Ricardo Fernández Gracia
Universidad de Navarra
En un artículo publicado el 11 de mayo de 2012, hicimos una valoración y algunas reflexiones sobre la Virgen del Camino como signo de identidad religiosa de Pamplona: sus fiestas ordinarias y extraordinarias, rogativas, capilla, demanda, algunas de sus imágenes divulgadas principalmente en grabados y el nombre de Camino para las niñas de la ciudad, que comenzó con María Camino Sierra y Ayerra (22-IV-1769), apadrinada por don Miguel Jerónimo Elizalde, secretario del Consejo de Guerra.
Desde el siglo XVII hasta hace unas décadas, fue la devoción mariana más popular entre los pamploneses. Los donativos en forma de joyas, mantos, dinero y otras preseas no dejan lugar a dudas de ninguna clase, tanto entre los residentes en la ciudad, en sus distintos estratos sociales, como entre los que habían emigrado a otros lugares de la península y particularmente a Indias.
Los grandes íconos marianos fueron reproducidos en tiempos pasados.
Los grandes íconos marianos fueron reproducidos en tiempos pasados en lienzos estampas y bordados, con todo detalle, a veces en sus retablos u hornacinas, que inspiraban el mismo respeto, devoción y piedad que en las capillas y templos en donde se veneraban.
Con el trampantojo pintado (trompe l´oeil) se procuraba intensificar la realidad, para que su contemplación no dejase sombra de duda, es decir, que no se sospechase siquiera que está siendo engañado. Lo habitual era presentarlos en un marco o caja para hacer creer en algo real encerrado. A los lienzos dieciochescos pamploneses y novohispanos conocidos y que se basan en la copia del grabado de la imagen con San Fermín y San Saturnino de 1721, obra del platero Juan de la Cruz, añadiremos en esta ocasión un delicado lienzo conservado en las Dominicas de la calle Jarauta, a las que agradezco sus facilidades para su estudio.
Continuará…