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Revista Viernes

Asómbrese con los instrumentos ancestrales de Kinich

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El Museo Kinich exhibe instrumentos musicales étnicos de todo el mundo. Sus fundadores son Bladimir Vásquez (cuyo nombre artístico es Ikmaxam), quien brindó la entrevista, y Yisel Marrón, quienes durante diez años han coleccionado unos 500. Durante el recorrido a su instalación, los visitantes observan arpas tradicionales de Cuba, gaita colombiana o la medieval, flautas de China y Corea, marimba de tecomates, prehispánicos mayas, andinos y más. Cada nueves meses, aproximadamente, rotan las piezas que exhiben, ya sea propias o también de coleccionistas privados o por medio de alianzas con algunas instituciones, como Fundación La Ruta Maya.


¿Cuándo surgió el museo?


Creamos este proyecto en 2019 con un equipo multidisciplinario de artistas desde el área étnica y educadores del campo social, y en enero de este año se estableció en un lugar en zona 1. Hemos participado en exhibiciones internacionales y nos dedicamos mucho a la investigación; es una labor en equipo, yo soy historiador y la cofundadora es trabajadora social. Conjugamos esos elementos porque cumplimos el objetivo de la conservación, rescate y difusión de las piezas étnicas y la música tradicional.

Nos gusta mucho trabajar en el área infantil, porque vemos la sensibilidad de colaborar en este proceso educativo con los niños; sin embargo, está dirigido a cualquier rango de edades. En todas las actividades siempre el común denominador es el asombro porque no habían visto los instrumentos, incluso ni los extranjeros conocían los propios tradicionales. Y como dinámica principal, no solo es la muestra, que de por sí es hermosa, es que el público escuche los sonidos que emiten; además, se les habla de la información, su origen, materiales utilizados para su fabricación y más.

¿Cómo han conseguido coleccionarlos?


Hemos viajado debido a nuestro trabajo de investigación y artístico; también, tenemos muchos contactos en diferentes partes del mundo y los mismos músicos que nos apoyan al enviarlos o los compramos.

De acuerdo con el sitio web instrumentosetnicos.org, a partir de principios del siglo XX, la organología establece la generación del sonido como modelo de clasificación, que es en la que se basan hoy y que determina cinco grupos: aerófonos, cordófonos, membranófonos e idiófonos.

Dato

El museo se encuentra en la 5ª. calle 5-68, zona 1. Está abierto de lunes a viernes, de mediodía a las 18:00 y los sábados, de 10:00 a las 18:00. El ingreso es de 10 quetzales por persona y para los extranjeros, de 30. También puede contactarlos en sus redes sociales o
[email protected]

Marisol Vásquez Fotógrafo: Mario León
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Revista Viernes

Padre del radioperiodismo nacional

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Texto: Redacción
Fotos: Redes sociales

El uno de junio de 1938, se transmitió por primera vez en la Radio Nacional TGW, La Voz de
Guatemala, el radioperiodico Diario del aire. Esta fecha marca el inicio formal del Periodismo Radiofónico guatemalteco y el nacimiento de lo que se denomina el Radioperiódico, un género del periodismo, inventado por Miguel Ángel Asturias y Francisco Soler y Pérez.


La idea de trasladar un diario a la radio, indica la revista Infoflash, año I, 1996 , No. 4, “fue concebida por Asturias y Soler y Pérez en Barcelona, España, una tarde cuando se dirigían al hotel donde se hospedaban cerca al paseo de Gracia, próximo a la Plaza de Cataluña. En ese trayecto, Miguel Ángel Asturias hizo un alto y se quedó escuchando un noticiero de radio cuyas oficinas estaban ubicadas en una calle lateral”.

Al retornar a Guatemala a mediados de 1937, Miguel Ángel Asturias y Francisco Soler y Pérez, trabajaron en el periódico el Liberal Progresista, que pertenecía al partido que había llevado al poder a Jorge Ubico. Sin embargo, al llegar las fiestas de fin de año de 1937, ambos fueron despedidos, al acusárseles de inclinar sus notas a favor del movimiento republicano, y por ese entonces hablar de esa ideología en Guatemala significaba ser comunista e ir contra el gobierno ubiquista.


