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COLUMNAS

El público y Dios quieren ver cómo interpretas a Vivaldi (I)

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Marcos Ondarra
Revista Nuestro Tiempo 

Andrej Matis (Eslovaquia, 1988) dejó su trabajo de violinista profesional para ordenarse sacerdote. La música lo acercó a lo divino, y ahora hace las delicias de Dios a través de cuerdas sublimes. Sus dos vocaciones remiten, en última instancia, a una misma: la del servicio a los demás.

Decía Beethoven que la música es una revelación más alta que la ciencia o la filosofía. El arte es la mejor manera que tiene el hombre de expresar la verdad, pero también de conocerla, pues la belleza que alberga es el lenguaje más inteligible. 

El arte es perenne, precisamente porque habla al corazón, y ya sabemos por Pascal que este tiene razones que la razón no
entiende.

Tanto es así que la música acercó a Matis a lo divino. Violinista de profesión, se ordenó sacerdote, en Roma, en septiembre de 2020. Desde entonces, compatibiliza sus dos vocaciones con un alegre desprendimiento. “Dios no nos quita nada y nos lo da todo”, sostiene. 

La vida del joven eslovaco siempre ha ido acompañada de una melodía. Por su cabeza aún resuenan los tonos que emitía la trompeta de su abuelo. Su padre, según cuenta, llegó a formar una banda. “Algo tipo The Beatles, con todo lo que eso implica: pelo largo y cosas por el estilo”, bromea. Por eso no sorprende que el sueño de Matis, con quince años, fuera dedicarse profesionalmente al violín. 

La vida del joven eslovaco siempre ha ido acompañada de una melodía.

Antes de ponerse la sotana, trabajó durante varios años como violinista del cuarteto de cuerdas Mucha Quartet, con quienes ofreció conciertos en Suiza, Italia, Polonia, Austria o República Checa. 

Por suerte, dice, Dios tenía otros planes para él. El joven conoció el Opus Dei en Bratislava, e inmediatamente quedó sorprendido por la “cercanía, elegancia y humanidad” de las personas de la Prelatura: “Vivían su sentimiento cristiano con intensidad, pero sin llamar la atención; me gustó que no se llenaban la boca con palabras pías, pero dejaban claro con hechos que se habían tomado a Dios en serio”.

No sintió, como imaginan algunos cineastas, una “llamada”, ni se tropezó con un ángel rodeado de un coro de trompetas celestiales. “Veía en la oración y en la dirección espiritual que el sacerdocio es un camino que Dios quizá había preparado para mí; era una idea que me sorprendía y al mismo tiempo me alegraba”, relata.  Matis comprendió que la música, además de una hermosa profesión, puede ser una vía para conocer a Dios que Santo Tomás ni siquiera sospechó.

¿Cómo compatibiliza usted su vocación musical con la religiosa? Ya no dedico tanto tiempo a ensayar con el violín, mis deberes son distintos. Pero, cuando tengo oportunidad, sigo disfrutando muchísimo de tocar o escuchar música. Durante mis años de estudio, cantaba en un coro. Ahora suelo preparar alguna pieza para las celebraciones de cumpleaños de la casa en la que vivo.

¿Qué lecciones ha sacado de su experiencia en el mundo artístico que puedan ayudarle en el ministerio sacerdotal? Pienso que me ha ayudado a entender a la gente que vive en medio de este mundo tan agitado. Me hago cargo más fácilmente de las preocupaciones de tantas personas que no saben si van a llegar a fin de mes, o de los esfuerzos y dificultades para
conciliar.

 Matis no ve contradicción entre sus dos oficios, del mismo modo que no la hay entre ser dueño de su destino y siervo de lo que Dios disponga: “Mi reto diario es convertir esas dos aspiraciones en una sola; cuanto más sirvo a los demás, más disfruto de mi vida”. Mientras se cumpla esa premisa, poco le importa a dónde le lleve su futuro. Vive en Roma, mientras completa su doctorado en Filosofía. 

“Cuando acabe, me gustaría volver a Eslovaquia y trabajar como sacerdote en alguno de los centros del Opus Dei. En mi país, las personas viven su fe con mucho fervor. 

Continuará…

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COLUMNAS

Zolic, el rediseño de una marca de 51 años

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Ing. Byron Gaitán, Gerente General Zolic

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Con más de medio siglo de trayectoria la Zona Libre de Industria y Comercio Santo Tomás de Castilla (Zolic), ha experimentado una evolución sólida en la consecución de sus objetivos.

