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Revista Viernes

Históricos institutos, motores de cambio social

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Los centros de educación pública en Guatemala, históricamente, influenciaron la lucha por la justicia social

Fotos: Archivo, Flacso, Asociación de exalumnas Belén

Como parte de la influencia que tenían los estudiantes universitarios y el conocimiento que empezaron a impartir tras las reformas educativas de los gobiernos liberales, las instituciones educativas públicas, al ser controladas por el Estado, se convirtieron en su mayoría en centros difusores de nuevas ideas y es así como nace la conciencia social en los alumnos de estas instituciones de secundaria y nivel medio.


El Instituto Normal Central para Señoritas Belén, la Escuela Normal Central para Varones, el Instituto Nacional Central para Varones (INCV), el Instituto Normal para Señoritas Centro América (INCA) y el Instituto Normal Mixto Rafael Aqueche (INRA) son establecimientos de tradición y larga trayectoria, que jugaron un papel importante en la lucha social y en el involucramiento que tuvieron en distintos movimientos que marcaron la historia de Guatemala.


Como parte de las reformas educativas que realizó el presidente Justo Rufino Barrios, entre 1873 y 1875, nacen los institutos públicos más conocidos como: el Belén, la Normal y el Central. Este gobierno liberal emprendió programas de reformas que abarcaban a la iglesia, la economía y la educación. En este último, uno de los cambios se dio en las cátedras, impartiendo materias como gramática y literatura, matemáticas, trigonometría, física, mecánica, historia natural, fisiología, filosofía y pedagogía.


Según Aníbal Chajón, historiador y sociólogo, “es en marzo de 1920 cuando las élites de la capital tratan que el gobierno de Manuel Estrada Cabrera llame a elecciones, formando el partido unionista, con el fin de sacar del poder a Estrada. Y es en este momento, en donde se ve una organización estudiantil, que promueve en la juventud, siendo alumnos o no, un cambio en el país. El saldo de esas manifestaciones, que en un inicio fueron pacíficas, fue la pérdida de muchos estudiantes y jóvenes que luchaban por un mejor futuro para la nación”.


El INCA y el Instituto Nacional Rafael Aqueche nacen como resultado de la Revolución de 1944 y la lucha por el mejoramiento del sistema educativo. Es en esta época, en donde miembros de la Universidad Nacional de Guatemala, que pertenecían a las facultades de Derecho, Medicina, Económicas y Farmacia, organizan manifestaciones en contra del dictador Jorge Ubico, con el fin de buscar una apertura democrática en Guatemala; evitar el excesivo control sobre las libertades civiles y por las políticas laborales opresivas, que únicamente beneficiaban a las élites y terratenientes.


Este descontento generalizado llevó a maestros del sistema estatal de educación, a unirse a los universitarios en jornadas de protestas, y por esa causa se suman los alumnos de la Escuela Normal Central para Varones junto a trabajadores y ciudadanos. Como reacción del Gobierno, se inicia con la opresión y persecución, siendo una de las víctimas mortales más reconocidas la maestra María Chinchilla Recinos, símbolo de lucha magisterial. En su honor, cada 25 de junio, se conmemora el Día del Maestro en Guatemala.


Como resultado de las protestas civiles, Ubico renunció el 1 de julio de ese año, marcando el inicio de la llamada Revolución de Octubre en Guatemala.


“En 1953 y 1954, existe otra organización estudiantil, la cual manifiesta en contra del gobierno de Jacobo Árbenz, organizada por estudiantes de la ahora llamada Universidad de San Carlos de Guatemala. Salen a las calles por estar en contra de medidas del presidente como la reforma agraria, la cual buscaba redistribuir tierras a los campesinos; la relación con los Estados Unidos, que había planteado la idea de que la reforma agraria respondía a intereses socialistas y el supuesto autoritarismo que estaba utilizando en las reformas políticas. En esta parte de la historia, se encuentran estudiantes más organizados, asociaciones más sólidas y constituidos como los movimientos políticos del siglo XX”, apunta Chajón.