Una vez desempleado, Asturias solicitó una cita al mandatario, en la que junto a Soler y Pérez le presentó el plan esquemático para fundar el Diario del Aire. El dictador les autorizó con su firma y la palabra “hágase” y así en la TGW la Voz de Guatemala, los recibieron con las mayores facilidades para todo.


Al tener la autorización, Miguel Ángel Asturias mandó llamar a Alfonso Alvarado Villagrán, quien era un estupendo gestor de anuncios y pasó a formar parte del diario. Luego de hacer varios ensayos, los tres lanzaron la primera emisión el 1 de junio de 1938, de las 13:00 a las 13:15. Esta tuvo una duración de 15 minutos. El trabajo fue repartido de la siguiente manera: Miguel Ángel Asturias leía las noticias, Francisco Soler y Pérez los comerciales, con una chispa sobresaliente para hacerlos graciosos, y Alfonso Alvarado conseguía los anuncios.


Diario del Aire tenía como director a Miguel Ángel Asturias, a Francisco Soler y Pérez como subdirector y a Alfonso Alvarado como gerente. Transmitía noticias breves, sencillas y elegantemente escritas. Hoy en día se considera a sus fundadores, como los inventores del Radioperiódico, un género que nunca había sido creado en el mundo anteriormente.
En Europa y en Norteamérica, la información radiodifundida por esas épocas, se basaba en la emisión de boletines; es decir, noticias cortas de diversas fuentes leídas por un locutor, y a lo sumo por dos, y en particular a la hora en punto. Las emisiones alcanzaron hasta una hora, cosa desacostumbrada para esa fecha… y hasta tres emisiones al día.

Cuñas innovadoras


“El hombre moderno sin moverse de su casa, está en la posibilidad de saber lo que sucede en su país y en otras partes del mundo, si dispone de un aparato de radio que capte alguno de los servicios de noticias de última hora que le ofrecemos en Diario del Aire”.


“La marcha avasalladora del progreso se confirma plenamente por la innovación que ahora presentamos en Guatemala, al proporcionar al público radioescucha la información nacional y extranjera de Diario del Aire”.


“En compañía de una guía comercial, de menciones chispeantes y anuncios del más alto interés práctico, esté usted atento a la llamada de Diario del Aire, gran Radioperiódico guatemalteco, que le proporcionará desde los estudios de la potente radiodifusora nacional TGW La Voz de Guatemala, la información más completa en el menor tiempo posible sin que le cueste un centavo”.


A este programa se le considera el primer Radioperiódico de Guatemala, que estableció la escritura del formato periodístico radiofónico. La presentación de Diario del Aire, indica Grajeda, identificaba a Guatemala con una metáfora… La última que se recuerda es; Guatemala… Flor de pascua en la cintura de América”. Lo curioso de la historia, continúa Grajeda, es que aquel informativo nació y creció dentro de la dictadura de Jorge Ubico, quien se las ingeniaba para mantenerse en el poder y evitar, por sobre todo, ser atacado, criticado y cuestionado por este noticiero radial. Se dice que Diario del Aire, contó siempre con el beneplácito del general Ubico, ya que no se intentó durante toda aquella época crearle competencia.

Hubo planes para fundar noticieros en las emisoras, Radio Morse y la TGX, pero todos fueron frustrados por el Gobierno. Diario del Aire continúa “ejerció el monopolio de la información por radio durante toda aquella época; es decir, desde 1938 hasta 1944, año en el que fue derrocado el general Jorge Ubico, por el movimiento revolucionario, encabezado por maestros, campesinos, obreros y estudiantes”.


Información tomada de la tesis de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Diagnóstico de la radio informativa en la ciudad de Guatemala, de René Armando Murillo.

Redacción DCA
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Revista Viernes

Otzoy: “No solo hay fuga de migrantes, también de cerebros”

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La experta en cultura maya y estudios de género Irma Otzoy se graduó de Odontología, pero sus vivencias la llevaron a explorar sus raíces para especializarse con una maestría en Antropología en la University of Iowa y su doctorado en la University of California Davis. Junto con su fallecido esposo, el escritor, poeta, columnista y lingüista Sam Colop fueron de los primeros académicos procedentes de los pueblos originarios que se prepararon en instituciones estadounidenses. También establecieron la Fundación para Estudios y Profesionalización Maya (FEPMaya), de proyección social, que prepara a los jóvenes indígenas de escasos recursos económicos.


