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COLUMNAS

El cuarto binomio (I)

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El pasado fi­n de semana quedó proclamado el cuarto binomio presidencial integrado por Zury Ríos Sosa (Zury Ríos) y Roberto Molino Barreto, binomio que fuera proclamado por el partido político VALOR, agrupación que, con este nombre, hace su primera aparición en un proceso electoral.

VALOR es el nombre actual del grupo político llamado originalmente Partido Liberal Progresista e inmediatamente después, antes de su inscripción definitiva, Partido Libertador Progresista (PLP) agrupación que fuera fundada en Quetzaltenango, por Don Noé Reyes Del Águila, siendo uno de los pocos partidos políticos que, en Guatemala, ha nacido en la provincia.

Don Noé Reyes Del Águila murió en un accidente de tránsito antes de ver cristalizado su sueño y fueron su hijo Heman, sucesor suyo como pastor en la Iglesia Monte Sinaí y su hermano Adalberto, quien preside la Asociación de Iglesias Cristianas en Los Ángeles (ambos ajenos a la política) quienes pusieron la Organización en manos de los grupos evangélicos y católicos que, sin ser yo miembro del partido, impulsaron mi candidatura presidencial en 1995, candidatura presidencial que sobrepasó el cinco por ciento de los votos válidos emitidos, votación que permitió que, sin haber alcanzado representación en el Congreso, sobreviviera como organización política.

Data VALOR, pues, de 1995 (23 años desde su fundación) siendo uno de los partidos políticos, en consecuencia, que más años ha permanecido entre nosotros tratándose,originalmente, de un grupo liberal –no neoliberal– con valores cristianismo y una fuerte influencia de la doctrina social de la Iglesia.

Tuvo el PLP una segunda y última participación en elecciones presidenciales en el año de 1999, para entonces a mi cargo su Secretaría General, elecciones en las que volví a ser candidato presidencial y en las que obtuve y obtuvo el cuatro lugar, detrás de Alfonso Portillo, el ganador y de Oscar Berger y Alvaro Colom, segundo y tercer lugar en esas elecciones –posteriormente– también presidentes, ganadores en elecciones sucesivas. En estas elecciones, las de 1999, ganó el PLP una diputación por listado nacional, lo que determinó su permanencia como Organización Política y también una en el PARLACÉN, la que ocupó Gustavo Arguello Pasos. No volvió a participar el PLP en elecciones presidenciales y fue resguardado, prácticamente quince años, a la espera de un nuevo proyecto a ser impulsado, período en el cual –con la ley en la mano– hubo de defenderse de resoluciones emitidas por las autoridades electorales que, ilegalmente, se abstuvieron de inscribir su Asamblea Nacional, no ajena la arbitrariedad a nuestro planteamiento, largamente sostenido, de que es imperativo sustituir la forma en que se elige a los diputados que integran el Congreso, al final de cuentas, la clave de todo, en manos del Congreso, el presupuesto, las leyes y las más importantes decisiones nacionales, planteamiento que causa roncha puesto que lo cambia todo.

Fuerte nuestra simpatía por la participación de Eduardo Suger Cofiño, pero ajenos, de nuestra parte, a cualquier participación electoral.

El PLP prosiguió su camino y yo, por mi parte, el mío, ajeno ya a la participación política partidaria, centrada mi atención –como ocurre hasta la fecha– en las políticas de Estado. Fue a Alejandro Botrán Gómez, convenidas con él las condiciones y bajo su responsabilidad, a quien se le entregó la estafeta de esta nueva etapa en la que, dejado atrás el nombre original, se propone la entidad con nuevas afiliaciones y nuevos liderazgos –abrazado el nombre de VALOR– participar por primera vez, con este nombre, en unas elecciones.

Para Zury Ríos se trata esta de su segunda participación como candidata presidencial, habiendo sido su primera en las elecciones pasadas en que lo hizo como candidata del Partido VIVA, partido que fuera fundado por Harold Caballeros y que había tenido una participación anterior teniendo a este como candidato.

La participación de Zury Ríos, esta vez, lo es al frente de un proyecto propio, lo que puede hacer una notable diferencia con respecto a su participación anterior, habiendo llamado para hacer binomio con ella a Roberto Molina Barreto, exprocurador General de la Nación y dos veces presidente de la Corte de Constitucionalidad, notable jurista que da mayor solidez a su candidatura, una candidatura, de por sí, ya suficientemente sólida, tal y como lo apuntamos en columna anterior.

