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COLUMNAS

De lo trascendente a lo terreno: Imágenes de algunos sucesos extraordinarios

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Por: Ricardo Fernández Gracia, Cátedra de Patrimonio y Arte Navarro Universidad de Navarra.

La sociedad de los siglos pasados, tan repetitiva en sus ritmos, gustaba de lo extraordinario, tanto en lo relativo a la fiesta como a lo maravilloso. No es infrecuente denominar al siglo XVII como milagrero, por el gran número de sucesos asombrosos que se relataban verbalmente, en cartas y en pliegos de imprenta. A través de algunas pinturas y grabados podemos ver cómo se plasmaron algunos hechos legendarios relacionados con imágenes y santos navarros, así como otras representaciones de hechos realmente sorprendentes.

Tres célebres apariciones: imágenes marianas en pintura

Tres pinturas del siglo XVIII dan cuenta del imaginario en torno a tres advocaciones navarras marianas. Para la Virgen del Yugo de Arguedas contamos con una pintura mural en el camarín de su santuario, obra de José Eléizegui (1728). El hallazgo de la Virgen del Villar de Corella se narra en un lienzo de mediados del siglo XVIII y la llegada de la Virgen del Río en las aguas del Arga y su rescate por la priora de las Agustinas de San Pedro, se relata en otra pintura del siglo XVIII, retocada en 1832 y 1884. En los tres ejemplos, las imágenes marianas aparecen revestidas con ricos mantos, coronas, rostrillos y joyas, en versiones diacrónicamente surrealistas si pensamos en las tallas originales medievales y las cronologías de las apariciones de las mismas. El protagonismo de las autoridades es patente en los tres ejemplos: de los regimientos  con sus capas y golillas o valonas en los casos de Arguedas y Corella o del mismísimo cabildo de la catedral de Pamplona en la llegada de Nuestra Señora del Río. Cortejos procesionales, paisajes ingenuos y detalles de todo tipo ayudan a leer gráficamente los relatos legendarios. Las leyendas del patrimonio inmaterial toman materialidad de la mano de estas pinturas ingenuas y de calidad discreta, pero con unos valores de gran interés iconográfico y antropológico.

En torno a los santos: San Veremundo, San Miguel de Aralar, San Gregorio Ostiense

En los tres casos, los relatos legendarios de sus protagonistas pasaron a través de los buriles, gubias y pinceles a las artes figurativas en aras a poner de manifiesto ante los ojos unos prodigios singulares de apariciones y milagros. En el caso de San Veremundo, sus milagros liberando a un endemoniado, socorriendo a los necesitados y tullidos, etc., figuran en los relieves polícromos de su arqueta renacentista realizada entre 1583 y 1584 por encargo del abad Antonio Comontes, así como en un grabado, datado en 1746,  realizado por el carmelita descalzo fray José de San Juan de la Cruz.

Por lo que respecta a San Miguel de Aralar, la primera plasmación en imágenes del relato legendario de su aparición es un grabado calcográfico de 1735 que tiene como protagonista la imagen de San Miguel crucífero, según la visión de Teodosio de Goñi, que aparece en la parte principal de la composición liberándose de las cadenas ante el monstruo diabólico. Otras tres escenas correlativas de la leyenda, en una especie de hagiografía en papel, se suceden en la estampa, mostrando su encuentro con el demonio disfrazado de ermitaño a la izquierda, el parricidio en la zona superior y el encuentro con su mujer deshaciendo la mentira inculcada por Satanás en el caballero, haciéndole creer que su esposa le había sido infiel. Sabemos que esas escenas, convenientemente recortadas y retalladas, se reutilizaron para ilustrar la leyenda de Teodosio de Goñi y el arcángel en el famoso libro del Padre Burgui, editado en Pamplona en 1774. Del grabado de 1735 no conocemos sino un par de ejemplares, uno de ellos iluminado. El hecho de haber recortado y reaprovechado una plancha es harto significativo sobre la vida de las matrices con las que realizaban las estampaciones y de su posterior utilización, no solo con retallados, sino con verdaderas fragmentaciones de las planchas.

