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COLUMNAS

Desbaratando farsas

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Carentes de argumentos que contradigan los suyos, se acude constantemente a la falacia de descalificar lo decidido por el Presidente de la República en relación a la CICIG, con la cantaleta de que lo que motivaría al Presidente es que se le persigue por “financiamiento electoral ilícito”, y que esta sería la razón de sus decisiones, afirmación que constituye una auténtica farsa y que vale la pena desbaratar, y de tajo. El primer punto a tener claro es que la imputación de “financiamiento electoral ilícito” no se refiere al Presidente como tal, es decir, a ningún acto suyo, como Presidente, o a acto alguno de gobierno, sino a hechos ocurridos cuando era tan solo candidato. Descártese, pues, cualquier corrupción en el actual gobierno, ya que los hechos, si fuesen incorrectos (no lo son), nada tendrían que ver con el actual gobierno ni con su ejercicio presidencial. El segundo punto a tener claro es que los hechos imputados al actual Presidente, reitero, no en su calidad de Presidente, sino antes de ascender al cargo, cuando era tan solo candidato, no se refieren a dinero sucio de ninguna naturaleza, sea proveniente del narcotráfico, de lavado de dinero, del crimen organizado, de defraudación del patrimonio del Estado o de delito alguno, siendo el dinero de que se trata el supuesto “financiamiento electoral ilícito” de dinero absolutamente limpio, de dinero de lícita procedencia.

El tercer punto a tener claro es que la única imputación que se le hace es la de no haber registrado ese dinero (dinero limpio) como ingresado a la organización política del partido que postulaba su candidatura, partido de que era el secretario general, lo que –de ser cierto– aunque se tratara de dinero limpio, de lícita procedencia (aspecto que no se discute) tipificaría el delito de “financiamiento electoral ilícito”, ya que habría tenido la obligación de registrarlo, delito que, con tal desafortunado nombre, sin embargo, da a entender algo muy distinto. Pero el hecho es que, además, nunca recibió ese dinero, de lícita procedencia y que, en consecuencia, si no lo recibió, no existía ninguna obligación de registrarlo. El cuarto punto a tener claro es que ese dinero, dinero limpio –al que se referiría la imputación– fue utilizado por sus legítimos propietarios, empresarios guatemaltecos que, por sí mismos, sin entregar un solo centavo al entonces candidato y actual Presidente, ni a su organización política, apoyaron en forma directa, a través de la empresa mercantil escogida por ellos para hacerlo, a los fiscales de mesas electorales (viático de transporte y comidas) para que estos cuidasen la corrección de las votaciones y el correcto conteo de los votos, no constituyendo, además, delito alguno, la aportación de dinero limpio, de lícita procedencia, a una campaña electoral. (La palabra aportación no aparece en la tipificación del delito, si se trata de dinero limpio, lo que excluye a quienes aportan su propio dinero, dinero limpio, de cualquier consideración delictiva. El quinto punto a tener claro y que es consecuencia de los anteriores, es que la acusación penal CICIG-MP se encuentra persiguiendo, en este caso, el del supuesto “financiamiento electoral ilícito” imputado a empresarios y Presidente, hechos que no son constitutivos de delito, puesto que: (1) No constituye delito alguno la aportación de dinero limpio a una campaña electoral, pudiendo haber delito –si se trata de dinero limpio– solamente en quien lo recibe, si quien lo recibe no registra que lo haya recibido. (2) No constituye delito alguno la omisión de registrar lo que no se haya recibido. Como sexto punto, es bueno saber que la Corte de Constitucionalidad consideró sumamente desafortunado que se confundan, por tener el mismo nombre y las mismas penas, el financiamiento electoral proveniente del narcotráfico, lavado de dinero, crimen organizado, defraudación del patrimonio del Estado o cualquier otro delito –dinero sucio– con el que proviene de fuentes legítimas, dinero limpio, de lícita procedencia, si este no se registra, habiendo instado la Corte de Constitucionalidad al Congreso de la República para que haga la diferencia y penalice de forma distinta a estos supuestos que no tienen absolutamente nada que ver entre sí: dinero limpio y dinero sucio, tan distintos como pueden ser el día y la noche, la oscuridad y las tinieblas. El séptimo punto a tener en cuenta es que la acusación penal CICIG-MP –en su furor mediático– habla de “financiamiento electoral ilícito”, y así lo hacen quienes repiten “como argumento” el estribillo, dando a entender con ese nombre tan rimbombante que se trataría de algo gravísimo, alimentando, así, la farsa. (1) Que se tratase de algo que se referiría al Presidente como tal y al Gobierno que preside, lo cual es falso. (2) Que se referiría tal financiamiento a dinero sucio, dinero de ilícita procedencia, lo que también es falso. Se da a entender –mediáticamente además– que se tratase de un grave crimen, de una execrable felonía, y es bueno saber que –si algo de ilegal hubiera en lo actuado por los empresarios y el entonces candidato, que no lo hay– el “crimen”, la “felonía” consistiría en no haber registrado dinero limpio, dinero de lícita procedencia, que habría asegurado la corrección de las votaciones y el correcto conteo de los votos.

