COLUMNAS
La Consulta Popular del 15 de abril
La acción de inconstitucionalidad que fuera interpuesta en contra de la convocatoria realizada por el Tribunal Supremo Electoral para que el domingo 15 de abril se realice una Consulta Popular entre nosotros fue declara sin lugar por la Corte de Constitucionalidad y, en consecuencia, tal y como previsto, se celebrará en esa fecha. En la Consulta Popular convocada podremos pronunciarnos en cuanto a que si estamos o no de acuerdo con que cualquier reclamo legal de nuestra parte, territorial, insular y marítimo contra Belice se someta al conocimiento y decisión final de la Corte Internacional de Justicia.
El argumento toral de la inconstitucionalidad, ya desechada, era que la Constitución manda que cualquier acuerdo definitivo sobre estos derechos (artículo 19 de sus disposiciones transitorias) se someta a Consulta Popular y que lo que el Tribunal Supremo Electoral somete a nuestra decisión en la Consulta convocada no se trata de un acuerdo definitivo. Más definitivo no podría ser, sin embargo el citado acuerdo, puesto que una vez lo hagamos propio no existiría marcha atrás: habremos de estar a lo que el Tribunal decida. Se trata pues, de un acuerdo definitivo: someter el asunto a un tribunal. Lo ideal hubiera sido llegar a un acuerdo con Belice sobre el fondo del asunto sin necesidad de acudir a tribunal alguno, pero no habiendo sido posible, los derechos territoriales, insulares y marítimos que nos corresponden –se hizo esto imposible– no existe otra vía que el acuerdo final que se alcanzara y que será sometido a nuestra decisión en la Consulta: que resuelva ese fondo un tribunal.
El planteamiento de inconstitucionalidad que fuera desechado pretendería que lo que se sometiera a Consultar Popular fuese lo que el tribunal decida como que si uno pudiera acatar o no los fallos judiciales, según le convengan, planteamiento que –con todo respeto– constituye un disparate. La Corte de Constitucionalidad declaró sin lugar la inconstitucionalidad planteada y argumentó para hacerlo ,al parecer, que el Tribunal Supremo Electoral no es sino un ejecutor de lo decidido por el Congreso de la República y que, en consecuencia, su convocatoria, no es más que un acto de mera ejecución.
Quienes interpusieron la inconstitucionalidad sostienen que la Corte, debió conocer de la resolución del Congreso aunque no haya sido objeto de la inconstitucionalidad planteada, constitucionalidad o inconstitucionalidad que, en consecuencia, no podía conocer el tribunal.Abierto está el camino para que los inconformes hagan un segundo intento y planteen la inconstitucionalidad de la resolución del Congreso de la República, que no hizo otra cosa que ejecutar, cuando se dieron finalmente las condiciones para hacerlo, lo que el propio Congreso había ya resuelto en años anteriores. La Corte de Constitucionalidad si lo que se le pidió fue que conociera de la inconstitucionalidad de la convocatoria realizada por la Corte de Constitucionalidad no podía entrar a conocer de la resolución o resoluciones del Congreso, resoluciones sobre las cuales no se interpuso inconstitucionalidad alguna.La inconstitucionalidad no está sujeta a plazos fatales por lo que puede plantearse sea cual sea el tiempo que hubiere transcurrido (no se encuentra sujeta, por ejemplo al rigor de los 30 días del amparo). Varios años tuvieron para interponer la inconstitucionalidad quienes insisten en ella, pero no lo hicieron.
