Alejandro Alonzo

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Foto: Cortesía DC Comics

Por alguna razón, la época navideña traía a la mente de los escritores de cómics de superhéroes algunas de las historias más disparatadas, y este caso no es la excepción. Esta historia es de Nelson Bridwell con arte de Bob Oksner y Vince Colletta y fue publicada por DC Comics en Shazam! #11, diciembre de 1973.

Billy Batson y su novia Cissie deciden ir a comer a la cafetería del inventor Doc Quartz y pidieron dos de sus famosas hamburguesas colosales, que resultan ser tan grandes que Billy duda de que vaya a caberles el postre. Doc insiste que deben comer postre, pues es gelatina de cereza, cortesía de la casa.

La golosina resulta deliciosa y Doc les comenta que es una gelatina especial, superenergizada, repleta con todas las vitaminas y minerales necesarios. En eso, Doc mira los recipientes y les reclama que no hayan comido nada. Billy y Cissie empiezan a protestar, cuando bajan la vista y se dan cuenta de que los tazones antes vacíos se han vuelto a llenar, milagrosamente. Es más, pareciera que hubiera más gelatina que antes.

A menos que Shazam lo evite, ¡la ciudad quedará sepultada en gelatina de cereza!

Los jóvenes comienzan a comer nuevamente pero entre más comen, más gelatina hay, y los tazones comienzan a desbordarse. Doc, horrorizado, se da cuenta de que ha hecho un terrible error con la mezcla de la gelatina: la ha energizado demasiado, y por eso ahora crece y crece como si se tratase de levadura en un horno. Si la gelatina no es consumida totalmente, inundará las calles y ¡la ciudad entera quedará sepultada en gelatina de cereza!

Billy se transforma en el poderoso superhéroe Shazam y procede a comer a toda prisa, pero es demasiado aún para él, por lo que sale a la calle y recluta a los transeúntes para consumir toda la gelatina que puedan. Un par de ladrones se aprovecha de la conmoción para robar algunas tiendas, pero son capturados por Shazam, quien los obliga a hartarse de gelatina.

Los voluntarios comienzan a empacharse y Shazam se da cuenta de que debe buscar una solución más eficiente. El héroe descubre que, cuando la gelatina se derrite, se vuelve inactiva. El problema es que están en pleno invierno y no se puede contar con el sol para que caliente la gelatina.

Shazam tiene una idea: usar la calefacción de todos los edificios a la redonda para producir suficiente calor a fin de detener a la amenaza gelatinosa. Aprovechando su supervelocidad, Shazam enciende todas las calderas y procede a alimentarlas y alimentarlas hasta que todas están funcionando a tope.

Los ciudadanos se sorprenden de la súbita “onda de calor” pero el plan funciona y el calor de las calderas derrite la gelatina: la ciudad está a salvo. En agradecimiento, Doc le ofrece un supersándwich a Shazam, pero después de haber comido tanto, el héroe se ve obligado a declinar la oferta.

Alejandro Alonzo