COLUMNAS
¿Cómo?
Si lo que nos gusta es quejarnos y nos sentimos realizados con la queja, pues sigamos quejándonos y, es más, organicemos, foros, encuentros, coloquios, seminarios e, incluso, conferencias y, si para nuestro consuelo, nos basta con levantar el dedo acusador, pues sigamos haciéndolo y así, como siempre, sigamos haciendo responsables a los otros de nuestros infortunios y problemas y si lo que nos gusta son las buenas intenciones y nos basta con ellas sentirnos realizados, pues sigámoslas teniendo pero es importante que sepamos que ni las quejas, ni el dedo acusador, ni echar culpas por doquier, ni la descalificación de otros ni las buenas intenciones serán capaces de hacernos alcanzar lo que queremos. ¿Una Guatemala de paz, de reconciliación y de progreso alimentada por el odio?
¡Por favor! Lo que “quisiéramos” es una Guatemala distinta, pacífica y segura, con suficiente educación, e infraestructura, la salud bien atendida y “quisiéramos” diputados con los cuales nos sintiéramos –y estuviéramos– debidamente representados y nos “gustaría” que el presupuesto de ingresos y gastos del Estado “estuviese” orientado a alcanzar lo que queremos y, de igual forma, nuestras leyes, siempre justas y a la altura de los tiempos.
Quisiéramos que fueran otros –y distintos– los diputados que llegaran al Congreso y que la fiscalización política sobre el Organismo Ejecutivo y toda la ejecución presupuestaria (estas las hace el Congreso) fueran de rigor y de excelencia, “Quisiéramos” que los Magistrados que integran nuestras Cortes fuesen los mejores y que el Estado no estuviera capturado por ninguno, ni siquiera por quienes fueren mayoría, sujetos todos, incluso el pueblo, el soberano, al orden por él mismo establecido. “Quisiéramos”, “querríamos”, “querríamos”, “quisiéramos”… pero –en resumidas cuentas– nada hacemos –al menos nada serio– para alcanzar lo que queremos. Parecería como que si, en el fondo, lo que se quiere, es que no se produzca cambio alguno. Hace ya de esto algunos años –demasiados– niño aún, en el Colegio me dictó la siguiente sentencia de vida el profesor jesuita:
No digas “querría”, no digas “quisiera”, di ¡QUIERO! ¿Cómo podría pensarse que , si persiste el monopolio de los partidos políticos , podrían llegar al Congreso diputados distintos? Si persiste el monopolio de los partidos ¿Podría Usted ser candidato? ¿Podría llegar Usted al Congreso? Si persiste ese monopolio ¿Tendrá Usted las suficientes opciones? ¿Podría Usted votar por el candidato que quisiera? ¿Podría llegar a tener Usted, el diputado que querría? ¿Cómo podría pensarse que si persisten el listado nacional de diputados y los distritos electorales inmensos –cada departamento un distrito– y sus consecuentes listados distritales podrían llegar a saber los electores, quién es SU diputado? ¿Sabe Usted quién es SU diputado? ¿Sabe el diputado quiénes son SUS electores? ¿Cómo pretender que si no sabe el elector –ni siquiera– quién es SU diputado pueda tener incidencia alguna en la forma en que este se comporte? ¿Cómo premiarle con la reelección o castigarle, si ni siquiera sabe Usted quién es SU diputado? ¿Qué interés puede tener el diputado de representar con los intereses, principios y valores de SUS electores, si ni siquiera sabe quiénes son SUS electores? ¿Si no conoce a SUS electores? ¿Si no depende de SUS electores sino de su partido, o de otro partido, que permanezca o que salga del Congreso? ¿Cómo pretender que existan partidos políticos democráticos si estos no tienen necesidad de descender al nivel del elector, pudiéndose manejar (monopolio es monopolio) desde idílico parnaso ¿Partidos Políticos fuertes sin distritos pequeños que los nutran? ¿Sin Distritos pequeños en los que deban competir y ganar, si pueden? ¡Por favor! ¿Cuál es la ceguera de que –como gran innovación– se quiera repetir, más de lo mismo? Los nuevos “buenecitos” que vienen a sustituir a los “buenecitos de antaño” que dejaron de serlo o que no lo fueron nunca (El ejercicio del poder le quita el barniz a la madera).
