COLUMNAS
Bailar entre lobos, un inesperado reto docente
Por: Gerardo Castillo Ceballos
Profesor de la Facultad de Educación y Psicología de la Universidad de Navarra
La película “Bailando con lobos” (1990) describe el largo viaje a caballo del teniente John J. Dunbar a un puesto fronterizo del Oeste americano que encontrará abandonado por los soldados. La soledad le mueve a relacionarse con los indios sioux y con los lobos. De todos acaba haciéndose amigo, en especial del lobo “Calcetines”, que le acompañará en sus patrullas.
El argumento de esta película dirigida y protagonizada por Kevin Costner sirve para introducir la situación de soledad y de acoso en la que se encuentran actualmente muchos profesores de enseñanza secundaria. Cada día son humillados con agresividad verbal, física o psíquica por sus propios alumnos, lo que parece confirmar la tesis de Thomas Hobbes: “homo homini lupus”.
Entiendo que algunos de ellos ya hayan “tirado la toalla”; pero espero que los demás no les imiten, porque eso sería -además de una tragedia social- un fracaso de la escuela y de la educación. El ejemplo del teniente Dunbar puede ayudarles a plantear su dura situación como un reto educativo: el de llegar a convivir de forma pacífica y amistosa con sus “alumnos-lobo”.
Un reto educativo no menos difícil es el que afrontó con éxito el profesor protagonista de “Rebelión en las aulas” (Sidney Poitier,1967) ejerciendo el liderazgo y ganándose con mucha habilidad y perseverancia a los líderes del grupo de clase. Eran jóvenes inadaptados sociales con rebeldía transgresiva, mientras que los violentos del aula de ahora son simplemente púberes malcriados y con escasa tolerancia a la frustración; por eso cualquier corrección de los docentes les enfurece.
Esa agresividad contra los profesores a una edad tan temprana (12 a13 años) es un fenómeno sin precedentes y, por ello, inesperado.
Es muy difícil impartir una clase a quienes se niegan a obedecer a los profesores (“Tú no eres nadie para”…), se envían entre sí mensajes y fotos con los móviles y escuchan música en su Walkman, mientras comen chucherías. Llega un momento en el que no diferencian entre conductas propias e impropias del aula. La escuela deja de ser un lugar para aprender, para convertirse en una prolongación de los locales de ocio.
Los profesores, tras ser saludados con un insulto, callan (hacen como si no lo oyeran); reciben tirones de pelo y siguen callando. Esto origina una progresiva pérdida de autoridad y de identidad profesional. El silencio de los profesores y de la dirección de la escuela por miedo a posibles represalias de estos niñatos envalentonados está creando acostumbramiento a la violencia.
El recurso más utilizado por los profesores que sienten miedo al entrar cada día en el aula, es llamar por teléfono al Servicio de Defensor del Profesor, que les ofrece ayuda psicológica y jurídica. Cada año llegan más de 3000 llamadas.
Muchos profesores acaban pidiendo el traslado a otra escuela o la baja laboral; confiesan que no se puede hacer nada para erradicar esa lacra de la escuela actual.
Hemos pasado del miedo de los alumnos a los profesores al miedo de los profesores a los alumnos. Me resisto a creer que en la edad del pavo los alumnos obren con ese atrevimiento y crueldad con sus profesores por propia iniciativa; creo que se trata de una actitud adquirida por imitación fuera de la escuela.
Se sabe que muchos de esos alumnos agresivos oyeron críticas duras y frecuentes de sus padres a los profesores; también que los padres acudían a la escuela para abroncarlos. El motivo habitual eran las calificaciones escolares, con las que los padres estaban obsesionados.
Una segunda causa del problema es la moda del igualitarismo entre padres e hijos y entre profesores y alumnos; se tutean y se consideran “colegas”. En ese planteamiento no cabe la autoridad.
Una tercera causa: los padres sobreprotectores y permisivos, que no corrigen a sus hijos por temor a que baje su autoestima.
¿Es razonable que pidamos a los profesores de secundaria que afronten el reto de enderezar a estos alumnos tan prematuramente torcidos?
Pueden detectar a los alumnos líderes y apoyarse en ellos. También fomentar encuentros lúdicos y festivos con los alumnos fuera del aula (excursiones, viajes, deportes, etc.) para que descubran a la persona que se oculta tras el rol docente; que vean que los profesores no son los monstruos que habían imaginado. Pero lo más eficaz es una educación preventiva.
