Los 22 gobernadores departamentales electos, dentro de un listado no menor de 300 aspirantes, fueron juramentados ayer por el presidente Jimmy Morales, quien les requirió, pese a adversidades como la escasez de recursos, trabajar por el bien de la población que representan.
El mandatario refirió que los nombramientos a estos cargos “han sido un apetecido botín”; no obstante, en esta oportunidad, la escogencia fue diferente, “por motivos puntuales, por las referencias que se recabó de su vida personal, de su trabajo o trayectoria como guatemaltecos”.
“Los ojos de la nación les acompañarán durante su gestión, y la justicia estará vigilante. Adelante está el reto, confío en sus corazones y sé que no defraudarán la confianza que hoy les entrego. Si la traicionan, el pueblo los demandará”, les manifestó Morales a los 22 representantes del Gobierno en el interior del país.
Marco Antonio Barahona, del Instituto Centroamericano de Estudios Políticos, opinó: “La sociedad civil, desde el momento en que estos funcionarios fueron nombrados, debe realizar una auditoría y fiscalizarlos de manera permanente, y cada vez que pongan el pie fuera de la línea, se les juzgue”.
Antes de hacer la elección final, el gobernante envió al Ministerio Público, Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala y la Contraloría General de Cuentas un listado de 66 aspirantes para que fueran investigados. El contralor Carlos Mencos refirió que los 22 seleccionados pueden asumir a sus cargos, puesto que no tienen cuentas pendientes en la entidad que dirige.
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