El relato de San Miguel de Aralar se repite en otra estampa cuya plancha abrió en Roma Miguel Sorelló en 1749. Sin embargo, sería el pasaje de la aparición a don Teodosio, el que se repitió en otros grabados y litografías, así como en diversas pinturas como las de la parroquia de Iturmendi o la sacristía de Larraga, estas últimas realizadas por Diego Díaz del Valle en 1803 y estudiadas por Igor Cacho.

Finalmente, nos referiremos a la particular historia de San Gregorio Ostiense, al que se señalaba como obispo de Ostia y bibliotecario de Roma, enviado a estas tierras en tiempos del rey García el de Nájera para terminar con una plaga, falleciendo en Logroño el 9 de mayo de 1044. Colocado su cadáver sobre una mula, soltaron al animal, porque el obispo difunto había ordenado que se le enterrase donde la cabalgadura cayera por tercera vez y muriese. La caída y muerte se produjeron en Piñava, jurisdicción de Sorlada, que es donde se halla el santuario. Estas dos últimas escenas no faltan en los relieves de su gran portada barroca de la basílica, en el tambor de la cúpula del mismo santuario, en el grabado de Carlos Casanova (1737) y en algunas litografías.

La leyenda estellesa del obispo de Patrás en Estella

La pintura que adorna y enseña con sus imágenes la leyenda sobre la llegada del obispo de Patrás a Estella, portador del omoplato de San Andrés, datan del tercer cuarto del siglo XVII y cuelga de los muros de la capilla de San Andrés en la parroquia de San Pedro de la Rúa de Estella. No es obra navarra, sino importada, posiblemente de Madrid o Sevilla, con gran probabilidad por iniciativa de la marquesa de Cortes. Para el lienzo y otros dedicados a San Andrés del mismo origen realizó los marcos con tarjetas doradas en 1699, Vicente Frías, mientras José García procedía a su limpieza. La pintura que narra el suceso del entierro del obispo y la invención de su cuerpo con el hallazgo de las reliquias de San Andrés tiene su fuente literaria en textos escritos y la tradición oral, recogida entre otros por Baltasar de Lezáun y Andía en las Memorias históricas de Estella de (1710), conservadas en la Biblioteca Nacional. Por el paralelismo entre imagen y texto y el interés de este último, transcribimos algunos de los párrafos del capítulo décimo del manuscrito:

“Cerca del año 1270 un obispo de la iglesia de Patras en la Arcaya provincia de Grecia (cuyo nombre se ignora) resolvió peregrinar a Compostela para visitar el sepulcro del apóstol Santiago y de consentimiento del clero de su iglesia, tomó la reliquia de la espalda del apóstol San Andrés, que con otras conservaba en la iglesia de Patras en cuya ciudad padeció martirio el santo y acomodó la espalda en una caja de madera con ánimo de presentarlo como don precioso de su religiosa piedad a la iglesia de Santiago con los testimonios auténticos que calificasen la verdad y extracción de la reliquia, emprendió su jornada y entrando en este reino…  llegó a Estella y se hospedó en el hospital de San Nicolás que había entonces próximo a la iglesia parroquial de San Pedro de la Rúa, donde enfermó gravemente a resultas de su larga jornada ejecutada a pie con suma pobreza, o por divina providencia del cielo, y en fin, murió el santo obispo sin declarar el tesoro que junto al pecho encubría con el vestido y con él fue enterrado sin hacerse reparo en un pobre peregrino, si ya no mandó él lo enterrasen con el vestido (como se dice) en el cementerio de la iglesia de San Pedro, raíz del castillo, y quedó enterrado con el peregrino obispo el rico tesoro de la espalda. No quiso el cielo quedase oculto y así en la noche siguiente, el sacristán de la iglesia advirtió que una resplandeciente claridad estaba sobre la sepultura del peregrino y, admirado de la novedad, calló por si era ilusión de su fantasía y la segunda noche observó la misma claridad con que desengañado de ser cosa celestial, dio cuenta a la clerecía y parroquia de San Pedro, y acudiendo todos a verificar el milagro, reconocieron en otra noche los mismos resplandores y luces que el sacristán, y con ese motivo tan prodigioso, cavaron la sepultura del peregrino y descubierto su cadáver, desnudándole hallaron en su pecho la santa reliquia con los testimonios acomodada en el relicario o caja de madera y en ella algunas otras reliquias. Como también un cabo de báculo pastoral de bronce dorado y dos vinajeras de primorosa hermosura y unos guantes de seda amusca … Es la reliquia toda la pala o hueso de la espalda como sube al hombro y al remate tiene algo de carne roja que despide alguna fragancia suavísima de que testifica Ambrosio de Morales que la vio y sintió. Consérvase también la caja o relicario de madera forrada de una hoja de bronce dorado con unos agujeros a los extremos, sin duda para llevarle pendiente al cuello con sus cordones y también se conserva el báculo, vinajeras y guantes”.

