Mientras agentes de la subestación 42-75 de San Jerónimo, El Tumbador, San Marcos, realizaban los recorridos de rutina, como parte de su deber, en el camino observaron a don Matías de Matías, de 92 años, que caminaba por un sendero, a quien se acercaron para preguntar hacia dónde se dirigía. El anciano les indicó que se dirigía al Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS) de ese municipio, por lo que los oficiales lo trasladaron al sitio en mención.
Oduber González, encargado de la subestación, manifestó que el vecino les comentó que caminó 1 hora y 30 minutos para llegar al centro asistencial, ya que debido a una caída tenía un fuerte dolor en el pecho. Nuestro espíritu social y humanitario nos ha empujado a brindar una mano amiga a nuestro prójimo, en especial a los más necesitados, señaló el oficial.
“Al llegar al IGSS lo ayudamos a bajar de la patrulla y lo ingresamos al edificio. Estuvimos pendientes de su estado clínico, y al enterarnos de que lo dieron de alta, llegamos a recogerlo para trasladarlo a su domicilio en la aldea Villa Verde.
Situación
El poblador comentó que se sostiene con la pensión que recibe del Seguro Social y relató que desde hace 5 años no ve a sus hijos, quienes viven en distintas zonas de la capital.
Don Matías quien, al llegar a su hogar se despidió de los oficiales agradeciéndoles por el noble y desinteresado gesto, elevó plegarias al Todopodero para que guardara la vida de los uniformados.
“Instamos a todas las personas para que nos avisen cuando vean caminar a personas, en especial de la tercera edad, con discapacidad y mujeres que, por diversas razones tienen que desplazarse por la carretera varios kilómetros para llegar a su destino, expresó González.
Llevando esperanza
En otra ocasión el agente González, observó a Martina Ángel López, de 83 años, que se movilizaba con muletas en la aldea Palma Real.
Él se enteró que a ella le amputaron su pierna hace 15 años. Por tal motivo, gestionó con el coordinador del Consejo Comunitario de Desarrollo, Nelson Mendoza, una ayuda para que a la señora se le pudiera donar una silla de ruedas.
“Gracias a Dios una persona que vive en Estados Unidos nos la brindó, le mandé hacer unos arreglos y se la regalé, dijo González.