Cada colegio podría impartir cursos de orientación familiar para que los padres valoren y ejerzan la autoridad educativa. También para destacar la importancia de la colaboración entre la familia y el colegio y de cómo infundir en los hijos respeto hacia los profesores basado en el ejemplo de los padres. Las palabras mueven; el ejemplo arrastra.
COLUMNAS
¡Lengua de Señas, mi identidad!
Consejo Editorial Conadi
En nuestro país, hay un grupo de personas que por medio de señas, por años han demandado las mismas oportunidades en igualdad de condiciones, como lo indica la Convención de Naciones Unidas Sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, instrumento adoptado por el Estado de Guatemala.
En su articulado hace referencia a los derechos fundamentales de toda persona con esta condición, dentro de estos destaca la igualdad y la no discriminación. Ante ello, el Consejo Nacional para la Atención de las Personas con Discapacidad (Conadi) incidió ante el Congreso de la República la aprobación del Decreto 03-2020, ley que reconoce y aprueba la Lengua de Señas de Guatemala como el medio de comunicación propia de las personas sordas y sordociegas; además, rige el cumplimiento al derecho a la comunicación a través de la inclusión de intérprete de lengua de señas.
Este Decreto también declara el 23 de septiembre como el Día Nacional de la Lengua de Señas, en este 2023, se cumple el tercer año de conmemoración y de promover la inclusión de las personas sordas, que según la Unidad de Lengua de Señas del Conadi viven cerca de 361 mil guatemaltecos con alguna dificultad para escuchar.
En este 2023, se cumple el tercer año de conmemoración y de promover la inclusión de las personas sordas. Cerca de 361 mil guatemaltecos con alguna dificultad para escuchar.
Para este año, se promueve el lema Lengua de Señas, mi identidadcon el objetivo de resaltar el reconocimiento del uso y fomento de la Lensegua como el idioma oficial de la comunidad sorda.
Como compromiso social, todos y todas deberíamos aprender la lengua de señas para poder comunicarnos con las personas sordas que sin duda también tienen mucho que darnos a conocer. No obstante, mientras aprendemos la lengua de señas, también podemos interesarnos por conocer a esta población que forman parte de la comunidad e informarlos sobre los programas de inclusión.
El Conadi hace el llamado para que todos nos unamos en apoyar y proteger la identidad lingüística y la diversidad cultural de las personas sordas, y como ente coordinador y asesor en la temática de discapacidad promueve la inclusión de todas las personas con discapacidad en la sociedad.
COLUMNAS
Equidad y gestión de riesgo a desastres
Ana Leticia Aguilar Theissen
Secretaria Presidencial de la Mujer
Referirse a la gestión de riesgo en un país como Guatemala, con una alta vulnerabilidad y propensión a la manifestación de múltiples amenazas, hace imprescindible iniciar con una reflexión respecto a la gobernanza de la problemática, dados los escenarios y capacidades, que tienen las instituciones públicas en general, de anticiparse, responder y recuperarse.
El Plan Nacional de Desarrollo K´atun Nuestra Guatemala 2032 plantea una serie de desafíos vinculados con debilidades institucionales, escasez de recursos y capacidades necesarias para abordar la gestión de riesgo en el antes, durante y después de la ocurrencia de un evento natural, socio natural o antrópico.
Al igual que con la equidad, considera la gestión de riesgo como un elemento transversal, que permite construir capacidades de resiliencia en las instituciones y en especial en la sociedad.
El propósito es generar conocimiento, identificar intervenciones y asignar recursos para abordar las causas y efectos de los fenómenos de manera integral, en la lógica que la equidad entre hombres y mujeres, así como la gestión de riesgo, deben ser asumidos como funciones del desarrollo.
El propósito es generar conocimiento, identificar intervenciones y asignar recursos.
Para el Estado y sus instituciones, la incorporación de esta noción en los procesos con los que se conducen el país y el desarrollo representan un enorme desafío en materia de la incorporación de acciones, medidas y normativas en el conjunto de políticas públicas, así como en los procesos institucionales previstos para la planificación, programación, presupuesto e inversión; de manera que las brechas de inequidad se puedan establecer y focalizar de manera cualitativa y cuantitativa, en los instrumentos y mecanismos políticos, técnicos y sociales, para una buena coordinación de las intervenciones públicas.
