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COLUMNAS

¿Qué hacer? ¿Cuál es el camino?

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Los distritos electorales pequeños permitirán que las poblaciones indígenas, por derecho propio, accedan al Congreso.

Tales son las preguntas que se formula una estimada columnista y con todo respeto me permito responderle que el camino correcto –el único camino– es el camino de los distritos pequeños, camino que, sin tanta alharaca, conduce a que el pueblo ¡Así de claro! se instale y se encuentre siempre instalado en el Congreso. ¿Qué hacer? Lograr que se establezca ese camino y recorrerlo. Lo que debe comprender la columnista –y lo que debemos todos comprender– es que lo que no constituye camino alguno es que se vuelva a asesinar, a secuestrar y a extorsionar en una nueva intentona subversiva y que se produzca una nueva represión y menos aún que se vuelva a exponer a los peligros de una y otra a personas inocentes, experiencias que ya tuvimos (36 años ¿No nos parecen suficientes?) la tragedia de vivir. Tampoco constituye el camino aferrarnos al pasado y vivir sumergidos en los resentimientos, los odios y la sed de venganza, tal y como no lo constituye, tampoco, permanecer estáticos en una situación –la que vivimos– en que resultamos incapaces de lograr que podamos acceder
–todos– a una calidad de vida que sea acorde a los tiempos que vivimos. No existe otro camino para la paz que aquel de la justicia –no llegamos a entenderlo– puesto que “no puede haber paz, si no hay Justicia” –obra de los hombres, la justicia (justicia para que el don de la paz pueda alcanzarse– “ni puede haber justicia”, esto es más difícil de entenderlo “sin perdón”, ¿Insurgencia y represión, para la paz y el desarrollo, para el mejoramiento de nuestra calidad de vida y para la posible erradicación de la pobreza?

¡Por favor! No puede tampoco constituir el camino –se equivoca, la columnista al intentarlo– la tergiversación de los hechos y afirmar, como cierta, la mentira, así como tampoco el servicio, poco menos que absurdo, de servir a las agendas que no son nuestras agendas. Ante la falta de agenda propia, ¿Otras agendas? ¿Qué hacer, entonces, estimada columnista? ¿Cuál es el camino? Lo que debemos hacer no es otra cosa que optar –toral su segunda pregunta– por el camino correcto, el del establecimiento inmediato de distritos electorales pequeños en los que se elija en cada uno un solo diputado, la única forma en que podrá el pueblo instalarse en el Congreso y que se sienta el pueblo en este representado. La verdadera reforma, la que conduce como un hecho a la refundación del Estado –el pueblo instalado en el Congreso– es la reforma política, reforma que arrastrará que cualquier otra –entonces– se pueda hacer posible. Los distritos electorales pequeños permitirán que las poblaciones indígenas –por derecho propio– el derecho que da el triunfo electoral accedan al Congreso. Solo podremos respetar y confiar en el Congreso si vemos que en este –de verdad– se encuentra el pueblo representado, claros los cordones umbilicales entre electos y electores. ¿Sabrá la estimada columnista quién es SU diputado? ¿Sabe usted quién es el suyo? En el actual sistema que nos rige, el del listado nacional, los listados distritales y los distritos inmensos, es imposible que se sepa. ¿Quién es SU diputado? ¿Quién será SU diputado? ¿Quién será SU candidato para serlo?

Si, por el contrario, el distrito electoral fuera pequeño y uno solo el diputado a elegirse en el distrito, usted sí sabría quién es SU diputado y los diputados sabrían –tampoco lo saben– quiénes son y qué es lo que desean y lo que piensan SUS electores.

Es más, si el distrito fuera pequeño, es más que probable que pudieran llegar a conocerse personalmente los candidatos y los electores y que el cordón umbilical de la lealtad quedara firmemente establecido: Si leal el diputado con el elector, con sus intereses, principios y valores, será reelecto, en tanto que, si desleal, derrotado si lo intenta. Hoy por hoy no sabe el diputado a quéenes representa y cuáles son sus principios, valores e intereses como tampoco sabe nada del diputado el elector, a extremo tal, que ni siquiera sabe quién es SU diputado. La campaña en un distrito electoral, si pequeño, es más barata y con recursos muy limitados, incluso, se puede contender –de igual a igual– con simple imaginación y denodado esfuerzo con quien los tenga en abundacia, ¿Se animaría a arriesgarse la estimada columnista al juicio crítico de los electores, en un distrito pequeño? ¿Qué hacer? ¿Cuál es el camino?

