Carlos Mérida, Efraín Recinos o Miguel Ángel Asturias, son algunas de estas figuras del arte nacional que dan renombre a Guatemala en el universo artístico. 

El Estado de Guatemala, por medio del Ministerio de Cultura y Deportes, constitucionalmente tiene la obligación primordial de proteger, fomentar y divulgar la cultura nacional y, anualmente, reconoce a los artistas por medio de la entrega de los Premios por Trayectoria y Aportes al Desarrollo del Arte.

El Estado tiene la obligaciòn de proteger, fomentar y divulgar la cultura nacional.

Marimba, teatro, danza, música, artes visuales y artes circenses son las disciplinas en las que se premia a mujeres y hombres guatemaltecos dedicados al arte nacional, enalteciendo, reconociendo y valorando a las y los guatemaltecos dedicados al quehacer artístico nacional.

Durante el año se entregan los premios a los artistas en cada una de las disciplinas en las que han destacado, contribuyendo al desarrollo del arte, ya sea por medio de la docencia, la proyección de su arte como destacado intérprete, o la labor  creadora de obras artísticas, fruto de años de dedicación y esfuerzo, sirviendo como ejemplo a las nuevas generaciones de niños y jóvenes que inician o se están formando en el arte y, a la vez, proyectando su obra creadora a la sociedad guatemalteca, dejando un legado artístico que muestra  la grandeza del arte a nivel nacional e internacional.

Educadores que transmiten a las nuevas generaciones su conocimiento y experiencia en las escuelas de arte, conservatorios o academias comunitarias que existen en el territorio nacional;  dramaturgos, compositores y coreógrafos que  plasman en su obra historias y vidas, paisajes sonoros, lenguajes corporales cadenciosos con el fin de transmitir una idea, un momento, un mensaje, un recuerdo o una realidad; músicos, actrices y actores, bailarinas y bailarines, escultores y pintores, payasos, acróbatas y magos que han dejado su vida en las tablas, en teatros, en galerías, en parques, iglesias, edificios, en festivales o en donde se pueda hacer un escenario o montar una exposición y presentar ante un público diverso y colorido el fruto de la obra creadora
individual o colectiva.

Mientras sigamos reconociendo y valorando a nuestros artistas, seguiremos llenando de estrellas el firmamento artístico de nuestra Guatemala.

Colaborador DCA
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La crisis de la verdad: deepfakes y desinformación

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El Informe sobre Riesgos Globales 2024 del Foro Económico Mundial destaca las principales amenazas que enfrentará el mundo. Entre las más urgentes para los próximos dos años se encuentran la desinformación, los fenómenos meteorológicos extremos, la polarización social, ciberataques y los conflictos armados. 

La desinformación, entendida como información falsa difundida sin intención y como aquella creada deliberadamente para engañar, destaca como una de las amenazas más preocupantes. Dentro de este fenómeno, se incluyen las deepfakes: videos o audios generados con inteligencia artificial que imitan a personas reales diciendo o haciendo cosas que nunca ocurrieron.

No se trata solo de una amenaza tecnológica, sino también de un reto cultural.

Estas herramientas, que utilizan modelos de aprendizaje profundo para crear contenido casi indistinguible de la realidad, están ahora al alcance de cualquiera con acceso a un software básico, convirtiéndose en una poderosa arma de manipulación.

En un país como Guatemala, donde persiste la polarización política y la desconfianza en las instituciones, las deepfakes representan un riesgo enorme.

La rapidez con la que se difunde la información a través de plataformas como Facebook, WhatsApp o TikTok, sumada a la tendencia de la población a consumir información superficial sin verificarla, crea un terreno fértil para el éxito de este tipo de
manipulaciones.

Crear un deepfake no requiere de equipos sofisticados; basta con programas accesibles y suficiente material visual de la persona que se desea imitar. Casi cualquiera con intenciones maliciosas puede producir contenido para difamar a figuras públicas, marcas o influir en decisiones políticas y sociales. En un país donde muchos ciudadanos se quedan en la superficie de lo que ven o escuchan, las consecuencias  pueden ser tremendas.

