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OPINIÓN CULTURA

Be Kind Rewind o la magia del VHS

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No tengo la menor duda de cuán común puede escribir la palabra“ magia” en un texto, pero con una alta dosis de nostalgia aseguro que ver películas en casa perdió cierta mística. Llegué a esa conclusión luego del trending topic de esta semana, donde esta cuenta de Twitter hace bromas acerca de su condición: Blockbuster es un servicio de alquiler de películas que ya “nadie” usa.

Y fue entonces que recordé el ritual del VHS que la película Be Kind Rewind muestra de cierta forma. Recordemos la complejidad aparente de sus siglas Video Home System (sistema de videocasero), y cómo le hacías para conseguir los cassettes. Antes de que Videocentro, Blockbuster, Max y alguna que otra franquicia reinaran a finales de los años 90 en Guatemala, los videoclubs de barrio (muchos de ellos piratas) se llenaban de gente.
Recuerdo que este sistema de entretenimiento te daba dos servicios: ver películas y grabar el contenido que veías en televisión. Y claro está, el cénit máximo: hacer una copia de la copia, que bien podría ser un partido de futbol o pornografía.
Sí, necesitabas de otro reproductor de VHS, pero los adolescentes hacían lo posible por llevar otro aparato y obtener su propia cinta. Entonces, la magia radicó en la degradación de la imagen. Una copia de la copia hacía que se perdiera calidad de imagen y audio; esa textura le daba un toque distinto a la película, no era como verla en el cine. Y si era original, entre más vieras tu video, más se degradaba.
“El pasado nos pertenece y podemos cambiarlo”, (Mia Farrow)
Quizá por eso duró tanto. Cerca de 40 años nos acompañó este sistema. A principios de los 70 nació en Japón y su declive comenzó en 1997 con la introducción del DVD. Según una búsqueda rápida en Internet, su desactualización total fue en 2016, aunque me parece algo exagerado.
Y se me toman por exagerado, la película Be Kind Rewind presenta ese ritual. Un videoclub con Jack Black y Mos Def, como protagonistas. Quizá Michel Gondry buscó rendir tributo a este sistema con la película. Dos trabajadores de un videoclub y su forma de vivir el cine, para que la tienda y el edificio en el que se encontraba no desaparezca.
No reniego de Netflix, es una maravilla aún sabiendo que no se le saca su máximo potencial con el servicio de Internet que tenemos en el país, y tampoco pretendo regresar a la época del VHS, pero reconozcamos la importancia de este formato en nuestras vidas. Una que los adolescentes de ahora nunca entenderán. Era genial ir al videoclub, escoger el título y regresar a casa para verla, genial. Me acuerdo de mis abuelos cuando hablaban de la radio y su magia. Y diré lo mismo, “no me hagás caso, mijo, son cosas de la edad”.
Gabriel Arana
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OPINIÓN

La sonrisa de Denis Villeneuve

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David Lepe

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Foto: Cortesía Warner Bros.

Hace poco vi las fotografías del estreno en Londres y París de Dune: Part Two. Y ahí estaba su director, Denis Villeneuve, al lado de las estrellas del filme como Timothée Chalamet, Zendaya, Rebecca Ferguson y Stellan Skarsgård.

En todas las imágenes de esas premier del cineasta canadiense se dibuja una sonrisa que lo hace ver muy relajado, feliz, satisfecho y disfrutando el momento. ¿Y cómo no ha de estarlo? Se encuentra en la presentación de su última película, producida con un presupuesto abismal y en la que actúa un reparto extraordinario. Además, Dune: Part Two está siendo halagada y ya nombrada: “La última gran aventura épica de ciencia ficción”. 

Las películas de Villeneuve son valientes, ya que abordan temas profundos y complejos, explorando cuestiones filosóficas, éticas y morales. Tiende a involucrarse en historias que desafían al espectador a reflexionar sobre la naturaleza humana y la sociedad.

Este cineasta canadience presta especial atención al desarrollo de personajes.

A pesar de la complejidad de las tramas, este cineasta canadience presta especial atención al desarrollo de personajes y a la emotividad de las historias. Sus películas no solo buscan entretener, sino también provocar una respuesta emocional en el espectador. Y eso se lo agradeceré por siempre.