Ello redundará en la generación de capacidades de resiliencia de las niñas, jóvenes, mujeres adultas y adultas mayores y por su condición de ubicación, cultura y condiciones económicas.
Implica introducir cambios para contar con las mismas opciones y facilidades de acceso al bienestar de todas las personas, reconociendo que las mujeres, adolescentes y niñas rurales o ubicadas en zonas urbano-marginales, indígenas o con algún tipo de discapacidad, son el grupo que presenta mayor vulnerabilidad.
Desde el enfoque de sostenibilidad, promovemos condiciones que le permitan a la sociedad, la familia y las mujeres en particular, el despliegue al máximo de su potencial, propiciando una vida productiva y creativa de acuerdo con sus intereses y necesidades.
COLUMNAS
Historia de la comunicación en las organizaciones
Patricia Orantes Alarcón
La segunda mitad del siglo XX ha sido, con toda certeza, la etapa en la historia de la humanidad que mayores cambios ha experimentado, tanto en lo cuantitativo como en lo cualitativo, y con profundas repercusiones en la sociedad mundial. El comienzo del nuevo siglo aceleró los cambios y los avances tecnológicos (Rebeil, 2006).
Asimismo, refiere que precisamente al despuntar la segunda mitad del siglo pasado, la comunicación aparece como una disciplina que empieza a ser tomada en cuenta en las organizaciones, aunque de forma muy incipiente, ya que sería a partir de la década de los años setenta cuando se le adopta de forma definitiva, sobre todo en Norteamérica.
Rebeil expone que, en el caso de México, algunos de los más grandes e importantes corporativos (transnacionales), replican los diseños estructurales de sus oficinas matrices, donde vieron al comunicador en un rol de hacedor de medios y organizador de múltiples eventos, sin que necesariamente toda esta actividad estuviera concatenada a un esfuerzo estratégico a través de la que se apoyara formalmente los objetivos de negocio de la organización.
Es la visión integral la que permite al comunicador tener una mayor comprensión de los procesos de cambio y apoya el logro de las metas de la comunicación en una entidad.
La riqueza de los medios utilizados determinaba en muchos casos el buen hacer comunicativo.
Por otra parte, la globalización ha dado paso a una revolución en las comunicaciones y en la forma de comunicarse, lo que ha significado profundos cambios en la vida de las empresas. Las comunicaciones se han orientado cada vez más a los mercados, a los clientes y a la atención que le dan a estos, así como a las comunidades con las que tienen relaciones que no son
necesariamente negocios.
Esto también es abordado por Rodríguez y Opazo (2009, Pág. 14), ya que en el mundo globalizado actual resulta fundamental contar con múltiples medios para informarse de todo lo que ocurre en la empresa; por lo que la comunicación es un elemento central del entorno.
En este sentido, la comunicación permite coordinar las acciones, transmitir información para la toma de decisiones y distribuir las actividades resultantes entre los que deberán ejecutarlas. Por lo tanto, la ineficiencia organizacional es redefinida como ineficiencia comunicativa.
De acuerdo con Rebeil, en el entorno exterior es en el que se da una enorme cantidad de variaciones, la capacidad de comunicar el cambio ha sido definida como un atributo esencial en el liderazgo de las organizaciones.
La alta dirección de las empresas ha comprendido que los cambios se generan, en primera instancia, a través de los ejecutivos y entender el rol que estos deben capacitarse y actualizarse de manera permanente, y entender la función que deben desempeñar como comunicadores.
Las relaciones públicas en las organizaciones o empresas se ocupan de las relaciones de una institución, holding o colectivo determinado, con sus distintos públicos, para la visibilidad y consecución de unos objetivos previamente fijados las relaciones públicas, por tanto, son una parte indispensable en la dirección de cualquier entidad que se precie (Barquero, 2010).
Durante la última década del siglo XXI, la comunicación se ha logrado establecer como un elemento crítico de los proyectos de cambio que surgen en las organizaciones, que suelen ser de gran complejidad y decisivos para la consecución de los objetivos trazados, lo cual explica por qué en la actualidad la importancia de la comunicación en las organizaciones va en aumento, al ser apoyada en su instrumentación.
Al hablar de la evolución que ha experimentado la comunicación organizacional en las últimas décadas, se atribuyó una importancia especial al hecho de que el especialista en comunicación debe continuar su cambio al pasar de un rol reactivo a otro estratégico.
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