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COLUMNAS

Independencia ¡Claro está! pero de TODOS

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El próximo18 de mayo, ni un día antes, ni uno después, habrá de asumir el cargo de fiscal general de la República y jefe del Ministerio Público (período constitucional 18 de mayo 2018-18 de mayo 2022) el abogado o abogada que designe el Presidente –autoridad nominadora– pudiendo este hacerlo libremente entre cualquiera de los seis integrantes de la nómina que le fuera remitida por la Comisión Postuladora que estable la ley. Esa fecha es también la última fecha en la que el Presidente podría hacer el nombramiento, no existiendo norma alguna que le obligue a hacerlo antes.

Tampoco existe norma que le hubiera obligado a entrevista alguna entre el Presidente y los postulantes, individual o colectiva, pública o reservada para los participantes que sean convocados. Si el Presidente no conocía a alguno de los participantes bueno fue que les conociera y lo mejor, como se hizo, en una reunión de Estado entre el Presidente y el Postulante, privacidad que evita todo tipo de contaminaciones mediáticas o de cualquier tipo, propias de la presencia de extraños.

En todo caso hubieron de estar los postulantes a lo que el Presidente decidió, jefe que es del Estado, representante de la unidad nacional y libremente electo por el pueblo para serlo, extremo que es olvidado con frecuencia y, sobre todo, por aquellos que se arrogan representaciones que no tienen. Si alguien que aspire a ser fiscal general no hubiese guardado a estas alturas el debido respeto por el jefe del Estado, menos habría de tenerlo como fiscal general, mal consejero pues hubiera sido cualquier falta de respeto para aquellos que deseen acceder al cargo –sobran los malos consejeros– pues hubiera revelado falta de tino en el postulante cuando no la presencia de compromisos e intereses, ajenos al Estado.

El fiscal general, una vez nombrado, es absolutamente independiente y queda sometido únicamente y exclusivamente a la Constitución y a las leyes, debiendo informar de sus labores tan solo –tal lo que manda la ley– al propio pueblo. Pese a su independencia y a su poder, el fiscal general no es más que un auxiliar de la administración pública y de los tribunales de Justicia cuya función primera es velar por el estricto cumplimiento de las leyes y, si incumplidas (esto no se trata sino de la lógica consecuencia), perseguir a sus infractores. La más severa de las persecuciones, la penal, ultima ratio del Derecho.

Preocupa la independencia del Ministerio Público y claro que tiene que preocupar –amenazantes sus sempiternos vicios de esbirro y encubridor– tal y como debe preocupar su fiel cumplimiento de todas y cada una de sus funciones (si no lo hace, falla el estado de Derecho) siendo, la primera, reitero, velar porque todo cuanto acontezca entre nosotros se ajuste a las leyes, incansable su búsqueda de la verdad, sea cual sea. Preocupa su independencia pero esta preocupación pareciera limitarse a la independencia que debe tener del Presidente de la República cuando debe preocuparnos también –y a la par– la que tenga de la Embajada (o Embajadas) de los diferentes grupos de presión, de las asociaciones y fundaciones nacionales y extranjeras y de la prensa escrita, radial, televisiva y digital.

Tan grave y muchísimo más grave aún que la presión que pueda ejercer sobre el o la fiscal general el Presidente es la que puede ejercer la prensa sobre él o ella, capaz un simple periodicazo de destrozar la honra de cualquiera, agua derramada que jamás se recoge. ¿Independiente el fiscal general de la Embajada (Embajadas) o perro faldero de la (s) misma (s)? ¿Independiente de la prensa o su simple marioneta, bailarín al son que se le toque? ¿Buscador de la verdad –muy grave es la soberbia– o tan solo de condenas? ¿Consciente de la labor coadyuvante de la CICIG o, malinterpretando sus funciones, patético peón a su servicio? La independencia del fiscal general con respecto al Presidente es en cierto sentido la más fácil, por ser la más obvia y evidente –en tanto que resulta más difícil su independencia de lo oscuro, de lo menos visible, incluidos la (s) Embajada (s) prensa y grupos– peligrosos, también, los halagos que la minan.

En los Estados Unidos Mexicanos, por ejemplo, ningún funcionario puede recibir reconocimientos extranjeros sin la autorización del Estado, que muchas son las formas que existen –algunas muy sutiles– de vender la independencia. El Presidente fue electo por el pueblo y al nombrar al fiscal general debe pensar en ese pueblo. ¿Cómo sería el fiscal general que el pueblo escogería? ¿Cuál –siendo absolutamente independiente– el que pueda ser, o la que pueda ser, expresión de su mandato? Puede el Presidente equivocarse con el nombramiento de un Ministro de Estado que igual que, como puede nombrarlo, puede destituirlo y , si algo hace mal, corregirle, posibilidad que no existe con el fiscal general, funcionario a quien no puede girar instrucción alguna y ni tan siquiera instrucciones generales.

