miércoles , 27 noviembre 2024
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Conectar con los universitarios y contribuir al bien común (I)

Edward Brook
Director ejecutivo del Oxford Character Project

En el contexto de la reflexión siempre abierta sobre los fines de la universidad, varios grupos internacionales de investigación subrayan dos elementos distintivos que convierten a los estudiantes en verdaderos agentes de cambio: la educación de su carácter y su capacidad de liderazgo.

La historia atestigua que las universidades que dejan de mantener una conexión profunda con las necesidades educativas de los estudiantes y con los discursos de la sociedad en general caen en declive.

Lo mismo ocurrirá, en última instancia, con las que no contribuyan al bien común y se refugien en la torre de marfil del academicismo o vacíen de contenido su compromiso con la investigación seria y la educación en disciplinas menos orientadas al mercado debido al desorden que genera establecer el valor monetario como medida de éxito.

Los retos no son nuevos pero se presentan con fuerza renovada, ya que las universidades tratan de superar los trastornos provocados por el covid.

Los retos no son nuevos pero se presentan con fuerza renovada, ya que las universidades tratan de superar los trastornos provocados por el covid y a la vez procuran actuar de una manera ambientalmente sostenible, inclusiva y con responsabilidad social. Presionadas por la necesidad de asegurar la financiación, de acelerar su compromiso con la sostenibilidad y de diseñar estrategias digitales sólidas que vayan más allá de la urgencia de proveer de contenidos online, las universidades pueden terminar relegando la educación del carácter por no ser esta una prioridad, haciendo que pierda su lugar y su potencial. Sin embargo, lo es, y, además, puede abrir posibilidades en otras áreas estratégicas de interés.

Esta es la hipótesis: una apuesta explícita por el florecimiento personal y social como propósito y un enfoque centrado en el desarrollo del carácter y el liderazgo, junto con el conocimiento académico y las habilidades técnicas, pueden ayudar a las universidades a conectar con una nueva generación de estudiantes y ofrecer a estas instituciones nuevas oportunidades para contribuir al futuro de todos.

En una época de rápidos avances tecnológicos y transformaciones sociales, caracterizada como la “cuarta revolución industrial”, no es fácil para las universidades seguir el ritmo de adaptación a las necesidades actuales de los estudiantes, y mucho menos discernir la mejor manera de prepararles para un porvenir incierto. Esta era la situación previa a la pandemia del Covid-19, y la realidad posterior empuja a que estas cuestiones sean aún más apremiantes.

Continuará…

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