Ambos con una fuerte formación académica, la de Zury Ríos, claramente enfocada para gobernar y ambos con amplia experiencia en nuestra vida pública, Zury Ríos dos veces diputada, ambos pasados por la administración pública sin mancha.

Acisclo Valladares Molina
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COLUMNAS

Respeto a los paganos

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Leonel Guerra Saravia
[email protected]

Hace muchos años no existían el Papamóvil ni el Vaticano, pero el humano siempre investigaba para justificar su existencia. Existía mucho paganismo, alguno por no investigar y otros para justificar.

Paganismo nórdico o paganismo escandinavo (en nórdico antiguo: heidindómr) es un término utilizado para describir las tradiciones religiosas comunes entre las tribus germánicas que habitaban en los países nórdicos antes y durante la cristianización de Europa del norte.

El paganismo nórdico es un subconjunto del paganismo germánico, practicado en las tierras habitadas por las tribus germánicas en casi toda Europa central y septentrional, durante la época vikinga.

Diversas ciencias humanas se han interesado por el fenómeno religioso.

El conocimiento actual sobre el paganismo nórdico ha sido inferido por los resultados arqueológicos, etimológicos, y por los materiales escritos de la época. Algunos expertos como Georges Dumézil, sugieren que diversos elementos estructurales y temáticos dentro de las certificadas ideas religiosas escandinavas, ubican al paganismo escandinavo, dentro de la estructura básica de la expresión pan-indoeuropea de las ideas espirituales como un todo.

La religión escandinava es un fenómeno cultural, y, como la mayoría de las creencias folclóricas anteriores a la alfabetización, sus practicantes, probablemente, no tenían un nombre para su religión, hasta que entraron en contacto con forasteros o competidores.

Los vikingos consideraban que los diversos seres sobrenaturales en los que creían, no solo dioses sino también elfos, gigantes y otros muchos, habitaban mundos que los humanos no percibían y con los que raramente podían interactuar, pero cuyos destinos estaban ligados al suyo. Más allá de la fe: existen entre las principales religiones del mundo: cristianismo. Judaísmo.

Hinduismo. Budismo. Islam. Religión suele definirse como un sistema cultural de determinados comportamientos, prácticas, cosmovisiones, éticas, morales, textos, lugares sagrados, profecías u organizaciones que relacionan la humanidad a elementos sobrenaturales, trascendentales, místicos o espirituales. Es decir, el método de otras ciencias enriquece el debate religioso.

Diversas ciencias humanas se han interesado por el fenómeno religioso desde sus respectivos puntos de vista como por ejemplo la antropología, la sociología, la psicología y la historia de las religiones. Por otro lado, disciplinas como la fenomenología de la religión estudian específicamente sus manifestaciones intentando dar con una definición exhaustiva del fenómeno y mostrar su relación con la índole propia del ser humano.

En secciones subsecuentes se desarrollan más elementos para el análisis de la religión. No olvidemos que el humano seguirá investigando.

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Tejiendo la red del progreso en Guatemala

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M.A. Pamela Sandoval Polanco

Dirección de Gobierno Electrónico -GAE-pamela.sandoval
@transparencia.gob.gt

A lo largo de la historia, la tecnología ha sido el hilo conductor de una evolución constante. Desde las rudimentarias herramientas de piedra hasta los sofisticados dispositivos inteligentes de hoy, cada avance tecnológico ha marcado un nuevo capítulo en nuestra relación con el entorno.

La era manual, con su inherente necesidad del contacto humano, dio paso a la era electrónica, una época definida por máquinas activadas con solo presionar botones y mover palancas.

Ahora, nos encontramos inmersos en la era digital, un tiempo donde la información binaria permea todos los aspectos de nuestra vida cotidiana, redefiniendo nuestra existencia en este moderno universo de datos.

Esta revolución digital ha transformado no solo las herramientas que utilizamos, sino también nuestras estructuras sociales, económicas y culturales, instaurando un nuevo paradigma donde la adaptabilidad y la innovación son esenciales para el progreso individual y colectivo.

Estas herramientas digitales, ahora esenciales en nuestra vida diaria, se incorporan considerablemente en el ámbito laboral, educativo y recreativo, por mencionar algunos, logrando que más personas puedan acceder, aprender e interactuar desde cualquier lugar y a su propio ritmo.