Su destitución –garantía de la independencia de su mandato– tal y como lo manda la Constitución solamente por causa justa debidamente establecida. El fiscal general, una vez nombrado, es al pueblo a quien le pertenece, al pueblo y no a grupos o grupitos que se arroguen representaciones que no tienen. Libertad no es libertinaje, ni la accesibilidad al funcionario, sinónimo de irrespeto. Aquellos que no se atrevieron con los dictadores pretenden cebarse con los gobernantes democráticos: ningún Attorney General, fiscal general, en los Estados Unidos, actuaría contra aquel que le nombró.

Para eso existe la institución independiente del fiscal especial,(Reno lo hizo, así y así lo hace Senior). Tan grave puede ser el encubrimiento como la búsqueda de notoriedad, a sus costillas. Necesitamos un fiscal general fuerte y ¡claro está! independiente, pero independiente no solo del Presidente de la República, sino ¡oigase bien! DE TODOS. Por lo demás, más que la independencia del o la fiscal general –que sea quien sea sabrá cuidarla– me preocupa la independencia de fiscales y jueces y cuánto más, cuanto más sencillos e indefensos y de allí mi propuesta de creación de una fiscalía especial en contra de las presiones sobre los fiscales y los jueces, distinta de la Fiscalía de Operadores de Justicia cuyos fines son otros o bien dentro de esta, diferenciados los fines.

Fiscalía muy especializada puesto que las presiones más peligrosas son las más insospechadas, incluso internas y las mediáticas señaladas: los fiscales y jueces entre el halago y el linchamiento. Si él o la fiscal general no toma posesión hasta el límite de la fecha señalada, viernes 18 de mayo, la actual fiscal general –necesariamente– dejará el cargo en esa fecha y, provisionalmente, hasta por un año, podría ser interinamente sustituida por la funcionaria que esta ha designado.

Se ha tenido la pésima costumbre de alterar la fecha del 18 de mayo para concluir e iniciar el período pero, tal alteración en nada ayuda para la mejor comprensión, tanto de su independencia, como del período constitucional que la protege.

Acisclo Valladares Molina
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COLUMNAS

Buenas prácticas para mejorar la gestión pública (I)

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Israel Gómez Córdova
Jefe Departamento de Documentación y Divulgación
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En la búsqueda de un mejor y más eficiente servicio al ciudadano, la gestión pública constituye un paradigma de gestión, que combina los papeles de empresario y gerente. En este sentido, se plantea una modificación en el método de redistribución de los bienes y cargas esté orientada al ciudadano, posibilitando así, un auténtico reflejo de la inserción de la perspectiva privada dentro del sector público.

Esto implica, entre otras cuestiones, que la actual gestión pública se aproxima al sistema utilizado en las empresas privadas, en términos de búsqueda de una mejor eficiencia y eficacia del servicio que se presta, pues en ocasiones se cumple aquella paradoja de la implantación de la imagen del Gobierno, cuya idea es que el sector público esté en manos de funcionarios públicos dotados con un control activo, visible y discrecional sobre las instituciones.

Se anteponen los resultados a los procedimientos, y se enfatiza la importancia de la evaluación.

En este sentido se puede denominar neogerencia, desarrolla un diseño de objetivos por resultados, donde se formulan estándares explícitos y medidas de rendimiento, así como la definición de metas e indicadores de éxito, preferentemente expresados en términos cuantitativos.

Así, la responsabilidad es configurada con base en una declaración nítida de metas, de modo que se pone énfasis en los controles de resultados, en tanto que la asignación de recursos se asocia a medidas de rendimiento. Asimismo, se anteponen los resultados a los procedimientos, y se enfatiza la importancia de la evaluación y la eficiencia.

Así, al ser hoy la democracia un concepto supranacional, la sociedad civil, entendida como la sociedad organizada y ponderada de acuerdo con el poder que tienen los diversos grupos e individuos, se constata como avanza ese continuo requerimiento de atenciones del ciudadano sobre las administraciones e incluso sucede una crítica constante a las fórmulas de gestión de estas.

Desde este punto de vista, la sociedad es un factor importante para tener en cuenta en la gestión pública y en su efectividad y eficiencia, que a todas luces traspasa las fronteras nacionales y se configura desde nuevas agendas sociales, culturales, políticas y económicas cada vez más globales. Además, hay que tener muy en cuenta que aplicaban soluciones que hoy podrían ser perfectamente aceptadas, en materia de desarrollo de mejoras administrativas.

Continuará…

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Multilateralismo y cero desechos

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António Guterres

Secretario General de las Naciones Unidas

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Importancia del multilateralismo y la diplomacia para la paz. El 24 de abril de cada año se pone de manifiesto una verdad fundamental: ningún país puede resolver los problemas actuales por sí solo. 

El diálogo, la diplomacia y las soluciones multilaterales son el camino más seguro hacia un mundo en paz y más justo. 

Son ideales intemporales que cimientan la Carta de las Naciones Unidas (en vigencia desde el 24 de octubre de 1945) y que impulsan los esfuerzos mundiales para proteger los derechos humanos y así forjar paz, esperanza y prosperidad para todas las personas. 

