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COLUMNAS

¿El fin del mundo tal y como lo conocemos?

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Por: Roberto Cabezas Ríos, director de Career Services.

La gen Z está llena de contrastes: muy tecnologizada, con acceso ilimitado a los datos y menor capacidad de atención

El mundo está cambiando a una velocidad sorprendente. Vivimos tiempos turbulentos. Los paradigmas sociales, educativos, relacionales y laborales han sido puestos en jaque. Y para entender estos confusos vaivenes debemos mirar al mundo de una manera radicalmente distinta. Debemos cruzar el umbral de nuestras zonas de confort para entender a estas dos últimas letras del abecedario, como se conoce a las generaciones Y o mileniales, y la nueva gen Z. Solo les comprenderemos, asimilaremos el cambio y seremos protagonistas si les miramos más allá de lo que parecen, sabiendo que dentro de cada una de estas personas hay algo interesante por descubrir. Solo con una mirada apreciativa lograremos mover resortes profundos en sus corazones y veremos valor en esta nueva forma de interactuar con el mundo.

¿Qué les interesa? ¿Cuáles son sus prioridades? ¿Cómo ven su futuro y de qué habilidades disponen? ¿Cómo se comunican con el mundo? ¿En qué fundamentan sus valores? ¿Por qué este salto no es comparable con los anteriores? ¿Están las aulas, las empresas y la sociedad preparadas para ellos? Preguntas fundamentales, muchas aún sin respuestas razonablemente contundentes.

Los miembros de la gen Z tenían 6 meses cuando fue el atentado contra las Torres Gemelas en Nueva York, 13 años cuando explotó la crisis económica y prácticamente han crecido con un presidente de Estados Unidos de origen afroamericano. No conocen el teléfono fijo, pasan más de cuatro horas conectados a las redes sociales, utilizan cinco pantallas a la vez, tienen acceso ilimitado a la información en tiempo real, tienen una bajísima capacidad de atención y sus relaciones sociales transcurren en la red y son evidentemente más superficiales. La gen Z, al parecer, nos obligará a replantearnos o a transformar el modelo educativo. Los nuevos experimentos en la enseñanza auguran el fin de las clases magistrales. ¡La charla ha muerto!

El 73 % de los Z de entre 8 y 11 años utiliza YouTube. De hecho, el 33 % hace sus deberes de manera online. El 79 % de los Z de entre 12 y 15 años utiliza un smartphone, más del 70 % de los jóvenes de entre 16 y 19 años utiliza Instagram.

Esta generación representa el 26 % de la población mundial. Los datos son inquietantes. En los próximos 30 años, entre el 40 % y el 50 % de los trabajos desaparecerá y serán automatizados, sobre todo el comercio y los trabajos de oficina. Si alguien piensa que esto no es una revolución, que por favor me lo explique. El callejón no tiene salida, de momento.
Es una generación que está en evolución. Es una generación movilizada que quiere cambiar el mundo. Aspiran ser verdaderos agentes de cambio. El 26 % realiza algún voluntariado y el 76% está preocupado por el impacto del hombre en el planeta. Un dato relevante, al menos para mí, es que el 60 % quiere un empleo que impacte positivamente en el mundo.

Es una generación que está en evolución y eso nos obliga a seguir analizándoles, conociéndoles, descubriendo sus pensamientos, sus hábitos, sus intereses, sus valores, sus comportamientos, sus inquietudes, sus reclamos y expectativas.

Solo si les entendemos y si nos sumamos a la ola del cambio con compromiso, con responsabilidad, con valentía, aceptando los retos que se nos presenten, con buen sentido, con grandeza, generosidad, integridad y confianza lograremos que esta sumatoria se resuelva positivamente. Les entenderemos si logramos mirarles y seducirles desde la inspiración, no desde la obligación, desde el afecto y no desde la imposición, principalmente desde el ejemplo. El 72% de los Z no piensa recibir órdenes de un jefe, nunca. Están dispuestos a emprender y ser sus propios jefes. El desarrollo de la Gig Economy (economía colaborativa) ayudará. La gen Z ha dado por muerto el concepto de trabajo fijo.

La gen Z, aunque no sean conscientes, está escribiendo la historia del fin del mundo tal y como lo conocemos, impulsando cambios sociales profundos e intensos. Las reglas del juego han cambiado, y como todo está mutando y no se sabe si lo que ahora se enseña/aprende servirá para el futuro, la clave del cambio (a mi juicio) está en reforzar la formación en competencias (virtudes) para alimentar el pensamiento crítico y los valores fundamentales, y así ofrecer perspectiva amplia y visión integral a la persona, que ayude a construir un mundo más justo, más humano y, sobre todo, un mundo mejor.