En marzo de 1962, encontramos otro ordenamiento estudiantil. “La juventud estudiosa dirigió la protesta contra el fraude. Los estudiantes de la Universidad de San Carlos (Usac), representados en la centenaria Asociación de Estudiantes Universitarios (AEU), hermanados con el Frente Unido del Estudiantado Guatemalteco Organizado (Fuego), que agrupaba a jóvenes de los establecimientos antes mencionados, iniciaron la resistencia pacífica el 1 de marzo de 1962, cuya progresión terminó con una violenta escalada represiva del régimen militar”, señala Factor Méndez, defensor de derechos humanos, catedrático y
columnista.


Se unen a protestar por lo que consideraban corrupción en el Gobierno y manipulación de las elecciones por parte de Miguel Ydígoras Fuentes.


En ese año, el modelo político de Cuba empieza a ser un ideal en la mente de los estudiantes, el cual buscan imitar. Es en donde líderes comunistas de Guatemala provocan que jóvenes de institutos como el Rafael Aqueche, Instituto Central, la Escuela Normal para Varones y, en un menor número, alumnas del Instituto Belén, se unan a la guerrilla. Dejando los estudios a un lado, para integrarse a grupos insurgentes. Es cuando las autoridades de gobierno ven las protestas estudiantiles como manipulación comunista.


No se tiene una certeza sobre lo que motivaba a los alumnos a participar en las movilizaciones sociales y a luchar por la justicia civil; es probable que la principal motivación haya sido por influencia de los docentes. Cabe mencionar que eran asociaciones muy bien estructuradas, ya que existían líderes y una organización en donde todos tenían un rol. En la actualidad, la juventud está al tanto de la realidad nacional, tiene medios más efectivos para enterarse sobre lo que pasa en el mundo y expresa sus ideas por medio de las redes sociales. Como todas las sociedades, ha evolucionado.


La juventud de hoy asume que este tipo de participación, porque tomar las calles no tiene los resultados que se puedan esperar. Otro aspecto que puede afectar en el poco involucramiento, es el declive en la carrera docente al finalizar el siglo XX, ya que los jóvenes han sido formados por profesoras que no tienen esa motivación o conciencia de la lucha social e interponen el razonamiento antes de actuar, manifiesta Chajón.


Los establecimientos


Instituto Normal Central para Señoritas Belén. Es una institución con una trayectoria que no solo refleja el compromiso con la educación de las mujeres, sino también la participación en las causas sociales. Fundado en 1875, su objetivo principal es ofrecer una educación para preparar maestras. Este instituto ha sido un referente en la educación femenina, proporcionandola de manera integral en la formación profesional de las alumnas.


En la década revolucionaria, durante el gobierno del presidente Juan José Arévalo y la posterior administración de Jacobo Árbenz, el Instituto Belén jugó un papel activo en la promoción de ideas progresistas y en la defensa de reformas sociales. Las estudiantes y el personal del instituto participaron en debates sobre los derechos civiles y la reforma educativa, apoyando las políticas que buscaban una mayor equidad en la educación y la participación ciudadana.


Instituto Nacional Central para Varones. Conocido comúnmente como el Central, es uno de los más antiguos, fundado en 1875, en el gobierno de Justo Rufino Barrios. Este instituto ha jugado un papel significativo en la historia educativa y política de Guatemala.


A lo largo del camino, los alumnos del INCV han sido protagonistas en varios movimientos sociales y políticos en Guatemala; particularmente, durante períodos de represión. Desde principios del siglo XX, los estudiantes del Central han mostrado una fuerte conciencia social y han sido activos en la lucha por la democracia y los derechos humanos.


El Central también fue escenario de protestas estudiantiles contra las reformas educativas impuestas por los gobiernos de turno, las cuales a menudo eran percibidas como intentos de restringir la libertad de pensamiento y control sobre la juventud estudiantil.


Instituto Normal para Señoritas Centro América (INCA).
Es una institución educativa con destacada trayectoria, fundado en 1946 y dedicada a la formación de docentes con notable involucramiento en causas sociales a lo largo de su historia.


El INCA fue fundado con el propósito de formar maestras y contribuir al desarrollo del país. Desde sus inicios, la misión del establecimiento ha sido proporcionar una educación de alta calidad para mujeres, preparándolas no solo para ser docentes, sino para desempeñar roles activos en la vida social y política de Guatemala.


Durante la guerra civil guatemalteca (1960-1996), el INCA se mantuvo como un espacio de resistencia intelectual. Aunque el conflicto creó un entorno difícil para la educación y la libertad de expresión, el instituto continuó formando a sus estudiantes con una fuerte orientación hacia la justicia social y la reconciliación.


