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COLUMNAS

La excelente CICIG (NO CICIG) de El Salvador (I)

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Guatemala acudió a la Organización de las Naciones Unidas y convino con esta la creación de un ente internacional que viniera a coadyuvar en la lucha contra la Impunidad en Guatemala, habiéndose creado, así, entre ambas, como consecuencia de nuestra iniciativa y a través del pertinente acuerdo (tratado), la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala, (CICIG).

La Comisión establecida tiene varios caracteres, entre estos, el de temporalidad, lo que es propio de toda Comisión (entre nosotros, que conste, existe el vicio de perpetuarlas, como es el caso de la Comisión Portuaria), habiéndose pactado para esta una duración de dos años, prorrogables, por voluntad de las partes (de ambas partes) lo que, en efecto, ha ocurrido, habiéndose pactado cuatro prórrogas, la última, solicitada y decidida por el actual Presidente de la República, Jimmy Morales Cabrera, prórroga que vence en los primeros días del mes de septiembre de 2019 (el año entrante). Si vencida esta prórroga no se prorrogase –una vez más– a su vencimiento, la comisión establecida habría tenido una duración de doce años (lo que, en términos actuales, es el de toda una generación, lo que antes se computaba cada veinte). Además del carácter temporal señalado, se trata la Comisión que establecimos de un ente internacional no siendo, sin embargo, un órgano de la Organización de las Naciones Unidas ni siendo sus funcionarios, funcionarios suyos, lo que hace que sea un error –error por cierto común en nuestra prensa– referirse a estos como funcionarios de la Organización, sin serlo, lo que es aplicable al Comisionado y a todos cuantos la integran.

La independencia es otro de sus caracteres, crucial esa independencia para el correcto desempeño de sus funciones, independencia con respecto a sus propios creadores y –obviamente y con mayor razón– de cualquier tercero, incluidos los donantes que la hacen posible, donantes –esto es siempre bueno recordarlo– que no son parte del convenio celebrado. Uno de los fines de la Comisión establecida y –al final de cuentas– el más importante de sus fines es la transmisión de sus capacidades a las instituciones ordinarias del Estado, de tal forma que, cuando esta deje de existir, todas sus capacidades se las haya transmitido, las instituciones ordinarias las que, por sí solas, habrán de continuar con su tarea. La CICIG ha tenido aciertos en sus casi doce años de gestión y también desaciertos, citándose por esta misma, entre los primeros, los procesos promovidos en contra de dos expresidentes de la República, Otto Pérez Molina, procesado desde hace casi tres años y, desde entonces, guardando prisión preventiva, y Álvaro Colom, recientemente procesado y sometido también a prisión preventiva varios meses hasta que se le permitió, finalmente, su excarcelación bajo fianza.

Con respecto al primer proceso iniciado en contra del expresidente Pérez Molina

–en curso como todos los otros, ninguno con sentencia–, tuve la ocasión de leer la acusación que se le formula y me permití compartir a través de esta misma columna, hace ya un buen tiempo publicada en El Periódico, que si tal era la acusación y su fundamento probatorio, constituía esta acusación por sí misma y sin necesidad de comentario adicional alguno, su mejor defensa: En síntesis, cara al juzgador, una acusación sustentada en nada. En lo que respecta al proceso incoado en contra del expresidente Álvaro Colom y de todo su Gabinete de Gobierno –proceso también en curso, como todos–, sin necesidad de algo más señalé como insólito que este se sustentara en la “inconstitucionalidad” de un acuerdo gubernativo que fuera emitido en Consejo de Ministros y cuya inconstitucionalidad –parte medular del proceso incoado– aún no ha sido declarada, declaración general que solamente un tribunal podría hacer entre nosotros, la Corte de Constitucionalidad.

Grotesco, en verdad, ver al expresidente y a todo su Gabinete de Gobierno tratados como que si fueran delincuentes, el Acuerdo Gubernativo, en plena vigencia, sin seguimiento alguno del pisto y del manejo hecho de este por los empresarios del transporte, en jauja, empresarios y pisto. La Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) apunta los procesos promovidos en contra de dos expresidentes de Guatemala, como sus más grandes logros, así como la prisión preventiva que ha hecho que ambos sufran y que en el caso del expresidente Pérez Molina, aún continúa.