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Por una cultura laboral segura y saludable

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Consejo Editorial Conadi

Hace ya 21 años que el 28 de abril se marca en nuestros calendarios como el Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo. Esta fecha no solo nos recuerda la importancia vital de promover entornos laborales seguros, saludables y dignos, sino que también nos invita a rendir homenaje a todas aquellas personas que han sido víctimas de accidentes laborales y enfermedades profesionales.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) define la Seguridad y Salud en el Trabajo (SST) como una disciplina dedicada a prevenir lesiones y enfermedades laborales, así como a proteger y promover la salud de los trabajadores.

Sin embargo, a pesar de los esfuerzos, las cifras son alarmantes: Según análisis de la OIT casi 3 millones de personas mueren por accidentes y enfermedades relacionadas con el trabajo; además, calcula que 395 millones de trabajadores en todo el mundo sufrieron lesiones laborales no mortales; entre estos, un porcentaje significativo termina con alguna discapacidad.

A pesar de los esfuerzos, las cifras son alarmantes.

Según el Banco Mundial, aproximadamente el 15 por ciento de la población mundial vive con algún tipo de discapacidad.

Además de los riesgos físicos, también debemos considerar los desafíos relacionados con la salud mental en el ámbito laboral.

La ansiedad, el estrés y otros problemas de salud mental no solo afectan al individuo, sino que también impactan negativamente en la productividad empresarial.

En Guatemala, el Ministerio de Trabajo y Previsión Social (Mintrab) y el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS) tienen a su cargo, en forma coordinada, el control y vigilancia de la salud y seguridad; esto, para garantizar entornos laborales seguros y saludables.

Según el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), en nuestro país se registran 200 accidentes laborales diarios, siendo los sectores más peligrosos la agricultura, los servicios y la industria.

El Consejo Nacional para la Atención de las Personas con Discapacidad hace el llamado para que las empresas asuman su responsabilidad y prioricen la seguridad de sus trabajadores.

Invertir en la prevención de accidentes laborales y en la inclusión de personas con discapacidad en el lugar de trabajo no solo mejora la moral y la productividad, sino también fomenta la diversidad en la fuerza laboral. Además, es crucial garantizar el cumplimiento de las leyes y regulaciones que protegen a los trabajadores en la prevención de accidentes laborales en nuestro país.

En este Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, hagamos un compromiso conjunto para crear una cultura laboral donde la seguridad y la salud de los trabajadores sean prioridades indiscutibles. Juntos, podemos construir un futuro laboral más seguro, saludable y equitativo para todos.

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Zolic, el rediseño de una marca de 51 años

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Ing. Byron Gaitán, Gerente General Zolic

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Con más de medio siglo de trayectoria la Zona Libre de Industria y Comercio Santo Tomás de Castilla (Zolic), ha experimentado una evolución sólida en la consecución de sus objetivos.

En la etapa más reciente, el compromiso de su Junta Directiva, Gerencia y Sub-Gerencia ha sido fundamental para impulsar estratégicamente la atracción de nuevas inversiones y el crecimiento económico del país. 

La institución ha sido un pilar en la historia de Guatemala, contribuyendo al desarrollo del empleo y la economía nacional. Es así como desde 2021, se estableció una estrategia de reposicionamiento de marca, destacando entre sus acciones el rediseño del logotipo, que otorga un espacio para la innovación y la evolución de la institución desde su imagen visual.

La esencia y el propósito primordial de Zolic desde su fundación en 1973 han sido la promoción de la inversión nacional y extranjera para impulsar el desarrollo, la productividad y el empleo, en línea con su Ley Constitutiva el Decreto 22-73 del Congreso de la República y sus reformas posteriores en el Decreto 30-2008.

El logotipo anterior fue utilizado como sello distintivo de la institución desde el 2012.

La historia de la institución se entrelaza con la identidad arraigada de la Zona Libre de Industria y Comercio “Santo Tomás de Castilla”, conocida generalmente como Zolic por usuarios, público en general y trabajadores, quienes han sido testigos de su evolución a lo largo de los años.

Desde sus inicios, situada junto al principal puerto en el Atlántico guatemalteco, en Puerto Barrios, Izabal; los primeros logotipos de Zolic evocaban el sol, el mar e incluso una gaviota, reflejando su ubicación privilegiada y buscando hacer referencia de su conexión con el comercio
marítimo.

