Frank Gálvez
Locutor y Escritor
El progreso, ese permanente avance que el hombre provoca en todos los órdenes va dejando atrás, paradójicamente, al hombre mismo. Nuestras vidas, que antes se medían por momentos genuinos y simples, ahora se nos van como agua entre las manos, sustituidas por la marcha de la tecnología y la demanda cada vez más apremiante de nuevas sensaciones. Nos dejamos llevar por una corriente de innovación que nos aleja cada vez más de nuestra esencia. Ya lo dijo el gran escritor y filósofo británico Aldous Huxley: “El progreso tecnológico no ha hecho más que proporcionarnos medios más eficientes para retroceder.”
”El mayor enemigo del progreso es la ilusión del conocimiento“, John Young.
No podía ser de otra manera. Mientras que cada día se descubren nuevas y asombrosas formas de hacer las cosas, el hombre, autor de sus maravillas, sigue estancado.
La vida, que antes estaba llena de movimiento, ahora resuena con el sonido de las notificaciones, mientras que la conexión humana se desgasta constantemente. En la carrera interminable hacia el futuro, irónicamente nos quedamos atrás, vagando entre las sombras de nuestra propia creación, dependiendo más de la tecnología que tenemos a mano y menos de nuestro conocimiento e instintos. Nos alejamos de lo que importa para encontrar la falsa validación de las redes sociales.
De esta forma, en este mundo de conveniencia, se nos escapa silenciosamente la preciosa capacidad de estar presentes y ser auténticos. El progreso, a medida que avanza a toda velocidad, nos arrastra con su inercia, pero al hacerlo, pide un sacrificio: nuestra humanidad.
La heurística, o sea el arte de inventar es ya el común denominador. Buscamos la eficiencia, la automatización y la velocidad, pero nos encontramos ansiando lo lento, lo significativo. El disparate es claro; estamos más conectados que nunca, pero más solos. Tenemos más conocimiento a nuestro alcance, pero menos comprensión. A medida que nos sometemos a la voluntad del progreso, debemos preguntarnos: ¿somos los creadores o nos hemos convertido en lo creado? Meditemos al respecto.