Pues bien, si quiere –a lo Hamlet– que se lo siga preguntando toda la vida –si de eso se trata, de hacerse preguntas y de no buscar una respuesta– o bien por el contrario, que se responda y abrace el camino correcto, el camino de los distritos electorales pequeños, el único camino que puede lograr que el pueblo se instale y permanezca instalado en el Congreso: Sus representantes en todo momento, en la cuerda floja: Si desleales, no serán reelectos y echados serán –literalmente– del Congreso. Sin la reforma política, la de los distrito pequeños, toda otra reforma es simple parche y no podría llegar a ser sino la repetición de lo mismo.

                                    

 

Acisclo Valladares Molina
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COLUMNAS

Zolic, el rediseño de una marca de 51 años

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Ing. Byron Gaitán, Gerente General Zolic

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Con más de medio siglo de trayectoria la Zona Libre de Industria y Comercio Santo Tomás de Castilla (Zolic), ha experimentado una evolución sólida en la consecución de sus objetivos.

En la etapa más reciente, el compromiso de su Junta Directiva, Gerencia y Sub-Gerencia ha sido fundamental para impulsar estratégicamente la atracción de nuevas inversiones y el crecimiento económico del país. 

La institución ha sido un pilar en la historia de Guatemala, contribuyendo al desarrollo del empleo y la economía nacional. Es así como desde 2021, se estableció una estrategia de reposicionamiento de marca, destacando entre sus acciones el rediseño del logotipo, que otorga un espacio para la innovación y la evolución de la institución desde su imagen visual.

La esencia y el propósito primordial de Zolic desde su fundación en 1973 han sido la promoción de la inversión nacional y extranjera para impulsar el desarrollo, la productividad y el empleo, en línea con su Ley Constitutiva el Decreto 22-73 del Congreso de la República y sus reformas posteriores en el Decreto 30-2008.

El logotipo anterior fue utilizado como sello distintivo de la institución desde el 2012.

La historia de la institución se entrelaza con la identidad arraigada de la Zona Libre de Industria y Comercio “Santo Tomás de Castilla”, conocida generalmente como Zolic por usuarios, público en general y trabajadores, quienes han sido testigos de su evolución a lo largo de los años.

Desde sus inicios, situada junto al principal puerto en el Atlántico guatemalteco, en Puerto Barrios, Izabal; los primeros logotipos de Zolic evocaban el sol, el mar e incluso una gaviota, reflejando su ubicación privilegiada y buscando hacer referencia de su conexión con el comercio
marítimo.

Sin embargo, en la historia de Zolic su Ley Orgánica ha tenido varias reformas, siendo una de las más significativas la de 2008. Con la cual la institución se ampliaría en capacidades, convirtiéndose en la fuerza impulsora detrás de lo que ahora conocemos como Zonas de Desarrollo Económico Especiales Públicas (ZDEEP), autorizando y habilitando nuevas Zonas Libres para el crecimiento económico, en todas las regiones del país.

El logotipo anterior fue utilizado como sello distintivo de la institución desde 2012, y si bien era reconocible por su nombre solo aprovechaba un 7 por ciento el potencial de la marca, en el nuevo rediseño Zolic ocupa el lugar central y dominante representando el 100 por ciento de la composición gráfica.

Esta decisión refuerza el posicionamiento de la marca y la hace más memorable para el público, la marca tiene colores corporativos que reflejan confianza y estabilidad y aseguran una consistencia visual, con tipografías legibles y modernas que reflejan profesionalidad y seriedad.

Hoy, el logotipo de Zolic, tiene un diseño conformado por un rectángulo vertical en color azul oscuro con cortes ondulares; en la parte inferior, en medio esta la palabra Zolic en letras especiales en color azul oscuro, sobre la palabra Zolic, figura una línea ondulada en color celeste con un punto rojo y debajo de la palabra Zolic, se encuentran las palabras zona libre de industria y comercio en letras especiales en color azul oscuro subrayado con línea en color rojo. Abajo del subrayado rojo se encuentran las palabras Santo Tomás de Castilla en letras especiales en color gris claro.

El nuevo diseño de marca de Zolic se da en un tiempo importante de cambio en su historia, consolidando su posición en el mercado guatemalteco y preparando a la institución para enfrentar los desafíos del comercio internacional y el nearshoring.

Con un logotipo limpio y claro, colores corporativos distintivos y tipografías cuidadosamente seleccionadas, Zolic se posiciona como el líder en su sector, rigiendo la autorización y habilitación de las Zonas de Desarrollo Económico Especiales Públicas (ZDEEP), lo que se traduce en contribución a la reactivación económica y social de un nuevo país para todos.  

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Por una cultura laboral segura y saludable

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Consejo Editorial Conadi

Hace ya 21 años que el 28 de abril se marca en nuestros calendarios como el Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo. Esta fecha no solo nos recuerda la importancia vital de promover entornos laborales seguros, saludables y dignos, sino que también nos invita a rendir homenaje a todas aquellas personas que han sido víctimas de accidentes laborales y enfermedades profesionales.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) define la Seguridad y Salud en el Trabajo (SST) como una disciplina dedicada a prevenir lesiones y enfermedades laborales, así como a proteger y promover la salud de los trabajadores.

