Mientras el día del trascendental cotejo frente a Estados Unidos llega, sonrisas y ansiedad arropan a la Selección Nacional de Guatemala. Las emociones erizan la piel, los brazos se mueven al compás del balón y la tranquilidad irradia en los rostros.
Moisés Hernández, del FC Dallas, y Rodrigo Saravia, del Columbus Crew, 2 de los 5 embajadores citados por Wálter Claverí y el segundo y tercero, respectivamente, en unirse, después de Ricardo Jerez, tratarán de aportar la experiencia adquirida.
Aunque no hay margen de error e históricamente las estadísticas favorezcan al combinado de las barras y las estrellas, para ellos el favoritismo pasa a segundo plano. Hay que imponer respeto en el Mateo Flores e ir en búsqueda de una hazaña a la
tierra del Tío Sam.
Cada detalle es grabado en las retinas. La consigna: ganarse un lugar en el armado, luchar por someter al gigante del área y hacer que el corazón se hinche de orgullo en el partido del viernes, el primero de la serie.
“Tengo la confianza y disposición para enfrentar al rival. El partido será vital, porque estamos en casa. Para mí no existen equipos favoritos en el futbol. Si jugamos bien, sacamos los 3 puntos”, acentuó el defensor.
En esa línea, Saravia indicó que por ser anfitriones habrá más chance de adueñarse del esférico y hacer funcionar la estrategia. “No hay mañana. Estamos unidos para salir adelante. Tengo el convencimiento de que el triunfo se quedará en casa”, añadió.
Hoy se completan
Marco Pappa, del Rapids de Colorado, y Stefano Cincotta, del Chemnitzer de Alemania, llegaban anoche al país y hoy se incorporaban al trabajo de la bicolor, que entrenará a puerta cerrada en el Proyecto Gol, para “no desconcentrar a los futbolistas”, según dijo Claverí.
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