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Revista Viernes

Eso sí

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El Cholito se muere. El Cholito se va. La enfermedad lo atraviesa de lado a lado. Cinco años tiene. Cinco escasos años y la vida ya lo quiere dejar. Ahora no sufre. Ahora no. Está medio dormido, eso sí. Es por la medicación que le dan los doctores para sacarle el dolor. Junto a la cama del Cholito están los padres derramando lágrimas que se abrazan y corren juntas. El Cholito tiene la panza hinchada y le cuesta respirar. Cuando el Cholito empezó con el dolor en la pierna les dijeron que no era nada.

Varios médicos lo miraron. Lo miraron un poco por encima, eso sí. Pero qué puede uno hacer, si los hospitales están sin recursos y el papá del Cholito perdió la seguridad social cuando se quedó sin trabajo. Lo llevaron a un médico privado, que solo lo atendió cuando reunieron el dinero para pagar la consulta por adelantado. El médico privado tampoco lo examinó demasiado. Diagnosticó “dolores del crecimiento”, eso sí. Todo crecimiento va acompañado de dolor, todos menos justamente el que aludía el facultativo. El crecimiento de los huesos no duele. Pero qué puede saber un padre que apenas completó tres años de la enseñanza primaria. Qué le puede exigir a un médico que pasó por una universidad y salió de ella más miope y egoísta que cuando entró. Nada, solo agacha la cabeza y acepta. Aunque el Cholo se haya seguido quejando, sin poder dormir a la noche, eso sí. El tiempo fue pasando y el dolor en aumento, acompañado por hinchazón en la rodilla. Artritis, les dijeron. El “güesero” del pueblo le quiso acomodar la rodilla, pero se le fracturó el fémur en el intento. Entonces llegó el momento de viajar a la gran ciudad. El Cholito en un grito con cada cimbronazo del autobús. El viaje largo. La llegada a Buenos Aires, con su multitud anónima hirviendo en la Terminal de Ómnibus. Finalmente llevaron al Cholo al Hospital grande.

Los médicos estaban serios, mirando placas radiográficas de la rodilla y del tórax. Le practicaron una biopsia. Después vino un médico a hablarles de la enfermedad, que era maligna y se había desparramado por los pulmones. No respondió al tratamiento de quimioterapia y el Cholo empeoró. La pierna se hinchó como un zapallo.


Cholo, Cholito, no te morís solamente de cáncer, también te morís de analfabetismo, de miseria, de desnutrición, de marginalidad. Te morís de injusticia. Te morís de deuda externa. Te morís de anonimato. Te morís de tan pequeño. Te morís aplastado en las vías del desarrollo. Te morís de intereses ajenos. Te morís de extremo sur. Te morís, eso sí.

Pedro Alberto Zubizarreta (1946)

La narrativa nacional de Dante Liano

Esta edición de la literatura guatemalteca de la Tipografía Nacional reúne los libros de cuentos publicados por Dante Liano: Jornadas y otros cuentos (1978), La vida insensata (1987) y por primera vez, el inédito Viaje de los mártires. Con ellos se completa todo lo escrito por el autor en este género que, en palabras de Luis Eduardo Rivera, “si existe una tradición en la literatura guatemalteca, esta se encuentra en la narrativa corta”.


Dante Liano es un autor que se destaca por la amenidad de su escritura y la feliz elaboración de la trama. Sus cuentos discurren bajo el dominio de una lógica perfecta. Es cuidadoso con el detalle tanto como con el concepto de totalidad. No cabe duda de que este volumen de sus Cuentos completos hará pasar más de un buen rato a sus lectores, amén de llevarlos por los avatares de una Guatemala convulsa por los cambios sociales de 1970 a la fecha.

La fusión de lo objetivo con lo subjetivo

Zarpar a cualquier hora, pero zarpar, es la propuesta literaria de Antonio Aguilera y que viene envuelta en una lírica intensa, esa en la que se perciben las reflexiones del autor y que transporta hacia intensas sensaciones.


Las imágenes poéticas permiten llevar al lector a diversos estados existenciales que Aguilera adosa con diversos recursos o figuras literarias que enriquecen la prosa.


Se aprecia también en sus poemas un grito ahogado de protesta, que desgarra y trastoca la lógica emocional del individuo. La simbiosis de lo objetivo y lo subjetivo consiguen fusionarse, brindándonos una lectura entretenida y apasionante. El libro está a la venta en Editorial Cultura.