Todos los elementos recogidos en el texto: obispo cual peregrino, caja de madera de la reliquia principal, hospital estellés, sepultura, prodigio e invención de su cuerpo con el hallazgo de la reliquia, báculo, vinajeras y guante aparecen en la pintura seiscentista. Los objetos no guardan ninguna fidelidad con los medievales sino que se han recreado siguiendo los usos de la época de la pintura. Se agrega en la zona inferior izquierda una cajita de carey con cantoneras de plata que debió de servir para guardar las “otras reliquias” a las que se refiere el texto, obra novohispana de la segunda mitad del siglo XVII y con evidentes paralelismos con otras conservadas en las parroquias de San Miguel y San Juan de Estella, esta última fechada en 1659. Como es sabido el primitivo relicario de San Andrés, donado en 1374 por Carlos II rey de Navarra, se sustituyó por otro de empaque barroco en 1712 que es el que se sustrajo en el robo de 1979 junto a otras piezas, de las que únicamente se han recuperado las vinajeras.

Dos caídas en exvotos dieciochescos

La parroquia de Lerín custodia un curioso exvoto que narra lo ocurrido a un joven de la localidad que cayó de la torre-campanario el día de la Virgen del Pilar de 1709 sin las fatales consecuencias que semejante caída hacía suponer. En su inscripción leemos: “Pedro Yviricu yjo / de lazaro Yviricu y / Marta Moreno su /cedio que el mismo / dia de nuestra Seño / ra del Pilar estando / mirando los torors des /del alto de la tore ca / yo ciento i cinco pies / de alto: Y fue Nuestra / Señora servida de li / brarle de tan gran pe / ligro Y quedo sano y vu / eno. Alo de 1709”.

Semejante prodigio hizo que la fiesta del Pilar y su culto cobrase mayor empuje en la localidad, si bien la citada advocación mariana poseía para aquellos momentos cofradía y retablo en la parroquia.

La iglesia de Santa María de Sangüesa conserva dos enormes exvotos, al parecer sufragados por el que fuera arzobispo de Burgos, entre 1764 y 1791 e hijo de la localidad, don José Javier Ramírez de Arellano, al que se refieren las fuentes escritas de la parroquia como “especial bienhechor como lo tiene acreditado por alhajas y ricas limosnas”. La autoría de Marcos Sasal para ambas pinturas no parece sostenerse, dado que este pintor estaba activo en 1842 y los lienzos son de las últimas décadas del siglo XVIII, a no ser que hubiese un pintor homónimo que fuese su padre o tío. Es posible también que el mencionado artífice procediese a su limpieza o restauración a mediados del siglo XIX y de ahí venga la atribución. La primera pintura está dedicada a San Francisco Javier y la segunda, ha sido estudiada minuciosamente por Juan Cruz Labeaga. En ella se relata el milagro legendario de un caballero, que se salvó de una muerte segura, merced a su invocación a la Virgen de Rocamador, pues estando acorralado en el puente de la citada localidad, se lanzó al río para evitar ser apresado, momento en el que intervino la patrona de Sangüesa salvándole la vida. La pintura representa al caballero cercado por sus enemigos en el puente de Sangüesa disponiéndose a saltar al río Aragón. En un segundo plano aparece sano, tras invocar a la Virgen. Asimismo, se representa un monte con una fortaleza que la leyenda quiere sea la de Lumbier. En la parte derecha, se puede ver la iglesia de Santa María y el palacio-castillo sangüesino y en una zona más alta al caballero vestido de golilla, dando gracias devotamente a la Virgen, que luce el rico manto que le obsequió el arzobispo Ramírez de Arellano en 1774.