Rodeada de naturaleza, una gran librera y sus amados perros, ya que es amante de los animales, Otzoy habló sobre su constante aprendizaje y trayectoria. La intelectual lee y escribe acerca de temas de su interés, en especial sobre los pueblos mayas y las mujeres.


Leí que es odontóloga, pero se inclinó a las ciencias sociales. ¿Cómo se dio ese cambio?


Yo me gradué de Odontología aquí en Guatemala, pero como mi esposo cursaba una beca en Estados Unidos, lo iba a acompañar un tiempo durante su estancia. Allá me di cuenta de que una especialización de mi carrera era muy costosa y antes no daban subsidios; entonces, me ofrecieron una en el área social o cultural.


Así que estudié durante meses inglés y después una maestría en Antropología Social en la Universidad de Iowa, gracias al impulso de una profesora que nos ayudó bastante. Continué con un doctorado en la Universidad de California, en Davis.


¿Qué experiencia obtuvo de su convivencia universitaria y como representante de los pueblos originarios?

Una gran experiencia que jamás la hubiera adquirido al quedarme aquí. Cuando estudié en la Universidad de San Carlos de Guatemala, en mi facultad todos me preguntaban por muchos significados de mi pueblo porque era la única mujer indígena; eso fue durante la década de los años ochenta y yo desconocía mucho. Eso con el tiempo cambió al especializarme.


Otra vivencia es que en EE. UU.


el sistema de aprendizaje era diferente y manteníamos una relación más cercana con los profesores. Era una cuestión de leer y escribir bastante, diferente aquí de los exámenes con preguntas múltiples, de memorizar y responder. Aparte de la convivencia entre las diferentes culturas con los compañeros, en especial cuando estudié inglés, pues al principio no había compañeros de Latinoamérica, eran mayoritariamente árabes y japoneses. Sin embargo, con el tiempo se unieron mexicanos.


¿Qué pasó con los conocimientos adquiridos al regresar a Guatemala?


Era como empezar de nuevo, de a poco. Fue un poco el choque cultural cuando me vine, pues dije ya no tengo esto ni lo otro, hay que empezar a construir la vida, a enfrentarla. Trabajé proyectos de derechos humanos o desarrollo, debido a que en la universidad antes era más cerrado, algunas plazas ya tenían dueños. Realicé diferentes programas y consultorías aquí, con la cooperación sueca, alemana y de la Unión Europea, entre otras instituciones.


También nos invitaban a las universidades estadounidenses a reunirnos anualmente con los antropólogos. Nos impulsaban a que participáramos, pues éramos pocos los de los pueblos mayas que participábamos. Con esa idea analizamos con mi esposo impulsar algo sobre educación superior y así creamos la Fundación para Estudios y profesionalización Maya (FEPmaya). Esta institución a la fecha otorga becas para estudiantes mayas universitarios de todas las regiones de Guatemala, de la universidad nacional y privadas.


¿Qué han implicado estos estudios superiores para ejercerlos en su propio territorio?


A veces es complicado porque algunos gobernantes quieren que haya cooperación internacional en Guatemala, pero otros no. Ha habido menos oportunidades para trabajar porque tengo muchos conocidos y colegas que estamos en el mismo nivel profesional y no salimos a protestar para decir que no hay empleo. Considero que se guarda un silencio y solo aguantamos; por ejemplo, una compañera se graduó en Estados Unidos y me dice y qué voy a hacer si solo paches voy a vender. Entonces, el país necesita abrirse más.


No solo hay fuga de migrantes sin documentos, sino también de cerebros. Ahora aparte de lo estudiado y trabajado me enfoco para escribir, es como una nueva meta que exploro y que llegó sin querer.
Por ello, he publicado tres libros, uno es Ru’x, que narra la historia de una niña que a causa de la guerra que vivió Guatemala queda huérfana, junto a sus seis hermanos, que provoca su desbandada del lugar de origen. 


Hay temas que ha profundizado, como Identidad y trajes mayas. ¿Qué nos puede hablar al respecto?


Muchos textiles dan fe de que sí existía el tejido mucho antes de que vinieran los españoles. Esto viene desde tiempos precoloniales, que hay reliquias físicas y arqueológicas que señalan que sí tenemos desde antes un legado de los mayas. Llevarlos significa un aporte, no solamente cultural, sino también emocional para nuestro pueblo, porque nos une. Esto es un arte y hay que saber interpretar los elementos y significados de cada traje.