La República de Honduras, siguiendo nuestros pasos, acudió ante la Organización de los Estados Americanos –más en confianza– en el sobaco de la confianza, como se acostumbra decir en el parnaso nicaragüense para crear un Comisión contra la Impunidad en Honduras, Comisión que fue creada con el nombre de Misión de Apoyo contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras, (MACCIH). En esta ocasión, sin embargo, no centraré mi atención en estas, sino en la CICIG (NO CICIG) de El Salvador, que no solamente ha perseguido a dos expresidentes, sino a tres y que ha logrado ya condenas y, así, la CICIG (NO CICIG) de El Salvador, logró en juicio la condena del expresidente Saca, incluso a través de un procedimiento abreviado. Arriñonado el exmandatario ante las pruebas y también, por la vía civil, la condena del expresidente Funes.

Acisclo Valladares Molina
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COLUMNAS

Día Mundial del Libro y Derecho de Autor en Guatemala

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Saraí Flores Gómez
[email protected]

Los libros son un recurso imprescindible para el proceso formativo, en Guatemala, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en el último censo realizado, el 93 por ciento de los jóvenes entre 13 y 30 años sabe leer y escribir; pese a ello, se estima que solo el 1 por ciento lee por placer.

Los libros son conocimiento y han evolucionado en tiempos pasados las paredes de cuevas en la época prehistórica servían como libros, posteriormente los pergaminos, y actualmente los libros electrónicos.

Los libros sirven como capsulas de tiempo que ayudan a recordar el pasado, a soñar el futuro, moldea nuestro intelecto, permite transportarnos a otras épocas y tener muchos panoramas.

La lectura es el ejercicio para la mente, un viaje para la imaginación y conocimiento para la vida.

La lectura es un proceso dinámico que ayuda a decodificar palabras para darle un significado, mientras que construye mundos de conocimiento, todo se hace en conjunto de palabras que ayudan a formar ideas. El acto de leer es un esfuerzo transformador, que ayuda al vocabulario, a la redacción, agudiza el pensamiento crítico, fomenta el amor por el aprendizaje y la imaginación, además de ayudar con la vida diaria.

En Guatemala existen clubes de lectura que ayudan a fomentar la lectura de una forma más interactiva; entre ellos, el que imparte Nueva Acrópolis Guatemala, que cuenta con una variedad de clubes entre ellos, Reading Roulette, Poesía por Leer, Pensamiento Crítico, Panorámica Literaria del Siglo XXI, Nuevos soñadores, Literarias, Letras Nocturnas y el Club de las Aprendices, los cuales son virtuales y presenciales.

La lectura es un placer que se adquiere desde temprana edad, solo así se fomenta el hábito y el placer por leer; como dijo Gabriel García Márquez: “Sería ideal que un niño dedicara parte de su fin de semana a leer un libro hasta donde pueda y donde le guste ­que es la única condición para leer un libro, pero es criminal, para él mismo y para el libro, que lo lea a la fuerza en sus horas de juego y con la angustia de otras tareas”.

El 23 de abril se celebra el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor, para promover la importancia de estos. Conjuve reconoce la importancia de los libros en el desarrollo de la juventud, así como el reconocimiento de jóvenes escritores.

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Productividad, crecimiento económico y ley de competencia

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Antonio Romero

Viceministro de
inversión y competencia, Mineco

Guatemala está muy cerca de dar un paso trascendental hacia una economía moderna y más justa. Me refiero a la aprobación de una ley de competencia, orientada a garantizar que los empresarios eficientes, visionarios y dispuestos a regirse por las reglas del mercado, estén protegidos de prácticas anticompetitivas de sus competidores. 

En esencia, la iniciativa promueve y salvaguarda la competencia en los mercados. Implica la prevención de las prácticas monopolísticas, la eliminación de los obstáculos a la entrada y el fomento de la igualdad de condiciones para todos los participantes en el mercado.

Además, cultiva un entorno en el que las empresas deben competir por la preferencia de los consumidores, por medio del mérito, la calidad y el precio, en lugar de depender de tácticas anticompetitivas para sofocar la competencia.

Tenemos una oportunidad única para crear una institucionalidad sólida, técnicamente competente y que goce de prestigio. 

Hace unos días, después de mucho ir y venir, se aprobó en el Congreso de la República, en segunda lectura, el citado anteproyecto de ley, identificado con el número 5074. El texto propone la defensa de la competencia a través de: i) La prohibición de prácticas anticompetitivas y la creación de la institucionalidad para supervisar e impedir que estas se produzcan; ii) La supervisión de la concentración de los mercados y iii) La promoción de la competencia.

