París, EFE
La líder ultraderechista francesa Marine Le Pen pasó a la ofensiva ayer en el tercer día de interrogatorios en el juicio por presunta financiación ilegal de su partido con fondos del Parlamento Europeo (PE), en el que aseguró estar siendo acusada “sin pruebas”.
Después de que ninguno de los tres asistentes parlamentarios que tuvo en sus años como diputada en Bruselas y que figuran en la acusación pudo dar muestras claras de su trabajo, Le Pen consideró “contrario al derecho de la defensa verse obligada a demostrar que se es inocente”.
“Es la acusación la que debería fundamentar el planteamieto del delito que nos reprocha. Yo no puedo aportar la prueba de que soy inocente”, dijo Le Pen ante el tribunal, en el que mantuvo un intenso debate con la presidenta, Bénédicte de Perthuis.
Un proceso político
La líder de la extrema derecha gala, que afronta penas que podrían llegar a los 10 años de cárcel y otros tantos de inhabilitación, lo que comprometería su ambición presidencial en 2027, retomó su línea inicial de defensa, según la cual está siendo objeto de un proceso político por sus posiciones críticas en Bruselas.
“¿Cómo pueden pedirme documentos de hace tantos años? De 2009. Yo no guardo nada, tendría que construirme un castillo si lo guardara todo.