Vivimos en una era de sobrecarga de información y contenido instantáneo, donde la veracidad de los hechos importa menos que las emociones que estos generan.  

Campañas de desprestigio y contenidos falsos no solo capturan la atención del público y manipulan sus percepciones, sino que también distorsionan la verdad y alimentan la polarización social, aumentando el clima de desconfianza.

A nivel global, estudios como los del MIT han demostrado que las noticias falsas y los deepfakes, se difunden más rápido y llegan más lejos que las noticias verdaderas, especialmente en el ámbito político. Esto se debe a su novedad, apariencia y a su capacidad de generar emociones fuertes como miedo, disgusto y sorpresa, haciéndolas más propensas a ser compartidas en redes sociales.  

No se trata solo de una amenaza tecnológica, sino también de un reto cultural. Las redes sociales, que surgieron como espacios para la libre expresión, hoy pueden adormecer el razonamiento crítico, convirtiendo a los usuarios en presa fácil de la manipulación. En lugar de profundizar y cuestionar, muchos se quedan en la superficie de los titulares y contenidos virales, adoptando posturas emocionales antes que basadas en hechos.

Como ciudadanos, tenemos una gran responsabilidad ante esta amenaza. No debemos consumir toda la información que nos llega sin cuestionarla. Necesitamos practicar un escepticismo saludable, fomentar la alfabetización mediática, la cultura de verificación y análisis crítico educándonos para identificar y combatir la desinformación.

Si no aprendemos a discernir entre la verdad y la manipulación, seguiremos siendo vulnerables y presas fáciles. Solo con una ciudadanía informada y crítica podremos proteger nuestro derecho a tomar decisiones .

Colaborador DCA
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Un compromiso municipal con la discapacidad

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Unidad de Comunicación y Relaciones Públicas
CONADI, Guatemala.

En Guatemala, se estima que 1,025,465 personas viven con al menos una dificultad, lo que equivale al 9.53% de la población total. Durante muchos años, las personas con discapacidad en nuestras comunidades han sido olvidadas y excluidas de diversos ámbitos sociales.

Este es un tema de preocupación para el Comité de Expertos de las Naciones Unidas, que, desde la ratificación de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad en Guatemala, ha emitido 83 observaciones y recomendaciones al Estado guatemalteco.

Las OMD representan el enlace entre las personas con discapacidad y las entidades municipales.

Para cumplir con estas recomendaciones el CONADI, cuenta con el Departamento de Servicio Nacional de Discapacidad. A través de sus delegados departamentales trabaja con organizaciones e instituciones dedicadas a las personas con discapacidad.

El objetivo es influir en la voluntad política de las autoridades para que integren la temática de discapacidad en los Planes, Programas, Proyectos y Políticas municipales.

En seguimiento a este mandato, CONADI colabora activamente en la Comisión Departamental de Discapacidad (CODEDIS) y con la Comisión Municipal de Discapacidad (COMUDIS); y a partir de la publicación del Acuerdo Gubernativo 137-23024, el pasado 2 de septiembre en el Diario Oficial, el CONADI podrá participar con voz y voto en los Consejos Departamentales de Desarrollo Urbano (CODEDES).

Estos esfuerzos buscan fomentar la participación ciudadana y crear espacios específicos para la instalación de Oficinas Municipales de Discapacidad en los municipios del país.

Hasta la fecha, se han establecido 131 Oficinas Municipales de Discapacidad (OMD) y 2 Direcciones Municipales de Discapacidad (DMD), que sirven como enlace directo entre las personas con discapacidad y sus familias en cada municipio.

Las aperturas más recientes incluyen las oficinas de Santa Catarina Mita, Jutiapa; Melchor de Mencos, Petén; Samayac, Suchitepéquez, San Rafael las Flores, Santa Rosa; Olopa y Quezaltepeque en Chiquimula; así como en Jocotenango y Pastores en Sacatepéquez.

Colaborador DCA
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