Los rumanos elegirán el domingo a su nuevo jefe del Estado en unas elecciones muy reñidas y polarizadas, en la que se verá si una candidatura europeísta y de derechas logra reunir el voto de los más moderados, frente al empuje de un candidato
ultranacionalista y prorruso.
“Las encuestas pronostican que los resultados serán muy ajustados y que se dará una situación tensa”, adelantó el analista y profesor universitario Tibor Toró.
El inesperado triunfo, el pasado 24 de noviembre, del ultranacionalista Calin Georgescu en la primera vuelta de las presidenciales, con el 23 por ciento de sufragios , hacía prever que las organizaciones más a la derecha pudieran imponerse en las legislativas celebradas una semana después.
Sin embargo, el Partido Social Demócrata resistió, con grandes dificultades, las vigorosas embestidas rivales y quedó primero en esos comicios, con el 22 por ciento, seis puntos menos que en las legislativas de 2020.
Aunque en conjunto las fuerzas europeístas sumaron más de la mitad de los votos, frente al tercio de apoyos de la extrema derecha y ultranacionalistas, los comicios han significado un castigo a los partidos tradicionales.
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