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COLUMNAS

¿Cómo se lee un retablo? Parte I

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Por: Ricardo Fernández Gracia, Director de la Cátedra de Patrimonio y Arte Navarro

En tiempos pasados, con gran escasez de imágenes, la observación de cuantas mostraban los retablos de iglesias rurales y de grandes poblaciones, fue una oportunidad para contemplar para las miradas, más o menos curiosas, a la vez que constituyeron un medio eficaz para la catequización en tiempos en que los índices de analfabetos rozaban altísimos porcentajes. Los mensajes que transmiten sus relieves y sus pinturas suelen ser claros, especialmente si se saben leer correctamente. La relación con la palabra emanada de los predicadores con todo aquel repertorio icónico generó una auténtica alianza entre  el pincel y las gubias con la palabra.

Nada más cotidiano en tiempos pasados que la observación de los retablos de las iglesias para  un público que podía hacer de su contemplación algo terapéutico o que les inspiraba temor, siempre inducidos por la palabra del predicador hacia la empatía. Al respecto, hay que recordar que la cultura  en siglos pasados se define por su carácter masivo y dirigido. Buena parte de los medios se encaminaban a todos los grupos sociales y con ellos se trataba de controlar su ideología, a través de la exaltación de valores espirituales y de las monarquías, junto al orden social y religioso que defendían las mismas.

En una sociedad, mayoritariamente iletrada, los medios de difusión de la cultura se realizaban mediante fórmulas ligadas a la oratoria y a las imágenes. Las pinturas, esculturas y relieves de los retablos, fueron extraordinariamente eficaces en tiempos de escasez de imágenes, cuando el tiempo para su contemplación era abundante, por lo que quien las miraba podía extraer distintas sensaciones y valoraciones.

Origen y desarrollo del retablo

El retablo (del latín retro-tabulum: tabla que se sitúa detrás) remonta su origen a la costumbre litúrgica de colocar reliquias de los santos sobre los altares. Cuando estas no abundaban o simplemente se agotaron, hubo que contentarse con colocar imágenes en forma de dípticos y trípticos, frecuentemente de marfil. Posteriormente, al encontrarse el ara del altar repleta de los vasos sagrados, candelabros y demás objetos para la celebración de la misa, la figura del santo, de Cristo o de la Virgen se pintó sobre una tabla que se situó delante del altar (frontal o antependium) hasta que, cuando el sacerdote se colocó para celebrar de espaldas al pueblo, no dejando ver el frontal, la imagen se comenzó a ubicar detrás y por encima del altar, con el fin de hacerla plenamente visible. De esta manera surgieron y se desarrollaron los retablos, de modo especial en plena Baja Edad Media.

El retablo evolucionó hasta convertirse, a finales del Medioevo, en una gigantesca máquina de alabastro, piedra, mármol o madera que albergaba ciclos pintados de la vida de Cristo, de la Virgen y de los santos, llegando a ocupar toda la cabecera de la iglesia. En aquellos momentos el pingüe género del retablo estaba por lo general, en manos de los pintores que se encargaban de sus mazonerías o las subarrendaban.

Esta costumbre continuó durante el siglo XVI, durante el Renacimiento, aunque los retablos escultóricos compitieron con los pictóricos, y por tanto, los pintores dejaron de ser los protagonistas principales en la contratación de aquellas piezas de exorno litúrgico. Los retablos del momento tipificados por el profesor Martín González se multiplicaron y adoptaron variadas tipologías como escenarios, rosarios, expositores, sepulcros, trípticos o polípticos.

Pero, sin duda, fue en el Barroco, durante los siglos XVII y XVIII, cuando el retablo alcanzó el mayor grado de plenitud y desarrollo. La vibración de sus formas, lo tupido de su decoración y la multiplicidad de sus imágenes confería a los templos españoles de la época, casi siempre de muros rígidos, inertes y cortados en ángulos rectos, una sensación de movilidad y expansión del espacio del que estructuralmente carecían. Los retablos provocaban de ese modo un ilusionismo muy característico del Barroco, en el que la dicotomía entre fondo y figura, entre superficie y realidad, quedaba solo engañosamente resuelta.

