miércoles , 27 noviembre 2024
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El teatro es el templo de María Teresa Martínez

María Teresa Martínez no necesita presentación, pues es un referente del teatro nacional. Actriz y directora, nació en una familia marcada por la pasión de su padre, el intérprete Alberto Martínez (1908-1969), y con solo 7 años debutó sobre las tablas. En esta ocasión, el espacio Los de siempre coincide con el Día Internacional de la Mujer y el Mes del Teatro. Por eso, nos adentramos en el hogar de la artista y recorremos los pasillos de una trayectoria ininterrumpida.

Como un juego

A diario, la casa de la pequeña María Teresa se llenaba de personas. No eran visitas, sino actores que se disponían a ensayar alguno de los montajes de su padre. Las horas no pasaban, pues ellos permanecían inmersos en distintos papeles: conversaban, reían, lloraban y gritaban. Tal entrega captó la atención de la niña, quien quiso intentarlo. “Para mí era un juego, pero deseaba hacerlo”, recuerda la actriz acerca de su debut en la obra El monje blanco.

Con el paso del tiempo, y bajo la tutela de su papá, Martínez se sumergió en distintas producciones por entretenimiento. Fue hasta cumplir 15 años y trabajar en Retazo que tomó conciencia de la responsabilidad  que conlleva. “Percibí que todo era respeto, no solo al arte, sino a cada escenario y al público. Desde ese momento tuve claro que el teatro es un templo que uno pisa. Está ligado al espíritu y debe valorarse como un segundohogar”, manifiesta.

El amor es la clave

Aunque a lo largo de sus 74 años de carrera artística ha dado vida a cientos de personajes,  confiesa que todos guardan un lugar especial en su corazón. “Los amo; son como un hijito”, asegura. Sin embargo, destaca los roles en piezas como Retazo, Pluma en el viento, No me esperes mañana, El escándalo de la verdad, Bodas de sangre, La casa de Bernarda Alba y El cuarto de Verónica. Con el mismo cariño señala que cada vez que escucha la palabra “teatro” irremediablemente evoca la imagen y el olor  del desaparecido Teatro Palace, pues albergó sus primeras actuaciones.

El nacimiento de La Martínez

Iluminada por la luz que se filtra en el centro de su sala y rodeada de diferentes diplomas, medallas y trofeos, María Teresa divide su trayectoria en 2 períodos. El primero va de 1944 a 1969, cuando formó parte de la Asociación Dramática Nacional, con la tutoría de su padre; mientras que el segundo comenzó en 1971, al regresar de México y convertirse en La Martínez, una actriz independiente.

Si bien ingresar en el mundo escénico le pareció fácil, la artista relata que han existido retos que le hicieron pasar angustia. Por ejemplo, trabajar con el argentino Luis Aguilé en una comedia musical, y declamar poesía junto a Raúl di Blasio, además de participar en las cintas El látigo del sur y Paloma herida, dirigida por Emilio el Indio Fernández.

Vidas paralelas

Mientras observa las fotografías que capturaron sus múltiples actuaciones, comenta: “El teatro y la interpretación han sido mi vida paralela a la de mujer, madre, esposa y abuela”. Aunque estas facetas no están peleadas, pues ha sabido transmitir esa pasión artística a su hija, la actriz Gretchen Barnéond. De hecho, en noviembre del año pasado le heredó la estafeta de directora de Don Juan Tenorio, una pieza muy ligada a la familia

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