Tan mediática esta absurda acusación penal, que lleva a risa por su inconsistencia, que en la despedida de la anterior fiscal general, en presentación hecha “al alimón” con el comisionado de la CICIG, conferencia de prensa, hizo del antejuicio que debería promoverse contra el Presidente por este gravísimo No delito de “financiamiento electoral ilícito” lo más importante de esa despedida, haciendo caso omiso de los asesinatos de dirigentes campesinos perpetrados, quizá, por grupos o aparatos clandestinos de seguridad: la razón de ser de la CICIG, crímenes como estos, si por estos perpetrados, su persecución, desarticulación y castigo. No puedo sentir sino vergüenza ajena por los congresistas de los Estados Unidos de América, arrastrados a la farsa; congresistas que en carta dirigida al secretario general de la ONU hacen referencia al “financiamiento electoral ilícito”, sin ni siquiera saber de qué se trata y, además, ignorando sus cauces institucionales para dirigirse a la Organización, el Departamento de Estado, la representante permanente de los Estados Unidos de América ante la organización citada. Cuatro congresistas del partido opositor al que hace gobierno se dirigen al secretario general: acción que carece de importancia alguna y que no tiene otra repercusión que la mediática –en Guatemala–, ignorada por la prensa de su propio país. La otra farsa la abordaremos en artículo sucesivo; la de que motivarían las decisiones del Presidente la persecución de su hijo y de su hermano por una infracción administrativa –no delito– en que se habían visto involucrados dos años antes de que el Presidente fuera Presidente y que, en consecuencia, tampoco tiene nada que ver con el actual gobierno.

Acisclo Valladares Molina
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COLUMNAS

Día Mundial del Libro y Derecho de Autor en Guatemala

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Saraí Flores Gómez
[email protected]

Los libros son un recurso imprescindible para el proceso formativo, en Guatemala, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en el último censo realizado, el 93 por ciento de los jóvenes entre 13 y 30 años sabe leer y escribir; pese a ello, se estima que solo el 1 por ciento lee por placer.

Los libros son conocimiento y han evolucionado en tiempos pasados las paredes de cuevas en la época prehistórica servían como libros, posteriormente los pergaminos, y actualmente los libros electrónicos.

Los libros sirven como capsulas de tiempo que ayudan a recordar el pasado, a soñar el futuro, moldea nuestro intelecto, permite transportarnos a otras épocas y tener muchos panoramas.

La lectura es el ejercicio para la mente, un viaje para la imaginación y conocimiento para la vida.

La lectura es un proceso dinámico que ayuda a decodificar palabras para darle un significado, mientras que construye mundos de conocimiento, todo se hace en conjunto de palabras que ayudan a formar ideas. El acto de leer es un esfuerzo transformador, que ayuda al vocabulario, a la redacción, agudiza el pensamiento crítico, fomenta el amor por el aprendizaje y la imaginación, además de ayudar con la vida diaria.

En Guatemala existen clubes de lectura que ayudan a fomentar la lectura de una forma más interactiva; entre ellos, el que imparte Nueva Acrópolis Guatemala, que cuenta con una variedad de clubes entre ellos, Reading Roulette, Poesía por Leer, Pensamiento Crítico, Panorámica Literaria del Siglo XXI, Nuevos soñadores, Literarias, Letras Nocturnas y el Club de las Aprendices, los cuales son virtuales y presenciales.

La lectura es un placer que se adquiere desde temprana edad, solo así se fomenta el hábito y el placer por leer; como dijo Gabriel García Márquez: “Sería ideal que un niño dedicara parte de su fin de semana a leer un libro hasta donde pueda y donde le guste ­que es la única condición para leer un libro, pero es criminal, para él mismo y para el libro, que lo lea a la fuerza en sus horas de juego y con la angustia de otras tareas”.

El 23 de abril se celebra el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor, para promover la importancia de estos. Conjuve reconoce la importancia de los libros en el desarrollo de la juventud, así como el reconocimiento de jóvenes escritores.

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Productividad, crecimiento económico y ley de competencia

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Antonio Romero

Viceministro de
inversión y competencia, Mineco

Guatemala está muy cerca de dar un paso trascendental hacia una economía moderna y más justa. Me refiero a la aprobación de una ley de competencia, orientada a garantizar que los empresarios eficientes, visionarios y dispuestos a regirse por las reglas del mercado, estén protegidos de prácticas anticompetitivas de sus competidores. 

En esencia, la iniciativa promueve y salvaguarda la competencia en los mercados. Implica la prevención de las prácticas monopolísticas, la eliminación de los obstáculos a la entrada y el fomento de la igualdad de condiciones para todos los participantes en el mercado.