Escenografías áureas para las imágenes

Por lo general, contando con unas circunstancias económicas propicias, los retablos se construyeron para adornar adecuadamente el templo,  rendir culto a Dios y aumentar y promover  la devoción y la catequesis, en momentos de controversia sobre el papel de las imágenes y de lo que representaban. Templos antiguos y levantados de nueva fábrica vieron cómo se agregaban a sus cabeceras notables retablos de grandes dimensiones desde el siglo XVI. En el caso de las viejas construcciones, los retablos medievales se juzgaban como pequeños en sus dimensiones, ya que no se adecuaban a las proporciones que por entonces estaban de moda. Además, los amplios programas iconográficos resultaban demasiado complejos para la nueva costumbre impuesta en el siglo XVII, tendente a la unificación y simplificación en torno a un solo cuerpo.

La finalidad primordial de un retablo fue adornar y contribuir a la perfección, lucimiento y hermosura del templo, puesto que era el mueble que cumplía mejor ese cometido. Su misión fue la de servir para adorar a Dios, así como procurar poner en contacto al fiel con el mundo celestial, a través de la veneración de las sagradas imágenes. Tapié afirma que “los retablos respondían a una religión de ostentación que quería dar a sus ritos la mayor solemnidad y brillo posibles, y que se complacía en erigir un arco triunfal encima de cada altar”.

Orozco Díaz señaló  que el templo “se concibe con sentido paralelo a la escena por cumplir, a lo divino, la función social que en lo mundano realiza el retablo”, haciendo patente la correspondencia entre los artificios retóricos de la oratoria y sus formas grandilocuentes que procuraban concentrar la atención del creyente y estimular los sentidos, trasladándolos de lo material a lo espiritual. Rodríguez G. de Ceballos afirma que el retablo mayor de la iglesia servía maravillosamente para la función de aprender, contemplando sus iconografías, mientras se escuchaba el sermón, puesto que el predicador casi podía ir señalando con el dedo desde el púlpito las escenas de pintura o relieve para apoyar sus palabras, “a la manera del coplero ciego señalaba con una varita en la calle los dibujos desplegados ante los espectadores que escuchaban embobados su relato”. El retablo, por tanto, no fue un objeto más en el templo destinando únicamente a infundir mayor veneración, sino que tuvo su proyección y vida en el interior del espacio sagrado.

Continuara…

Redacción DCA
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COLUMNAS

Zolic, el rediseño de una marca de 51 años

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Ing. Byron Gaitán, Gerente General Zolic

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Con más de medio siglo de trayectoria la Zona Libre de Industria y Comercio Santo Tomás de Castilla (Zolic), ha experimentado una evolución sólida en la consecución de sus objetivos.

En la etapa más reciente, el compromiso de su Junta Directiva, Gerencia y Sub-Gerencia ha sido fundamental para impulsar estratégicamente la atracción de nuevas inversiones y el crecimiento económico del país. 

La institución ha sido un pilar en la historia de Guatemala, contribuyendo al desarrollo del empleo y la economía nacional. Es así como desde 2021, se estableció una estrategia de reposicionamiento de marca, destacando entre sus acciones el rediseño del logotipo, que otorga un espacio para la innovación y la evolución de la institución desde su imagen visual.

La esencia y el propósito primordial de Zolic desde su fundación en 1973 han sido la promoción de la inversión nacional y extranjera para impulsar el desarrollo, la productividad y el empleo, en línea con su Ley Constitutiva el Decreto 22-73 del Congreso de la República y sus reformas posteriores en el Decreto 30-2008.

El logotipo anterior fue utilizado como sello distintivo de la institución desde el 2012.

