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COLUMNAS

La corbata

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Gonzalo Andrés Serrano

Facultad de Artes Liberales

La semana pasada, el llamado de atención de un par de diputados a Jaime Bassa, doctor en Derecho, por no llevar puesta ni chaqueta ni corbata durante su presentación en una Comisión del Congreso, generó un serie de comentarios en contra de este atuendo.

Su origen, tal como lo mencionó Samuel Rubio en las cartas al director, nos conectan con Croacia, que ha estado tan de moda luego de su gran actuación en este último Mundial de futbol. A tal punto llega la importancia de este objeto en este país, que existe un Día de la Corbata, cada 18 de octubre. Un sitio de divulgar su cultura, aclara que los orígenes de esta prenda se remontan a 1635, cuando un ejército proveniente de la actual Croacia llegó a apoyar al cardenal Richelieu y al rey de Francia, Luis XIII.

El traje de estos soldados estaba compuesto, entre otras cosas, por unos pañuelos que iban anudados al cuello y que tenían además un nudo en la mitad del cuerpo. Este artículo de vestir llamó la atención de los franceses, que lo imitaron y comenzó a ser utilizado en algunos círculos de la élite.

La popularidad de la “croatta” o “cravate”, como fue evolucionando su nombre, llegó a su punto máximo durante el gobierno del rey Luis XIV. La expansión de su reinado permitió que su uso se popularizara a través del mundo. No obstante, durante la revolución francesa, también se presentó como un artículo asociado a la nobleza, lo que generó un rechazo. Durante el siglo XIX, la corbata recuperó su popularidad y, a inicios del siglo XX, se masificó como prenda de vestir. Dejó de ser un artículo suntuoso para transformarse prácticamente en uniforme de los sectores ligados a la industria de los servicios.

En nuestro país, su uso se registra antes de la independencia y se extiende durante la época republicana. El historiador Santiago Lorenzo recoge la sabrosa anécdota del ministro Diego Portales, cuando fue a visitar una clase de análisis gramatical en la Academia Militar: “Observando que había un corbatín, obligatorio en el uniforme, pide permiso para interrogar al joven, preguntándole: ‘¿Qué parte de la oración es corbatín, señor?’, a lo que el aludido responde: ‘Sustantivo común’, señor. Portales replica, ‘señor cadete ¿no está usted equivocado?’ ‘No señor’, responde el joven, a lo que él le vuelve a replicar: ‘Piense Ud. Señor cadete en su contestación, creo que corbatín no es sustantivo común, pues al ser así, Ud. lo llevaría’”.

 

A pesar de ser un “sustantivo común”, durante gran parte del siglo XX, el rechazo a la corbata se transformó para los jóvenes en un símbolo contra el sistema y lo establecido como políticamente correcto. Hoy en día, su uso se ha ido limitando a ciertos sectores más tradicionales, como el Congreso, mientras que en las escuelas y liceos, por ejemplo, es cada vez menos común. El caso del Casino de Viña del Mar es uno de los tantos ejemplos de la retirada de este implemento. Hace unos años se dejó de prohibir el ingreso a quienes no la llevaban, acabando con el próspero negocio del arriendo de corbatas en un quiosco que está al frente de la entrada. Y es que la moda, como las costumbres, evoluciona y no es raro pensar que, de aquí a 50 años, el uso de la corbata no sea más que una curiosidad.

Más allá de estos cambios, vale la pena detenerse y pensar que aunque la ropa cumple con un fin práctico, muchas de las cosas que usamos están de más y funcionan como adornos de algo. Basta que pensemos en la importancia que le asignamos al anillo de compromiso. He ahí la particularidad del ser humano y nuestra distinción frente al resto de las especies, la capacidad de ir más allá de lo concreto y otorgar valor a las cosas en un sentido abstracto.

Así funciona el mundo, ahí radica parte de su complejidad y riqueza. El problema es cuando esas formas terminan siendo más importantes que lo esencial. En el caso de Bassa, aunque uno pudiera estar de acuerdo con que la vestimenta no era la apropiada ocasión, esa discrepancia no es suficiente como para desacreditar a una persona.