¿No más “quisiéramos”, ni “querríamos” sino ¡QUIERO! Y ese QUIERO implica hablar y hacer, pero en serio: la corrupción jamás podría exterminarse sin contar con el Congreso, en manos del Congreso el presupuesto, las leyes, la aprobación –o no– de la ejecución que se realice; la elección de los Magistrados de las Cortes, Suprema de Justicia, y de Apelaciones (Los jueces); las del Contralor General de Cuentas, el Procurador de los Derechos Humanos, uno de los Cinco Magistrados de la Corte de Constitucionalidad y su suplente, un miembro de la Junta Monetaria (Allí se cocinan las políticas bancaria, monetaria y crediticia), la interpelación de los Ministros y la cita a declarar de funcionarios; la decisión final de los antejuicios de las más altas autoridades del Estado y la toma de las más importantes decisiones nacionales. Si no cambia el Congreso, nada cambiará y no cambiará el Congreso si no cambia la forma en que se elige a los diputados que lo integran, lo que implica necesariamente ¡Quiero! que se reforme el artículo 157 de la Constitución de la República, el artículo que determina la forma de elegirles. ¡QUIERO! Y, así, reformado el 157, se inscribirá como candidato quien quiera serlo, sin necesidad de que le postule un partido; quedarán suprimidos la lista nacional de diputados y los distritos inmensos: Todos los diputados se elegirán por distritos pequeños: 158 los distritos y cada distrito elige un solo diputado. Ganará la elección en su distrito, sin fórmulas raras, el candidato que obtenga más votos; Quien lo hace bien reelecto y, si mal, a los dos años, será echado por los electores del Congreso. ¡No más “quisiéramos”, no más “querríamos”… Digamos !Quiero! La reforma del 157, es el cómo.
COLUMNAS
Política Cultural Municipal: un impulso para el desarrollo local
Lic. Ernesto Salvador Flores Jerez
Dirección General de Desarrollo Cultural
La Política Cultural Municipal (PCM) es un instrumento clave que integra un plan de acción y organización a nivel municipal con un enfoque a mediano y largo plazo. Su objetivo es impulsar el desarrollo cultural, posicionando a la cultura como un motor de crecimiento para las comunidades locales. Desde su inicio en 2016, se han formulado 130 PCM, que han sido aprobadas por sus respectivos consejos municipales, alcanzando un hito importante en 2024.
Este proyecto, impulsado por el Ministerio de Cultura y Deportes, a través de la Dirección General de Desarrollo Cultural, se centra en la descentralización de los procesos culturales, asegurando la salvaguarda y promoción de las expresiones culturales, tradiciones y patrimonio local.
Este proyecto se centra en la descentralización de los procesos culturales, asegurando la salvaguarda y promoción de las expresiones, tradiciones y patrimonio.
A lo largo de cinco fases, el proyecto busca involucrar a las autoridades edilicias, organizaciones de la sociedad civil y actores culturales locales, en un proceso colaborativo que refuerza la identidad y riqueza cultural de cada municipio.
La primera fase se enfoca en la vinculación entre el Ministerio de Cultura y Deportes con las autoridades municipales, asegurando el compromiso y aprobación del Concejo Municipal para formular la PCM.
En la segunda fase, se realizan encuentros presenciales en los municipios con la participación de actores culturales clave, en donde se discuten temas esenciales como las artes, patrimonio cultural y deporte, identificando problemáticas y soluciones para su desarrollo.
La tercera fase comprende la redacción de la propuesta de PCM, basada en la información recopilada durante los encuentros. Seguidamente, en la cuarta fase, se lleva a cabo un taller final para validar y corregir la propuesta antes de su presentación oficial al Concejo Municipal para su aprobación.
Finalmente, la quinta fase culmina con la entrega pública de las PCM a nivel nacional, un acto que formaliza el compromiso de las autoridades y actores culturales para la implementación de estas políticas. Este esfuerzo conjunto tiene como meta principal el rescate, la promoción y la preservación de la diversidad cultural y deportiva en cada municipio, fomentando el buen vivir y fortaleciendo el tejido social a través de la cultura.
Con estas acciones, la Política Cultural Municipal se consolida como una herramienta fundamental para el desarrollo sostenible de las comunidades locales, garantizando que las futuras generaciones puedan disfrutar y participar en la rica herencia cultural de sus municipios. Este 2024 se logra un éxito al acumular ya 130 PCM a nivel nacional.
COLUMNAS
Pueblos de mujeres y niños
Patricia Letona
Innovación y Relacionamiento Estratégico
¿Qué futuro le espera a un pueblo cuyo tejido social se ha roto, donde la mayor aspiración de sus jóvenes es encontrar los recursos necesarios para migrar?
¿Cómo hemos fallado como país para que la migración se haya convertido en la principal opción para garantizar el sustento económico?
Tan solo en el 2021, cerca de 300 mil guatemaltecos llegaron de manera irregular a la frontera sur con Estados Unidos, no todos lograron pasar. Muchos de ellos comprometieron todo su patrimonio familiar.
Conozco a guatemaltecos migrantes que desean regresar, pero no saben qué hacer al volver.
