Revista Viernes
La insólita historiadel Himno Nacional
Carente de autor, cambio de letra, elogios, conspiraciones y más, han pasado en las crónicas de la realización del canto patrio
“¿Qué es un himno? una canción que condensa, libre y fiera, el amor, el alma entera de un pueblo, de una nación; es justicia, es redención, cuando canta la igualdad; es viento de tempestad en que los héroes se encienden cuando iracundos defienden su tierra y libertad”, se leyó en el estreno del Himno Nacional de Guatemala, el 14 de marzo de 1897, en el desaparecido teatro Colón.
Este no tenía las mismas estrofas que hoy en día se entonan, y para lograr tener un himno propio se recorrió un largo camino que tuvo cambios en dos siglos diferentes.
El inicio de la historia
El 24 de julio de 1896, se publicó un acuerdo para convocar a un concurso literario y musical: “Considerando: que se carece en Guatemala de un himno nacional, pues el que hasta hoy se conoce con ese nombre, no solo adolece de notables defectos, sino que ha sido declarado oficialmente como tal; y que es conveniente dotar al país de un himno que por su letra y música responda a los elevados fines que en todo pueblo culto presta esa clase de composiciones; El presidente de la República acuerda: 1º.- Se convoca un concurso para premiar en público certamen el mejor himno nacional que se escriba y la mejor música que a él se adapte. Para el efecto, el plazo para la presentación de las obras al ministerio de instrucción pública, en pliego cerrado y con la contraseña que en tales casos se estila, terminará el día 15 de octubre próximo. Un jurado compuesto de personas competentes calificará las obras presentadas, en los quince días siguientes a la citada fecha; y designada que sea la que definitivamente deba adoptarse como himno nacional, se hará circular impresa, a fin de que sea conocida por los filarmónicos que quieran tomar parte en el concurso musical. Este se cerrará el 1º. De febrero de 1897, y otro jurado de iguales condiciones que el anterior, calificará las obras y designará la que merezca el premio. 2º.- El premio consistirá en una medalla de oro con su correspondiente diploma para los autores de la letra y música que fueren designados por los jurados respectivos, premios que se adjudicarán de una manera solemne y en la forma que se establezca, el día 15 de marzo de 1897, día en que se romperán las plicas que contengan las firmas de los concurrentes. 3º.- En este concurso sólo podrán tomar parte los guatemaltecos. -Comuníquese. Reina Barrios”.
Entre los trabajos presentados no hubo alguno que fuese de aceptación, y el que resultó ganador fue un texto con firma anónima: “a nuestro juicio, el himno que empieza con las palabras <> y lleva al pie la de <>, entre paréntesis es el que mejor responde a las condiciones de la convocatoria”, firmó el jurado calificador, del cual era miembro José Joaquín Palma.
Y fue así como el 28 de octubre de 1896 se publicó el Acuerdo Gubernativo con el texto ganador del himno nacional y, posteriormente, el 19 de febrero de 1897 el que daba por ganador a don Rafael Álvarez, quien tuvo calificación preferente para musicalizar la letra antes presentada.
Polémico anonimato
Desde que se anunció que el poema ganador era anónimo hubo varias teorías para dar con el autor. Uno de ellos fue Manuel Cabral, quien al momento de que José Joaquín Palma confesó su autoría, expuso: “Juré a mi amigo el poeta Palma, que jamás, por ningún motivo ni circunstancia, faltaría a la promesa de guardar el incógnito sobre la paternidad del poema del himno nacional. Ahora que él mismo ha tenido a bien darse a conocer como el autor, no me queda más que pedirle mil perdones por haber cargado temporal e involuntariamente con sus laureles, sin sospechar nunca que esta actitud hidalga y honrada me acarrearía tantas amarguras y desazones en los últimos días de mi vida”.
Es de suponerse que Palma recibió grandes halagos y el reconocimiento no solo por escribir el poema, sino por todo el cariño que mostró al país. El 23 de julio de 1911, Palma yacía enfermo y se organizó un homenaje de la prensa de Guatemala hacia el poeta, este se realizó en el foyer del desaparecido teatro Colón. Y finalmente falleció el 2 de agosto del mismo año.
