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COLUMNAS

Deporte y salud

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Héctor Morales Delgado 

Oficial de Comunicaciones y Abogacía, Oficina de la Coordinación Residente ONU Guatemala
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En plena pandemia, el tema de salud acapara la atención. Pasamos ya dos años desde que el coronavirus quebró la rutina del mundo. El aislamiento ha tenido efecto. Uno muy conocido que es alentador: evitamos el incremento de personas contagiadas, generamos una vacuna que reduzca las muertes y retomamos los hábitos de higiene con mayor severidad. Otro menos conocido o aún sin evaluar: el sufrimiento en nuestra salud mental, las perdidas en la economía y la falta de actividad física.

La situación actual en Guatemala y en el mundo nos indica que es tiempo para que las sociedades se unan más. Juntos podemos lograr más protección para nuestras vidas y avanzar en objetivos comunes. Hemos observado cómo los deportes son un buen medidor del tipo de sociedad que hemos construido.

Observemos cualquier deporte, revisemos sus logros y medios disponibles para su práctica. Rápidamente podemos concluir que las sociedades que más han invertido en salud y en educación son las que tienen mejores logros deportivos. ¿Qué relación hay? Mi sospecha es que tiene que el desarrollo social es determinante para deportistas con más éxito.

Este 6 de abril fue el día del deporte y hoy 7 es el Día Mundial de la Salud; ambas fechas están conectadas.

Las Naciones Unidas aprobó el 6 de abril como una fecha para revisar los aportes del deporte para el desarrollo y la paz. Cuando analizamos un deporte podemos tener entre sus componentes: un concepto, unas reglas, un mecanismo de justicia, un proceso educativo y un sistema de competencias. 

Todo eso se da en la vida real. Mientras más desarrollada está la sociedad, más visible es el éxito deportivo. En reconocimiento a la amplia influencia de esta práctica, el tema global de este día internacional es “garantizar un futuro sostenible y pacífico para todos: la contribución del deporte”.

Con este tema, la sede de la ONU en Nueva York reconocerá el papel de este para abordar la crisis climática y destacará acciones para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y mitigar el cambio climático a través de su industria.

El deporte se encuentra en una posición única para mostrar liderazgo, asumir la responsabilidad de su huella de carbono, participar en un viaje climáticamente neutral, incentivar la acción más allá del sector deportivo y desempeñar un papel importante en la amplificación de la conciencia entre sus miles de espectadores y participantes del sector deportivo.

Reconocemos una vez más el papel del Consejo Nacional del Deporte, con sus entidades miembro, como lo son la Presidencia de la República, el Ministerio de Educación (por medio de la Digef), el Ministerio de Cultura y Deportes (por medio de su viceministerio de deportes), la Confederación Deportiva Autónoma de Guatemala y el Comité Olímpico Guatemalteco. El país hace un importante esfuerzo para alcanzar ese 70 por ciento de personas menores de 30 años para que hagan deporte, que se ejerciten al menos 30 minutos al día.

Precisamente un día después del Día Nacional e Internacional del Deporte se dedica el 7 de abril al Día Mundial de la Salud. El Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS 3) busca garantizar una vida sana y promover el bienestar en todas las edades es esencial para el desarrollo sostenible.

Tenemos una crisis sanitaria mundial sin precedentes; la covid-19 está propagando el sufrimiento humano, desestabilizando la economía mundial y cambiando drásticamente las vidas de miles de millones de personas en todo el mundo.  Antes de la pandemia, se consiguieron grandes avances en la mejora de la salud.  

Las emergencias sanitarias, como la derivada de la covid-19, suponen un riesgo mundial para esos avances y han demostrado que la preparación es vital para evitar retrocesos. Nuestro Marco de Cooperación con Guatemala busca que todas las personas logren una salud que les permita más y mejor vida. La salud y el deporte van de la mano, mientras más se invierta en salud, más resultados positivos habrá en el ámbito deportivo, pero aun si no fuera un deporte, la actividad física puede prologar una vida saludable.

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Anhelo de vivir en paz

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Juan Everardo
Chuc Xum [email protected]

La paz social es también equilibrio, armonía, respeto, libertad y dignidad. Sin embargo, en todos los países del planeta, los conflictos políticos, sociales y económicos, entre otros, están a la luz del diario vivir de los seres humanos; históricamente, dichos conflictos no permiten avanzar para el desarrollo integral, para una relación social armónica y una plenitud de vida en paz para la pluriculturalidad del país conformada por los pueblos: maya, xinka, mestizo y garífuna.