En la etapa más reciente, el compromiso de su Junta Directiva, Gerencia y Sub-Gerencia ha sido fundamental para impulsar estratégicamente la atracción de nuevas inversiones y el crecimiento económico del país. 

La institución ha sido un pilar en la historia de Guatemala, contribuyendo al desarrollo del empleo y la economía nacional. Es así como desde 2021, se estableció una estrategia de reposicionamiento de marca, destacando entre sus acciones el rediseño del logotipo, que otorga un espacio para la innovación y la evolución de la institución desde su imagen visual.

La esencia y el propósito primordial de Zolic desde su fundación en 1973 han sido la promoción de la inversión nacional y extranjera para impulsar el desarrollo, la productividad y el empleo, en línea con su Ley Constitutiva el Decreto 22-73 del Congreso de la República y sus reformas posteriores en el Decreto 30-2008.

El logotipo anterior fue utilizado como sello distintivo de la institución desde el 2012.

La historia de la institución se entrelaza con la identidad arraigada de la Zona Libre de Industria y Comercio “Santo Tomás de Castilla”, conocida generalmente como Zolic por usuarios, público en general y trabajadores, quienes han sido testigos de su evolución a lo largo de los años.

Desde sus inicios, situada junto al principal puerto en el Atlántico guatemalteco, en Puerto Barrios, Izabal; los primeros logotipos de Zolic evocaban el sol, el mar e incluso una gaviota, reflejando su ubicación privilegiada y buscando hacer referencia de su conexión con el comercio
marítimo.

Sin embargo, en la historia de Zolic su Ley Orgánica ha tenido varias reformas, siendo una de las más significativas la de 2008. Con la cual la institución se ampliaría en capacidades, convirtiéndose en la fuerza impulsora detrás de lo que ahora conocemos como Zonas de Desarrollo Económico Especiales Públicas (ZDEEP), autorizando y habilitando nuevas Zonas Libres para el crecimiento económico, en todas las regiones del país.

El logotipo anterior fue utilizado como sello distintivo de la institución desde 2012, y si bien era reconocible por su nombre solo aprovechaba un 7 por ciento el potencial de la marca, en el nuevo rediseño Zolic ocupa el lugar central y dominante representando el 100 por ciento de la composición gráfica.

Esta decisión refuerza el posicionamiento de la marca y la hace más memorable para el público, la marca tiene colores corporativos que reflejan confianza y estabilidad y aseguran una consistencia visual, con tipografías legibles y modernas que reflejan profesionalidad y seriedad.

Hoy, el logotipo de Zolic, tiene un diseño conformado por un rectángulo vertical en color azul oscuro con cortes ondulares; en la parte inferior, en medio esta la palabra Zolic en letras especiales en color azul oscuro, sobre la palabra Zolic, figura una línea ondulada en color celeste con un punto rojo y debajo de la palabra Zolic, se encuentran las palabras zona libre de industria y comercio en letras especiales en color azul oscuro subrayado con línea en color rojo. Abajo del subrayado rojo se encuentran las palabras Santo Tomás de Castilla en letras especiales en color gris claro.

El nuevo diseño de marca de Zolic se da en un tiempo importante de cambio en su historia, consolidando su posición en el mercado guatemalteco y preparando a la institución para enfrentar los desafíos del comercio internacional y el nearshoring.

Con un logotipo limpio y claro, colores corporativos distintivos y tipografías cuidadosamente seleccionadas, Zolic se posiciona como el líder en su sector, rigiendo la autorización y habilitación de las Zonas de Desarrollo Económico Especiales Públicas (ZDEEP), lo que se traduce en contribución a la reactivación económica y social de un nuevo país para todos.  

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Por una cultura laboral segura y saludable

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Consejo Editorial Conadi

Hace ya 21 años que el 28 de abril se marca en nuestros calendarios como el Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo. Esta fecha no solo nos recuerda la importancia vital de promover entornos laborales seguros, saludables y dignos, sino que también nos invita a rendir homenaje a todas aquellas personas que han sido víctimas de accidentes laborales y enfermedades profesionales.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) define la Seguridad y Salud en el Trabajo (SST) como una disciplina dedicada a prevenir lesiones y enfermedades laborales, así como a proteger y promover la salud de los trabajadores.