Instituto Normal Mixto Rafael Aqueche (INRA). Es reconocido por su enfoque en la formación de maestros. Fundado en 1947, este instituto lleva el nombre de Rafael Aqueche, un intelectual y educador guatemalteco.


Sus estudiantes han estado en la primera línea de diversas luchas sociales. Este activismo estudiantil se debe en parte al carácter formativo del instituto, que prepara a los jóvenes no solo para ser educadores, sino ciudadanos conscientes.


Durante los años 60 y 70, en medio de la creciente represión del Estado y el conflicto armado interno, los estudiantes del INRA se sumaron a las movilizaciones que exigían mayores libertades y derechos sociales. En esos años, la represión por parte del Gobierno hacia los estudiantes fue intensa, con numerosos casos de persecución, desapariciones y asesinatos de líderes estudiantiles.


Además, los alumnos del Aqueche han estado involucrados en protestas contra reformas educativas que consideran perjudiciales para la calidad de la enseñanza y para los derechos de los maestros en formación.


Escuela Normal Central para Varones (ENCV). Es de las más antiguas y prestigiosas de Guatemala, fundada en 1875 con el objetivo de formar maestros de educación primaria. A lo largo de su historia, esta escuela ha sido un semillero de líderes sociales y políticos, y sus estudiantes han estado involucrados en movimientos de protesta en diferentes períodos del país.


Uno de los papeles más destacados de activismo estudiantil de la ENCV fue durante la Revolución de Octubre de 1944, que llevó al derrocamiento del dictador Jorge Ubico. Los estudiantes de la Normal, junto con otras instituciones, participaron activamente en las manifestaciones y huelgas que demandaban la renuncia de Ubico y el establecimiento de un gobierno más democrático.


La Revolución de Octubre se convirtió en un hito histórico que marcó el inicio de una década de reformas sociales y políticas en Guatemala, con una fuerte participación de los normalistas.


En años más recientes, han continuado su legado de activismo en la participación en la lucha social y los derechos de los estudiantes.


En el 2012, la Escuela Normal fue protagonista de diversas jornadas de protestas. Durante el gobierno del general Otto Pérez Molina, se propuso eliminar la carrera de Magisterio a nivel diversificado, convirtiéndola en una técnica universitaria, perdiendo así la razón de existir de los institutos normales.
Este acto desencadenó medidas que incluyeron la toma del Puente del Incienso y el Parque de la Industria. Sin embargo, en 2013 entró en vigencia el Bachillerato en Ciencias y Letras con Orientación en Educación, que reemplazó la carrera magisterial.

Instalaciones

Durante el gobierno de Barrios, fueron expropiados distintos edificios que eran utilizados por la iglesia católica para darlos a la educación pública.


El Colegio y Seminario Tridentino de Nuestra Señora de la Asunción pasó a ser el Instituto Nacional Central para Varones.


El Colegio Mayor de los Paulinos se convirtió en la Escuela Normal Central para Varones y posteriormente en la Escuela Facultativa de Medicina.


El Convento de Belén fue la Sección Normal del Colegio de Niñas.


El Convento de la Recolección pasó a ser la Escuela Politécnica.


El Convento de Santo Domingo fue convertido en el Conservatorio Nacional de Música.

Opinión

El Frente Unido del Estudiantado Guatemalteco Organizado (Fuego) y las Jornadas de marzo y abril de 1962 son de gran trascendencia para entender las manifestaciones y la participación de los estudiantes de secundaria y universitarios, tomando las calles, acuerpados por maestros, profesionales y obreros. Lastimosamente, omiten esta historia en los libros de texto en la formación social de los alumnos. (Karina García-Ruano, investigadora y docente).

Fechas emblemáticas

1973, manifestaciones por el precio del petróleo.
1982, manifestaciones por el alza al pasaje y el aumento del subsidio.
1985, manifestaciones por las primeras elecciones democráticas en Guatemala, en las que estudiantes participaron en las protestas por la certeza de los resultados.

Mariano Macz
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Así se desarrollan las festividades patrias

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Desde que se inicia septiembre, el fervor patrio llena las calles de la capital. Banderas, bandas escolares, desfiles y más se observan en varias calles, especialmente las del Centro Histórico.


