Comunícate con nosotros al 1590

Revista Viernes

Juan José Arévalo, el arquitecto de una Guatemala más justa

Publicado

-

María Godoy

El expresidente guatemalteco es recordado por sus reformas revolucionarias y sigue siendo un símbolo de la lucha por la dignidad

Treinta y cuatro años han transcurrido desde el fallecimiento de Juan José Arévalo Bermejo, expresidente de la República de Guatemala, el 8 de octubre de 1990. Considerado el gobernante más popular de historia (1945-1951)impulsó numerosas reformas para integrar una sociedad guatemalteca más justa.

“Guatemala ha dejado de ser una mascarada democrática para convertirse en una democracia. Y así, con esta nueva realidad social y con esta nueva investidura moral, podemos seguir sin rubor y sin simulaciones, luchando en la medida de nuestras fuerzas”, se lee en su libro Arévalo: discursos desde una Guatemala inconclusa.


Nació el 10 de septiembre de 1904, en Taxisco, Santa Rosa. Durante su vida fue estadista, educador, político, diplomático y escritor. Parte de su plan de trabajo como gobernante era integrar a las clases más pobres de la sociedad. “Es un gobierno revolucionario, llamado por eso a colocar las cosas en su sitio, a devolver al pueblo lo suyo, a instaurar la democracia que no hemos tenido nunca (…) Es un llamado a reajustar el organismo político y a restaurar la fe que los guatemaltecos habíamos perdido”, fueron sus palabras recolectadas por El Imparcial el 25 de octubre de 1944, días después de la Revolución del 20 de octubre y derrocamiento del gobierno de Federico Ponce Vaides, sucesor de Jorge Ubico.


¡Viva Arévalo!


Llegó al poder con el partido Renovación Nacional, conformado por maestros y profesionales. Con la consigna en los mítines “¡Viva Arévalo!” y la promesa de una mejor Guatemala, obtuvo la gran mayoría de los votos y consiguió la Presidencia de la República el 15 de marzo de 1945.


Entre sus labores destaca el inicio de la construcción de la Biblioteca Nacional y del Archivo General de Gobierno (actualmente llamado Archivo General de Centro América), así como la creación de las Escuelas Tipo Federación, que además se convirtieron en centros de arte. En lo laboral, firmó el Código de Trabajo en 1947, incorporó el máximo de ocho horas, el salario mínimo, el descanso los domingos y habilitó a los sindicatos; a la vez que fomentó el desarrollo rural con programas de apoyo agrícola.


En cuanto a salud, concretó la creación del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS). “El Instituto Guatemalteco del Seguro Social es un ejemplo magnífico de este intento paulatino y progresivo de resolver vastos y complejos problemas de nuestra vida”, se lee en una carta enviada al cuerpo diplomático, con fecha del 2 de enero de 1948.


Un revolucionario


Fue partícipe del alzamiento cívico y militar que tuvo lugar el 20 de octubre de 1944 al que describía como “una revolución antipersonalista”, en donde se aspiraba a que la nación fuera dirigida por un conjunto de talentos, de voluntades, al servicio de la comunidad. “La aspiración de la Revolución ha sido ir colocando, paulatinamente, nuestros grandes problemas, en manos de los mejores talentos de la República”, extracto de libro Arévalo: discursos desde una Guatemala inconclusa.


Entregó el poder a Jacobo Árbenz Guzman, pero continúuó en la política y fue nombrado embajador itinerante en Europa. Sin embargo, durante la caída de Árbenz (1954), Arévalo Bermejo se encontraba en Chile y las condiciones no eran óptimas para regresar al país. En 1958 se instaló en Uruguay, donde nació su hijo mayor, Bernardo, Presidente desde el 14 de enero de 2024. Pasó 24 años viviendo en el exilio hasta 1978 que se instauró de nuevo en Guatemala, donde compartió sus ideas sobre el compromiso con la justicia social y el progreso hasta su fallecimiento.

Redacción DCA
Seguir leyendo

Revista Viernes

Las dulces ofrendas de octubre

Publicado

-

La basílica menor del templo de Santo Domingo se convierte, durante esta temporada, en un lugar de sobremesa para fieles y los no creyentes

El olor a dulce, el calor de los fogones con las frituras de los churros, molletes y buñuelos es tradicional en las ventas que se colocan en los alrededores de la iglesia de Santo Domingo durante octubre.
Es habitual degustar estos postres luego de realizar una visita a la Virgen del Rosario, o simplemente porque se ha vuelto una tradición familiar el llegar y disfrutar de una vianda.


Los dulces típicos como colochos, canillas de leche, bolas de mazapán, nuégados, cocadas, higos en miel y más, forman parte del folclor del guatemalteco en esta y muchas otras ferias que recorren el país ofreciendo los inconfundibles confites.