Sin embargo, a pesar de los esfuerzos, las cifras son alarmantes: Según análisis de la OIT casi 3 millones de personas mueren por accidentes y enfermedades relacionadas con el trabajo; además, calcula que 395 millones de trabajadores en todo el mundo sufrieron lesiones laborales no mortales; entre estos, un porcentaje significativo termina con alguna discapacidad.

A pesar de los esfuerzos, las cifras son alarmantes.

Según el Banco Mundial, aproximadamente el 15 por ciento de la población mundial vive con algún tipo de discapacidad.

Además de los riesgos físicos, también debemos considerar los desafíos relacionados con la salud mental en el ámbito laboral.

La ansiedad, el estrés y otros problemas de salud mental no solo afectan al individuo, sino que también impactan negativamente en la productividad empresarial.

En Guatemala, el Ministerio de Trabajo y Previsión Social (Mintrab) y el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS) tienen a su cargo, en forma coordinada, el control y vigilancia de la salud y seguridad; esto, para garantizar entornos laborales seguros y saludables.

Según el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), en nuestro país se registran 200 accidentes laborales diarios, siendo los sectores más peligrosos la agricultura, los servicios y la industria.

El Consejo Nacional para la Atención de las Personas con Discapacidad hace el llamado para que las empresas asuman su responsabilidad y prioricen la seguridad de sus trabajadores.

Invertir en la prevención de accidentes laborales y en la inclusión de personas con discapacidad en el lugar de trabajo no solo mejora la moral y la productividad, sino también fomenta la diversidad en la fuerza laboral. Además, es crucial garantizar el cumplimiento de las leyes y regulaciones que protegen a los trabajadores en la prevención de accidentes laborales en nuestro país.

En este Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, hagamos un compromiso conjunto para crear una cultura laboral donde la seguridad y la salud de los trabajadores sean prioridades indiscutibles. Juntos, podemos construir un futuro laboral más seguro, saludable y equitativo para todos.

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COLUMNAS

¿Woke qué, woke quién?

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Miriam Jerade

Profesora Asistente Facultad de Artes Liberales

Lo tragicómico del libro de Susan Neiman, La izquierda no es Woke es que si bien su autora afirma haberlo escrito para salvar a la izquierda, solo le habla a los prejuicios del ala reaccionaria y conservadora.

En el libro, Susan Neiman sostiene que la izquierda intercambió la igualdad social por la reivindicación identitaria. Neiman jamás define woke.

El término que se originó en la comunidad afroamericana para estar atentos, ha degenerado en un insulto.

Políticos conservadores como Ron DeSantis lo usan contra el activismo medioambiental, derechos sexuales o ser vegano; posiciones escasamente comparables en su valoración social o poder. Tampoco es claro el referente: ¿woke quién? ¿Se refiere a su vecina que le pidió llamarla con otro pronombre o a todas las luchas contra el sexismo?

¿Qué se le achaca a la izquierda (si es que existe la izquierda)? Que perdió su vocación universalista que buscaba la igualdad.

Es falso que la izquierda abandonó las luchas por la igualdad social.

Es cierto que habiendo conquistado una mayor igualdad formal, cierta izquierda ha señalado injusticias estructurales que algunos grupos sociales padecen.

Esto que la autora interpreta como pura victimización es una lucha por la justicia de aquellos que tienden a ser aún más explotados o marginados en el mundo laboral, tienen menos capacidad de decisión o padecen violencias sistemáticas.

Cuando los conservadores contraponen al lema Black Lives Matter una fórmula universalista como All Lives Matter, están caricaturizando la demanda y lo hacen con una ignorancia porfiada que desconoce que es más probable recibir violencia policial cuando se es negro en los Estados Unidos.

Extrañamente, grupos conservadores los defensores de la familia tradicional, por ejemplo; rara vez se tildan como identitarios.

Otra confusión que alimenta el libro es que las identidades son tratadas como intereses, o peor aún, sensibilidades. Indígena u homosexual no describirían nada más que distintos grupos de interés (parciales, además).

De ahí que según ella la izquierda dejó el universalismo ilustrado por intereses particularistas escépticos del progreso. Como si no hubiese progreso moral en el combate al racismo o al sexismo y en la conquista de derechos.

La idea de que la izquierda abandonó la redistribución por el reconocimiento ha sido muy discutida. A nuestro parecer, se trata de una falsa dicotomía, pues la distribución material está estrechamente relacionada con el reconocimiento. 

                  Continuará… 

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