No obstante, por todo el mundo hay conflictos, catástrofes climáticas, pobreza y desigualdades que plantean enormes obstáculos a la diplomacia y las soluciones multilaterales. La lucha por espacios altamente competitivos afecta el ambiente de colaboración; la implacable división acaba con el diálogo. 

El diálogo, la diplomacia y las soluciones multilaterales son el camino más seguro hacia un mundo en paz y más justo.

La diplomacia y el propio sistema multilateral se crearon precisamente para momentos como este. Debemos crear condiciones para un nuevo espíritu de cooperación global para reconstruir la confianza, reducir las divisiones confrontativas y orientar a la humanidad hacia la paz. 

La Cumbre del Futuro que tendrá lugar el próximo septiembre será una oportunidad decisiva para que los países encuentren soluciones en común. Con una Nueva Agenda de Paz que aborde los factores de conflicto de forma holística se puede ayudar a restablecer la fe en el sistema multilateral y en lo que podemos conseguir trabajando unidos. 

En este importante día, exhorto a los Gobiernos y a los dirigentes a que no escatimen esfuerzos para salvar las diferencias, renovar el diálogo y la confianza y hacer posible un futuro de paz. (Objetivo de Desarrollo Sostenible -ODS- 17: Revitalizar la Alianza Mundial para el Desarrollo
Sostenible).

Hacia una cultura cero desechos.  Nuestro planeta se está ahogando en un torrente de basura. 

Cada año, la humanidad produce más de 2 mil millones de toneladas de residuos sólidos municipales. Alimentos podridos, botellas de plástico, aparatos electrónicos contaminados con productos químicos y un sinfín de cosas más se desechan sin tener en cuenta el agua, la tierra y el aire. 

Al descomponerse, la basura emite gases de efecto invernadero que se van hacia la atmósfera incrementando el calor al planeta, y también afectando la calidad del agua y del suelo, lo cual provoca enfermedades e incluso la muerte de personas en todo el mundo.  También es cierto que el consumo excesivo nos está matando. Tenemos que hacer algo.  

Desde el año pasado, la Junta Consultiva sobre Cero Desechos viene reuniendo a los asociados en torno a esta cuestión crítica y a lo que hay que hacer para conseguir que el ideal de cero desechos sea una realidad. 

Las empresas deben repensar sus productos a fin de minimizar el derroche de envases y maximizar la longevidad y el ciclo de vida de los productos. 

Los consumidores deben pensar dos veces antes de adquirir bienes y productos, y reciclar o reutilizar siempre que sea posible. 

Los gobiernos a todos los niveles deben crear economías circulares que aborden el agotamiento y la gestión de los recursos, e invertir en programas modernos de control de desechos basados en la reutilización, el reciclado, la recuperación y la prevención de la producción de desechos. 

Por su parte, la comunidad mundial debe unirse y trabajar por lograr un tratado jurídicamente vinculante para poner fin a la contaminación por plásticos. 

Cada 30 de marzo conmemoramos el día de Cero Desechos. Comprometámonos a poner fin al ciclo destructivo de los desechos, de una vez por todas. (Objetivo de Desarrollo Sostenible, ODS 12: Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles).

Colaborador DCA
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COLUMNAS

¿Es posible un mundo sin plásticos? (I)

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Andrea Cocchini 

Profesor de Derecho Internacional de la Universidad de Navarra

El 22 de abril, como cada año desde 1970, se celebra el Día Internacional de la Tierra, la jornada más importante dedicada a la protección del medioambiente. En esta ocasión, la organización Earth Day ha elegido el lema Planeta versus plástico. El movimiento tiene como aspiración “reducir en un 60 por ciento la producción de plásticos de aquí a 2040 para construir un futuro sin plásticos para las generaciones venideras”.

Durante el Día de la Tierra de este año, todas las iniciativas estuevieron  enfocadas a informar y sensibilizar a la opinión pública sobre los perjuicios que la contaminación plástica supone para la salud humana, la biodiversidad y el medio ambiente y sobre las medidas necesarias para atajar el problema.

Todas las iniciativas estuvieron enfocadas a informar y sensibilizar a la opinión pública. 

Entre ellas, la Earth Day menciona la necesidad de impulsar con urgencia la adopción del futuro tratado contra el plástico, incluido en el Programa para el Medio Ambiente de las Naciones Unidas y que se está trabajando con los estados desde 2022 en el Comité Intergubernamental de Negociación sobre la Contaminación por Plásticos (INC, por sus siglas en inglés).

Al margen de que se prevea finalizar un tratado dentro de 2024, es muy probable que el acuerdo que resulte de las negociaciones no esté a la altura del ambicioso objetivo que se proponen los promotores del Día de la Tierra.

Se prevé que la producción mundial de termoplásticos ascenderá a 445.25 millones de toneladas en 2025 y que los volúmenes anuales de producción seguirán aumentando en las próximas décadas hasta alcanzar aproximadamente los 590 millones de toneladas en 2050. Esto supondría un incremento de más del 30 por ciento con respecto a 2025.

Colaborador DCA
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