A Villlenueve lo conocí con Sicario (2015, la puedes ver en Netflix y Max), un tan inolvidable como traumático thriller de acción sobre la lucha contra el narcotráfico en la frontera entre Estados Unidos y México. ¿Quién puede olvidar la escena final con Benicio del Toro y la familia del narcotraficante? 

Meses después, me hizo alucinar con Arrival (2016, Netflix), un drama emotivo acerca de la comunicación con seres extraterrestres.

Así nació mi deseo por conocer qué más había dirigido este maravilloso creador de películas. Y llegó a mis manos Incendies (2010. Prime Video), una dolorosa historia acerca de las víctimas de la guerra, que quedan en medio del fuego cruzado y a merced de una de las peores maldades del planeta: la del ser humano.

Y ese sentimiento lo remató con Prisoners (2013, Netflix), un thriller psicológico que aborda temas oscuros acerca de la ira y la venganza, así como la idea de que las prisiones no solamente son físicas, sino que también se crean en nuestras mentes y emociones. ¿Qué tan prisioneros somos de nosotros mismos?

Este filme nos muestra a personajes y situaciones moralmente ambiguas, lo que lleva a la audiencia a cuestionar y reflexionar sobre las acciones y decisiones de los protagonistas.

Así que, años después, cuando me maravillé con Blade Runner 2049 (2017, Netflix), ya solo me quedó desear que una productora tuviera el valor para darle otro presupuesto alto al genio canadiense, y que su talento nos relatara una nueva historia, en grande… no, más bien en gigante.

Hoy estoy emocionado con la búsqueda de una función de Dune: Part Two, la secuela de la excelente Dune: Part One (2021, Max). Actuaciones de Zendaya, Chalamet y Skarsgård; música de Hans Zimmer y fotografía del cinematógrafo Greig Fraser (Zero Dark Thirty, Rogue One); todo dirigido, con una sonrisa en el rostro seguramente, por Villeneuve: ¿Qué puede fallar?

David Lepe
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ARTES

DANIEL SCHAFER (1937-2004)

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 Foto: Cortesía Guillermo Monsanto. 

Hace 20 años que partió Daniel Schafer, pero pareciera que fue ayer porque sigue presente.  Danny, como nos permitió decirle a sus amigos, se caracterizó por ser un hombre con un aura especial. Más allá del sentimiento que profesaba por el arte, como docente nos legó muchas enseñanzas. Su carácter y conocimientos eran contundentes y su fobia por los charlatanes en el medio, épica.  

Schafer relució como artista visual, maestro de arte, diseñador gráfico, director de teatro, escenógrafo e intelectual. En este listado hay que agregar la solidez crítica ejercida y que su legado en este rubro dejó marcadas a varias generaciones artísticas. Principalmente el contrapeso conceptual que ejerció en la bisagra del entre siglo puso en evidencia que el sistema curatorial estaba viciado por intereses ajenos a lo plástico.  

En un primer momento fundó junto a Luis Díaz la Galería DS en 1964. Aquel recinto fue un modelo a seguir, ya que se ocupó de museografías impecables y de seleccionar obras y autores de primer orden. Fue en esos años sesenta y principios de los setenta que ejecutó una serie de carteles serigráficos de gran valor artístico. Para muestra, la obra que ilustra esta columna que realizó junto a Arnoldo Ramírez Amaya.

Schafer relució como artista visual, maestro de arte, diseñador gráfico, director de teatro, escenógrafo e intelectual.

Aunque no suele mencionársele como parte de la generación del 60, es una de sus figuras más destacadas. Su relación de trabajo con los artistas vigentes en aquellas décadas alimentó un imaginario que inspiró a creadores emergentes relacionados con la Escuela Nacional de Artes Plásticas. De este modo les otorgó visibilidad en un cerrado circuito de coleccionistas. Labor que nutriría a Juannio y otras entidades que se fueron forjando en el lapso. De hecho, las portadas de los primeros catálogos de la subasta aludida fueron diseñadas por él.