Universidad de Navarra
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COLUMNAS

Día Mundial del Libro y Derecho de Autor en Guatemala

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Saraí Flores Gómez
[email protected]

Los libros son un recurso imprescindible para el proceso formativo, en Guatemala, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en el último censo realizado, el 93 por ciento de los jóvenes entre 13 y 30 años sabe leer y escribir; pese a ello, se estima que solo el 1 por ciento lee por placer.

Los libros son conocimiento y han evolucionado en tiempos pasados las paredes de cuevas en la época prehistórica servían como libros, posteriormente los pergaminos, y actualmente los libros electrónicos.

Los libros sirven como capsulas de tiempo que ayudan a recordar el pasado, a soñar el futuro, moldea nuestro intelecto, permite transportarnos a otras épocas y tener muchos panoramas.

La lectura es el ejercicio para la mente, un viaje para la imaginación y conocimiento para la vida.

La lectura es un proceso dinámico que ayuda a decodificar palabras para darle un significado, mientras que construye mundos de conocimiento, todo se hace en conjunto de palabras que ayudan a formar ideas. El acto de leer es un esfuerzo transformador, que ayuda al vocabulario, a la redacción, agudiza el pensamiento crítico, fomenta el amor por el aprendizaje y la imaginación, además de ayudar con la vida diaria.

En Guatemala existen clubes de lectura que ayudan a fomentar la lectura de una forma más interactiva; entre ellos, el que imparte Nueva Acrópolis Guatemala, que cuenta con una variedad de clubes entre ellos, Reading Roulette, Poesía por Leer, Pensamiento Crítico, Panorámica Literaria del Siglo XXI, Nuevos soñadores, Literarias, Letras Nocturnas y el Club de las Aprendices, los cuales son virtuales y presenciales.

La lectura es un placer que se adquiere desde temprana edad, solo así se fomenta el hábito y el placer por leer; como dijo Gabriel García Márquez: “Sería ideal que un niño dedicara parte de su fin de semana a leer un libro hasta donde pueda y donde le guste ­que es la única condición para leer un libro, pero es criminal, para él mismo y para el libro, que lo lea a la fuerza en sus horas de juego y con la angustia de otras tareas”.

El 23 de abril se celebra el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor, para promover la importancia de estos. Conjuve reconoce la importancia de los libros en el desarrollo de la juventud, así como el reconocimiento de jóvenes escritores.

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Productividad, crecimiento económico y ley de competencia

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Antonio Romero

Viceministro de
inversión y competencia, Mineco

Guatemala está muy cerca de dar un paso trascendental hacia una economía moderna y más justa. Me refiero a la aprobación de una ley de competencia, orientada a garantizar que los empresarios eficientes, visionarios y dispuestos a regirse por las reglas del mercado, estén protegidos de prácticas anticompetitivas de sus competidores. 

En esencia, la iniciativa promueve y salvaguarda la competencia en los mercados. Implica la prevención de las prácticas monopolísticas, la eliminación de los obstáculos a la entrada y el fomento de la igualdad de condiciones para todos los participantes en el mercado.

Además, cultiva un entorno en el que las empresas deben competir por la preferencia de los consumidores, por medio del mérito, la calidad y el precio, en lugar de depender de tácticas anticompetitivas para sofocar la competencia.

Tenemos una oportunidad única para crear una institucionalidad sólida, técnicamente competente y que goce de prestigio. 

Hace unos días, después de mucho ir y venir, se aprobó en el Congreso de la República, en segunda lectura, el citado anteproyecto de ley, identificado con el número 5074. El texto propone la defensa de la competencia a través de: i) La prohibición de prácticas anticompetitivas y la creación de la institucionalidad para supervisar e impedir que estas se produzcan; ii) La supervisión de la concentración de los mercados y iii) La promoción de la competencia.

Una de las principales fortalezas es que plantea crear una superintendencia de competencia autónoma y descentralizada, que gozaría de independencia y capacidad técnica para hacer cumplir la ley.