Sin embargo, a pesar de los esfuerzos, las cifras son alarmantes: Según análisis de la OIT casi 3 millones de personas mueren por accidentes y enfermedades relacionadas con el trabajo; además, calcula que 395 millones de trabajadores en todo el mundo sufrieron lesiones laborales no mortales; entre estos, un porcentaje significativo termina con alguna discapacidad.

A pesar de los esfuerzos, las cifras son alarmantes.

Según el Banco Mundial, aproximadamente el 15 por ciento de la población mundial vive con algún tipo de discapacidad.

Además de los riesgos físicos, también debemos considerar los desafíos relacionados con la salud mental en el ámbito laboral.

La ansiedad, el estrés y otros problemas de salud mental no solo afectan al individuo, sino que también impactan negativamente en la productividad empresarial.

En Guatemala, el Ministerio de Trabajo y Previsión Social (Mintrab) y el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS) tienen a su cargo, en forma coordinada, el control y vigilancia de la salud y seguridad; esto, para garantizar entornos laborales seguros y saludables.

Según el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), en nuestro país se registran 200 accidentes laborales diarios, siendo los sectores más peligrosos la agricultura, los servicios y la industria.

El Consejo Nacional para la Atención de las Personas con Discapacidad hace el llamado para que las empresas asuman su responsabilidad y prioricen la seguridad de sus trabajadores.

Invertir en la prevención de accidentes laborales y en la inclusión de personas con discapacidad en el lugar de trabajo no solo mejora la moral y la productividad, sino también fomenta la diversidad en la fuerza laboral. Además, es crucial garantizar el cumplimiento de las leyes y regulaciones que protegen a los trabajadores en la prevención de accidentes laborales en nuestro país.

En este Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, hagamos un compromiso conjunto para crear una cultura laboral donde la seguridad y la salud de los trabajadores sean prioridades indiscutibles. Juntos, podemos construir un futuro laboral más seguro, saludable y equitativo para todos.

Colaborador DCA
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COLUMNAS

¿Woke qué, woke quién?

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Miriam Jerade

Profesora Asistente Facultad de Artes Liberales

Lo tragicómico del libro de Susan Neiman, La izquierda no es Woke es que si bien su autora afirma haberlo escrito para salvar a la izquierda, solo le habla a los prejuicios del ala reaccionaria y conservadora.

En el libro, Susan Neiman sostiene que la izquierda intercambió la igualdad social por la reivindicación identitaria. Neiman jamás define woke.

El término que se originó en la comunidad afroamericana para estar atentos, ha degenerado en un insulto.

Políticos conservadores como Ron DeSantis lo usan contra el activismo medioambiental, derechos sexuales o ser vegano; posiciones escasamente comparables en su valoración social o poder. Tampoco es claro el referente: ¿woke quién? ¿Se refiere a su vecina que le pidió llamarla con otro pronombre o a todas las luchas contra el sexismo?

¿Qué se le achaca a la izquierda (si es que existe la izquierda)? Que perdió su vocación universalista que buscaba la igualdad.

Es falso que la izquierda abandonó las luchas por la igualdad social.

Es cierto que habiendo conquistado una mayor igualdad formal, cierta izquierda ha señalado injusticias estructurales que algunos grupos sociales padecen.

Esto que la autora interpreta como pura victimización es una lucha por la justicia de aquellos que tienden a ser aún más explotados o marginados en el mundo laboral, tienen menos capacidad de decisión o padecen violencias sistemáticas.

Cuando los conservadores contraponen al lema Black Lives Matter una fórmula universalista como All Lives Matter, están caricaturizando la demanda y lo hacen con una ignorancia porfiada que desconoce que es más probable recibir violencia policial cuando se es negro en los Estados Unidos.

Extrañamente, grupos conservadores los defensores de la familia tradicional, por ejemplo; rara vez se tildan como identitarios.

Otra confusión que alimenta el libro es que las identidades son tratadas como intereses, o peor aún, sensibilidades. Indígena u homosexual no describirían nada más que distintos grupos de interés (parciales, además).

De ahí que según ella la izquierda dejó el universalismo ilustrado por intereses particularistas escépticos del progreso. Como si no hubiese progreso moral en el combate al racismo o al sexismo y en la conquista de derechos.

La idea de que la izquierda abandonó la redistribución por el reconocimiento ha sido muy discutida. A nuestro parecer, se trata de una falsa dicotomía, pues la distribución material está estrechamente relacionada con el reconocimiento. 

                  Continuará… 

Colaborador DCA
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