Las variantes
El 26 de julio de 1934 se divulga un nuevo Acuerdo Gubernativo en el que se aprobaron las reformas al símbolo patrio. Este trabajo fue realizado por el gramático, académico y filólogo José María Bonilla Ruano y su finalidad fue de que la letra representara mejor a los guatemaltecos.
Recientemente el Ministerio de Cultura y Deportes lanzó el libro Anotaciones Críticodidácticas sobre el poema del himno nacional de Guatemala, escrito realizado por Bonilla Ruano en 1934 cuando se trabajaron las variantes, en este se ubica toda la historia, datos, consideraciones y conceptos que usó para realizar las modificaciones, también un himnario universal y en el cierre el himno nacional en los idiomas q’eqhi’, k’iche’, garífuna y kaqchikel.
Desde 1935, fecha en que se publicó, no se había impreso una segunda edición hasta que ahora, 89 años después “vuelve a ver la luz para continuar ilustrando a los interesados en conocer cercanamente la necesidad de estas reformas”, se indica en el texto.
Notas de prensa
Luego de las enmiendas a la letra del canto patrio, varios medios nacionales y extra
njeros se pronunciaron, la mayoría elogiando el trabajo realizado por José María Bonilla Ruano. “Todo hombre culto aplaudirá el cambio que se ha hecho en algunas palabras del himno nacional de Guatemala. La forma anterior se escribió en la atmósfera turbulenta de la reforma, y, como era natural en tales circunstancias, se le dio voz poética a los sentimientos agitados del momento; hecho que dio por resultado que el himno fuera propio únicamente para aquellos que simpatizan tanto con las matanzas, la destrucción y ‘chocar el acero vibrante’”, refería la página editorial de El Mensajero en agosto de 1934.
Los cambios en el himno nacional
Antes
¡Guatemala feliz!… ya tus aras
No ensangrientan feroz el verdugo
Ni hay cobardes que laman el yugo
Ni tiranos que escupan tu faz
Ahora
¡Guatemala feliz!… que tus aras
No profane jamás el verdugo
Ni haya esclavos que laman el yugo
Ni tiranos que escupan tu faz
Antes
Si mañana tu suelo sagrado
Lo profana invasión extranjera
Tinta en sangre tu hermosa bandera
De mortaja al audaz servirá
Ahora
Si mañana tu suelo sagrado
Lo amenza invasión extranjera
Libre al viento tu hermosa bandera
A vencer o a morir llamará
Antes
Te arrancaron del potro sangriento
Y te alzaron un trono de amor
Ahora
Y lograron sin choque sangriento
Colocarte en un trono de amor
Antes
Es tu enseña pedazo de cielo
Entre nubes de nítida albura
¡ay de aquel que con mano perjura
Sus colores se atreva a manchar!
Ahora
Es tu enseña pedazo de cielo
En que prende una nube su albura
¡ay de aquel que con ciega locura
Sus colores pretenda manchar!
Antes
Que tus hijos valientes y altivos
Ven con gozo en la ruda pelea
El torrente de sangre que humea
Del acero al vibrante chocar
Ahora
Pues tus hijos valientes y altivos
Que veneran la paz cual presea
Nunca esquivan la ruda pelea
Si defienden su tierra y su hogar
Revista Viernes
Libros, viandas y amistades de Miguel Ángel Asturias
A lo largo de los años de su prolífica carrera, sostuvo tertulias literarias con destacados personajes mundiales del siglo pasado
Fotos: Pablo Bejarano, Grupo de Miguel Ángel Asturias, Teatro Lux y Flickr
El premiado escritor Miguel Ángel Asturias, aparte de su magnífica pluma, locución, periodismo y otros oficios, era un entrañable amigo. Convivió e intercambió opiniones con reconocidos literatos y artistas del siglo XX.
Asturias le afirmó al novelista, poeta, cuentista y ensayista español, Camilo José Cela, que recreaba la magia que proviene del Popol Vuh.