Poco antes de su muerte volvió a abrir una nueva Galería DS, en donde se preocupó por guiar a un grupo de artistas jóvenes y otros ya consolidados.  El impacto que tuvo como tutor sobre ellos cambió en gran medida la percepción de lo contemporáneo y la dimensión de las corrientes en boga durante los últimos años del siglo XX. Muchos de aquellos pupilos hoy exhiben fuera de Guatemala y pertenecen a otro círculo más cosmopolita.

Para honrar su legado, los directivos de la Escuela Nacional de Artes Plásticas organizaron una exposición que incluye diferentes facetas en su producción. Entre ellas se puede apreciar una serie de invitaciones serigráficas realizadas artesanalmente. También, se exhiben los estampados con los que propuso diferentes variantes geométricas y viñetas que definen su trabajo del último lapso.  

Los comisarios de la exhibición compartieron, además, su cuaderno de dibujo #57.  Los contenidos ponen de manifiesto sus procesos creativos, el desarrollo compositivo, anotaciones diversas que abren la posibilidad al entendimiento de sus intereses expresivos y su compromiso estético. Su dibujo fue limpio, cuidadoso, paciente y exhaustivo. Estas variantes denotan su interés por lo justo y comedido.

Guillermo Monsanto
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ARTES

BILL SIENKIEWICZ, EL VISIONARIO

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Foto: Cortesía  Marvel Comics / Bill Sienkiewicz

Ampliamente conocido por su estilo innovador, el artista de cómics Bill Sienkiewicz (1958) se crio en Nueva Jersey, donde descubrió su pasión por el dibujo a una edad temprana, cautivado por las vívidas imágenes e historias de los cómics. Perfeccionó sus habilidades copiando las obras de sus artistas favoritos, incluidos Neal Adams y Jim Steranko.

La carrera de Sienkiewicz (pronunciado “Sinkevich”) en los cómics comenzó a finales de la década de 1970, cuando consiguió su primer trabajo profesional en Marvel Comics. Su talento rápidamente llamó la atención de la industria y pronto se le asignó la tarea de ilustrar algunos de los personajes más emblemáticos de Marvel, incluidos Spider-Man, The X-Men y los Avengers.

Su estilo dinámico y experimental, caracterizado por pinceladas atrevidas, combinaciones de colores intensos e imágenes surrealistas, lo diferenciaron de sus contemporáneos.

Sin embargo, fue su colaboración con el escritor Chris Claremont en la serie New Mutants lo que realmente mostró su destreza artística. Juntos, introdujeron un tono más oscuro e introspectivo, explorando temas complejos como las enfermedades mentales y las adicciones.

Bill Sienkiewicz revolucionó el cómic americano con su talento y su visión artística.

El arte distintivo de Sienkiewicz, que incorporó elementos de expresionismo y arte abstracto, ayudó a redefinir el género de superhéroes y allanó el camino para una nueva ola de artistas.

En 1986, Sienkiewicz colaboró con el legendario escritor Alan Moore en la innovadora serie Elektra: Assassin. Este ambicioso proyecto, que combinaba elementos de espionaje, ciencia ficción y sátira política, permitió a Sienkiewicz ampliar aún más los límites del medio. Su uso innovador de técnicas mixtas, incluidos el collage y la fotografía, añadió un nivel de profundidad y complejidad a la historia, lo que le valió elogios de la crítica y seguidores leales.

Sin embargo, el trabajo más importante de Sienkiewicz puede ser su colaboración con el escritor Frank Miller en Daredevil: Love and War (1986). Esta novela gráfica es ampliamente considerada como una obra maestra del género, ya que explora las profundidades psicológicas y emocionales de sus personajes con una profundidad y matices sin precedentes.

El arte de Sienkiewicz, que combinaba técnicas de dibujo tradicionales con collage y pintura experimentales, complementaba perfectamente la narración valiente e introspectiva de Miller.

Además de recibir múltiples premios Eisner, Sienkiewicz también ha realizado importantes contribuciones en otros campos del arte, como la ilustración, la pintura y el diseño gráfico. Su trabajo para músicos como RZA y Roger Waters le ha valido amplio reconocimiento más allá del mundo del cómic.

Alejandro Alonzo
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