Frank Gálvez
Locutor y periodista [email protected]
Esta semana se conmemoró el Bicentenario de la Independencia patria, fecha de especial importancia para nuestra historia como sociedad, como cultura, como gente. Ser ciudadano de esta gran nación es una responsabilidad compartida.
Por ello, quiero reconocer la labor de aquellos que han formado la Guatemala actual, pero alejándome de los protagonistas: hablo de las sombras en los libros de historia, los ciudadanos anónimos que al final del día son las piezas fundamentales en su construcción. Individuos que han existido en todas las épocas y se distinguieron por su integridad, su sabiduría, su trabajo y generosidad en función del prójimo. Claro ejemplo a recordar son nuestros padres y maestros, e igualmente a los que por su virtud y servicios han marcado nuestra vida. Ellos nos dieron ejemplos y consejos decisivos que hicieron de nosotros quienes somos ahora. Esta fecha sirve para que honremos a los hijos de la patria amada, y que sus hechos y enseñanzas estén siempre presentes en nuestra mente y nos sirvan de paradigma y norma de conducta como chapines.
”Toda obra, cualquiera que sea, debe estar respaldada por una conducta.“ (Miguel Ángel Asturias)
Rindamos culto en nuestro corazón a la verdad y la honradez, y difundamos estas entre los que nos rodean por medio de nuestros actos. Trabajar para instruirnos, e instruirnos para trabajar, pues prosperando nosotros progresa la nación. Hay que ser reverentes con nuestra patria; guardianes de su autonomía y dignidad, y también de nuestros derechos, que son el patrimonio primordial del bien común. Comprometernos a servirla fielmente, protegiéndola valerosamente de sus enemigos, obedeciendo sus leyes, ennobleciendo a los encargados de hacerlas cumplir, coadyuvando a la correcta administración de la justicia; desempeñando a conciencia las obligaciones de los cargos que se nos confíen y procurando la subsistencia de la armonía y concordia entre todos. Asimismo, se sirve al Estado participando en las decisiones transcendentales: eligiendo eruditos que enseñen a los más jóvenes, personas de decencia y tesón que sean transparentes en su dirección y votando siempre a gente con honor y prudencia para representarnos.
Cada alma que habita este bendito país es la esperanza de un mundo mejor. Y lo que representamos como nación se refleja en lo que somos en todos los ámbitos de nuestra existencia. Demostremos cuán orgullosos estamos de ser guatemaltecos todos los días.