 

 

 

Universidad Adolfo Ibañez
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COLUMNAS

Respeto a los paganos

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Leonel Guerra Saravia
[email protected]

Hace muchos años no existían el Papamóvil ni el Vaticano, pero el humano siempre investigaba para justificar su existencia. Existía mucho paganismo, alguno por no investigar y otros para justificar.

Paganismo nórdico o paganismo escandinavo (en nórdico antiguo: heidindómr) es un término utilizado para describir las tradiciones religiosas comunes entre las tribus germánicas que habitaban en los países nórdicos antes y durante la cristianización de Europa del norte.

El paganismo nórdico es un subconjunto del paganismo germánico, practicado en las tierras habitadas por las tribus germánicas en casi toda Europa central y septentrional, durante la época vikinga.

Diversas ciencias humanas se han interesado por el fenómeno religioso.

El conocimiento actual sobre el paganismo nórdico ha sido inferido por los resultados arqueológicos, etimológicos, y por los materiales escritos de la época. Algunos expertos como Georges Dumézil, sugieren que diversos elementos estructurales y temáticos dentro de las certificadas ideas religiosas escandinavas, ubican al paganismo escandinavo, dentro de la estructura básica de la expresión pan-indoeuropea de las ideas espirituales como un todo.

La religión escandinava es un fenómeno cultural, y, como la mayoría de las creencias folclóricas anteriores a la alfabetización, sus practicantes, probablemente, no tenían un nombre para su religión, hasta que entraron en contacto con forasteros o competidores.

Los vikingos consideraban que los diversos seres sobrenaturales en los que creían, no solo dioses sino también elfos, gigantes y otros muchos, habitaban mundos que los humanos no percibían y con los que raramente podían interactuar, pero cuyos destinos estaban ligados al suyo. Más allá de la fe: existen entre las principales religiones del mundo: cristianismo. Judaísmo.

Hinduismo. Budismo. Islam. Religión suele definirse como un sistema cultural de determinados comportamientos, prácticas, cosmovisiones, éticas, morales, textos, lugares sagrados, profecías u organizaciones que relacionan la humanidad a elementos sobrenaturales, trascendentales, místicos o espirituales. Es decir, el método de otras ciencias enriquece el debate religioso.

Diversas ciencias humanas se han interesado por el fenómeno religioso desde sus respectivos puntos de vista como por ejemplo la antropología, la sociología, la psicología y la historia de las religiones. Por otro lado, disciplinas como la fenomenología de la religión estudian específicamente sus manifestaciones intentando dar con una definición exhaustiva del fenómeno y mostrar su relación con la índole propia del ser humano.

En secciones subsecuentes se desarrollan más elementos para el análisis de la religión. No olvidemos que el humano seguirá investigando.

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Tejiendo la red del progreso en Guatemala

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M.A. Pamela Sandoval Polanco

Dirección de Gobierno Electrónico -GAE-pamela.sandoval
@transparencia.gob.gt

A lo largo de la historia, la tecnología ha sido el hilo conductor de una evolución constante. Desde las rudimentarias herramientas de piedra hasta los sofisticados dispositivos inteligentes de hoy, cada avance tecnológico ha marcado un nuevo capítulo en nuestra relación con el entorno.

La era manual, con su inherente necesidad del contacto humano, dio paso a la era electrónica, una época definida por máquinas activadas con solo presionar botones y mover palancas.

Ahora, nos encontramos inmersos en la era digital, un tiempo donde la información binaria permea todos los aspectos de nuestra vida cotidiana, redefiniendo nuestra existencia en este moderno universo de datos.

Esta revolución digital ha transformado no solo las herramientas que utilizamos, sino también nuestras estructuras sociales, económicas y culturales, instaurando un nuevo paradigma donde la adaptabilidad y la innovación son esenciales para el progreso individual y colectivo.

Estas herramientas digitales, ahora esenciales en nuestra vida diaria, se incorporan considerablemente en el ámbito laboral, educativo y recreativo, por mencionar algunos, logrando que más personas puedan acceder, aprender e interactuar desde cualquier lugar y a su propio ritmo.

La Agenda Digital va más allá de alcanzar objetivos; es una visión de progreso y accesibilidad compartida por todos.