Este año se han habilitado 90 puestos de venta de diversa gastronomía (dulce y salada) que estarán todo el mes en horarios de 7:00 a 22:00 y los viernes y sábados se extienden hasta las 23:00.


Sin embargo, existen locales durante todo el año como Buñuelos Santo Domingo, que se ubica frente a la iglesia, a un costado del Hospital de la Policía y atienden de 8:00 a 21:00. Lo invitamos a degustar de la gastronomía guatemalteca, tan única y propia.

Katheryn Ibarra Fotógrafo: Danilo Ramírez
Seguir leyendo

Revista Viernes

Sabor y coloren cada enchilada

Publicado

-

Euda Morales

La enchilada es mucho más que un antojito para comer en todo momento o durante los fines de semana, incluso para algunos como una comida. Es vistosa por su colorido y, por sobre todo, deliciosa al paladar. Fusiona texturas por lo crujiente de las tortillas con las verduras y la justa acidez de las mismas. Para un sabor casero, bien vale tomarse el tiempo y prepararlas en casa y si lo prefiere, las consigue en los mercados, así como en las ferias patronales.


La base de la enchilada es el encurtido de verduras. ¿Qué es un encurtido? Es una técnica de conservación mediante el uso de vinagre, sal y en algunos casos azúcar, para preservar verduras, frutas o incluso carnes en buen estado durante más tiempo. El proceso de encurtido también les da un sabor ácido y característico.


Se destaca por su complejidad y la tradición detrás de cada uno de sus componentes. El colorido del encurtido se lo aporta la remolacha, de manera que, a mayor cantidad de remolacha, más intenso será su color. Además, integra una mezcla de verduras como zanahoria, ejote, todo picado, arveja, repollo cortado en juliana. Cada verdura se cocina por separado para que esté al dente o crujiente al final de la cocción, se condimenta con sal, pimienta, orégano, vinagre y se le permite enfriar. Este proceso se puede hacer con antelación un día antes con dos motivos primordiales a considerar. El primero porque toma tiempo en su elaboración por el corte de las verduras, y segundo para que al encurtir logre el colorido y el sabor esperado.


El armado de la enchilada es esencial para que luzca sus características. La tortilla dorada en aceite o una tortilla tostada es la base, luego una hoja de lechuga, el encurtido, carne de res y posta de cerdo magras o con el mínimo de grasa posible, picada cada una finamente, cocida con tallos de cebolla y condimentada con sal y pimienta. Se cubre con salsa de tomate natural preparada en casa a base de tomate, chile pimiento cocido, molido y condimentada con laurel y tomillo.


Aún falta la decoración, se coloca una rodaja de huevo, aros de cebolla, perejil picado y queso seco. Luce irresistible. Aunque, es una comida para conocedores porque el comer una enchilada puede resultar toda una experiencia, ya que requiere de cierta práctica para que la tortilla dorada no se quiebre y pueda caerse el encurtido. Mejor no pensarlo, una solución sería, comerla con la ayuda de un tenedor, pero es diferente a lo esperado.


La enchilada lleva tanto elemento que no necesita acompañante, resulta una comida única y quizás llegue a comer más de una.

Eddy Castillo
Seguir leyendo

Revista Viernes

“Estamos obligados a conocer la literatura de Asturias”

Publicado

-

Edgar Quiñónez, con más 40 años de dedicarse a la escena teatral, se alista junto a un equipo para abrir el telón de El señor Presidente

El actor y director guatemalteco Edgar Quiñónez nos recibió en su oficina para conversar sobre las producciones teatrales que ha realizado durante estos años, como Pascual Abaj, el Gato con botas y Pinocho, entre otras, pero sobre todo la que presenta este octubre: El señor Presidente, basada en la novela del escritor Miguel Ángel Asturias. “Esta es producción propia, que se genera a partir de la labor conjunta del Ministerio de Cultura y Deportes y de la institución”, menciona emocionado.


El productor explica que el Teatro Nacional se ha convertido en un espacio de renta donde institucionalmente no se produce. “En esta oportunidad estamos contentos porque hemos formado un buen equipo de producción en el cual se da la oportunidad nuevamente de abrir los talleres de escenografía y vestuario: el proceso de iluminaciónestá a cargo del maestro Josué Sotomayor, el responsable de hacer crecer la magia actoral en el escenario”, asevera. Al respecto, comenta que la gente muchas veces solo observa lo bonito de la iluminación en una puesta en escena, pero desconoce todos los procesos y el tiempo que se requiere para crearlo.


Con relación al estreno, confirma la participación de un equipo actoral de 18 personas más un director. “Es un montaje interesante, de mucha energía, orgánico, diferente a todo lo que hemos visto”, refirió el profesional. Recordó cómo en la década de 1970 el dramaturgo guatemalteco Hugo Carrillo se interesó para hacer una adaptación teatral y dialogó con Asturias para conseguir los derechos y el permiso, que luego fue obtenido.