Ahora mismo nuestro querido país se debate para nuevas aspiraciones, ojalá para transformaciones reales y favorables a la dignidad humana de los guatemaltecos, en particular para los que históricamente han sido excluidos y discriminados por siglos y que son los originarios de estas tierras de siwan tinamit.

El libro nacional de Guatemala el Pop(ol) Wuj nos ilustra varios procesos de cambio social como, por ejemplo: el que se refiere a los acontecimientos surgidos de la derrota de Wuqub’ Kak’ix y sus hijos Spakna y Kab’raqan, que obraban para dominar, porque creían ser el Sol, la Luna y los esclarecidos y, por supuesto, ponían en peligro el equilibrio social y natural.

Guatemala tiene avances sustantivos para transitar a la plenitud de vida; por ejemplo: los Acuerdos de Paz.

La derrota de Xib’alb’a, el inframundo maya que da paso al momento simbólico del amanecer de los cuatro primeros padres y las cuatro primeras madres, la humanidad de maíz.

Estos pasajes de cambio social citados nos dan la pauta de una preocupación muy antigua y una constante búsqueda de transformaciones sociales para no cesar de la calidad humana del que gozamos.

Guatemala tiene avances sustantivos para transitar a la plenitud de vida, por ejemplo: los Acuerdos de Paz para superar conflictos y flagelos que ahora vivimos, dichos Acuerdos apuntan a un nuevo modelo de Nación y de Estado más humano; sin racismo y discriminación, con instituciones modernas, de respeto a los derechos humanos, derechos económicos, derechos sociales y derechos culturales entre otros; este anhelo de vivir en paz significa retomar la implementación de los Acuerdos de Paz y de unir esfuerzos de todas y todos los guatemaltecos, los diferentes sectores sociales y pueblos que cohabitan para que en diálogo y en consenso se construya la nueva nación pluricultural. 

Juan Everardo Chuc Xum
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COLUMNAS

La generación de confianza en el contribuyente

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M.Sc. Allan Josué Maas Jácome

Abogado y Notario

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Consolidar las relaciones entre el contribuyente y la autoridad fiscal pasa mucho más allá de la visión simplista de pretender ejercer la autoridad para amedrentar o atemorizar a los contribuyentes y con ello, obtener su “aceptación”.

La confianza del ciudadano hacia la autoridad es ante todo producto de distintas acciones. De esa cuenta es que además de pensar que la Administración Tributaria debe ser sólida y efectiva cuando el contribuyente no realiza el pago de sus tributos, también lo es que no debe desatender la prevención de infracciones y delitos tributarios, puesto que estos afectan de forma significativa a toda la sociedad, en virtud de que es el Estado el encargado de garantizar el pleno ejercicio de los derechos de cada uno de los integrantes de la sociedad.

Pero, ¿cómo se podrán ejercer los derechos a la educación, a la seguridad, al acceso a la justicia o a la salud, sin los recursos que obtiene el Estado mediante el pago de tributos?

”No hay nada tan cierto en el mundo como la muerte y los impuestos“ (Benjamín Franklin).

Generar la confianza del contribuyente hacia la Administración Tributaria es una tarea impostergable y por eso es menester un cambio de paradigma, incluso en las reformas tributarias; es decir, estas también deben enfocarse en el vínculo o relación que existe entre cada contribuyente y la Administración Tributaria; por ende, construir confianza entre aquellos es vital, al grado que posiblemente el ciudadano tenga una mayor anuencia y convicción en pagar más tributos, en la medida en que tenga conocimiento que sus aportes tributarios, son adecuadamente utilizados en las necesidades no solo personales, sino también en los servicios públicos que precisa.

Por lo anterior es que, conforme se materialicen y consoliden por parte de la autoridad fiscal estrategias en favor de la publicidad y la transparencia, la facilitación y difusión de procedimientos, claridad en sus criterios institucionales y refuerce la confianza de los contribuyentes, en esa misma medida obtendrá resultados por demás positivos, no solo en la recaudación de los tributos, sino que generará una percepción positiva de la justicia del sistema tributario, la distribución equitativa de las distintas cargas tributarias, la satisfacción de que lo que el contribuyente paga en concepto de tributos, es lo que recíprocamente le brinda el Estado y que aunque exista una disminución en su patrimonio personal.