Los preparativos


Desde el 2 de este mes se presentó el Pregón de Independencia, con un desfile que incluyó vehículos antiguos, al grupo de teatro Los Pregoneros de Antigua y el encendido de la antorcha desde el parque central, que estuvo a cargo del presidente de la República, Bernardo Arévalo. También se ha disfrutado de actos cívicos, festivales de bandas escolares, desfiles conmemorativos, concursos de gastadores y batonistas, entre otros.


Lo que viene


El 14 de septiembre, desde las 6:00, habrá encendido de antorchas en la plaza del Obelisco y a las 18:00 se izará la bandera nacional y leerá el Acta de Independencia. El 15, se realizará el desfile cívico con bandas escolares, latinas y marciales que desde el parque Jocotenango recorrerán el Centro Histórico; a las 17:45 será la arriada de la bandera, con lo que se cierran las actividades.

Katheryn Ibarra Fotógrafo: Mariano Macz
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El largo camino recorrido por nuestra bandera nacional

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¿Sabía usted que en alguna época la insignia suprema incluía los colores amarillo y rojo? Y es que nuestro símbolo patrio ha pasado por seis transformaciones que la han llevado a lo que hoy conocemos

El historiador Aníbal Chajón explica que las banderas “surgen como el símbolo que deben seguir las tropas en una batalla.


Pensemos que en la antigüedad, en las contiendas, había polvo, gritos, ruido y era algo caótico y lo que podían hacer las personas era seguir una pieza de color que va en alto”, detalla.


Agrega que en Guatemala se establece la bandera a partir de la formación de las Repúblicas Unidas del Centro de América; sin embargo, aclara que “en la Época Prehispánica, los diferentes gobiernos mayas tuvieron sus propios estandartes; no sabemos que fueran banderas de tela como tales, pero sí usaban símbolos para identificar a sus tropas”.


En el libro Aproximación a los símbolos patrios del autor Carlos E. Prahl Redondo, que se resguarda en la biblioteca del Museo Nacional de Historia, en la zona 1 capitalina, se expone que “la bandera nacional como la conocemos hoy, deriva de las enseñanzas militares que permitían a los soldados, tanto en tiempo de paz como en la lucha armada, identificar los distintos cuerpos o unidades a las que pertenecían, y distinguir en el combate sus propias enseñas o banderas, de las unidades enemigas”. 


Por su parte, en el sitio web del Congreso de la República se lee que “a través del Decreto Número 104-97, establece que esta es la insignia suprema de la Patria. Su forma es de un rectángulo con las dimensiones, vertical y horizontal de 5 a 8 (ancho por largo) a la regla de oro de la proporción estética, respectivamente”.


También se establece que “sus colores son el azul y blanco dispuestos en tres franjas verticales del mismo ancho; el color azul a los extremos y el blanco en el centro. El Escudo de Armas es Símbolo Nacional y su significado representa la justicia y soberanía, la victoria, la inmortalidad de la libertad”.


Su significado 


En el citado decreto se ilustra que el blanco representa pureza, paz, integridad, firmeza y luz; el azul expresa fortaleza, justicia, verdad y lealtad. Acerca del Escudo de Armas expone que la espada simboliza justicia y soberanía; las ramas de laurel, victoria; el pergamino, inmortalidad de la fecha del nacimiento de la Patria, y el quetzal es símbolo supremo de libertad.


Otra indicación en la ley ordena: “todos los establecimientos que albergan oficinas del Estado, instituciones autónomas o descentralizadas, así como establecimientos del sistema educativo nacional, deberán mantener todos los días, izada la bandera de Guatemala”. 


Un tesoro para la posteridad 


El capitán primero asimilado José Estuardo Ovalle Briones es cronista e historiador del Ejército de Guatemala, y comparte que en el museo de la institución, que se encuentra en el Centro Cultural Miguel Ángel Asturias, donde antes se ubicaba el desaparecido Fuerte San José, hay una colección de banderas antiguas que datan de 1823 a 1871. Debido a su antigüedad, algunas ya no tienen sus colores originales, pues la tela se va degradando; sin embargo, se resguardan por su valor histórico para la nación. 


El cronista da una reseña histórica del origen del pabellón: “Hay que recordar que la independencia absoluta se lleva a cabo el primero de julio de 1823, y es cuando se va a crear la primera bandera y el primer escudo nacional. Esta va a tener siempre los colores azul y blanco, pero de forma horizontal.