Fuerza laboral y creativa


La pieza la integran, aparte de los actores que oscilan de variadas edades y géneros, los herreros, pintores, la producción de luminotécnicos perteneciente al teatro. Asimismo, cuenta con los talleres de vestuario a cargo de Héctor Leal, con la confección de diseños especiales que se apreciarán en escena; también abrirán el salón de maquillaje y peinado.


El histrión dice que independientemente de la escenografía, hay un trabajo administrativo fuerte para la contratación de los actores. “Se abren espacios para que ellos puedan cobrar bien; entonces, por primera vez se les recompensa económicamente de manera justa”.


Una vida en las tablas


Quiñónez nació en Guatemala, el 22 de mayo de 1954. Estudió arte dramático en la Universidad Popular (UP), de donde egresó como capacitado en actuación, en 1976.


Fue seleccionado para integrarse a la compañía de teatro profesional de la UP mientras era alumno. En 1982 obtuvo el título de maestro en arte, especializado en teatro por el Instituto Nacional de Bellas Artes. Ha impartido numerosos talleres a diferentes grupos y en temporadas de teatro. Es miembro de la Asociación Nacional de Actores y Técnicos de Guatemala (Anayt).


Ha laborado en diversos grupos teatrales, bajo la dirección de los connotados directores y maestros, como Hugo Carrillo, Rubén Morales Monroy, Herbeth Meneses, Manuel Corleto, María Teresa Martínez y Dick Smith. Ha actuado en más de 50 obras tanto de actor como de director; en el 2008, participó con el Ballet Guatemala en Romeo y Julieta en la cual interpretó al Conde Montesco.


Como director, obtuvo dos nominaciones al premio OPUS 87 por el trabajo de la obra infantil Tío Coyote y Tío Conejo. En 1980 fue seleccionado por la Unesco para representar a Guatemala, junto al poeta Luis de Lión para asistir a un Congreso sobre Experiencias en comunidades del tercer mundo, en la ciudad de Dakar, Senegal, en el occidente de África. Exhibió la ponencia El teatro como medio de comunicación popular en las áreas marginales.


Además, el título de licenciado en arte dramático en la Escuela Superior de Arte de la Universidad de San Carlos de Guatemala. Actualmente, es asistente del Departamento Técnico Artístico del Centro Cultural Miguel Ángel Asturias y docente.


Por último, enfatiza: “Estamos retribuyendo parte de sus impuestos a la población por medio de los espectáculos que todo guatemalteco debe conocer. Además, estamos obligados a conocer la literatura de Asturias y la dramaturgia de Hugo Carrillo”.


Escrita en el siglo XX


El autor guatemalteco escribió la obra entre 1920 y 1933, y fue publicada en 1946. Es una crítica a la dictadura de Manuel Estrada Cabrera.


El primer acto de la obra de teatro describe a un grupo de mendigos durmiendo en el portal de un edificio e invocando a Luzbel. Lulo tiene una pesadilla sobre ser el presidente y es atormentado. Aparecen otros personajes, como un estudiante agredido por la Policía.


El acto concluye con el Pelele siendo atormentado por mencionar a su madre.

Según María González Araya, en el documento El señor Presidente de la Universidad de Costa Rica, es una denuncia al poder deformante de la dictadura, manifestada a su vez en la violencia y en el desarraigo de todo valor moral. “Desde el principio ya se nos sugiere esta atmósfera, con un juego perturbador de la onomatopeya, en donde, sin poner a trabajar mucho la imaginación, nos damos cuenta del ambiente pesado y horripilante de los cuadros esperpénticos, que con la influencia del cubismo y el surrealismo cobran su efecto dantesco dentro de la obra”, reseñó.

Dato

Para conmemorar los 125 años del nacimiento de Miguel Ángel Asturias, el Ministerio de Cultura y Deportes estrena la obra El señor Presidente, en la versión dramática de Hugo Carrillo. Las funciones serán en el Gran Sala Efraín Recinos, el 24, 25, 26, 30 y 31 de octubre y el ingreso es gratuito solo deben estar pendientes de las redes sociales de la cartera de Cultura para conseguir las entradas.

Marisol Vásquez Fotógrafo: Sandra Sebastián
Seguir leyendo

Directorio

  • Dirección General: Carlos Morales Monzón
  • Coordinación General de Redacción: Miguel González Moraga
  • Coordinación de Información: Mario Antonio Ramos
  • Editores: Carlos Ajanel Soberanis, Jose Pelico, Fernando Quiñonez, Katheryn Ibarra y Max Pérez
  • Página Web: Magaly Alvarado

©2024 Diario de Centro América - Todos los derechos reservados.