En la entrevista que le realizó Cela a Asturias, en 1971, el escritor le comentó al gallego: “En la biblia maya quiché se dice que la primera preocupación de los dioses fue la creación de los artistas: los bailarines, los flautistas, los acróbatas y los poetas. Lancé la teoría de que los dioses mayas, como seres todopoderosos, se aburrían de todo, se hastiaban, y para salir del hastío y del aburrimiento, inventaron una materia mágica: la palabra”, aseveró.
Pablo Neruda, una suerte de hermanos
Los unían su camaradería, afinidades políticas, exilios y viajes. Fueron grandes amigos muchos años y también galardonados con el Premio Nobel de Literatura; Asturias, en 1967, y Neruda, en 1971. Asimismo, trabajaron en un libro en conjunto titulado Comiendo en Hungría, publicado en 1969.
El escritor Dante Liano en su blog describe que concibieron, para apodarse, una acertada y pésima palabra: Chompipones. “El carnavalesco sobrenombre significa pavo, en Centroamérica, y se explica solo por su origen onomatopéyico. Puedo imaginar que quien primero bautizó al otro fue Asturias, porque los guatemaltecos suelen apodar con ingenio a sus víctimas”, explicó. El literato guatemalteco organizó veladas, cenas, encuentros y viajes a la provincia guatemalteca, de modo que el poeta chileno quedó encantado.
Con Mario Moreno, Cantinflas, se unió la actuación y las letras
En un histórico encuentro, el autor de El señor presidente compartió momentos memorables con el actor y comediante mexicano, Cantinflas. Dos íconos del arte y la cultura, quienes dejaron una huella imborrable en la historia no solo de sus países, sino también del mundo.
“El lenguaje de Cantinflas arroja sobre las cosas que están viendo en la escena, cosas y hombres, una polvareda que los esfuma, los deshace, los hace aparecer otros. Una virtud tremenda. Y no tanto, como diría él, porque en medio de la borrasca verbal, brilla el sentido común, el sentido del hombre de la calle para juzgar las situaciones, para atacar, para defenderse”, escribió Asturias en El Imparcial, el 8 de junio de 1946.
Su encuentro con genios de la literatura, cinematografía y pintura
En una columna publicada en 2020, la escritora española Selena Millares detalló que durante la primera parte del siglo pasado, Asturias conoció las nuevas tendencias estéticas y a algunos de sus artífices como Luis Buñel, André Breton, Pablo Picasso y otros. También entabló amistad con los muralistas Rina Lazo, Diego Rivera y Frida Kahlo, que compartían lo artístico, sus ideales y la crítica social.
Revista Viernes
EL TILO
Luis Mateo Díez (España, 1942)
Un hombre llamado Mortal vino a la aldea de Cimares y le dijo al primer niño que encontró: avisa al viejo más viejo de la aldea, dile que hay un forastero que necesita hablar urgentemente con él.
Corrió el niño a casa del Viejo Arcino que, como bien sabía todo el mundo en Cimares, tenía más edad que nadie.
Hay un forastero que le quiere hablar con mucha urgencia, dijo el niño al Viejo.
Las prisas del que las tiene suyas son, la edad que yo tengo me la gané viviendo con calma, si quiere esperar que espere.
El hombre daba vueltas alrededor de un tilo muy grande que había en la entrada del pueblo. Cuando volvió el niño y le dijo lo que le había comentado el Viejo Arcino, estaba muy nervioso.
Es poco el tiempo que queda, musitó contrariado, una docena más de vueltas al árbol y termina el plazo.
El niño le miraba aturdido, el hombre le acarició la cabeza: lo que menos vale de la edad de un hombre es la infancia, dijo, porque es lo que primero acaba. Luego viene la juventud, siguió diciendo mientras volvía a dar vueltas, y nada hay más vano que las ilusiones que en ella se fraguan. El hombre maduro empieza a sospechar que al hacerse más sabio, más se acerca a la muerte, entendiendo que la muerte sabe más que nadie y siempre sale ganando. De la vejez nada puedo decir que no se sepa.