Redacción DCA
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Revista Viernes

Se sublevó por los derechos de su pueblo

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Ilustración: Sergio Espada

Atanasio Tzul fue indio principal y uno de los dirigentes de la sublevación de Totonicapán en 1820. En 1813, al enterarse del contenido de la Constitución Gaditana, que otorgaba a los indígenas los mismos derechos que a españoles y ladinos, los principales y concejales de San Miguel Totonicapán, encabezados por Tzul, primer principal y Lucas Aguilar, macegual, escribieron al rey para agradecerlé, pues creyeron que era él quien lo había decidido. Durante la Cuaresma de 1820, se supo que Fernando VII trajo de vuelta el antiguo régimen absolutista, con la derogación de la Constitución y la restitución de privilegios (nobleza, clero y mesta). El 9 de julio de 1820, durante la celebración de la nueva Constitución, asistió vestido a la española.

El 12 del mismo mes, por la noche, los principales y los líderes de la revuelta reconocieron como reyes a Tzul y su esposa, Felipa Soc, y, simbólicamente, les impusieron las coronas de San José y Santa Cecilia. Al haber fracasado la sublevación, fue apresado, azotado y encarcelado en Quetzaltenango. El 25 de enero de 1821, él y otros dirigentes solicitaron la gracia del indulto, el que les fue concedido el 1 de marzo del mismo año.


Con información del Diccionario Histórico Biográfico de Guatemala.

Katheryn Ibarra
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Revista Viernes

Poema se transmutaa la pared en condición de mural

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Artistas pintan valores y trozos literarios en la estructura del Palacio Municipal de San Pedro La Laguna

Fotos: Benvenuto Ch’ab’aq Jaay Ixtetelá

Virtuosos pintaron de adobe la Municipalidad de San Pedro La Laguna, Sololá, en la cual plasman varios significados. Explican que es una simulación de traer el pasado adelante, honrar la conciencia y los apellidos de los ancestros, remarcar, subrayar y dignificar el legado de los abuelos. “Es el único Palacio Municipal de los 340 municipios de Guatemala que abraza la integración con sentido de pertinencia cultural y ancestral”.


El autor de la obra sobre los muros es Benvenuto Ch’ab’aq Jaay Ixtetelá. Junto a él, Antonio Pichillá Quiacain, y sus colaboradores: Mariano González Chavajay, Mariano González Pop, Domingo González Rodríguez y Lucas González Rodríguez.


Benvenuto Ch’ab’aq Jaay Ixtetelá compartió parte del concepto.


Valores éticos ancestrales


El peinado de cabello de las abuelas da lugar a residuos de pelo en el peine; dicho residuo es enrollado para luego ser guardado entre la grieta de adobe. El cabello es lo más sagrado. En el momento de la devolución del alma al morir, en la penumbra del amanecer, el alma recoge lo tirado y escondido de los cabellos, recolecta la saliva y el agua de las lágrimas, así, se despiden de este sentido terrenal la conciencia humana ancestral.


A finales de octubre y principios de noviembre, sobre el adobe aparecen los animales (wanan), ojos de muertos; estos son mensajeros de difuntos, indican, se acerca la visita y la celebración del Día de los Muertos el 2 de noviembre. Incluso en la mujer embarazada el olor a adobe despierta un antojo deseoso. 
Estos valores ancestrales se han perdido, ya no se encuentran casas de adobe en los pueblos, solo quedan en la nostalgia, en una anécdota en el espacio y tiempo, estos ritos son solo un relato, una historia, un suspiro.

En estos valores se colocaron en las paredes de adobes del Palacio Municipal. Se redactan en las columnas 143 apellidos de los habitantes del pueblo, desde el más antiguo al más reciente. Hombres y mujeres. Cómo no escribir los apellidos en las columnas, si son la base, pilar fundamental del crecimiento de aquí, y ahora San Pedro es próspero desarrollado y globalizado. 


Justificación y argumentación


Luis Batz es poeta de origen tz’utujil, autor del poema Huida de las vírgenes y un extracto del libro Las Cofradías de San Pedro, relata: “Iban a llegar los hombres blancos en el territorio de los tz’utujiles, las abuelas y abuelos se reúnen, sabían que iban a llegar los hombres blancos, les dijeron a las hijas, hijas vírgenes, que se fueran del pueblo, que  desaparezcan, ¡huyan huyan!, los hombres blancos se acercan al pueblo, las hijas vírgenes obedecieron las palabras de las abuelas y abuelos, huyeron, se fueron a las montañas, tras ellas los hombres blancos, las hijas vírgenes en el camino se toparon con barrancos, tras ellas los intrusos, las muchachas se reunieron alrededor del barranco, recordaron las palabras de las abuelas y abuelos ¡huid huid!, en consenso se tiraron al barranco, al topar con las rocas se convirtieron en aves, en blancas palomas, en un susurro del viento volaron al cielo murmurando y viendo a los intrusos vencidos. Ni mañana ni nunca seres del desconocido”.


Los abuelos colocaban palomas de barro sobre las casas de adobe en memoria de las hijas no vencidas por los intrusos y no contaminar la sangre. Memoria como la primera resistencia en los pueblos indígenas en la época colonial. Mito único en América por las mujeres en el reino Tz’utujil, la mujer, la que cambia la historia. Honrar a la madre naturaleza.


