Eugenia de León
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Guatemala celebra la Navidad alrededor de las tradiciones más especiales de la cocina y, sobre todo, en un abrazo de amor para compartir con la familia.
En los hogares guatemaltecos se comienza a decorar la última semana de noviembre, ávidos por rodearse de un sentimiento de festejo, paz y armonía. Las festividades arrancan con la elaboración del nacimiento y la colocación del árbol. El nacimiento tiene una fuerza especial como centro del hogar católico.
Desde que era muy pequeña, mi papá y mis hermanos se proponían a elaborar un pequeño plano o bosquejo de lo que sería el nacimiento de la casa. Nuestro nacimiento -que alcanzaba la mitad del corredor-, tenía una temática anual: un bosque, un desierto, una ruina, una montaña, el pueblo de Belén, etc. Buscando los materiales reciclados, todas las manitas de los niños dispuestas a contribuir con la causa.
Pero había algo muy especial que hacíamos con mi mamá, era siempre la actividad favorita de las dos, la elaboración del ponche de frutas. No puede haber una Nochebuena sin una buena olla de ponche cocinada con mucho amor.
El ponche es la bebida que une a los guatemaltecos en un abrazo de calor en la barriga y el corazón.
El ponche proviene de la época colonial. La historia afirma que los españoles traían consigo diversidad de frutas secas de origen árabe, que fueron mezclados con frutas frescas del país para dar con la bebida que hoy conocemos. En realidad, tiene su origen en la India, conocido como Päc, que significa cinco, por el número de ingredientes que tenía la mezcla original. Es la bebida predilecta al finalizar una posada.
Ir al mercado se convertía en una aventura y escoger las frutas más frescas era la misión. Los olores de la manzanilla para decorar y las hojas de mashan para los tamales, convierten al mercado en el espacio social de convergencia y el sitio perfecto para adentrarnos en la cultura del país.
Mientras picamos la piña en la cocina, cortamos en trocitos la papaya y rayamos el coco, mi mamá siempre me contaba historias felices de su niñez, y aún hoy que lo cocinamos juntas cuando es posible, nada ha cambiado y mi mamá sigue siendo mi chef favorita. El ponche une a los guatemaltecos en un abrazo de calor en la “barriga y el corazón”, junto al tamal de la Nochebuena, Guatemala celebra el nacimiento del niño Jesús y recuerda las tradiciones que continúan como un regalo para nuestros hijos.