COLUMNAS
El 157 y los Partidos Políticos
La reforma propuesta del artículo 157 de la Constitución Política de la República es absolutamente indispensable para cambiar la forma de integrar el Congreso de la República y de elegir a los diputados que lo integran, siendo la única forma en que pueden eliminarse el listado nacional de diputados, los distritos inmensos y los consecuentes listados distritales; reforma que introduce el sistema electoral de los distritos pequeños en el que se elige un solo diputado en cada distrito y gana esa única diputación, sin fórmulas raras, el candidato que obtiene el mayor número de votos, incluye que pueda inscribirse como candidato a diputado todo aquel que quiera serlo sin necesidad de que le postule un partido político lo que termina de una vez y por todas con el monopolio de los partidos. ¿Quiere ser Usted o cualquier otro ciudadano candidato a diputado? Pues bien, reformado el artículo 157 podrán serlo sin necesidad de que les postule un partido político. Algunos piensan que este cambio –cambio radical que lo cambiará todo– terminará con los partidos políticos y que lo que busca es, precisamente, terminar con ellos, lo cual no es cierto. La reforma del 157, en la forma propuesta, terminará –sí– con el monopolio que han tenido los partidos y les obligará a que tengan que competir electoralmente, sin privilegio alguno, con todos los demás participantes. De lo que se trata la reforma no es de terminar con los partidos pero sí de terminar con el monopolio que han tenido y de que se de libre competencia política.
La reforma del artículo 157 no puede infundir temor alguno a los partidos políticos reales, partidos que estarán dispuestos a descender a los distritos pequeños y buscar el triunfo en el distrito de que se trate compitiendo con candidatos de otros partidos y con ciudadanos que –con absoluta libertad– se hayan postulado sin necesidad de que les postulase partido alguno. En algún distrito ganará el candidato postulado por un partido político pero habrá distritos en los que ganarán candidatos que se hayan postulado por sí mismos sin necesidad de que les haya postulado un partido.
Los partidos políticos que tenderán a desaparecer –y que me atrevo a decir que desaparecerán– serán única y exclusivamente los partidos de gabinete o de escritorio, partidos incapaces de descender al nivel personal de los distritos pequeños e incapaces de ganar –en consecuencia– sin listados y sin fórmulas raras distrito alguno. El sistema de los distritos electorales pequeños para elegir a los diputados que integran el Congreso de la República no tiene por qué asustar a los partidos políticos reales, reitero –a los que pueden ganar en un distrito pequeño (capaces de obtener más votos en el distrito– sin fórmulas raras) como tampoco a los diputados que se sientan capaces de hacerlo enfrentados –sin privilegios– a otros candidatos. Muchos diputados saben que podrán ganar en un distrito pequeño –diputados que no objetarán la reforma– pero temerán este sistema los diputados zánganos: aquellos que solamente podían llegar al Congreso si cobijados por el monopolio partidario y en el escondite de los listados. La reforma del 157 no es una reforma contra los partidos políticos sino contra el monopolio que ejercitan y, es más, se trata de una reforma que fortalecerá a los partidos políticos puesto que les obligará a hacerse partidos de verdad, sustentada su fuerza en la fuerza de los distritos, la base partidaria. ¿Queremos partidos políticos de verdad y no partidos políticos de papel? Pues bien, llegar a tenerlos será otra de las consecuencias saludables de la reforma del 157: Terminado con el monopolio sobrevivirán solamente los partidos –los que están o los nuevos que se formen– que se sustenten en sus bases, es decir, en los distritos pequeños: La tan ansiada democratización de los partidos, no sólo un deseo ya sino el instrumento para lograrlo. La reforma del 157 nos llevará a tener, finalmente, partidos de verdad –con democracia interna– y los que no lo entiendan tenderán a desaparecer y ¡Así de claro! desaparecerán, sin más.
CARLOS MORALES MONZÓN
Periodista y Profesor Universitario
Había escuchado hablar tanto de la Inteligencia Artificial que decidí comprobar si todas las maravillas de las que hablan son verdaderas. Como me la llevo de medio músico, primero practiqué con un software para hacer composiciones. Debe haber mejores, pero el que utilicé me dejó realmente sorprendido.
Quizás no es todo lo fácil que alguien quisiera, pero si se sabe ingresar la información, cualquiera, en menos de un minuto, puede componer un jingle o una canción en menos de un minuto. Es más, el software produce dos archivos simultáneamente para que el creador escoja el producto que más satisfaga sus gustos.
No conforme, busqué una Inteligencia Artificial creadora de textos.
Vi antes en internet consejos para el uso del software y luego procedí.
Ingresé el siguiente texto, advierto que sin las comillas pues ahora solo las agrego para dejar constancia textual de lo que escribí para la IA: “escribe un artículo de 2400 caracteres sobre el difícil tránsito vehicular en la ciudad de Guatemala, donde circulan alrededor de 1 millón de carros y casi 2 millones de motos. Una ciudad sin cultura vial y gente desesperada por llegar temprano a su destino, dispuestos a hacer lo que sea con tal de avanzar en las vías de tránsito, vehículos sobrecargados y muchas motos con más de dos pasajeros.
Intenté resumir, lo más que pude, la agonía de todo ciudadano que circula por la ciudad o intenta ingresar en ella para ver el resultado del trabajo. Así es que, como se trataba de un experimento, ya estaba pensado que hoy les contaría la verdad sobre el origen del texto que leyeron la semana anterior en este espacio.
Hoy no me cabe la menor duda de lo maravilloso de la Inteligencia Artificial. Y seguro se pueden hacer muchas y mejores cosas, pues además de textos y música, he leído que también genera imágenes, videos, personas y ambientes virtuales con una naturalidad increíble.