Esto no es en vano porque lo que tributa se encuentra controlado, derivado de que existe una rendición de cuentas que le permite fiscalizar y además ejercer control respecto de quienes administran los recursos estatales. 

Colaborador DCA
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COLUMNAS

¡Mi Guatemala!

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Dr. Jorge Antonio Ortega G.

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En un año más de libertad, luego de más de dos siglos, la seguimos construyendo con esfuerzo y esperanza para las nuevas generaciones de guatemaltecos. Esta conmemoración cívica es el momento ideal para replantear nuestros objetivos nacionales, diseñar un futuro promisorio para todos.

Se necesita de ciudadanos comprometidos y dispuestos a aportar más que a criticar, divorciarnos de esa cultura de descalificación que nos persigue desde antaño, a dejar por un lado la crítica severa y el elogio parco. Los guatemaltecos somos entusiastas por naturaleza, tenemos un sentido del humor arraigado que en la fatalidad y los sinsabores de la patria nos permite salir avante.

En cada crisis vemos una oportunidad y, por si eso fuera poco, a mayor dificultad mayor creatividad. Nuestra tierra es fabulosa, estamos en el centro de América, con un clima exquisito que con orgullo pregonamos como la eterna primavera, situación que diversifica nuestro territorio con microclimas que hacen altamente productivo nuestro suelo. Un cielo azul incomparable y cristalino, envidia de otras latitudes extremas.

En fin, un país bendecido con una colosal columna de volcanes, unos activos y otros en eterno sueño que dividen el abundante caudal hídrico que desemboca en nuestras dos salidas marítimas. Nuestra historia patria con sus glorias y sinsabores, con luces y sombras, escrita con la mezcla de sangre y sudor de sus héroes, de sus valientes mujeres que tejen el porvenir de la nación, que inculcan el amor a la patria, el temor a Dios y la obediencia a las leyes (derechos y obligaciones) desde el seno del hogar, partiendo de que la base de nuestra sociedad es la familia.

Valientes mujeres que tejen el porvenir de la nación, que inculcan el amor a la patria, el temor de Dios y la obediencia a las leyes desde el seno del hogar.

La prospectiva nos permite visualizar sin mucho protocolo que, debido a nuestra posición geopolíticamente estratégica y a la dinámica de nuestro pueblo, vamos hacia un futuro lleno de oportunidades para todos sin exclusión alguna; las incógnitas y lo incierto del devenir son el combustible que nos permite sembrar las bases para lograr una vida plena, pero hay que sumar esfuerzos como un solo corazón, que nos permita alcanzar metas reales y medibles en el tiempo, y de esa forma consolidar nuestros objetivos permanentes como nación.

Nuestra Guatemala, esa Guatemala que soñamos, esa que deseamos heredar, esa que nos vio nacer, ¡esa por la que madrugamos!, para fortalecerla día a día con nuestro sudor… se lo merece hoy más que nunca que nos inclinemos para agradecer al Creador el hecho de haber logrado la libertad sin necesidad de derramar sangre en su nombre, debe ser nuestro baluarte, el más puro sentimiento de civismo que nos debe llenar de orgullo, el ser libres para forjar nuestro destino.

La libertad, como la paz, requiere del compromiso de todos; cada día es necesario reforzar su existencia sin excusa alguna, es posible que algunos no la valoren, pero ¡ay de aquel que con ciega locura!… pues tus hijos que veneran la paz cual presea, nunca esquivan la ruda pelea.

Nuestro esfuerzo se encamina por las sendas sinuosas del tercer milenio, en plena posmodernidad donde todo es relativo, donde las que antes eran sólidas instituciones ahora se ven diluidas, donde las amenazas son asimétricas y las guerras son de cuarta generación.

Los guatemaltecos tenemos las de ganar, lo tenemos todo y sobre ello nos debemos afanar. Para resaltar lo anterior, traigo a esta columna un pensamiento hecho poesía, escrito por Rubén Darío: “Si la patria es chica, suéñala grande”. La suerte está echada, si se puede soñar, se puede lograr; nada nos debe detener para hacer de Guatemala un país exitoso, que sea el orgullo de nuestros hijos, y de los hijos de nuestros hijos. ¡Hoy es el día!, mañana puede ser tarde.

Dr. Jorge Antonio Ortega G.
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Gobierno de Guatemala

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