La historia de la institución se entrelaza con la identidad arraigada de la Zona Libre de Industria y Comercio “Santo Tomás de Castilla”, conocida generalmente como Zolic por usuarios, público en general y trabajadores, quienes han sido testigos de su evolución a lo largo de los años.

Desde sus inicios, situada junto al principal puerto en el Atlántico guatemalteco, en Puerto Barrios, Izabal; los primeros logotipos de Zolic evocaban el sol, el mar e incluso una gaviota, reflejando su ubicación privilegiada y buscando hacer referencia de su conexión con el comercio
marítimo.

Sin embargo, en la historia de Zolic su Ley Orgánica ha tenido varias reformas, siendo una de las más significativas la de 2008. Con la cual la institución se ampliaría en capacidades, convirtiéndose en la fuerza impulsora detrás de lo que ahora conocemos como Zonas de Desarrollo Económico Especiales Públicas (ZDEEP), autorizando y habilitando nuevas Zonas Libres para el crecimiento económico, en todas las regiones del país.

El logotipo anterior fue utilizado como sello distintivo de la institución desde 2012, y si bien era reconocible por su nombre solo aprovechaba un 7 por ciento el potencial de la marca, en el nuevo rediseño Zolic ocupa el lugar central y dominante representando el 100 por ciento de la composición gráfica.

Esta decisión refuerza el posicionamiento de la marca y la hace más memorable para el público, la marca tiene colores corporativos que reflejan confianza y estabilidad y aseguran una consistencia visual, con tipografías legibles y modernas que reflejan profesionalidad y seriedad.

Hoy, el logotipo de Zolic, tiene un diseño conformado por un rectángulo vertical en color azul oscuro con cortes ondulares; en la parte inferior, en medio esta la palabra Zolic en letras especiales en color azul oscuro, sobre la palabra Zolic, figura una línea ondulada en color celeste con un punto rojo y debajo de la palabra Zolic, se encuentran las palabras zona libre de industria y comercio en letras especiales en color azul oscuro subrayado con línea en color rojo. Abajo del subrayado rojo se encuentran las palabras Santo Tomás de Castilla en letras especiales en color gris claro.

El nuevo diseño de marca de Zolic se da en un tiempo importante de cambio en su historia, consolidando su posición en el mercado guatemalteco y preparando a la institución para enfrentar los desafíos del comercio internacional y el nearshoring.

Con un logotipo limpio y claro, colores corporativos distintivos y tipografías cuidadosamente seleccionadas, Zolic se posiciona como el líder en su sector, rigiendo la autorización y habilitación de las Zonas de Desarrollo Económico Especiales Públicas (ZDEEP), lo que se traduce en contribución a la reactivación económica y social de un nuevo país para todos.  

Colaborador DCA
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Por una cultura laboral segura y saludable

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Consejo Editorial Conadi

Hace ya 21 años que el 28 de abril se marca en nuestros calendarios como el Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo. Esta fecha no solo nos recuerda la importancia vital de promover entornos laborales seguros, saludables y dignos, sino que también nos invita a rendir homenaje a todas aquellas personas que han sido víctimas de accidentes laborales y enfermedades profesionales.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) define la Seguridad y Salud en el Trabajo (SST) como una disciplina dedicada a prevenir lesiones y enfermedades laborales, así como a proteger y promover la salud de los trabajadores.

Sin embargo, a pesar de los esfuerzos, las cifras son alarmantes: Según análisis de la OIT casi 3 millones de personas mueren por accidentes y enfermedades relacionadas con el trabajo; además, calcula que 395 millones de trabajadores en todo el mundo sufrieron lesiones laborales no mortales; entre estos, un porcentaje significativo termina con alguna discapacidad.

A pesar de los esfuerzos, las cifras son alarmantes.

Según el Banco Mundial, aproximadamente el 15 por ciento de la población mundial vive con algún tipo de discapacidad.

Además de los riesgos físicos, también debemos considerar los desafíos relacionados con la salud mental en el ámbito laboral.