También ese es el período de la Federación Centroamericana, de 1823 a 1840, y vamos a tener varios cambios. Por ejemplo, de 1823 a 1825, con la primera bandera y escudo, a partir de 1825 a 1843, pues ya se inicia esa parte en la que van a sufrir unos cambios, y se desintegra prácticamente la Federación Centroamericana y se va a tener una nueva modificación en ambos”. 


El relato prosigue: “Posteriormente el período clásico del conservadurismo con el capitán general Rafael Carrera, de 1843 a 1851, es interesante porque vamos a contar con unos colores, que en la actualidad suena hasta un poco extraño decirlos, el azul y blanco que siempre se ha mantenido, pero se van a integrar el amarillo y rojo, vamos a tener cuatro colores en ese periodo de 1851 a 1873 que es cuando también a Carrera lo nombran presidente vitalicio de Guatemala ¿por qué estos colores? Netamente el período del conservadurismo abarca de 1840 a 1871 y es precisamente porque el azul y blanco representan a Guatemala, el rojo y el amarillo, al reino español, porque venimos de esa herencia colonial como tal, pero también en ese periodo la Iglesia católica va a tener un poder muy especial porque va a tener voz y voto dentro del Gobierno y sabemos que los colores del Estado Vaticano son amarillo y el blanco. Cuando se busca la figura del general Rafael Carrera en internet lo vamos a ver con su banda presidencial con estos colores”.


“Posteriormente, viene la Reforma Liberal, una modernidad completa para el país, y se van a establecer los símbolos patrios tal y como hoy los conocemos tanto en la bandera nacional que tiene un origen muy interesante porque va a mantener los colores azul y blanco, pero ya no de forma horizontal, sino vertical y es ahí donde vamos a poder apreciarlos creados por el régimen liberal del general García Granados y del general Justo Barrios”, finaliza Ovalle.


Protocolo 


El maestro Roberto Broll, catedrático de diplomacia y protocolo de la Universidad Galileo, comenta: “El ejército a la hora de hacer un descarte, hace una especie de ceremonia, como que fuera un pequeño acto cívico, se debe contar con un incinerador, y al tener las cenizas hay que enterrarlas o depositarlas en un sitio adecuado”, al referirse al desuso que puedan tener los pabellones por antiguedad o daño. 


Respecto de los actos públicos donde el pabellón nacional se muestra, por ley este debe presidir al estar acompañado de otras banderas. “Cuando hay un número de banderas impar, es decir tres, cinco o siete, va al centro, porque en Guatemala lo que se usa es el orden alterno, o sea nuestra bandera al centro y luego se colocan las demás a los lados alternadamente. Y si son números pares, se debe ubicar a la derecha, pero de la derecha de ella (la bandera) y el espectador la observa en la izquierda, a veces las personas se equivocan con esta disposición en los montajes”, indica Broll. 


Escudo de armas 


El creador del escudo actual de Guatemala es Juan Bautista Frener, quien nació en Lucerna, Suiza. En su país natal trabajó una medalla conmemorativa a Guillermo Tell, héroe de la independencia helvética. De igual forma grabó otra para Giuseppe Verdi, músico al que conoció. 


Llegó al país en 1853, se indica en el libro Grabadores de Guatemala, para trabajar en la Casa de la Moneda. En una celebración de septiembre de 1871 creó la alegoría que días más tarde se convertiría en el actual escudo de armas por medio del Decreto 33 del 18 de noviembre del mismo año. 


“Hay que tomar en cuenta que la ideología del liberalismo en aquel momento era que había que tener héroes e identidad nacional propia, y precisamente por eso en ese periodo se crea la mayoría de símbolos patrios. De hecho, el período liberal de 1871 a 1944, es donde se va a crear la mayoría o casi todos los símbolos patrios que en la actualidad conocemos”, concluye Ovalle Briones.

Jura a la bandera

“Bandera nuestra,
a ti juramos
devoción perdurable,
lealtad perenne,
honor, sacrificio y esperanza
hasta la hora de nuestra muerte.
En nombre de la sangre y de la tierra,
juramos mantener tu excelsitud
sobre todas las cosas;
en los prósperos días,
y en los días adversos,
velar y aun morir,
porque ondees perpetuamente
sobre una patria digna”. 
Autor: Alberto Velásquez Günther, originario de Quetzaltenango.