Percibo que quienes más discriminan también son los que tienen menos educación. Dos veces me sentí discriminada cuando pasé en un control de aduanas de Ciudad de México e iba acompañada de una colega finlandesa que ingresó sin mayor control y a mí me revisaron de la cabeza a los pies. Incluso, un doctor en la universidad me dijo que mis problemas se acabarían si usara jeans.

No se habla mucho sobre identidad étnica y modernización entre los mayas. ¿Cómo se podría interpretar?


Hay mucha crítica de algunos que estudiaban a los pueblos indígenas, que han dicho que se están perdiendo las costumbres, digamos entre comillas; entonces nosotros analizamos ciertos factores como que no se olvida el origen al usar anteojos o por cantar cierto género. Hay que verlo como una forma más crítica, pero no es una pérdida de la esencia verdadera de cada población. Es imposible tener un pueblo que mantenga su cultura sin ningún cambio a través del tiempo. Considero que en vez de usar le término modernización tal vez es transformación.

Su más reciente escrito

Su reciente obra Ja’ Cha’ Ke ri’ Cha’ (Cuenta la gente) es una recopilación de anécdotas humorísticas basadas en historias reales de gente maya kaqchikel. La autora comparte estas narrativas para brindar entretenimiento y alegría a los lectores, inspirándose en la tradición de los antiguos cancioneros de los años setenta. Fue lanzado durante la Feria Internacional del Libro (Filgua) de este año; asimismo, contó que un grupo de nicaragüenses le adquirió muchos ejemplares, lo cual la sorprendió.


“Lo que me gustó más fue la forma de traducir los cuentos (contados realmente en forma oral en los pueblos) a la escritura con letras latinas, lo que es para nada fácil. “En mi opinión la autora logra plasmar una variedad de estilos narrativos orales en el libro, incluso las yuxtaposiciones sutiles entre los cuentos que producen lecciones más allá del texto escrito”, expresó Paul Worley, profesor en el Departamento de Lenguas Modernas y Clásicas de la Universidad de Dakota del Norte de los Estados Unidos.

Marisol Vásquez Fotógrafo: Cecilia Vicente
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Revista Viernes

Piezas artísticas forman el compromiso ecofeminista

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Murales, cuadros al óleo, tejidos y otras obras con elementos de la naturaleza se incluyen en las creaciones de las guatemaltecas

Las paredes del Centro Cultural de España se convierten en lienzos para revelar las obras de 18 artistas que integran la muestra Del arte, la naturaleza y las mujeres. Miradas ecofeministas en el arte en Guatemala. Durante la inauguración se observó a un grupo que pintaba un mural que al final debió ser descifrado según la percepción de cada visitante.


En el recorrido se aprecian cuadros al óleo, tejidos, murales y otras piezas formadas con elementos del entorno de las participantes: Margarita Azurdia, Marilyn Boror, Jamie Denburg, Camila Fernández Juárez, Marie Noëlle Fontan, Regina José Galindo, Mena Guerrero, Alejandra Hidalgo, Sandra Monterroso, Andrea Monroy, Paula Nicho, Carmen Lind Pettersen, Cecilia Porras Sáenz, Olga Reiche, Lourdes de la Riva, Caroline Salvin, Inés Verdugo y Ana Werren.


La colección fue comisariada por la guatemalteca Rossina Cazali y recorre, desde finales del siglo XVII hasta la actualidad, las prácticas artísticas en Guatemala por medio del trabajo de las 18 virtuosas. Focaliza la construcción del paisaje y las relaciones con el territorio para cuestionar conceptualmente la propia idea detonadora de ecofeminismo. Forma parte de una serie de muestras y programas públicos durante el 2024, organizados por La Red de Centros Culturales de España en Latinoamérica y Guinea Ecuatorial, de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid).  


