Ser cocinero fue lo que quiso toda su vida, sin embargo fue hasta el 2004, con 24 años, cuando Diego Téllez tomó la decisión de incursionar en la gastronomía. Todo esfuerzo tiene una recompensa y la de este guatemalteco se ve reflejada en el restaurante Flor de Lis. Ubicado en el edificio G1 local 106, de Paseo Cayalá, zona 16, el sitio se caracteriza por presentar cocina de autor.
¿Cómo se inició en la cocina?
Siempre quise ser cocinero, pero ingresé en la universidad porque es lo que todos esperan de uno. No me funcionó y luego de seis años y tres carreras diferentes, empecé a hacer lo único que me gustaba.
¿Cuáles fueron sus primeros pasos?
Estuve en diversos locales y conocí a un chef italiano quien trabajó en un restaurante de Inglaterra, que en ese entonces tenía dos estrellas Michelin. Él me enseñó que existía una cocina más delicada y fina. Esto despertó mi interés y en Internet encontré el Mugaritz, en Gipuzkoa, España, dirigido por Andoni Luis Aduriz.
¿Cómo fue su experiencia en Mugaritz?
Apliqué en 2008 y llegué un año después. Fue complicado, porque nunca había tenido contacto con cocina de ese nivel. No tenía idea de lo que encontraría y representó reto, pues ponen al límite la capacidad que se tiene para trabajar.
¿Cuándo decidió fundar su propio sitio?
En 2012 solicité una pasantía en el restaurante Noma, de Dinamarca. Al regresar fundé un local vegetariano en Antigua Guatemala. Sin embargo, el mercado actual no es muy amplio en ese sentido y eso me hizo cambiar de estilo. En 2013 inauguré Flor de Lis, y al año siguiente vinimos a Cayalá.
¿Cómo definiría la cocina de Flor de Lis?
Luego de estar en Europa me di cuenta de que la gente sabe que Guatemala existe, pero no dónde queda, y mucho menos lo que se come. Aquí se da a conocer la cocina nacional desde mi punto de vista.