Además, cultiva un entorno en el que las empresas deben competir por la preferencia de los consumidores, por medio del mérito, la calidad y el precio, en lugar de depender de tácticas anticompetitivas para sofocar la competencia.

Tenemos una oportunidad única para crear una institucionalidad sólida, técnicamente competente y que goce de prestigio. 

Hace unos días, después de mucho ir y venir, se aprobó en el Congreso de la República, en segunda lectura, el citado anteproyecto de ley, identificado con el número 5074. El texto propone la defensa de la competencia a través de: i) La prohibición de prácticas anticompetitivas y la creación de la institucionalidad para supervisar e impedir que estas se produzcan; ii) La supervisión de la concentración de los mercados y iii) La promoción de la competencia.

Una de las principales fortalezas es que plantea crear una superintendencia de competencia autónoma y descentralizada, que gozaría de independencia y capacidad técnica para hacer cumplir la ley.

En las discusiones recientes sobre el tema, se han obviado los efectos que las políticas de competencia tienen sobre el crecimiento y la productividad de las economías. La reciente publicación del Informe Económico América Latina y el Caribe, del Banco Mundial, bajo el título Competencia: ¿el ingrediente que falta para crecer?, hace un aporte muy oportuno a la discusión en Guatemala.

En primer lugar, señala que la ausencia de competencia en la región hace que los consumidores paguen precios más altos por bienes y servicios de menor calidad, lo que reduce el bienestar general y contribuye a una desigualdad más elevada.

A diferencia de los hogares con mayores recursos, los más pobres no pueden acceder a bienes y servicios en mercados extranjeros con mayor competencia. No les queda otra alternativa que acudir a mercados monopolizados, en los que no existen incentivos para mejorar los precios y la calidad.

El informe centra su análisis en el papel fundamental de la competencia como estímulo al crecimiento económico. El problema de ello radica en que las empresas en la región nacen y operan en un contexto de baja competencia, sin los incentivos necesarios para mejorar sus capacidades.

La composición de las empresas en América Latina y el Caribe reflejan la existencia de pocas compañías muy grandes, coexistiendo con una multitud de empresas diminutas. No existe un segmento de pequeñas y medianas firmas fuertes, capaces de ejercer presión competitiva sobre las más grandes. Según el estudio, esta distribución asimétrica es causa de la baja productividad y la alta
desigualdad.

Respecto a los resultados de las agencias de competencia en la región, el estudio advierte sobre elementos de diseño que limitan su efectividad como la falta de independencia de autoridades adscritas a los ministerios de Estado y la carencia de personal y presupuesto suficientes. En Guatemala se deben considerar estas lecciones para crear una agencia de competencia independiente y dotada de los recursos necesarios. 

Tenemos una oportunidad única para crear una institucionalidad sólida, técnicamente competente y que goce de prestigio. Allí están el Banco de Guatemala y la Superintendencia de Bancos como ejemplo de que apostar por instituciones robustas da buenos resultados. El proyecto de ley de competencia presenta una oportunidad estratégica para que el país aborde los problemas económicos sistémicos que han obstaculizado su progreso.

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Los estudiantes y amanuenses también dibujaban (V)

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Ricardo Fernández Gracia 

Cátedra de Patrimonio y Arte Navarro

Otros dos motivos destacan en el libro por su profusión: la cruz de Calatrava y los corazones. En cuanto al emblema de la mencionada orden de caballería, hay que hacer notar que figuró desde la reconstrucción del complejo monástico por fray Prudencio de Sandoval entre 1616 y 1619, en numerosas cartas de profesión de las monjas estellesas y que llevaban en el hábito hasta fines del siglo XIX, además de aparecer en varios escudos del monasterio en el frontal bordado del altar mayor, obra del maestro aragonés José Gualba, entre 1761 y 1763.

Respecto a los corazones, en un convento benedictino y en el siglo XVIII puede tener un dúplice contenido.

Las décadas centrales del siglo XVIII, cuando se fecha el libro, coincidieron con la difusión del culto al Corazón de Jesús, con la creación de numerosas congregaciones auspiciadas por los jesuitas. 

En primer lugar, el corazón de Santa Gertrudis, monja de la orden del siglo XIII, cuyo atributo iconográfico es un corazón en su pecho en el que está el Niño Jesús, en referencia a la famosa frase: “Me encontrarás en el corazón de Gertrudis”. El cristocentrismo de sus escritos místicos se revaloriza con el corazón, como símbolo del amor divino.

Pero si importante era aquel signo en el monasterio benedictino, las décadas centrales del siglo XVIII, cuando se fecha el libro, coincidieron con la difusión del culto al Corazón de Jesús con la creación de numerosas congregaciones auspiciadas por los jesuitas. En aquel movimiento devocional destacaron la ciudad de Estella y el duque de Granada de Ega.

Varias páginas del libro de cuentas ostentan tanto el corazón de Jesús como el de María. En ambos casos, los anagramas de los nombres de ambos figuran en su interior.

Colaborador DCA
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