Derecho de vida. Miradas ecofeministas en el arte en Iberoamérica y Guinea Ecuatorial, es un proyecto curatorial que surge del interés de la Red de Centros Culturales de la Aecid en busca de abordar los Objetivos para el Desarrollo Sostenible (ODS), al impulsar estrategias de acción dirigidas a atender la problemática ambiental que hoy afecta el entorno natural, social y humano en sus diferentes escalas.
Uno de los propósitos de esta investigación es insistir y profundizar el debate sobre los impactos, implicaciones y alternativas resilientes a las jerarquías de poder desde los roles impuestos al género. “Trazar nuevas cartografías sobre las relaciones simbólicas y epistemológicas entre feminismos, patriarcado y naturaleza, así como aportar un nuevo camino en favor de atender la necesidad urgente de revertir los controversiales paradigmas que sostienen el mundo contemporáneo y que ponen en permanente riesgo la vida sobre el planeta”, refiere el documento del proyecto.


El caso de Guatemala


De acuerdo con los organizadores nacionales e internacionales, se busca desmantelar los estereotipos construidos por la historia del arte local, que relacionó la pintura de naturaleza muerta y las flores como temas casi exclusivos de las mujeres. La intención es mostrar que hay creadoras a quienes los recursos naturales, minerales o los procesos biológicos les importan, ya sea como tema político, metáfora o poética musical; para la observación científica o la investigación para el diseño de indumentaria; como material para ser documentado o extensión de sus cuerpos y de sus vidas.


Así es que alzan las voces a través de sus trabajos artísticos, desde sus respectivas formas de enunciación para establecer un diálogo que revitalice las antiguas conexiones con el ecosistema.


Diversos estudios como los de ONU Mujeres y un artículo escrito por la pedagoga Marta Pascual Rodríguez y la antropóloga Yayo Herrero López explican al ecofeminismo como una corriente de pensamiento y de activismo que analiza críticamente los modelos de vida ecocida, patriarcal, capitalista y colonial. “La cultura del cuidado tendrá que ser rescatada y servir de inspiración central a una sociedad social y ecológicamente sostenible”, proclamaron las profesionales.


El equipo de trabajo tanto del país como el internacional se cuestiona: ¿pero cómo integrar esta urgencia en el arte y en un contexto como el de Guatemala, donde la norma es la desprotección de los recursos, la escasa educación o políticas sobre el tema, la no consideración del conocimiento ancestral y comunal, los capitalismos rabiosos de corte patriarcal? ¿Basta mostrar interés por la naturaleza para considerarnos artistas y ecofeministas? Esta exhibición aspira a provocar reflexiones y diálogos que aborden estas situaciones.


Asimismo, con todos los trabajos se creará un catálogo documento sobre Ecofeminismo en español que servirá como referente al estudio de esta materia en el panorama internacional.


Una de las participantes, la artista visual, fotógrafa y productora Alejandra Hidalgo, expresó: “Muy feliz de ser parte de este grupo de mujeres que admiro. En esta ocasión comparto un viaje por el mundo acuático”. Presenta las imágenes de un video que pertenecen al primer encuentro de danza y artes acuáticas Confluencia, realizado este año en Izabal, en el cual se observa la práctica del Janzu y Aguahara. “Nuestro origen es acuático, del agua somos, de ella venimos y por ella vivimos. Nos invita a despertar la memoria de vida que nos contuvo en el vientre materno y recordar esa parte anfibia que nos habita”, reflexionó.


Por su parte, Josseline Pinto, de la producción y gestión, indicó que estas exposiciones se mostrarán en varias partes de Latinoamérica, que empezara en Costa Rica y en los centros culturales de España de cada uno de los países seleccionados donde se escogió a un curador.


“Todas trabajan de alguna forma u otra con la naturaleza, ya sea por medio de las fibras con el medioambiente o políticamente refiriéndose al extractivismo, como es el caso de Regina José Galindo. También lo interesante es que abarca muchas épocas como la botánica inglesa, Caroline Salvin, que recopiló especies de 1874 que habitan en Guatemala y Centroamérica”.


Para estos meses se realizan talleres y se planifica un simposio en el que estarán activistas mujeres mayas ecologistas que trabajan sobre el derecho de la Tierra, entre otras actividades.

Visitas y recorridos

La muestra permanece abierta hasta el sábado 2 de noviembre, en el Centro Cultural de España en Guatemala (6ª. avenida 11-02, zona 1 Edificio Lux, segundo nivel), de martes a sábado, de 10:00 a 19:00.El ingreso es gratuito.

Si le interesa una visita guiada con algún grupo o centro educativo escriba a
[email protected]

Marisol Vásquez Fotógrafo: Mariano Macz
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