La ansiedad, el estrés y otros problemas de salud mental no solo afectan al individuo, sino que también impactan negativamente en la productividad empresarial.

En Guatemala, el Ministerio de Trabajo y Previsión Social (Mintrab) y el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS) tienen a su cargo, en forma coordinada, el control y vigilancia de la salud y seguridad; esto, para garantizar entornos laborales seguros y saludables.

Según el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), en nuestro país se registran 200 accidentes laborales diarios, siendo los sectores más peligrosos la agricultura, los servicios y la industria.

El Consejo Nacional para la Atención de las Personas con Discapacidad hace el llamado para que las empresas asuman su responsabilidad y prioricen la seguridad de sus trabajadores.

Invertir en la prevención de accidentes laborales y en la inclusión de personas con discapacidad en el lugar de trabajo no solo mejora la moral y la productividad, sino también fomenta la diversidad en la fuerza laboral. Además, es crucial garantizar el cumplimiento de las leyes y regulaciones que protegen a los trabajadores en la prevención de accidentes laborales en nuestro país.

En este Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, hagamos un compromiso conjunto para crear una cultura laboral donde la seguridad y la salud de los trabajadores sean prioridades indiscutibles. Juntos, podemos construir un futuro laboral más seguro, saludable y equitativo para todos.

Colaborador DCA
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COLUMNAS

¿Woke qué, woke quién?

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Miriam Jerade

Profesora Asistente Facultad de Artes Liberales

Lo tragicómico del libro de Susan Neiman, La izquierda no es Woke es que si bien su autora afirma haberlo escrito para salvar a la izquierda, solo le habla a los prejuicios del ala reaccionaria y conservadora.

En el libro, Susan Neiman sostiene que la izquierda intercambió la igualdad social por la reivindicación identitaria. Neiman jamás define woke.

El término que se originó en la comunidad afroamericana para estar atentos, ha degenerado en un insulto.

Políticos conservadores como Ron DeSantis lo usan contra el activismo medioambiental, derechos sexuales o ser vegano; posiciones escasamente comparables en su valoración social o poder. Tampoco es claro el referente: ¿woke quién? ¿Se refiere a su vecina que le pidió llamarla con otro pronombre o a todas las luchas contra el sexismo?

¿Qué se le achaca a la izquierda (si es que existe la izquierda)? Que perdió su vocación universalista que buscaba la igualdad.

Es falso que la izquierda abandonó las luchas por la igualdad social.

Es cierto que habiendo conquistado una mayor igualdad formal, cierta izquierda ha señalado injusticias estructurales que algunos grupos sociales padecen.

Esto que la autora interpreta como pura victimización es una lucha por la justicia de aquellos que tienden a ser aún más explotados o marginados en el mundo laboral, tienen menos capacidad de decisión o padecen violencias sistemáticas.

Cuando los conservadores contraponen al lema Black Lives Matter una fórmula universalista como All Lives Matter, están caricaturizando la demanda y lo hacen con una ignorancia porfiada que desconoce que es más probable recibir violencia policial cuando se es negro en los Estados Unidos.

Extrañamente, grupos conservadores los defensores de la familia tradicional, por ejemplo; rara vez se tildan como identitarios.

Otra confusión que alimenta el libro es que las identidades son tratadas como intereses, o peor aún, sensibilidades. Indígena u homosexual no describirían nada más que distintos grupos de interés (parciales, además).

De ahí que según ella la izquierda dejó el universalismo ilustrado por intereses particularistas escépticos del progreso. Como si no hubiese progreso moral en el combate al racismo o al sexismo y en la conquista de derechos.

La idea de que la izquierda abandonó la redistribución por el reconocimiento ha sido muy discutida. A nuestro parecer, se trata de una falsa dicotomía, pues la distribución material está estrechamente relacionada con el reconocimiento. 

                  Continuará… 

Colaborador DCA
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