Una de las principales fortalezas es que plantea crear una superintendencia de competencia autónoma y descentralizada, que gozaría de independencia y capacidad técnica para hacer cumplir la ley.

En las discusiones recientes sobre el tema, se han obviado los efectos que las políticas de competencia tienen sobre el crecimiento y la productividad de las economías. La reciente publicación del Informe Económico América Latina y el Caribe, del Banco Mundial, bajo el título Competencia: ¿el ingrediente que falta para crecer?, hace un aporte muy oportuno a la discusión en Guatemala.

En primer lugar, señala que la ausencia de competencia en la región hace que los consumidores paguen precios más altos por bienes y servicios de menor calidad, lo que reduce el bienestar general y contribuye a una desigualdad más elevada.

A diferencia de los hogares con mayores recursos, los más pobres no pueden acceder a bienes y servicios en mercados extranjeros con mayor competencia. No les queda otra alternativa que acudir a mercados monopolizados, en los que no existen incentivos para mejorar los precios y la calidad.

El informe centra su análisis en el papel fundamental de la competencia como estímulo al crecimiento económico. El problema de ello radica en que las empresas en la región nacen y operan en un contexto de baja competencia, sin los incentivos necesarios para mejorar sus capacidades.

La composición de las empresas en América Latina y el Caribe reflejan la existencia de pocas compañías muy grandes, coexistiendo con una multitud de empresas diminutas. No existe un segmento de pequeñas y medianas firmas fuertes, capaces de ejercer presión competitiva sobre las más grandes. Según el estudio, esta distribución asimétrica es causa de la baja productividad y la alta
desigualdad.

Respecto a los resultados de las agencias de competencia en la región, el estudio advierte sobre elementos de diseño que limitan su efectividad como la falta de independencia de autoridades adscritas a los ministerios de Estado y la carencia de personal y presupuesto suficientes. En Guatemala se deben considerar estas lecciones para crear una agencia de competencia independiente y dotada de los recursos necesarios. 

Tenemos una oportunidad única para crear una institucionalidad sólida, técnicamente competente y que goce de prestigio. Allí están el Banco de Guatemala y la Superintendencia de Bancos como ejemplo de que apostar por instituciones robustas da buenos resultados. El proyecto de ley de competencia presenta una oportunidad estratégica para que el país aborde los problemas económicos sistémicos que han obstaculizado su progreso.

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Los estudiantes y amanuenses también dibujaban (V)

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Ricardo Fernández Gracia 

Cátedra de Patrimonio y Arte Navarro

Otros dos motivos destacan en el libro por su profusión: la cruz de Calatrava y los corazones. En cuanto al emblema de la mencionada orden de caballería, hay que hacer notar que figuró desde la reconstrucción del complejo monástico por fray Prudencio de Sandoval entre 1616 y 1619, en numerosas cartas de profesión de las monjas estellesas y que llevaban en el hábito hasta fines del siglo XIX, además de aparecer en varios escudos del monasterio en el frontal bordado del altar mayor, obra del maestro aragonés José Gualba, entre 1761 y 1763.

Respecto a los corazones, en un convento benedictino y en el siglo XVIII puede tener un dúplice contenido.

Las décadas centrales del siglo XVIII, cuando se fecha el libro, coincidieron con la difusión del culto al Corazón de Jesús, con la creación de numerosas congregaciones auspiciadas por los jesuitas. 

En primer lugar, el corazón de Santa Gertrudis, monja de la orden del siglo XIII, cuyo atributo iconográfico es un corazón en su pecho en el que está el Niño Jesús, en referencia a la famosa frase: “Me encontrarás en el corazón de Gertrudis”. El cristocentrismo de sus escritos místicos se revaloriza con el corazón, como símbolo del amor divino.

Pero si importante era aquel signo en el monasterio benedictino, las décadas centrales del siglo XVIII, cuando se fecha el libro, coincidieron con la difusión del culto al Corazón de Jesús con la creación de numerosas congregaciones auspiciadas por los jesuitas. En aquel movimiento devocional destacaron la ciudad de Estella y el duque de Granada de Ega.

Varias páginas del libro de cuentas ostentan tanto el corazón de Jesús como el de María. En ambos casos, los anagramas de los nombres de ambos figuran en su interior.

Colaborador DCA
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