El Viejo Arcino llegó cuando el hombre estaba a punto de dar la docena de vueltas.
¿Se puede saber lo que usted desea, y cuál es la razón de tanta prisa?…, le requirió.
Soy Mortal, dijo el hombre, apoyándose exhausto en el tronco del tilo.
Todos los somos, dijo el Viejo Arcino. Mortal no es un nombre, Mortal es una condición.
¿Y aun así, aunque de una condición se trate, sería usted capaz de abrazarme?…, inquirió el hombre.
Prefiero besar a ese niño que darle un abrazo a un forastero, pero si de esa manera queda tranquilo, no me negaré. No es raro que llamándose de ese modo ande por el mundo como alma en pena.
Se abrazaron bajo el tilo.
Mortal de muerte y mortandad, musitó el hombre al oído del Viejo Arcino. El que no lo entiende de esta manera lleva las de perder. La encomienda que traigo no es otra que la que mi nombre indica. No hay más plazo, la edad está reñida con la eternidad.
¿Tanta prisa tenías…? inquirió el Viejo, sintiendo que la vida se le iba por los brazos y las manos, de modo que el hombre apenas podía sujetarlo.
No te quejes que son pocos los que viven tanto.
No me quejo de que hayas venido por mí, me conduelo del engaño con que lo hiciste, y de ver asustado a ese pobre niño…
Composiciones para los más pequeños
Aurora, poemas infantiles fue elaborado por la profesora Marina Emperatriz Camey Amézquita, quien nació en Totonicapán. En el prólogo, del también poeta Luis Alfredo Arango Enríquez, explica que la autora realizó paciente y amorosamente los textos del libro. “Los habrá escrito, supongo, pensando en sus esforzados años de ejercicio docente, cuando pudo constatar la penosa escasez de libros para que los niños se acerquen a esa puerta mágica del alma, que es la poesía; quien no aprende a disfrutarla pierde una fuente de hondura espiritual y es como un ser mutilado que no crece”. Consta de más de 30 poemas dedicados a diversos temas. Su valor es de 35 quetzales, a la venta en el edificio de la Tipografía Nacional de Guatemala.
Versos infantiles expresados en poesía
En Girasol Poemario Infantil, de Otto Melgar, introduce al pequeño lector en el mágico mundo de la palabra, que invita a expresar y sentir emociones de momentos en la niñez hasta la adolescencia.
Acercarse a la poesía para niños es comenzar a arar el camino de la sensibilidad y del goce estético que produce la palabra escrita en el infante.
Ojalá este libro sirva como un instrumento de preparación e introducción en los primeros pasos de apreciación estética de la prosa, obra que viene a aportar su grano de arena a la escasa producción literaria infantil que existe en Guatemala. Este poemario tiene un valor de 15 quetzales, y está a la venta en el edificio de la Tipografía Nacional de Guatemala.
Revista Viernes
Una mujer con ideales de igualdad social
Ilustración: Sergio Espada
María Cristina Vilanova Castro de Árbenz nació el 17 de abril de 1915 en El Salvador. Su padre fue José Antonio Vilanova Kreitz, salvadoreño, y su madre María Dolores Castro Arrechea, guatemalteca. Estudió en un colegio religioso en Estados Unidos, y fue allí donde aprendió inglés, alemán y ruso. Conoció a Jacobo Árbenz en un baile de la feria ubiquista. Ambos tenían ideales en común, ya que el padre de Vilanova estuvo involucrado en las masacres de 1932 y ese hecho fue detonante para que en ella despertara un espíritu revolucionario.
Se casó con Jacobo Árbenz el 14 de marzo de 1939, en la Catedral Metropolitana. En 1951, Árbenz asume el poder como presidente de la República y Vilanova se convierte en primera dama de la nación, promoviendo la organización social de jóvenes y mujeres. También fomentó la creación de guarderías para madres solteras, hospitales y empleos para madres.
Vilanova de Árbenz falleció el 5 de enero de 2009 en Heredia, Costa Rica.