En las discusiones recientes sobre el tema, se han obviado los efectos que las políticas de competencia tienen sobre el crecimiento y la productividad de las economías. La reciente publicación del Informe Económico América Latina y el Caribe, del Banco Mundial, bajo el título Competencia: ¿el ingrediente que falta para crecer?, hace un aporte muy oportuno a la discusión en Guatemala.

En primer lugar, señala que la ausencia de competencia en la región hace que los consumidores paguen precios más altos por bienes y servicios de menor calidad, lo que reduce el bienestar general y contribuye a una desigualdad más elevada.

A diferencia de los hogares con mayores recursos, los más pobres no pueden acceder a bienes y servicios en mercados extranjeros con mayor competencia. No les queda otra alternativa que acudir a mercados monopolizados, en los que no existen incentivos para mejorar los precios y la calidad.

El informe centra su análisis en el papel fundamental de la competencia como estímulo al crecimiento económico. El problema de ello radica en que las empresas en la región nacen y operan en un contexto de baja competencia, sin los incentivos necesarios para mejorar sus capacidades.

La composición de las empresas en América Latina y el Caribe reflejan la existencia de pocas compañías muy grandes, coexistiendo con una multitud de empresas diminutas. No existe un segmento de pequeñas y medianas firmas fuertes, capaces de ejercer presión competitiva sobre las más grandes. Según el estudio, esta distribución asimétrica es causa de la baja productividad y la alta
desigualdad.

Respecto a los resultados de las agencias de competencia en la región, el estudio advierte sobre elementos de diseño que limitan su efectividad como la falta de independencia de autoridades adscritas a los ministerios de Estado y la carencia de personal y presupuesto suficientes. En Guatemala se deben considerar estas lecciones para crear una agencia de competencia independiente y dotada de los recursos necesarios. 

Tenemos una oportunidad única para crear una institucionalidad sólida, técnicamente competente y que goce de prestigio. Allí están el Banco de Guatemala y la Superintendencia de Bancos como ejemplo de que apostar por instituciones robustas da buenos resultados. El proyecto de ley de competencia presenta una oportunidad estratégica para que el país aborde los problemas económicos sistémicos que han obstaculizado su progreso.

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Los estudiantes y amanuenses también dibujaban (V)

Publicado

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Ricardo Fernández Gracia 

Cátedra de Patrimonio y Arte Navarro

Otros dos motivos destacan en el libro por su profusión: la cruz de Calatrava y los corazones. En cuanto al emblema de la mencionada orden de caballería, hay que hacer notar que figuró desde la reconstrucción del complejo monástico por fray Prudencio de Sandoval entre 1616 y 1619, en numerosas cartas de profesión de las monjas estellesas y que llevaban en el hábito hasta fines del siglo XIX, además de aparecer en varios escudos del monasterio en el frontal bordado del altar mayor, obra del maestro aragonés José Gualba, entre 1761 y 1763.

Respecto a los corazones, en un convento benedictino y en el siglo XVIII puede tener un dúplice contenido.

Las décadas centrales del siglo XVIII, cuando se fecha el libro, coincidieron con la difusión del culto al Corazón de Jesús, con la creación de numerosas congregaciones auspiciadas por los jesuitas. 

En primer lugar, el corazón de Santa Gertrudis, monja de la orden del siglo XIII, cuyo atributo iconográfico es un corazón en su pecho en el que está el Niño Jesús, en referencia a la famosa frase: “Me encontrarás en el corazón de Gertrudis”. El cristocentrismo de sus escritos místicos se revaloriza con el corazón, como símbolo del amor divino.

Pero si importante era aquel signo en el monasterio benedictino, las décadas centrales del siglo XVIII, cuando se fecha el libro, coincidieron con la difusión del culto al Corazón de Jesús con la creación de numerosas congregaciones auspiciadas por los jesuitas. En aquel movimiento devocional destacaron la ciudad de Estella y el duque de Granada de Ega.

Varias páginas del libro de cuentas ostentan tanto el corazón de Jesús como el de María. En ambos casos, los anagramas de los nombres de ambos figuran en su interior.

Colaborador DCA
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