Sin embargo, si aún insatisfechos, pueden intentarlo nuevamente aunque el resultado tenga que ser el mismo ya que, como explicado, se trata de un acuerdo definitivo: el de llevar el asunto a juicio cuyo fallo habremos de acatar. Es importante que exista consenso entre todos nosotros y que la sabia sentencia del Martin Fierro nos alerte: Desunidos los de dentro, les devoran los de fuera. Muchos pueden haber sido a lo largo de nuestra historia nuestros errores sobre el tema, pero esos no cambian los hechos; salvo el título que sobre lo detentado (territorial, insular y marítimo) pueda conferirle a Belice el derecho de autodeterminación de que goza, carece Belice de título legítimo alguno ya que ninguno –legítimo– pudo haberle transmitido quien nunca lo tuvo. Muchas son las razones –y válidas– para nuestros muchos desencuentros pero este tema, el de nuestros derechos territoriales, insulares y marítimos –y sin ninguna excepción– nos debe unir a todos
CARLOS MORALES MONZÓN
Periodista y Profesor Universitario
Había escuchado hablar tanto de la Inteligencia Artificial que decidí comprobar si todas las maravillas de las que hablan son verdaderas. Como me la llevo de medio músico, primero practiqué con un software para hacer composiciones. Debe haber mejores, pero el que utilicé me dejó realmente sorprendido.
Quizás no es todo lo fácil que alguien quisiera, pero si se sabe ingresar la información, cualquiera, en menos de un minuto, puede componer un jingle o una canción en menos de un minuto. Es más, el software produce dos archivos simultáneamente para que el creador escoja el producto que más satisfaga sus gustos.
No conforme, busqué una Inteligencia Artificial creadora de textos.
Vi antes en internet consejos para el uso del software y luego procedí.
Ingresé el siguiente texto, advierto que sin las comillas pues ahora solo las agrego para dejar constancia textual de lo que escribí para la IA: “escribe un artículo de 2400 caracteres sobre el difícil tránsito vehicular en la ciudad de Guatemala, donde circulan alrededor de 1 millón de carros y casi 2 millones de motos. Una ciudad sin cultura vial y gente desesperada por llegar temprano a su destino, dispuestos a hacer lo que sea con tal de avanzar en las vías de tránsito, vehículos sobrecargados y muchas motos con más de dos pasajeros.
Intenté resumir, lo más que pude, la agonía de todo ciudadano que circula por la ciudad o intenta ingresar en ella para ver el resultado del trabajo. Así es que, como se trataba de un experimento, ya estaba pensado que hoy les contaría la verdad sobre el origen del texto que leyeron la semana anterior en este espacio.
Hoy no me cabe la menor duda de lo maravilloso de la Inteligencia Artificial. Y seguro se pueden hacer muchas y mejores cosas, pues además de textos y música, he leído que también genera imágenes, videos, personas y ambientes virtuales con una naturalidad increíble.
Hasta dónde ha llegado el ser humano. Hasta el punto de crear realidades virtuales que facilitan muchas labores productivas.
Pero también me puse a pensar, inmediatamente, lo dañino que resulta también para los mismos seres humanos. Por un lado, porque estoy seguro contribuirá al aletargamiento de las personas. Y si hoy día vemos con preocupación el desaparecimiento paulatino del pensamiento crítico en los jóvenes, qué pasará cuando el uso de la Inteligencia Artificial se propague y sea de uso común. Pero, por otro lado, también pensé en cómo esta Inteligencia Artificial contribuirá en la promoción del desempleo, pues realiza tareas que, en muchas oportunidades, no hace un solo ser humano sino varios.
COLUMNAS
Colaboración: Envejecimiento saludable para Chile
Chile es uno de los países de América Latina con una de las tasas de envejecimiento más rápidas. Según el INE, casi un tercio de la población chilena será mayor de 60 años en 2050. El número de personas con demencia está en aumento, afectando la calidad de vida, la economía y la sociedad.
La infraestructura de atención médica y la preparación de profesionales capacitados requieren atención urgente. El aumento de la población mayor afecta la fuerza laboral y los sistemas de pensiones. Además, el conocimiento de los factores de riesgo en el envejecimiento en Chile y la región es insuficiente, al igual que la innovación en esta área.
Necesitamos cambios intersectoriales que trasciendan la medicalización. Programas de investigación para el envejecimiento saludable pueden proporcionar las bases científicas necesarias para nuevas terapias, y desarrollar políticas y prácticas basadas en evidencia más efectivas. El Estado tiene un rol crucial en el desarrollo y financiación del plan nacional de demencia a largo plazo. Políticas de apoyo para la inclusión de personas mayores en la sociedad son esenciales para garantizar que todos los ciudadanos puedan disfrutar de una vida digna y activa.
