Guatemala y México tienen una historia diplomática de 169 años, la cual se oficializó en 1848, o sea 10 años después de que nuestro país se independizara de la Federación de Provincias de Centroamérica.
Sin embargo, los vínculos que nos unen provienen desde épocas milenarias, debido a que la parte sur de ese territorio y casi toda Guatemala conforman el área de Mesoamérica en la que se asentaron las comunidades mayas, lo cual explica las enormes coincidencias lingüísticas y culturales entre sus poblaciones originarias y las diversas manifestaciones que surgieron como resultado del mestizaje a lo largo de la colonia y la vida independiente.
Durante el conflicto armada interno, el Gobierno y las familias mexicanas extendieron la mano a 45 mil exiliados y desplazados guatemaltecos que huían de la guerra y la persecución política, a la vez de que muchas de las reuniones para la negociación de los acuerdos de paz se realizaron en esas tierras. Se calcula que para 2010 vivían en México 35 mil 322 chapines.
Por otro lado, estos 2 pueblos también comparten 955 kilómetros de fronteras, graves flagelos, como la trata, el narcotráfico y el contrabando, que afectan la seguridad de los ciudadanos y amenazan la gobernabilidad, por lo que existen múltiples retos que se deben enfrentar de forma común.
Adicionalmente, México es la tercera nación que más invirtió en Guatemala en 2016. Según datos del Banco Central, este rubro alcanzó los Q580 millones en ese período, solo superado por Colombia, con Q790 millones, y Estados Unidos, Q2 mil 956 millones.
Por todas estas razones, la visita oficial que el presidente Enrique Peña Nieto hará el 25 de mayo cobra especial relevancia, pues abordará con su homólogo guatemalteco, Jimmy Morales, una serie de temas en los que se profundizarán los lazos de amistad, que a la fecha han producido 41 acuerdos bilaterales, de los cuales 21 se han concretado en los 4 años recientes.
Con ello, además el Gobierno mantiene activa una agenda diplomática, partiendo de la premisa de que en el mundo actual los pueblos deben apoyarse unos con otros para aprovechar sus coincidencias y luchar juntos contra enemigos comunes.