Mito en el territorio tz’utujil


Palomas de barro sobre las casas de adobe, un rito mítico, el poema es relato real histórico, arte, de humano al ser animal (ave), por ende el poema se transmuta en pared en condición de mural.
En el mural paloma de barro encima de casa de adobe y una planta de milpa, indica el relato de Popol Wuj, en el amanecer de la siembra el triunfo de los muchachos Hunahpú e Ixbalanqué.

Marisol Vásquez
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Revista Viernes

12 años de dar a conocer la historiade la imprenta nacional

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Con una exposición, el Museo de la Tipografía Nacional celebra su aniversario

Con la finalidad de proteger y resguardar la maquinaria, equipos, tipos, linotipos y demás, se publicó el Acuerdo Ministerial 21-2000, que autorizó la creación del Museo de la Tipografía Nacional; sin embargo, no entró en funciones hasta 12 años después, el 14 de enero de 2012. Y en este año, celebra su decimosegundo aniversario de cumplir la labor de difundir la historia de la imprenta en Guatemala.


Dentro de sus objetivos están “el ser un ente cultural que deberá dar a conocer al público guatemalteco y extranjero la historia de la Tipografía Nacional desde el 7 de enero de 1894, fecha de su fundación, hasta el presente; apoyar la divulgación de la historia, cultura y arte guatemalteco; la exhibición de piezas y muestras que forman parte del patrimonio cultural tipográfico de la Nación”, comparte la dirección del museo.


La sede


El edificio de la Tipografía Nacional se ubica en la 18 calle 6-72, zona 1, y forma parte del inventario de los edificios que conforman el Centro Histórico de la ciudad de Guatemala, clasificado como edificio tipo “A”, según Acuerdo Ministerial Número 328-98, el que fue inaugurado en 1943.


La muestra


Los asistentes podrán apreciar diversa cantidad de máquinas del siglo XIX en adelante, linotipos, tipos, prensas manuales, fundidores de lingotes de plomo, engrapadoras, cosedoras, utensilios variados y armarios que eran los originales que resguardaban todos los materiales. Cámaras, fotografías, computadoras, máquinas de escribir, cajas de seguridad, grabados y fotograbados. Todo con una cédula informativa para que las personas puedan entender fácilmente qué es lo que observan.


La celebración


Para compartir con el público su aniversario, el pasado 10 de septiembre se inauguró la exposición Tinta, papel e historia, que muestra los grabados y fotograbados con los que cuenta la institución.


Al evento asistieron las autoridades del Diario de Centro América y Tipografía Nacional. “El grabado y el fotograbado han sido pilares fundamentales en la evolución de las artes gráficas y esta exposición reúne una selección de obras que destacan, no solo por su maestría técnica, sino por su capacidad de capturar la esencia del tiempo y de la historia misma. Cada pieza aquí expuesta nos invita a viajar en el tiempo a descubrir la interacción entre tinta y papel”, expresaron durante la presentación.


El propósito de la muestra es “ofrecer una aproximación a la generación del sistema de impresión a presión de grabados y fotograbados que conforman parte del patrimonio cultural e histórico de la Tipografía Nacional y del país, y que narran parte de la identidad nacional aportando al fomento del fervor cívico en el marco de la Independencia Patria”, comparte personal del museo.


La directora del museo, Thelma Mayén, comentó: “Esta técnica permite preservar y exponer obras gráficas con un nivel de detalle y calidad que resaltan la dedicación y el talento del personal de la Tipografía Nacional, que ha jugado un papel fundamental en la historia gráfica del país. De igual manera, despertar el interés en las jóvenes generaciones por investigar más sobre el desarrollo de las Artes Gráficas en el país.”


Por su parte el director general del Diario de Centro América y Tipografía Nacional, Carlos Morales Monzón, expresó que “para conocer el presente, hay que conocer el pasado; solo de esa manera podemos construir un mejor futuro”, al mismo tiempo que invitó a llegar a la exhibición. Agregó que “la cultura no es más que el resultado del conocimiento que se transmite de generación en generación, y eso es precisamente lo que hace este tipo de eventos”.


Si desea visitarla, estará habilitada hasta el 30 de septiembre en horario de 9:00 a 15:00. El ingreso no tiene costo. Puede solicitar una visita guiada por medio del correo [email protected] o comunicarse al PBX: 1590, extensión 632. Si desea seguirlos en Facebook búsquelos como Museo de la Tipografía Nacional de Guatemala.

Katheryn Ibarra Fotógrafo: Cecilia Vicente
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Directorio

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  • Coordinación General de Redacción: Miguel González Moraga
  • Coordinación de Información: Mario Antonio Ramos
  • Editores: Carlos Ajanel Soberanis, Jose Pelico, Erick Campos, Katheryn Ibarra y Max Pérez
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