Primer lienzo

De esta bandera se deriva la que vemos en la actualidad. “Fue creada por la familia Aguilar Quiroz en la ciudad de Quetzaltenango y era portada por un joven de 15 años, el abanderado de las fuerzas liberales, cuando ingresaron victoriosos a la ciudad capital. Este joven, que posteriormente ingresará a la recién creada Escuela Politécnica, va a llegar al grado de General de División. Su nombre era José María Aguilar Quiroz, quien fue el primer director guatemalteco de la Escuela Politécnica”, indica el capitán primero asimilado José Estuardo Ovalle Briones, cronista e historiador del Ejército de Guatemala.

Dato curioso

Durante el período de 1871, en el escudo de armas la cabeza del quetzal estaba viendo para atrás y no para adelante como hoy en día, y el cambio surgió debido a la modernidad que traían los liberales y significa dejar todo lo caduco y antiguo atrás, según narra el cronista e historiador del Ejército de Guatemala, capitán primero asimilado José Estuardo Ovalle Briones. 

Katheryn Ibarra, Cecilia Vicente Fotógrafo: Danilo Ramírez
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Una poeta poco conocida

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El gusto y la sensibilidad política de un buen número de escritores y lectores guatemaltecos se ha forjado bajo los parámetros que establecía la estética modernista y tomando como modelo al canon literario de principios del siglo XX.


Lola Montenegro (1857-1933) es quizá una de las principales personalidades del medio escrito de su época. Hacia finales del siglo XIX ya se había ganado un lugar en diversos medios escritos y sociedades literarias, que empezaron a difundir sus versos. Su experiencia vital, marcada por el dolor, repleta de desgracias, sufrimientos y desventuras, fue el sustento que nutrió su poesía.


El presente libro hace justicia a su fecunda trayectoria, mediante la compilación de casi todos sus escritos conocidos, así como una selección de notas y comentarios que ayudan a delinearla mejor.

Historias con las que estará identificado

En esta nueva publicación, César Yumán demuestra su amplia destreza con el lenguaje; construye historias plagadas de amor, violencia y desesperación.


Los personajes propician el espacio ideal para la ternura y el crimen; los cuentos de Yumán se presentan como escopetas de significado. Cada lector podrá enfrentarse a ellos y configurar su propia forma de digerirlos.


Baila: Playlist II llega para enriquecer la bibliografía de una de las voces contemporáneas más propositivas de Centroamérica. El lector no saldrá ileso de este libro, pues al escuchar alguna de las canciones presentes en esta segunda playlist, revivirá a los personajes que lo habitan.


El libro está a la venta en Editorial Cultura, 6ª. calle 4-17, zona 1.
El precio: 80 quetzales.

EL SUICIDA

Al pie de la Biblia abierta —donde estaba señalado en rojo el versículo que lo explicaría todo— alineó las cartas: a su mujer, al juez, a los amigos. Después bebió el veneno y se acostó.


Nada. A la hora se levantó y miró el frasco. Sí, era el veneno.


¡Estaba tan seguro! Recargó la dosis y bebió otro vaso. Se acostó de nuevo. Otra hora. No moría. Entonces disparó su revólver contra la sien. ¿Qué broma era esa? Alguien —¿pero quién, cuándo?— alguien le había cambiado el veneno por agua, las balas por cartuchos de fogueo. Disparó contra la sien las otras cuatro balas. Inútil. Cerró la Biblia, recogió las cartas y salió del cuarto en momentos en que el dueño del hotel, mucamos y curiosos acudían alarmados por el estruendo de los cinco estampidos.
Al llegar a su casa se encontró con su mujer envenenada y con sus cinco hijos en el suelo, cada uno con un balazo en la sien. Tomó el cuchillo de la cocina, se desnudó el vientre y se fue dando cuchilladas. La hoja se hundía en las carnes blandas y luego salía limpia como del agua. Las carnes recobraban su lisitud como el agua después que le pescan el pez.


Se derramó nafta en la ropa y los fósforos se apagaban chirriando.
Corrió hacia el balcón y antes de tirarse pudo ver en la calle el tendal de hombres y mujeres desangrándose por los vientres acuchillados, entre las llamas de la ciudad incendiada.
Enrique Anderson Imbert (Argentina, 1910-2000)

Redacción DCA
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