La Agenda Digital va más allá de alcanzar objetivos; es una visión de progreso y accesibilidad compartida por todos.

En el ámbito de la administración pública, implica la reestructuración y modernización de los servicios gubernamentales para mejorar la eficiencia, la transparencia y la participación ciudadana. Va más allá de adoptar nuevas tecnologías, implicando una transformación de procesos y cultura organizativa.

Enfrenta retos clave para mantener su relevancia y proteger los derechos de los ciudadanos. Por tanto, en un mundo cada vez más dependiente de la tecnología, algunos disfrutan de las ventajas de la era digital, otros quedan rezagados, limitando su acceso a oportunidades educativas, económicas y sociales.

Frente a este desafío, las agendas digitales de gobierno emergen como planes estratégicos para cerrar esta brecha y fomentar una participación equitativa en la sociedad digital.

En Guatemala, la reciente promoción de la Agenda de Gobierno Digital es un paso adelante en la transformación digital y el uso de las TIC en la sociedad, buscando mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y promover el desarrollo económico. Se consideran aspectos clave como la identidad digital, la interoperabilidad, la ciberseguridad y los pagos digitales.

La identidad digital es un pilar en la modernización y transformación, permitiendo a los ciudadanos realizar transacciones financieras, comerciales, contractuales y legales sin restricciones geográficas.

La interoperabilidad es crucial, ya que mejora la prestación de servicios y la experiencia ciudadana, impulsando el comercio electrónico. La ciberseguridad es vital para la protección digital de personas individuales y jurídicas. Para el avance de la agenda digital, la colaboración entre sectores de la sociedad  es esencial. 

Esta cooperación debe enfocarse en crear oportunidades y acceso inclusivo a servicios públicos innovadores, asegurando interacciones efectivas y legalmente protegidas, y transacciones internas y externas seguras y transparentes.

El esfuerzo conjunto de todos los participantes en la modernización de la administración pública es digno de elogio. El objetivo es facilitar que cada ciudadano obtenga la información y los recursos que requiere de manera sencilla y rápida.

Cada iniciativa digital y cada servicio que se transforma al entorno digital son pasos fundamentales hacia una sociedad más interconectada, ágil y trasparente. La Agenda Digital va más allá de alcanzar objetivos; es una visión de desarrollo y accesibilidad compartida por todos.

Este esfuerzo colectivo nos impulsa hacia un futuro innovador, invitándonos a ser arquitectos activos de un legado digital duradero y a asegurar que la tecnología sea un pilar de progreso, igualdad y bienestar para cada guatemalteco.

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Hubs para la ciudad (II)

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Pablo Allard Serrano

Facultad de Arquitectura y Arte

Estos espacios no solo ofrecen oportunidades económicas y desarrollo comunitario, sino que también juegan un papel significativo en la percepción de seguridad de un espacio urbano determinado, lugares que adquieren una sensación de cuidado que por lo general supera los límites del terreno, ampliando su rango de acción alrededor de barrios y ciudadanos que comienzan a relacionarse con estos Hubs.

En Santiago existen varios Hubs urbanos impulsados por instituciones públicas: HUB Providencia, La Fábrica en Renca, La Paz 482 en Independencia, HUB Vitacura, Corporación Yunus en Peñalolén, por nombrar algunos.

En Santiago existen varios Hubs urbanos.

Estos han generado externalidades positivas a través del emprendimiento, la cultura, la innovación, la acción social y la exploración tecnológica.

Los espacios públicos y las infraestructuras públicas que se abren al barrio hacen más seguros, atractivos y activos estos espacios, se fomenta la participación comunitaria y se disuade la actividad delictual. Además, la presencia de Hubs en áreas previamente descuidadas puede actuar como un catalizador para la inversión y el desarrollo, instalando nuevos servicios, creando comercio y nuevos espacios públicos.

Tal es el caso de la Fábrica de Renca, que recuperó un supermercado abandonado y al poco tiempo floreció el comercio a su alrededor.

Al ofrecer oportunidades económicas, fomentar la innovación en seguridad y transformar el entorno urbano, estos centros además ofrecen oportunidades para el desarrollo local y pueden contribuir a crear ciudades más seguras y prósperas para todos sus habitantes.

Colaborador DCA
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