Mgtr. Lucía Armas
Directora de Difusión de las Artes
Ministerio de Cultura y Deportes
Cuando se acude a un espectáculo hay dos grupos de personas: el primero es estático, y quizá un poco ansioso; el otro, el más pequeño, es el que actúa; en este caso son los artistas, quienes están frente al público. Es totalmente indiscutible que no pueda existir una puesta en escena de teatro, danza o de música si no existe el público, ese grupo de seres humanos que se acercan y contemplan a los actores, bailarines, músicos u otro artista.
Tanto artistas como espectadores comparten un área común, organizados en dos ambientes: los que están en escena y quienes contemplan. En realidad, no puede decirse que la presencia del público sea pasiva; cada espectador llega de procedencias diferentes y al asistir a un espectáculo experimenta individualmente efectos emocionales y sentimientos diversos, que les hace valorar lo visto y vivido durante la experiencia escénica.
Tanto artistas como espectadores comparten un área en común, organizados en dos ambientes.
En el caso de las artes escénicas, cuando se habla del público que asiste a los espectáculos, podemos referirnos a un colectivo de espectadores formado por personas interesadas en un arte concreto; son admiradores o individuos que con una formación artística o que empiezan a desarrollarse en esa formación. Con ello se entiende también que a cada espectáculo asisten seguidores de los intérpretes, obras específicas, y hay quienes se aventuran a presenciar nuevos montajes o puestas en escena de la misma obra, o propuestas novedosas y que califican en forma positiva o negativa lo que ven.
De igual manera, existen diferentes clases de público en función de distintos elementos que influyen en la formación de grupos de personas a quienes se les reconoce por su similitud y que asisten a una presentación. Por ejemplo, el público que presencia una función en un espacio abierto, en un parque o calle; este tipo de público no es seleccionado, pero se detiene a observar porque la ejecución artística despierta su interés y su curiosidad.
También hay público culto y público popular. En función de lo anterior, cada público elige a qué puestas en escena desea acudir; sabemos que el público que asiste a una ópera no es el mismo que elige una comedia musical o un espectáculo de comedia.
De la misma manera, el público que asiste a una obra de teatro, danza o música experimental o contemporánea está interesado en esta clase de tendencias del arte escénico. Independientemente del espectáculo que sea, así como del interés de cada persona, el público en las artes escénicas es imprescindible porque sin público, el hecho escénico no tendría sentido.
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