Hasta dónde ha llegado el ser humano. Hasta el punto de crear realidades virtuales que facilitan muchas labores productivas.
Pero también me puse a pensar, inmediatamente, lo dañino que resulta también para los mismos seres humanos. Por un lado, porque estoy seguro contribuirá al aletargamiento de las personas. Y si hoy día vemos con preocupación el desaparecimiento paulatino del pensamiento crítico en los jóvenes, qué pasará cuando el uso de la Inteligencia Artificial se propague y sea de uso común. Pero, por otro lado, también pensé en cómo esta Inteligencia Artificial contribuirá en la promoción del desempleo, pues realiza tareas que, en muchas oportunidades, no hace un solo ser humano sino varios.
COLUMNAS
Colaboración: Envejecimiento saludable para Chile
Chile es uno de los países de América Latina con una de las tasas de envejecimiento más rápidas. Según el INE, casi un tercio de la población chilena será mayor de 60 años en 2050. El número de personas con demencia está en aumento, afectando la calidad de vida, la economía y la sociedad.
La infraestructura de atención médica y la preparación de profesionales capacitados requieren atención urgente. El aumento de la población mayor afecta la fuerza laboral y los sistemas de pensiones. Además, el conocimiento de los factores de riesgo en el envejecimiento en Chile y la región es insuficiente, al igual que la innovación en esta área.
Necesitamos cambios intersectoriales que trasciendan la medicalización. Programas de investigación para el envejecimiento saludable pueden proporcionar las bases científicas necesarias para nuevas terapias, y desarrollar políticas y prácticas basadas en evidencia más efectivas. El Estado tiene un rol crucial en el desarrollo y financiación del plan nacional de demencia a largo plazo. Políticas de apoyo para la inclusión de personas mayores en la sociedad son esenciales para garantizar que todos los ciudadanos puedan disfrutar de una vida digna y activa.
Los programas comunitarios y las políticas de salud pública deben centrarse en promover la actividad física, la participación social y el bienestar mental.
La innovación en productos y servicios para personas mayores puede abrir nuevas oportunidades económicas, por ejemplo, viviendas adaptadas para personas mayores y tecnologías avanzadas de cuidado en el hogar.
La creación de productos y servicios diseñados específicamente para las necesidades de los adultos mayores puede abrir nuevas oportunidades de mercado y mejorar la calidad de vida. La colaboración entre el gobierno, el sector privado y la investigación es vital para abordar estos desafíos.
Aunque los datos sobre el envejecimiento en Chile son alarmantes, aún estamos a tiempo. Hay un potencial significativo para desarrollar una nueva economía basada en el capital cerebral y la experiencia de la población mayor. La inversión en innovación, investigación y desarrollo puede transformar los desafíos del envejecimiento en oportunidades económicas y sociales.
ONEIDA NAJARRO
Subsecretaria de Comunicación
Sí, usted que durante las horas pico —que son casi todas— ve que los demás hacen cola para incorporarse a un carril, pero no le importa y acelera, aunque no quepa en la vía se deja ir con todo como si los demás estuvieran obligados a cederle el paso.
Sí, usted que, aunque solo haya dos carriles se ubica en el medio con su moto y aparece de la nada obligando al que va en su vía a pegarse a las orillas para no rozarlo.
Sí, usted que con el autobús de pasajeros que conduce anda sonando una bocina estruendosa y que parece nunca terminar. Que con poner a su ayudante en la puerta no pide vía sino solo anuncia que se va a meter en el carril.
Sí, usted que va hablando por celular y ni se fija que su vehículo se está pasando a la otra vía y supone que el de al lado es el que debe poner atención para no rozar el auto.
Sí, usted que, aunque ve un carro averiado en el camino no se digna a darle vía al que se quedó parado atrás.
A usted que le pesa la mano sobre la bocina y supone que para todo es necesario hacerlo. Yo no me haré la santa, pero a lo más que llego es a maltratar dentro del auto, con los vidrios hasta arriba; así que solo yo me escucho.
Eso es un día en el tráfico, el que toca convivir en las carreteras con los automovilistas de vehículos de dos, cuatro y más ruedas. De por sí, son horas difíciles en las que el reloj avanza, no así los autos.
Es como el rodaje de la misma película todos los días y con los mismos actores, entre los que destacan aquellos que hacen el papel de malos, que no colaboran en hacer menos pesado el trajín de ir sentados sin poder estirar las piernas.
El reloj inteligente dice cada cierto tiempo: ¡hora de levantarse¡ y pues no se puede, ni modo que pare el automotor a media carretera. Y qué decir del Waze, siempre lo pongo para saber cuánto durará el viacrucis. Si me dice que llegaré a tiempo al menos me da consuelo, por momentos.
No son minutos, son horas las que se pierden en el tráfico, tanto así que da tiempo a escuchar programas radiales completos, listas de música, revisar correos, peinarse, arreglarse y hasta comer. Sé de algunas personas que, con tal de ahorrarse la pesadilla, salen cuando aún está oscuro, llegan temprano a su destino y aprovechan para dormir dentro del carro antes de presentarse al trabajo.
Estudios han demostrado que estar atorados en el tráfico constituye una de las actividades más desagradables para las personas; además del tiempo que se pierde, también aumentan los niveles de estrés.
La percepción de estar estancado es algo que contribuye a la ansiedad porque se siente que no se puede hacer nada para cambiar esa situación.
Así que como dice mi mamá: Hágase la volada. Mientras llegan medidas para desfogar el tráfico, colaboremos y alivianemos la carga con nuestras buenas actitudes al volante.