Los programas comunitarios y las políticas de salud pública deben centrarse en promover la actividad física, la participación social y el bienestar mental.
La innovación en productos y servicios para personas mayores puede abrir nuevas oportunidades económicas, por ejemplo, viviendas adaptadas para personas mayores y tecnologías avanzadas de cuidado en el hogar.
La creación de productos y servicios diseñados específicamente para las necesidades de los adultos mayores puede abrir nuevas oportunidades de mercado y mejorar la calidad de vida. La colaboración entre el gobierno, el sector privado y la investigación es vital para abordar estos desafíos.
Aunque los datos sobre el envejecimiento en Chile son alarmantes, aún estamos a tiempo. Hay un potencial significativo para desarrollar una nueva economía basada en el capital cerebral y la experiencia de la población mayor. La inversión en innovación, investigación y desarrollo puede transformar los desafíos del envejecimiento en oportunidades económicas y sociales.
ONEIDA NAJARRO
Subsecretaria de Comunicación
Sí, usted que durante las horas pico —que son casi todas— ve que los demás hacen cola para incorporarse a un carril, pero no le importa y acelera, aunque no quepa en la vía se deja ir con todo como si los demás estuvieran obligados a cederle el paso.
Sí, usted que, aunque solo haya dos carriles se ubica en el medio con su moto y aparece de la nada obligando al que va en su vía a pegarse a las orillas para no rozarlo.
Sí, usted que con el autobús de pasajeros que conduce anda sonando una bocina estruendosa y que parece nunca terminar. Que con poner a su ayudante en la puerta no pide vía sino solo anuncia que se va a meter en el carril.
Sí, usted que va hablando por celular y ni se fija que su vehículo se está pasando a la otra vía y supone que el de al lado es el que debe poner atención para no rozar el auto.
Sí, usted que, aunque ve un carro averiado en el camino no se digna a darle vía al que se quedó parado atrás.
A usted que le pesa la mano sobre la bocina y supone que para todo es necesario hacerlo. Yo no me haré la santa, pero a lo más que llego es a maltratar dentro del auto, con los vidrios hasta arriba; así que solo yo me escucho.
Eso es un día en el tráfico, el que toca convivir en las carreteras con los automovilistas de vehículos de dos, cuatro y más ruedas. De por sí, son horas difíciles en las que el reloj avanza, no así los autos.
Es como el rodaje de la misma película todos los días y con los mismos actores, entre los que destacan aquellos que hacen el papel de malos, que no colaboran en hacer menos pesado el trajín de ir sentados sin poder estirar las piernas.
El reloj inteligente dice cada cierto tiempo: ¡hora de levantarse¡ y pues no se puede, ni modo que pare el automotor a media carretera. Y qué decir del Waze, siempre lo pongo para saber cuánto durará el viacrucis. Si me dice que llegaré a tiempo al menos me da consuelo, por momentos.
No son minutos, son horas las que se pierden en el tráfico, tanto así que da tiempo a escuchar programas radiales completos, listas de música, revisar correos, peinarse, arreglarse y hasta comer. Sé de algunas personas que, con tal de ahorrarse la pesadilla, salen cuando aún está oscuro, llegan temprano a su destino y aprovechan para dormir dentro del carro antes de presentarse al trabajo.
Estudios han demostrado que estar atorados en el tráfico constituye una de las actividades más desagradables para las personas; además del tiempo que se pierde, también aumentan los niveles de estrés.
La percepción de estar estancado es algo que contribuye a la ansiedad porque se siente que no se puede hacer nada para cambiar esa situación.
Así que como dice mi mamá: Hágase la volada. Mientras llegan medidas para desfogar el tráfico, colaboremos y alivianemos la carga con nuestras buenas actitudes al volante.