En lo profundo de Guatemala encontramos pueblos habitados casi en su totalidad por mujeres, niños y ancianos porque sus hombres y jóvenes ya han migrado. Estamos comprometiendo seriamente las posibilidades de nuestro país si no hacemos un alto e invertimos en la educación tanto de niñas como niños, de los jóvenes. No solo educación formal que de por sí es tan precaria, sino también en habilidades blandas y de desarrollo personal que les permitan encontrar oportunidades para desarrollar negocios en sus propias comunidades.
El impacto de esta fractura en el tejido social tiene dimensiones profundas. La migración no solo ha separado familias, sino que ha debilitado los lazos comunitarios que solían ser el pilar de la cohesión social en muchas aldeas guatemaltecas. La ausencia de los hombres ha reconfigurado la estructura familiar y ha impuesto mayores cargas sobre las mujeres, quienes, además de cuidar de sus hijos y del hogar, deben manejar la incertidumbre de si sus parejas lograrán enviar remesas regularmente y de si los volverán a ver.
Aunque las remesas son una fuente significativa de ingresos para muchas familias, no se traducen siempre en desarrollo económico sostenible ya que a menudo se destinan únicamente a cubrir necesidades básicas y consumo inmediato, en lugar de invertirse de manera productiva en negocios o ahorro a largo plazo. Sin conocimientos sobre cómo gestionar esos recursos de manera eficiente, las oportunidades para generar riqueza sostenible se ven reducidas. Esto perpetúa la dependencia económica y evita que las remesas se conviertan en un motor de desarrollo económico y social en las comunidades receptoras.
La dependencia económica de las remesas es otro factor preocupante. Si bien estas contribuyen a la economía familiar, no reemplazan la presencia emocional y física del padre o del joven migrante. A largo plazo, la migración de hombres podría transformar no solo la dinámica familiar, sino también la identidad misma de las comunidades.
Los niños crecen en un entorno donde la figura paterna o masculina está ausente, lo que afecta su desarrollo emocional y la transmisión de valores culturales y sociales.
Desde un punto de vista económico, ya se siente con intensidad la falta de mano de obra en sectores como la construcción, la agricultura o el transporte, donde muchos trabajadores han optado por migrar.
Conozco a guatemaltecos migrantes que desean regresar, pero no saben qué hacer al volver. Preguntan: ¿Cómo puedo tener una vida digna en Guatemala? ¿Cómo puedo poner un negocio o encontrar un buen trabajo? Muchos han logrado regresar y salir adelante, pero no es tarea fácil. La falta de oportunidades sigue siendo un reto para aquellos que desean volver y construir una vida en su propio país.
Es momento de que enfrentemos este fenómeno, no solo desde una perspectiva económica, sino desde una visión social y humana. La migración toca el corazón de nuestras comunidades. Sin hombres, sin jóvenes, los pueblos corren el riesgo de perder su esencia, y con ello, una parte fundamental de nuestra identidad como nación.
Comunicación y Relaciones Públicas – CONADI
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud mental como “el bienestar que una persona experimenta como resultado de su buen funcionamiento en los aspectos cognoscitivos, afectivos y conductuales; en última instancia, el despliegue óptimo de sus potencialidades individuales para la convivencia, el trabajo y la recreación”. Este concepto nos recuerda que la salud mental no es solo la ausencia de trastornos, sino un estado integral de bienestar que abarca nuestras dimensiones emocional, psicológica y social.
Para el 2024, la celebración del Día Mundial de la Salud Mental será el 10 de octubre.
No podemos concebir la salud física sin cuidar la mental, ya que ambas están profundamente interrelacionadas. El bienestar mental influye directamente en el desarrollo personal, comunitario y socioeconómico, y es un factor clave en la calidad de vida. Por ello, debemos entender que cultivar la salud mental va más allá de evitar enfermedades, implica construir un equilibrio que nos permita desarrollarnos plenamente en todos los ámbitos de nuestra vida.
El autocuidado de la salud mental es importante, desde la niñez hasta la vejez. A lo largo de nuestra vida, enfrentamos desafíos y factores que pueden fortalecer o debilitar nuestra salud mental: desde la estructura social y el entorno en el que vivimos, hasta las circunstancias personales que nos afectan. Estos determinantes influyen directamente en nuestra capacidad para manejar el estrés, las emociones y las relaciones, por lo que debemos incluir en nuestra rutina diaria prácticas de autocuidado orientadas a mejorar tanto la salud física como la mental.
Es preocupante que el gasto destinado a los servicios de salud mental a nivel mundial representa solo un 2.8 por ciento del gasto total en salud. Esta insuficiencia ha contribuido al aumento de problemas de salud mental como la depresión y la ansiedad, que a su vez impactan negativamente en la salud física. Esto refleja una falta de atención hacia un problema que afecta a millones de personas.