Sin embargo, en la historia de Zolic su Ley Orgánica ha tenido varias reformas, siendo una de las más significativas la de 2008. Con la cual la institución se ampliaría en capacidades, convirtiéndose en la fuerza impulsora detrás de lo que ahora conocemos como Zonas de Desarrollo Económico Especiales Públicas (ZDEEP), autorizando y habilitando nuevas Zonas Libres para el crecimiento económico, en todas las regiones del país.

El logotipo anterior fue utilizado como sello distintivo de la institución desde 2012, y si bien era reconocible por su nombre solo aprovechaba un 7 por ciento el potencial de la marca, en el nuevo rediseño Zolic ocupa el lugar central y dominante representando el 100 por ciento de la composición gráfica.

Esta decisión refuerza el posicionamiento de la marca y la hace más memorable para el público, la marca tiene colores corporativos que reflejan confianza y estabilidad y aseguran una consistencia visual, con tipografías legibles y modernas que reflejan profesionalidad y seriedad.

Hoy, el logotipo de Zolic, tiene un diseño conformado por un rectángulo vertical en color azul oscuro con cortes ondulares; en la parte inferior, en medio esta la palabra Zolic en letras especiales en color azul oscuro, sobre la palabra Zolic, figura una línea ondulada en color celeste con un punto rojo y debajo de la palabra Zolic, se encuentran las palabras zona libre de industria y comercio en letras especiales en color azul oscuro subrayado con línea en color rojo. Abajo del subrayado rojo se encuentran las palabras Santo Tomás de Castilla en letras especiales en color gris claro.

El nuevo diseño de marca de Zolic se da en un tiempo importante de cambio en su historia, consolidando su posición en el mercado guatemalteco y preparando a la institución para enfrentar los desafíos del comercio internacional y el nearshoring.

Con un logotipo limpio y claro, colores corporativos distintivos y tipografías cuidadosamente seleccionadas, Zolic se posiciona como el líder en su sector, rigiendo la autorización y habilitación de las Zonas de Desarrollo Económico Especiales Públicas (ZDEEP), lo que se traduce en contribución a la reactivación económica y social de un nuevo país para todos.  

Colaborador DCA
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COLUMNAS

¿Woke qué, woke quién?

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Miriam Jerade

Profesora Asistente Facultad de Artes Liberales

Lo tragicómico del libro de Susan Neiman, La izquierda no es Woke es que si bien su autora afirma haberlo escrito para salvar a la izquierda, solo le habla a los prejuicios del ala reaccionaria y conservadora.

En el libro, Susan Neiman sostiene que la izquierda intercambió la igualdad social por la reivindicación identitaria. Neiman jamás define woke.

El término que se originó en la comunidad afroamericana para estar atentos, ha degenerado en un insulto.

Políticos conservadores como Ron DeSantis lo usan contra el activismo medioambiental, derechos sexuales o ser vegano; posiciones escasamente comparables en su valoración social o poder. Tampoco es claro el referente: ¿woke quién? ¿Se refiere a su vecina que le pidió llamarla con otro pronombre o a todas las luchas contra el sexismo?

¿Qué se le achaca a la izquierda (si es que existe la izquierda)? Que perdió su vocación universalista que buscaba la igualdad.

Es falso que la izquierda abandonó las luchas por la igualdad social.

Es cierto que habiendo conquistado una mayor igualdad formal, cierta izquierda ha señalado injusticias estructurales que algunos grupos sociales padecen.

Esto que la autora interpreta como pura victimización es una lucha por la justicia de aquellos que tienden a ser aún más explotados o marginados en el mundo laboral, tienen menos capacidad de decisión o padecen violencias sistemáticas.

Cuando los conservadores contraponen al lema Black Lives Matter una fórmula universalista como All Lives Matter, están caricaturizando la demanda y lo hacen con una ignorancia porfiada que desconoce que es más probable recibir violencia policial cuando se es negro en los Estados Unidos.

Extrañamente, grupos conservadores los defensores de la familia tradicional, por ejemplo; rara vez se tildan como identitarios.

Otra confusión que alimenta el libro es que las identidades son tratadas como intereses, o peor aún, sensibilidades. Indígena u homosexual no describirían nada más que distintos grupos de interés (parciales, además).

De ahí que según ella la izquierda dejó el universalismo ilustrado por intereses particularistas escépticos del progreso. Como si no hubiese progreso moral en el combate al racismo o al sexismo y en la conquista de derechos.

La idea de que la izquierda abandonó la redistribución por el reconocimiento ha sido muy discutida. A nuestro parecer, se trata de una falsa dicotomía, pues la distribución material está estrechamente relacionada con el reconocimiento. 

                  Continuará… 

Colaborador DCA
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