En el ámbito de la administración pública, implica la reestructuración y modernización de los servicios gubernamentales para mejorar la eficiencia, la transparencia y la participación ciudadana. Va más allá de adoptar nuevas tecnologías, implicando una transformación de procesos y cultura organizativa.

Enfrenta retos clave para mantener su relevancia y proteger los derechos de los ciudadanos. Por tanto, en un mundo cada vez más dependiente de la tecnología, algunos disfrutan de las ventajas de la era digital, otros quedan rezagados, limitando su acceso a oportunidades educativas, económicas y sociales.

Frente a este desafío, las agendas digitales de gobierno emergen como planes estratégicos para cerrar esta brecha y fomentar una participación equitativa en la sociedad digital.

En Guatemala, la reciente promoción de la Agenda de Gobierno Digital es un paso adelante en la transformación digital y el uso de las TIC en la sociedad, buscando mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y promover el desarrollo económico. Se consideran aspectos clave como la identidad digital, la interoperabilidad, la ciberseguridad y los pagos digitales.

La identidad digital es un pilar en la modernización y transformación, permitiendo a los ciudadanos realizar transacciones financieras, comerciales, contractuales y legales sin restricciones geográficas.

La interoperabilidad es crucial, ya que mejora la prestación de servicios y la experiencia ciudadana, impulsando el comercio electrónico. La ciberseguridad es vital para la protección digital de personas individuales y jurídicas. Para el avance de la agenda digital, la colaboración entre sectores de la sociedad  es esencial. 

Esta cooperación debe enfocarse en crear oportunidades y acceso inclusivo a servicios públicos innovadores, asegurando interacciones efectivas y legalmente protegidas, y transacciones internas y externas seguras y transparentes.

El esfuerzo conjunto de todos los participantes en la modernización de la administración pública es digno de elogio. El objetivo es facilitar que cada ciudadano obtenga la información y los recursos que requiere de manera sencilla y rápida.

Cada iniciativa digital y cada servicio que se transforma al entorno digital son pasos fundamentales hacia una sociedad más interconectada, ágil y trasparente. La Agenda Digital va más allá de alcanzar objetivos; es una visión de desarrollo y accesibilidad compartida por todos.

Este esfuerzo colectivo nos impulsa hacia un futuro innovador, invitándonos a ser arquitectos activos de un legado digital duradero y a asegurar que la tecnología sea un pilar de progreso, igualdad y bienestar para cada guatemalteco.

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Hubs para la ciudad (II)

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Pablo Allard Serrano

Facultad de Arquitectura y Arte

Estos espacios no solo ofrecen oportunidades económicas y desarrollo comunitario, sino que también juegan un papel significativo en la percepción de seguridad de un espacio urbano determinado, lugares que adquieren una sensación de cuidado que por lo general supera los límites del terreno, ampliando su rango de acción alrededor de barrios y ciudadanos que comienzan a relacionarse con estos Hubs.

En Santiago existen varios Hubs urbanos impulsados por instituciones públicas: HUB Providencia, La Fábrica en Renca, La Paz 482 en Independencia, HUB Vitacura, Corporación Yunus en Peñalolén, por nombrar algunos.

En Santiago existen varios Hubs urbanos.

Estos han generado externalidades positivas a través del emprendimiento, la cultura, la innovación, la acción social y la exploración tecnológica.

Los espacios públicos y las infraestructuras públicas que se abren al barrio hacen más seguros, atractivos y activos estos espacios, se fomenta la participación comunitaria y se disuade la actividad delictual. Además, la presencia de Hubs en áreas previamente descuidadas puede actuar como un catalizador para la inversión y el desarrollo, instalando nuevos servicios, creando comercio y nuevos espacios públicos.

Tal es el caso de la Fábrica de Renca, que recuperó un supermercado abandonado y al poco tiempo floreció el comercio a su alrededor.

Al ofrecer oportunidades económicas, fomentar la innovación en seguridad y transformar el entorno urbano, estos centros además ofrecen oportunidades para el desarrollo local y pueden contribuir a crear ciudades más seguras y prósperas para todos sus habitantes.

Colaborador DCA
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